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LA DESAPACIBLE RUPTURA DEL ANTROPOCENTRISMO, LA CONEXIÓN HIBRIDÍACA Y LA IDIOSIS DEL GOÛT GLOBAL EN LA TEORÍA DE LO SUBLIME DE EDMUND BURKE

Hoy, Tamara Iglesias nos trae al filósofo inglés Edmund Burke y su teoría sobre lo bello y lo sublime.

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TAMARA IGLESIAS3 ENERO, 2019

Pesadilla de Fuseli
Edmund Burke: la ruptura de lo sublime
Como ya vimos en anteriores artículos de esta serie, el lenguaje, la perspectiva, el tiempo, la hermenéutica y la razón son parte de una mímesis universal que transmuta y gira sin descanso en la búsqueda de una cúspide protocolaria hacia lo sublime. Pero ¿podemos realmente llegar a la causa última de que nuestra mente se emocione ante al cenit de nuestro entendimiento? ¿Podemos siquiera hallar una vía de deleitación consecuente con el aforismo integral? Para Edmund Burke, escritor, filósofo y político británico considerado padre de la tendencia conocida como old whigs («viejos liberales»), resulta completamente imposible establecer semejante estimación.

Clasificando su argumento a partir de la ruptura formal, Edmund Burke publica Indagaciones filosóficas sobre el origen de nuestras ideas sobre lo bello y lo sublime (1757) en el que retoma la teoría de Shaftesbury explicada en la precedente entrega de MoonMagazine. Su primera misiva fue la oposición a la virtud como efigie de magnificencia, resolviendo destacar en su lugar otras insólitas cualidades que resultaron antagónicas a la conceptualización de Addison; las más reverenciadas serán la pequeñez, la delicadeza, la variedad, la lisura, la pureza o la elegancia, seis características que despuntarán en lo bello y lo sublime cual faro galaico frente a un mar embravecido. Pero no debemos plantearnos, ni por un segundo, que estas tipologías harían referencia a tapices de salón ni diminutas tazas de porcelana, pues dichos talantes apostillan todo aquello que sirviese para excitar las ideas de dolor y peligro.

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Dos viejos comiendo sopa. Goya

Para Edmund Burke, si el dolor no conduce a la violencia o al terror (es decir, si no acarrea la destrucción del ser) se convierte en un detonante natural del deleite, que genera en nosotros la tranquilidad debida a la pertinencia de la auto-conservación, en una suerte de privaciones y distensiones que provocan el control de nuestras emociones humanas a través del gusto y el poder. Pongamos un ejemplo: la escalada o el senderismo pueden ser deportes que acusen nuestro cansancio muscular e incluso (en el caso del primero) nuestra integridad física, produciendo habitualmente cierta sensación de dolor (agujetas y tirones) en razón al esfuerzo extra que hemos desarrollado; cuando llegamos a la cima de una montaña que hemos tardado varias horas en alcanzar, se funden en nosotros dos sensaciones: la extenuación y la fastuosidad del entorno natural con el que entramos en una conexión hibridíaca. Dicha evocación sería imposible si hubiéramos tomado la cima por medio de un transporte (un teleférico, por ejemplo) pues la apuesta por la inmediatez genera un confort que impide la sublimidad; no hemos dejado nuestro ahínco ni una parte de nuestra alma en esa visión, y por tanto el éxtasis no será en modo alguno equiparable (podríamos resumirlo con aquel conocido refrán que reza «Quien algo quiere, algo le cuesta» o «Lo bueno se hace esperar»). La elegancia del esfuerzo, la pureza de nuestra interconexión con el entorno o la variedad de impresiones que nos embriaga al alcanzar nuestros objetivos, sobrevienen tras el calvario.

Para Edmund Burke, si el dolor no conduce a la violencia o al terror (es decir, si no acarrea la destrucción del ser) se convierte en un detonante natural del deleite. Cuarto artículo de la serie sobre #losublime. De Tamara Iglesias.CLIC PARA TUITEAR
Por tanto aquello que surge de una dación o de una privación tiende a resultar sublime, como por ejemplo la noche que no deja de ser una privación de la luz; precisamente el temor que ocasiona en nuestra psique lo desconocido (la sombra nocturna) resulta controlado o seguro, y está presente en cualidades como la inmensidad, el infinito, el vacío, la soledad o el silencio, así como en las experiencias vividas en la oscuridad o en una tormenta, de las que puede llegar a nacer la categoría de lo «patético» (una emoción igualable al placer pero que produce una purgación pareja a la catarsis de Aristóteles). En este punto y como muestra, quisiera usar el concepto desarrollado por los filósofos franceses (L’appel du vide) y por escritores como Edgar Allan Poe (sobre todo en la novela El demonio de la perversidad) que vierten su destello morboso sobre la necesidad corporal de dejarse caer ante lo hermético incluso aunque ello suponga un riesgo mortal. La idea de una consecución irrealizable de nuestra propia delicadeza nos provoca el júbilo por la supervivencia, pues somos incapaces de ver algo peligroso como insignificante (incluso aunque su tamaño sea reducido, como es el caso de las arañas y las serpientes, por lo que la pequeñez puede generarnos una de las mayores contriciones imaginables). El desvanecimiento del peligro se produce tan solo cuando nos libramos del desconocimiento, oséase cuando adoptamos la lisura del convencimiento, pues nuestra seguridad es mayor frente a aquello que podemos vulgarizar («Si dominamos el alcance de cualquier peligro o logramos acostumbrar nuestra mirada a él, gran parte de nuestra aprensión se desvanecerá», nos dice Edmund Burke). No obstante al no alcanzar el encasillamiento del ente divergente debida a la inconcurrencia perentoria de su catalogación, nuestra confusión genera una turbación o una privación que deriva en la disposición inventiva; o dicho de otro modo, tendemos a ponernos siempre en lo peor frente a lo ignoto y realizamos un juicio rápido, una preconcepción que nos permita el amparo de la convicción patente. Así podríamos apuntar que modificamos nuestro entorno y su acepción en función de nuestros conocimientos y que empleamos los seis principios previamente comentados según nuestra percepción del dolor-terror; de tal manera tildamos de correcto o incorrecto un pensamiento, un comportamiento o una palabra en función de nuestras experiencias previas (la tan consabida hermenéutica de la que te hablé en otros artículos, querido lector), y tan sólo recurrimos al disenso global en los principios promotorios del supra y la idiosis que tanto has visto ya referenciados en mis trabajos de investigación.

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Isaac Newton. William Blake

#EdmundBurke: Si dominamos el alcance de cualquier peligro o logramos acostumbrar nuestra mirada a él, gran parte de nuestra aprensión se desvanecerá. Cuarto artículo de la serie sobre #losublime. De Tamara Iglesias.CLIC PARA TUITEAR
Sí, la necesidad de particularizarse para despuntar y el ansia de un poder que deslegitime nuestra clonación social es común a todos los seres humanos del planeta, pues nos otorga una falsa sensación de contención que permite la evasión del eje de aflicción y de sus seis huidizos esbirros; pensémoslo un momento: el placer no puede imponerse, es abierto y completamente voluntario, pero el dolor siempre es infligido por un poder superior, por una antítesis o una sombra de nuestros deseos, y exhibirnos como esa entidad nos asegura un notable socaire. Cuando Samuel Cohen inventó la bomba de neutrones en 1958 sus cálculos le parecieron plagados de sublimidad, estaba extasiado por lo que su intelecto había alumbrado hasta el punto de sentirse un dios entre mortales; sin embargo, cuando en los años 80 constató la interacción destructiva entre su invento y la humanidad, lo sublime dejó paso al desprecio, al terror y al arrepentimiento. Como espectadores de los acontecimientos podemos alabar su pensamiento cismático e incluso su originalidad, pero no así el resultado de esta mecánica supratoria que condujo a la vastedad y a una desolación que evidenció el retroceso de la proyección y creatividad concatenada.

Al contario de este nexo afín, entendemos que para Edmund Burke la belleza y lo sublime son términos prácticamente disonantes: calificó a la belleza como «amor sin deseo» y a lo sublime como «asombro sin peligro», propiciando una estética filosófica basada en que la primera provocaba amor y la segunda temor (muy en la línea de Joseph Addison). En tal grado supuso que lo bello se fundaba en el mero placer positivo excitando el amor en el alma a través de un gusto individual e intransferible que iba más allá del principio de proporcionalidad, pues si tan sólo la simetría fuera necesaria para hallar el atractivo de un perfil, el hocico de un cerdo nos parecería una figura cuasi embriagadora. Cierto es que nosotros, como mujeres y hombres contemporáneos, estamos acostumbrados a la rúbrica narcotizada de un canon de belleza limitado y sacralizado por nuestra estratificación social, pero a menudo no somos conscientes de que este primor no hace más que presentar un concepto figurativo y hasta determinista que únicamente pretende empujarnos al deseo como una mera consecución por la apropiación del objeto anhelado; empero, el amor (no el sentimiento romántico, sino el reconcomio de deleite) se motiva por una faceta tangencial germinada por la hermenéutica más íntima. Y ahora sé que posiblemente te estás preguntando: «Pero a ver, si tenemos nuestra propia convicción heteróclita, ¿por qué cedemos nuestro instinto personal en pos del global? ¿Por qué caemos en el canon?» Y ante tu excelente apunte, tan sólo puedo decirte que se trata del ansia irracional por ser aceptado en un conjunto mayor; con tal de disponer de un vínculo que evite nuestro sentimiento de soledad, de vacío o de silencio (como mencioné antes en el apartado del terror) preferimos dejarnos engañar por un sofisma provocador de la concomitancia, aunque en realidad la belleza no dependa de la utilidad real del interfecto ni de sus divinas proporciones. Ilustremos todo esto con un breve ejemplo: las grandes pirámides no nos extasían por ser garantes del descanso de los extintos faraones, la rotundidad de las bóvedas por aproximación de hiladas no nos emociona por su equilibrio compositivo (inexistente, por cierto), su solemnidad brota de las aptitudes pretéritas que se perdieron en el tiempo, trasladadas en nuestra era hacia un desconocimiento tutelado que evoca nuestra curiosidad. La intervención de nuestros sentidos en el reconocimiento de estas distinguidas maravillas será el génesis de una pasión inhibidora y continuada en la que toda potencia puede ratificar su propia oscilación.

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Pirámides de Giza

Cedemos nuestro instinto personal en pos del canon por el ansia irracional por ser aceptado en un conjunto mayor con tal de disponer de un vínculo que evite nuestro sentimiento de soledad. Edmund Burke: la ruptura de #losublime.CLIC PARA TUITEAR
El gusto, como la belleza, resultará una experiencia gradual y con arqueo educativo pero nunca reglamentado: el arte, por ejemplo, es una manifestación del sentimiento que nos produce placer, pero su estudio nos reporta aún más satisfacción ya que cuanto más comprendemos más gozo sentimos y como consecuencia última más nos colma su observación. La sensibilidad y el juicio son las cualidades que componen el gusto, y existe en él un punto común que se establece en relación con los sentidos y la imaginación: el goût global. Existen principios uniformes y comunes que se nos aplican desde la niñez a fin de crear una aliteración formal en nuestra sociedad, una mesnada que trota al mismo son para evitar las aglomeraciones y las discordancias; nadie en su sano juicio consideraría a una gallina más hermosa que a un pavo real, y desde luego pocas personas permanecerían en total delectación observando el ritual de cortejo de la primera frente a la segunda, pero la adherencia de este pensamiento sin rebates sería simplista y erróneo, pues bien es cierto que el gusto conlleva una diferenciación gradual según la sistematización sensible y la atención que esgrima el observador. Un defecto en la sensibilidad derivará en una falta de gusto mientras que una debilidad en la segunda lo convertiría en un error, por lo que la mejor forma de evitar cualquiera de estos dos inconvenientes es la ampliación del conocimiento, a menudo supeditado al placer que encuentra el ser humano en realizar un juicio más acertado que sus semejantes (su necesidad constante de validación en función al orgullo y al idios resulta un envión axiomático).

Podríamos argüir por tanto que los orígenes de nuestras ideas respecto de lo bello y lo sublime se componen a través de estructuras itinerantes, pero en realidad lo más original y peculiar de esta visión respecto a la beldad es que no puede ser concebida bajo las antediluvianas fórmulas de perfección canónica, y que a su vez lo sublime salvaguarda una distribución elemental que responde únicamente a tres imperativos: su germen formal (la pasión del miedo, especialmente el mortuorio), su núcleo material (la vastedad, lo infinito, el boato) y su raíz eficiente (la tensión de nuestras energías). Es decir: lo bello es aquello bien formado y placentero estéticamente desde el subterfugio íntimo de nuestra psiquis, mientras que lo sublime tiene el poder de hacernos evocar la destrucción, la soledad y la pequeñez de nuestra propia existencia colectiva.

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Monje en la orilla del mar. Friedrich

De algún modo Edmund Burke combate aquí la embestida del antropocentrismo, de ese tupido velo que cegaba nuestro verismo en pos de una tácita instauración como epicentros de nuestra propia gravitación, cuando en realidad somos ínfimas partículas en un mundo mucho más complejo, radios de una rueda que continuará girando cuando sucumbamos a la batida del tiempo sin importar lo más mínimo lo que hicimos, pensamos o dijimos. Nuestra única posibilidad es volcarnos en la excelsitud que nos rodea o dejar un pedazo de nosotros mismos bregando el recelo que nos ofrece lo desconocido, aquello que despunta en la línea de la normalidad y cuya sublimidad inherente se nos escapa de las manos; pero para ello debemos ser conscientes de que nuestra contumacia por la auto-conservación es tan efímera como las posibilidades de sobrevivir al Hades.

La de Edmund Burke fue sin duda la primera exposición filosófica capaz de separar los conceptos de belleza y sublimidad llevándolos a un campo particular e independiente, pero por supuesto no estaría exenta de críticas coetáneas, destacando la acometida de Kant dada su falta de propugnación causal en los efectos mentales generados a través de la experiencia.

Tamara Iglesias
(Continuará)
https://www.moonmagazine.info/edmund-burke-dolor-ruptura-gusto-social/
 
La "gimnasia visual" que convirtió a Sorolla en un maestro costumbrista del mar

CREACIÓN CULTURAL

El Museo Sorolla inaugura en Madrid una exposición temporal que repasa los "apuntes" que sirvieron al pintor valenciano para coger ideas rápidas y plasmarlas en sus obras mayores

"Muchos de estos efectos que luego tienen protagonismo en sus cuadros grandes los vemos aquí ensayados. Por ejemplo, el estudio de la transparencia del agua o el de los oleajes", explica Consuelo Luca de Tena, directora del museo

José Antonio Luna
23/02/2019 - 21:51h
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Niño pescando, Jávea, (1905) MUSEO SOROLLA

Joaquín Sorolla, su relación con Toledo y el paisaje en la exposición 'Tierra Adentro'
Joaquín Sorolla fue un maestro de la luz y de paisajes mediterráneos. Retrató como nadie el costumbrismo español, ya fueran jardines sevillanos, pescadores onubenses recogiendo atún o niños valencianos tumbados en la orilla del mar. Con su pincel consiguió evocar el olor a sal y llevarlo hasta galerías de París o Nueva York, convirtiéndose así en uno de los artistas del siglo XX más reconocidos a nivel internacional. Pero tras todas sus grandes obras se esconde un secreto sin el cual jamás habrían llegado a ser las mismas: sus "notas de color".

El pintor llegó a crear 2.000 óleos sobre cartones o tablillas de pequeño formato, a los que se refería como "apuntes", "manchas" o "notas de color". Estos le sirvieron para experimentar con colores, texturas y un sinfín de elementos que luego podrían verse en sus obras mayores. Fueron, en definitiva, ráfagas del Sorolla más brillante.

Eso lo que se puede comprobar en la exposición Cazando impresiones, disponible en el Museo Sorolla (Madrid)hasta el 29 de septiembre. La muestra propone un recorrido por más de 200 tablillas que fueron mucho más que simples bocetos. "Muchos de los efectos que luego tienen protagonismo en sus cuadros grandes los vemos aquí ensayados. Por ejemplo, el estudio de la transparencia del agua o el de los oleajes", explica Consuelo Luca de Tena, directora del museo y comisaria de esta selección.

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'Elena en la playa de Biarritz', (1906) MUSEO SOROLLA



Los protagonistas de sus cuadros eran sujetos espontáneos, rebosantes de naturalidad, pero el artista valenciano tenía que someterlos a un exhaustivo análisis para captar toda la esencia. "Él se sentaba tranquilamente a observar e iba tomando notas: primero con dibujos y luego con estas notas de color para coger tanto el ambiente luminoso como el color general de cada escena. Más tarde, con todo eso que llevaba en la cabeza, ya se lanzaba a hacer el cuadro definitivo", señala la experta.

El resultado de estas creaciones difiere según lo que buscaba el pintor. Algunas son escenas abstractas, lejos de considerarse paisajes, y otras parecen réplicas menos cuidadas de obras reconocidas. Según la comisaria, para Sorolla esto era como "hacer gimnasia de la vista". Además, gracias al pequeño formato de estos cuadros Sorolla podía pintar al aire libre sin demasiados problemas. "Se empezaron a fabricar cajas de distintos tamaños en las que se podían llevar cartones o tablitas para pintar, pinceles y pinturas. A veces, hasta se utilizaba la propia tapadera como paleta", apunta Luca de Tena.

A pesar de que Sorolla se preocupaba por comprar los mejores productos, si no los tenía tampoco era un impedimento para dibujar. "Solía tener materiales fabricados por casas especializadas, como cartones o tablas preparadas, pero en otras ocasiones utilizaba lo que tenía más a mano. Por ejemplo, como su suegro era fotógrafo, aprovechaba cartón fotográfico, recortes y otros desechos", aclara la comisaria.

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'Playa de Biarritz', (1906) MUSEO SOROLLA



Muchas de estas "notas de color" fueron pintadas en un tiempo récord: en menos de una hora. No quitaba que, incluso con lo fugaz de la obra, se pudiera apreciar una técnica pictórica al alcance de muy pocos. "Sorolla pintaba muy deprisa por la cantidad de producción que era capaz de sacar adelante. Gracias a su correspondencia sabemos que en algunos momentos su ritmo alcanzó los dos cuadros medianos por día", afirma Luca de Tena. Continúa diciendo que, además, la rapidez de su trazo tenía otra serie de ventajas, como "coger la impresión de la luz que está cambiando continuamente".

Más que bocetos: obras por sí solas
Aunque todo comenzó como una manera para ensayar su técnica, las "notas de color" adquirieron valor por sí mismas y acabaron expuestas junto a sus otras creaciones de mayor peso. "Al principio se consideraban creaciones personales, pero se vio la gente apreciaba lo que tenían de fresco, de espontáneo y muchos pintores empezaron a exponerlas como obras para la venta. Así lo hizo Sorolla", asegura la especialista en arte.

Eran cuadros pequeños en tamaño, pero grandes en audacia. Por ello, Sorolla comenzó a enmarcarlos y a llevarlos por todas sus exposiciones, en las que tuvieron una gran presencia. "En 1906, durante su primera exposición individual en París, ya exhibió una cantidad importante de pequeños formatos enmarcados individualmente para su venta", sostiene la encargada del museo. Añade que también fueron un tipo de regalo "muy corriente entre artistas". Funcionaban como postales que se intercambiaban a modo de gesto, ya que era mucho más fácil (y económico) que dar un cuadro.

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'Barca en la playa de Valencia', (1898) MUSEO SOROLLA



Pero la exposición no solo es una recopilación de "manchas". Sirve también para, a través de ellas, comprender las diferentes etapas del autor y ver cómo ha ido evolucionando su trabajo. La muestra arranca con su periodo de formación y consolidación, cuando después de sus años en la Academia de Bellas Artes de Valencia se estableció en Roma para luego viajar a París. "Sus primeros apuntes muestran la influencia de Mariano Fortuny y los italianos, tanto en su composición como en la manera de utilizar expresivamente zonas de la madera sin pintar", se puede leer durante el recorrido.

Fue en el ya mencionado encuentro de París, en la prestigiosa galería Georges Petit, donde el valenciano empezó a entrar en su madurez como artista. "Revela su profundo conocimiento prácticos de las teorías sobre la utilización de los colores complementarios, tan de moda en el París que alumbraba el nacimiento de fauvismo", se detalla en la exhibición. A partir de entonces, Sorolla recorrió el mundo con sus obras: Alemania, Nueva York, Chicago…Y así hasta el estallido de la Primera Guerra Mundial.

Finalmente, su plenitud llegaría a partir de 1912. En sus últimos años, los apuntes de pequeño formato de Sorolla estuvieron dedicados a las playas del norte de España, como las de San Sebastián, y en ellos se podía apreciar un gran afán por experimentar con la construcción y el color de las figuras. Como se aprecian en estas "manchas", el interés del valenciano por probar nuevas técnicas continuaría hasta el final de sus días. Una "gimnasia visual" que pocas veces abandonó.

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'Tres bueyes. Playa de Valencia', (1903) MUSEO SOROLLA

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'Mar', (1905) MUSEO SOROLLA

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Nubes, Jávea, (1905) MUSEO SOROLLA

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'Mar de Jávea', (1905) MUSEO SOROLLA

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'Tres mujeres cosiendo', (1910) MUSEO SOROLLA

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'Barcas de Valencia', (1904) MUSEO SOROLLA
https://www.eldiario.es/cultura/art...rolla-paisajes-mediterraneos_0_870713664.html
 
Urvanity, Nuevo Arte en la acera
Cinco esculturas que unen la moda y lo contemporáneo asaltan las calles de la capital



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«Drácula» es la obra de Juan Miguel Quiñones seleccionada para la plaza de Alonso Martínez - ABC




Adrián Delgado@AdelgadoLeon

Madrid Actualizado:25/02/2019



El arte tiene, entre otras muchas habilidades, la de invitar a viajar a quien lo observa allá donde los recuerdos y las emociones que evoque le quieran llevar. No hay forma, ni color, ni estilo, ni ninguna otra característica de la obra en cuestión que sea determinante para ello. Tampoco su ubicación. En la plaza de Alonso Martínez, «Drácula» – el icónico helado que recuerdan tres generaciones– detiene al paseante ante esta enorme pieza de mármol de dos toneladas y media. Una obra a ras de acera –carne de «selfie»– del artista gaditano Juan Miguel Quiñones, que forma parte del Programa Especial Comisariado de «Urvanity». La primera feria española dedicada al Nuevo Arte Contemporáneo, impulsada por el Ayuntamiento de Madrid, invita a recorrer cinco instalaciones artísticas en diferentes puntos de la capital. La iniciativa se enmarca dentro del proyecto Madrid Capital de Moda.

Además de ese viaje interior e intimo a los recuerdos, la obra de Quiñones invita a «reflexionar sobre los objetos cotidianos de una forma irónica mediante el uso de la burla y la sátira». Así lo explican los responsables de esta idea, cuyas creaciones de artistas nacionales e internacionales se podrán ver hasta el 4 de marzo. Las cinco instalaciones han sido seleccionadas para las calles de Madrid por el comité del Programa Especial Comisariado, compuesto por Sabina Chagina, cofundadora de la Bienal de Arte Urbano Contemporáneo «Artmossphere»; Sergio Pardo, arquitecto y comisario; y Juan Bautista Perió, doctor en Bellas Artes y catedrático de la Universidad Politécnica de Valencia.



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Trampantojo gigante en Fuencarral - Ayuntamiento



«La iniciativa tiene como objetivo potenciar y poner en valor una de las zonas comerciales y transitadas más importantes de la capital, además de reforzar el atractivo de determinados puntos de la ciudad», añaden. El «postgraffiti», la instalación «site specific» o el «pop surrealista» son algunas fuentes artísticas de las que bebe, desde sus orígenes, «Urvanity». «Quiere mostrar las distintas prácticas de este Nuevo Arte, y cómo integrarlas con los demás elementos culturales de Madrid», concluyen.


Equilibrio en Callao

El artista madrileño Sabek –célebre por sus intervenciones artísticas en barrios como Malasaña– ha instalado un gato negro de tres metros que juega a mantener el equilibrio en el bullicio de la Gran Vía. Construido en fibra de vidrio y resina de poliéster está situado en la plaza de Callao. Su creador encuentra la inspiración en el mundo animal y la lleva hasta sus «mundos imaginarios». En un guiño a su «fuerte sentido del equilibrio», esta obra se titula «Balance».




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«Balance», el gato de Callao- Ayuntamiento



A pocos pasos de allí, el italiano Teo Pirisi –artista, diseñador e ilustrador gráfico– ha dedidido no poner título a la obra que expone en la calle Augusto Figueroa. Centrado en la fusión entre el graffiti tradicional y las bellas artes, con una base de lana e hilo, invita a «examinar la pureza y simplicidad de la vida». Hay quien, incluso renuncia al ego del artista. Es el caso del anónimo «1010» –solo se sabe que es alemán– que, en la calle Fuencarral, ha creado un trampantojo de 7 metros realizado en vinilo impreso. Sus ilusiones ópticas han sido expuestas en muros y suelos de todo el mundo.

La última en llegar, el próximo jueves a la calle Hortaleza, será la muestra «Follow the leaders», la propuesta del artista gallego Isaac Cordal.



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Open Studio Madrid

Madrid inauguró el pasado sábado el festival Open Studio, que se desarrollará hasta mañana. Una cita que abre al público las puertas de los estudios de artistas que trabajan en Madrid y a un importante número de profesionales y coleccionistas internacionales, que vienen cada año para este evento. Esta edición –la más internacional, según sus organizadores– batirá el récord con un total de 150 artistas repartidos en 29 estudios. Entre los creadores seleccionados en esta ocasión, hay 76 mujeres. «Por primera vez superan en número a los hombres en este festival de arte contemporáneo», destacan sus responsables. Más información en la web www.openstudio.es.


https://www.abc.es/espana/madrid/sucesos/abci-urvanity-nuevo-arte-acera-201902250040_noticia.html
 
Última edición por un moderador:
La semana del arte contemporáneo en Madrid
Febrero es el mes del arte por excelencia en la capital y, junto con ARCO, hay otras pequeñas ferias que merecen la pena
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©Pablo Mesegar
Por Time Out Madrid|Publicado: lunes 25 febrero 2019
Madrid rebosa arte durante todo el año, ya sea por las grandes exposiciones que acoge como por los importantes museos y galerías ubicadas aquí. Sin embargo, si hay un mes en el que el carácter artístico de la ciudad brilla con más fuerza es sin duda febrero. Durante estos días se celebra ARCO, la feria de arte contemporáneo más importante de la capital y una de las más destacadas de Europa. Pero además, esta semana coinciden otras ferias artísticas de menor tamaño que también merecen una visita. ¿Os animáis?

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ARCO 2019
IFEMA - Feria de Madrid, Campo de las Naciones
27 Feb 2019-3 Marzo 2019
Una nueva edición de la feria artística más importante del país. Pintura, instalaciones, dibujo, new media, fotografía... Si vas a ir solamente un día, ponte un calzado cómodo. El recorrido por el arte contemporáneo será agotador: 203 galerías de 30 países que convertirán Madrid en la capital del arte y el coleccionismo.

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Art Madrid'19
CentroCentro, Centro
27 Feb 2019-3 Marzo 2019
La última semana de febrero prácticamente todo Madrid se conjura para acoger lo mejor del arte contemporáneo. Paralelamente a ARCO, otras ferias se convierten también en citas ineludibles, como Art Madrid, que este 2019 celebra su 14ª edición con una mayor presencia internacional.

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Ctrl Art Sup
Bastardo Hostel, Malasaña
1 Marzo 2019-2 Marzo 2019
Ctrl Art Sup tiene algo de visionario: este festival de arte contemporáneo ofrece espacio a artistas jóvenes que seguro que darán mucho que hablar en los próximos años. Su mirada fresca permite tomar el pulso a la escena artística de la ciudad y genera un intercambio intergeneracional de conocimientos sobre arte.

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Urvanity 2019
Colegio Oficial de Arquitectos de Madrid, Madrid
1 Marzo 2019-3 Marzo 2019
COAM (Colegio de Arquitectos) cobija Urvanity Art 2019, que mostrará en pleno corazón de Madrid desde el pop surrealista hasta el postgrafiti, incluyendo una serie de intervenciones murales por toda la capital de España. Un encuentro donde expertos y coleccionistas evaluarán y podrán adquirir obras enmarcadas en el contexto urbano de los últimos 50 años.

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Clara Sánchez Sala. Dècoupes, 2019.
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Drawing Room Madrid
Palacio de Santa Bárbara, Alonso Martínez
27 Feb 2019-3 Marzo 2019
Coincidiendo con ARCO, llega la cuarta edición de esta feria de dibujo contemporáneo que se afianza en la capital, con la participación de 40 artistas presentados por galerías de arte nacionales e internacionales. Durante cinco días, coleccionistas, profesionales y amateurs del mundo del arte presentes en Madrid están invitados a descubrir una escena, la del dibujo y sus códigos, que vive actualmente una vibrante evolución.

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Feria SAM
Espacio Velázquez 12, Barrio de Salamanca
Hasta 3 Marzo 2019
No sólo el arte contemporáneo llena Madrid en la última semana de febrero. También hay hueco para ferias como la "SAM", un hueco dedicado al arte moderno del siglo XX. La feria del Salón del Arte Moderno reunirá una selección de diez galerías nacionales e internacionales. ¿Se convertirá en un clásico de esta semana del arte?

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Hybrid Art Fair
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1 Marzo 2019-3 Marzo 2019
El Hybrid Art Festival va un poco más allá de la simple feria de arte contemporáneo: además de transformar el Petit Hotel Santa Bárbara en una atípica galería de jóvenes creadores independientes españoles e internacionales, el programa incluye numerosas actividades paralelas que favorecen la interacción entre artistas y público, incluida una sesión de música en directo cada día.

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Generación 2019
La Casa Encendida, Lavapiés
Hasta 28 Abr 2019
Es ya un clásico del arte emergente. Se trata de la exposición de los ganadores de Generaciones, una convocatoria de la Fundación Montemadrid-La Casa Encendida destinada a artistas menores de treinta cinco años que personalizan el futuro del arte contemporáneo español. Bien vale darse una vuelta por La Casa Encendida para descubrirlo.

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Producto Fresco 2019
Matadero Madrid, Legazpi
Hasta 20 Marzo 2019
En su octava edición, 'Producto Fresco' cambia de fechas para coincidir con grandes citas del arte y el diseño como Madrid Design Festival y Feria Arco. Este 2019 vuelve a llevar a las Naves de Matadero lo mejor en diseño de producto del último año fruto del trabajo de diseñadores madrileños y de una comunidad invitada: Andalucía.

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https://www.timeout.es/madrid/es/arte/la-semana-del-arte-contemporaneo-en-madrid
 
Las "joyas" más íntimas de Sorolla se exponen por primera vez


  • VICTORIA GALLARDO
  • Madrid
  • 26 FEB. 2019



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Exposición 'Cazando impresiones' del Museo Sorolla de Madrid




Fue en las distancias más cortas donde Joaquín Sorolla se midió a sí mismo con mejor pulso y mayor acierto. A lo largo de su vida, pintó unos 2.000 óleos en pequeñas tablillas. Al principio, cubría con ellas las paredes de su estudio, prendiéndolas con alfileres en las paredes, aunque pronto empezó a enmarcarlas. Él se refería a ellas como «apuntes» o «notas de color» por la soltura y la libertad con la que le permitían trabajar, pero acabaron trascendiendo el concepto de boceto y se emanciparon con una identidad propia.

Bajo el título Cazando impresiones. Sorolla en pequeño formato, la casa-museo madrileña del pintor acoge, por primera vez en España y hasta el 29 de septiembre, una amplia muestra dedicada en exclusiva a su trabajo más íntimo.

Cuenta Blanca Pons-Sorolla que la idea de organizar una exposición de estas proporciones rondaba desde hace muchos años su cabeza. Bisnieta del artista valenciano y comisaria, comenta que estas pequeñas creaciones de apenas 20 centímetros son las que mejor dan cuenta de sus atrevimientos a la hora del pintar.


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Imagen de la exposición 'Cazando impresiones'.




«Aquí apreciamos la síntesis de su mirada, en la que analiza lo que le interesa en cada momento. En ellas aplica todos los conocimientos que va adquiriendo. No copia del pequeño formato para luego trasladarlo al grande, sino que realiza estos trabajos para guardarlos en su cabeza y, así, plasmar después sus ideas con rapidez. Salvo casos excepcionales, no son estudios para lienzos posteriores. Son obras en sí mismas».

Para ilustrar su afirmación, la comisaria toma como ejemplo los frecuentes cambios que, a simple vista, se aprecian al comparar los cuadros y los bocetos. «Ninguno responde a una obra de gran formato en concreto pero, simplemente con verlos, ya sabes qué está pintando en cada etapa de su vida».

Veloces y espontáneos, los 227 óleos esbozados al aire libre han sido escogidos personalmente por la bisnieta de Sorolla, que confiesa encontrar en ellos una suerte de diario de su antepasado.

Un cuaderno de viaje que habla de ese mismo gusto por el detalle que, durante sus ausencias por motivos de trabajo, llevó al pintor a enviar cartas y flores frescas a su amada Clotilde prácticamente a diario. Aunque, en su mayoría, proceden de los fondos del Museo Sorolla, un pequeño número de las obras expuestas pertenece a colecciones particulares. Su afán por investigar las mezclas de color se prolonga también a la elección de un soporte u otro: de la retina pasó al lienzo, y de la tabla al cartón.

«El tiempo, a veces, no le daba la posibilidad de trabajar durante tres sesiones seguidas en un mismo paisaje. La playa de San Sebastián, por ejemplo, es una zona concurrida, donde montar la parafernalia necesaria para pintar un gran lienzo no era apropiado», explica la comisaria. «La mayoría de estas piezas representa el disfrute del pintor. Ese no poder para de pintar», concluye. «Estas creaciones son sus joyas. Son aquello que pinta para él, su pura intimidad. Es su modo de mirar».


https://www.elmundo.es/cultura/2019/02/26/5c744495fdddff941a8b463c.html
 
Damas, toreros y músicos: Botero vuelve a Madrid 10 años después


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28/02/2019


Las orondas y luminosas figuras de Fernando Botero (Medellín, Colombia, 1932) regresan a Madrid más de una década después con la exposición 'Pinturas recientes' en la Galería Marlborough, una recapitulación de los temas que han conformado el universo creativo del artista: mujeres desnudas, toreros, músicos, amantes, bailares y damas.

'Botero en Madrid' se alzaba en la capital la primavera de 1994, cuando 21 esculturas de gran formato invadieron el centro de la capital en el paseo de Recoletos. "La acogida por parte del público fue tan abrumadora que el artista decidió regalar una de ellas a la ciudad, algo que no habían conseguido ni Nueva York, ni París, ciudades por las que había pasado la macro exposición", cuenta en nota de prensa desde la Galería.

“Críticos, coleccionistas, cualquier persona que disfrute del arte ve las célebres figuras rotundas que pueblan sus obras como emblemáticos arquetipos: sensuales iconos de plenitud, de buena salud y buena suerte”, dijo el escritor David Ebony.

La exposición podrá visitarse hasta el próximo 30 de marzo.

GALERIA :https://www.elconfidencial.com/mult...28/botero-exposicion-madrid-pintura_1852382#0
 
Así sonaba la voz nasal de Rembrandt
Expertos forenses reconstruyen el timbre del maestro holandés a partir de su salud, su carácter y sus autorretratos


ISABEL FERRER
La Haya 1 MAR 2019


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'Autorretrato' de Rembrandt de 1660. En vídeo, la reconstrucción de la voz de Rembrandt. FOTO: MUSEO DEL LOUVRE | VÍDEO: ING NEDERLAND




Repartida por el mundo y analizada a fondo, la obra de Rembrandt es reconocible aunque siga deparando sorpresas. ¿Cómo sonaba, sin embargo, su voz? El pintor del Siglo de Oro fue un maestro excelente cuyos alumnos se hicieron famosos por cuenta propia, con firmas como Ferdinand Bol, Carel Fabritius o Willem Drost. Los guiaba con cuidado durante las clases y sus palabras han sido recreadas ahora con ayuda de la inteligencia artificial. Un programa informático ha mezclado las distintas expresiones de sus autorretratos con los estudios de los conservadores del Rijksmuseum sobre su carácter para reconstruir “la voz de Rembrandt”. El resultado, que cualquiera puede descubrir en varios vídeos de YouTube, es el timbre algo nasal de un varón que habla deprisa el neerlandés como en el siglo XVII.

El trabajo es único en su clase porque aplica la biometría al reconocimiento de las características físicas de Rembrandt y sus rasgos de conducta en la búsqueda de una voz cercana a la suya. Es justo al revés de lo que los expertos forenses acostumbran a hacer. Ellos se encargan de reconstruir el rostro del hablante, por lo general sospechoso de un delito, en función de las grabaciones de su voz. Por eso Rita Singh, científica de la Universidad Carnegie Mellon, en Pittsburgh (Estados Unidos) ha admitido que enmudeció cuando el Rijksmuseum, de Ámsterdam, le preguntó cómo sonaba Rembrandt. Querían oírle, para sumar su voz a la conmemoración, este año, del 350º aniversario de su muerte.

Singh colabora con el FBI y ha señalado que “hay cientos de factores que contribuyen a la reconstrucción de la voz”. “Con Rembrandt no sabemos, por ejemplo, si conservaba toda su dentadura”, ha agregado. En este trabajo se han tenido en cuenta su estado de salud y las peculiaridades de su nariz, garganta, altura y peso. También se ha medido su cráneo a lo largo de los años, un detalle facilitado por el gran número de autorretratos. “Aunque debemos pensar que no todo está allí; no son fotografías”, explica la experta. Una vez recopilada y analizada la información, había que acertar con la pronunciación del Siglo de Oro. La voz es robótica, pero la Universidad de Leiden ha adaptado, desde el punto de vista lingüístico, el neerlandés actual a la lengua hablada en el siglo XVII. En el caso de Rembrandt no era dialecto, “sino el idioma estándar de la época”, según sus expertos. Entre otras cosas, creen que decía skilderdook (lienzo) en lugar de schilderdoek, como ahora. Obtenido el tono, el léxico y hasta una aproximación a cómo respiraba al hablar, se le puede escuchar explicando la mezcla de colores, los fundamentos del boceto o su propia visión del arte. Como si estuviera dando clase a sus alumnos en su taller.

Jonathan Bikker, autor de Rembrandt, biografía de un rebelde, asegura que “tal vez no se ajustara a las reglas y fuera huidizo con sus clientes, pero era un hombre cálido en sus relaciones familiares y muy generoso con sus alumnos”.


VIDEO: https://elpais.com/cultura/2019/02/28/actualidad/1551380899_213269.html
 
9 obras de ARCO 2019 que proponen otra forma de mirar y entender el arte

Creación cultural

Paseamos por la Feria de Arte Contemporáneo poniendo la vista sobre aquellas creaciones que destacan por ser especialmente insólitas

Cubos de luces, hueveras de aparente cartón, diminutas maquetas de habitaciones… Estas son solo algunas las muchas invenciones presentes en esta edición

Francesc Miró / José Antonio Luna
28/02/2019 - 21:22h
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Entrada del Pabellón 9 de ARCO 2019

"El 'ninot' es una metáfora sobre una institución que nos gustaría que desapareciera"
Si Marcel Duchamp visitara la Feria de ARCO 2019 se sentiría reconfortado al comprobar cómo su premonición de que "arte es lo que el artista dice que es arte" ha sido todo un éxito. Vería con orgullo cómo en los stands se acumulan un sinfín de insólitas creaciones que aspiran a convertirse símbolos de nuevas tendencias. Esas que todavía están por llegar y que, en ocasiones, ni siquiera llegan a ser del todo comprensibles.

Pasear por la Feria de Arte Contemporáneo es muy distinto a hacerlo por El Prado o El Reina Sofía. Los cuadros no tienen un cartel explicativo sobre el contexto social e histórico que motivaron esos trazos. Tampoco las esculturas, algunas confeccionadas a base de desechos u objetos comunes, gozan del beneficio de la divulgación. Esto provoca que en ocasiones se mire con escepticismo a obras que no se rigen por las normas tradicionales, sino que intentan subvertirlas para proponer otros lenguajes diferentes.

Sin embargo, el arte contemporáneo de ARCO parece ser consciente de su propia ironía. Cuadros aparentemente blancos, hueveras de cartón colgadas en la pared, diminutas maquetas a las que hay que asomarse por una ventana… El diálogo entre lo común y lo excepcional suele ser un juego constante, tanto para los que diseñan como para los que observan. Y es que, aunque el 'ninot' Santiago Sierra y Eugenio Merino ha acaparado todos los titulares, esta no es la única pieza sobre la que merece la pena posar la mirada. Quizá otras invenciones no son ni tan grandes ni tan polémicas, pero no por ello están ausentes de significado. Recopilamos algunas de ellas.

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Reflejo en 'Color rainbow 2 soft_madrid B', de Regine Shumann FOTO: JOSÉ ANTONIO LUNA



Color rainbow 2 soft_madrid B – Regine Schumann (Galería Rafael Pérez Hernando)

Parecen vitrinas vacías iluminadas con neones, pero la obra de Regine Schumann esconde un secreto bajo luz arcoíris. La artista alemana ha decidido pintar sobre vidrío acrílico con pigmentos especiales que absorben la luz y cambian según la hora del día. De esta manera, no será lo mismo verla en un día soleado que en uno nublado. Los colores mutan.

"Lo interesante es que sus obras se transforman ante los ojos. Si la estuvieses mirando fijamente durante una o veinticuatro horas, la verías casi como un ser vivo", explica a eldiario.es su galerista, Rafael Pérez Hernando. Y no hablamos de una ocurrencia, sino de una afición que viene de lejos. Como se cita en una de las paredes del propio stand, ya desde pequeña a Schumann le "encantaban los cuerpos transparentes" y "pintaba con acuarela en vasos y jarrones". Desde entonces, el multicolor la acompaña.

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Obras de Gavin Turk: el cuadro 'Pink Grid' a la izquierda, la escultura 'Dustbin' en el centro y 'Blue Grid' a la derecha (Galería Maruani Mercier)



Pink Grid + Blue Grid + Dustbin – Gavin Turk (Galería Maruani Mercier)

Gavin Turk es fue uno de los integrantes de los Young British Artists que dominaron la escena anglosajona durante la década de los 90. "Es un experto de la apropiación, tanto de obras de otros artistas como de la naturaleza y los found objects", afirma el responsable de la Galería Maruani Mercier. Solo basta un vistazo al espacio para comprobarlo: las obras son un cubo de basura pintado y una huevera encuadrada.

"El huevo para él tiene una simbología muy fuerte porque es el inicio del todo: de la vida, del debate de qué fue antes...", añade el encargado. Además, lo que parecen sencillos recipientes de cartón en realidad están moldeados con cobre, un material que multiplica con creces la complejidad del trabajo. El cubo sigue la misma línea: "Lo puedes levantar, pero te invito a intentarlo", propone el galerista. Dado el obvio resultado, lo damos por perdido.

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Sleep Mode + Rythm of the Night – Bernd Oppl (Galería Kinzinger)

El artista austriaco Bernd Oppl consigue crear pequeños mundos en miniatura. El puesto de sus obras está compuesto por varias ventanas a las que podemos asomarnos para teletransportarnos a otro escenario, como si de una película se tratara. Echamos un vistazo a dos.

La primera se titula Sleep Mode (como el modo ahorro de los ordenadores), y nos evade hasta una oscura habitación solo iluminada por la ventana y el portátil. "Reflexiona sobre si los humanos también tenemos un 'modo sueño' cuando estamos solos, ya que cuando intentamos desconectar seguimos conectados. La tecnología transforma nuestra vida, pero es fascinante ver hasta qué punto la condiciona", reflexiona el autor.

La segunda es Rhythm of the Night y, al igual que la anterior, recapacita sobre la sensación de soledad. "Es una habitación que un karaoke que visité en Nueva York que reconstruí. Lo que vemos en la pantalla es una canción de James Blake y la elección no es casual porque él reflexiona sobre la depresión y sobre cómo podemos estar rodeados de gente pero sentirnos profundamente solos".

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'Nexus', de Nicolás Grospierre (Galería Alarcón Criado)



Nexus – Nicolás Grospierre (Galería Alarcón Criado)

Poner los ojos sobre Nexus puede dar hasta vértigo. Este cubo parece una puerta tridimensional hacia un cúmulo de rascacielos que, como si se tratara de la película Origen, se pliegan a diferentes direcciones. Su autor es el suizo Nicolas Grospierre, que consiguió vincular su arte con su formación en ciencias políticas. De hecho, esta creación reflexiona sobre la arquitectura modernista y cómo ocupa los espacios que vemos, cómo los cambia, afecta y transforma.

Concretamente esta obra está inspirada en el diseñador Richard Buckminster, en sus cúpulas geodésicas y diseños futuristas. Pero las estructuras, más que ser agradables, se extienden hasta el infinito en un vacío negro donde se atisban los esqueletos de los edificios, algo que puede incluso resultar perturbador. Es, en definitiva, una metáfora sobre el fracaso del modernismo.

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Imagen general y detalle del cuadro 'Voimanpesä / Powerhouse', de Kaarina Kaikkonen (Galería Forsblom) FOTO: JOSÉ ANTONIO LUNA



Voimanpesä / Powerhouse - Kaarina Kaikkonen (Galería Forsblom)

"Cuando tenía doce años, Kaikkonen perdió a su padre", cuenta a eldiario.es la responsable de la Galería Forsblom de Estocolmo, "y recuerda que solía ir a su habitación y abrir su armario. Allí se quedaba mirando las camisas que solía ponerse y las abrazaba. Con el tiempo, quiso transformar el recuerdo doloroso en arte y pidió camisas como las de su padre y ropa que la gente no utilizase. Desde entonces, la ropa es una materia prima de su arte".

Las obras que Kaikkonen expone en ARCO tienen todas más de un elemento común. No es solo que se traten de conjuntos de telas aglomerados de forma proporcional y semejante -sin corresponder a una serie-. Más bien dialogan entre ellas en su discurso: en sus piezas, la ropa, las camisas, se abrazan unas con otras en círculos concéntricos. "Es una reflexión sobre la necesidad de conexiones emocionales con los demás", afirman desde la galería. La suya es una mirada al arte que despierta empatía, que genera en el visitante una conexión natural -propia del found object-, que le hace pensar en la urgente necesidad de demostrar afectos. De abrazar.

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'Corners.Walls.Floors', de Sandra Gabarra (Galería Juana de Aizpuru) FOTO: JOSÉ ANTONIO LUNA



Corners.Walls.Floors - Sandra Gabarra (Galería Juana de Aizpuru)

"Este es un proyecto especial que representa el LiMac, el Museo de Arte Contemporáneo de Lima antes de que existiese", nos cuenta Agathe Pias, ayudante de la artista peruana Sangra Gabarra. Resulta que cuando la artista inició el proyecto no existía ningún museo de arte contemporáneo en Perú. Y ella quiso crear una figura arquitectónica que representase esa carencia cultural nacional, una fantasía de museo.

"Ella proponía con Corners.Walls.Floors hacer un museo portátil y ficticio que se pudiese adaptar a varios espacios. Quería llenar un vacío con otro para cuestionar la relación entre espacio/obra", nos descubre su ayudante. A su vez, también denunciar la falta de compromiso de las autoridades en la construcción de esta institución cultural -que hoy ya existe-. Su obra es una invitación a vivir el arte: a pisarlo, a recorrerlo y a hacerlo tuyo -de hecho, puedes llevarte las baldosas de la feria-. Pero también, a alentar la creatividad desde la nada y hacer de una habitación vacía, una obra de arte por crear.

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Plano general y detalle de la obra 'Oracle III 2019', de Waqas Khan (Galería Sabina Amrani) FOTO: JOSÉ ANTONIO LUNA



Oracle III 2019 + piezas de la serie Forming Spaces - Waqas Khan (Galería Sabina Amrani)

"Hay tres aspectos importantes en la obra de Waqas Khan", nos dice Irene Valopoulos, de la galería Sabina Amrani. "El primero es entender su arte como un proceso de trance, una meditación que el artista va haciendo según elabora la obra", apunta. "Otro punto importante es que él vive en una ciudad muy rápida, muy ruidosa, pero su obra propone un momento de pausa, de silencio". Y por último, cuenta Valopoulos, "el artista quiere retratar la belleza de la naturaleza: imperfecta dentro de su perfección".

Todo ello confluye de forma magistral en las obras que expone en ARCO. Si las ves de lejos y de reojo no parecen más que lienzos en blanco. Pero si te acercas y las observas atentamente durante un tiempo, empiezas a descubrir las formas que ocultan: pinceladas concentricas o lineales a modo de mandalas. La suya es una obra que nos invita a reflexionar sobre cómo consumimos el arte contemporáneo: rápido, que sea impactante y sin reflexionar. Sus procesos de meditación nos dicen que nos paremos, que nos dejemos sorprender, que apreciemos con lentitud y atención.

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Sin título - Tony Oursler (Galería MPA Moises Perez de Albeniz)

Tony Oursler es un artista norteamericano afincado en Nueva York que lleva desde los años setenta explorando el videoarte en todas sus formas y colores posibles. "Es uno de los nombres más importantes de la videoescultura contemporáneos", nos informan en la galería. "Aúna la técnica del cine con la del arte escultórico", poniendo en contacto estas dos disciplinas de las formas más variadas y sorprendentes. "No son figuras cualquiera: introduce el vídeo dentro de esculturas que suelen ser robots, rostros y objetos de cristal o fibra de vidrio", explican.

Su obra se puede entender como consecuencia moderna de una larga tradición de la idea de la fantasmagoría teatral. De Houdini a Méliès, muchas artes han engañado al ojo humano para crear realidades paralelas y extrañas. Oursler propone entender los rostros no como un todo, sino como un conjunto de arquitecturas diminutas de una belleza única. Una cada día más expuesta y mediatizada gracias a Internet.

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'Works on felt', de Naama Tsabar (Galería Dvir) FOTO: JOSÉ ANTONIO LUNA



Works on felt - Naama Tsabar (Galería Dvir)

Naama Tsabar es una joven artista israelí que ahora desarrolla su trabajo en Nueva York. "Su background parte de la música y la vida nocturna. Empezó tocando el piano de muy pequeña, pero luego descubrió el rock, estuvo en una banda y trabajó como camarera en un bar en el que veía conciertos todos los días en Tel Aviv", nos cuentan en la galería Dvir.

"Con Work on felt trabaja con planchas de fieltro de las que surgen cuerdas de piano que cambian su forma", explican. "Es, por tanto, un trabajo de escultura en tres dimensiones pero también es una obra que está viva porque al tocarla crea sonido. De manera que el espectador, al entrar en contacto con ella, se transforma en performer". Así, Naama Tsabar se acerca al visitante para hablarle de tú a tú e invitarle a superar su papel pasivo en el consumo de arte. Quiere que cada persona que se acerque a la obra la haga suya. Que se atreva a jugar, a crear melodías y a entender el arte como un intercambio de pareceres entre la obra y quien la observa.
https://www.eldiario.es/cultura/arte/obras-ARCO-proponen-forma-entender_0_872813440.html
 
FUE EL MEJOR
El ladrón que robó 200 obras de arte en 6 años, sin violencia y a la luz del día
Stéphane Breitwieser se consideraba el hombre más rico de Europa tras amasar su fortuna en hurtos desde 1995 a 2001. El cómo y el porqué lo hizo son lo más sorprendente



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'Pastor dormido' de Françoise Boucher, una de las obras robadas por Breitwieser.



ADA NUÑO
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03/03/2019


Si pudieras robar cualquier obra del arte del mundo, ¿cuál sería? Y, más importante aún, ¿cómo hacerlo? Lo principal es llegar a la hora de la comida, cuando el personal de seguridad se gira para comer. Hay que ser amable en la recepción, comprar el ticket, sonreír, vestir bien. Ponte zapatos, camisa, una chaqueta que sea un poco amplia y fundamental, una navaja suiza guardada en el bolsillo. Memoriza las salidas, verifica las cámaras de seguridad y si tienen cable (algunas pueden ser falsas). Si alguien puede acompañarte y hacer de señuelo, mejor. No lo recomendamos nosotros personalmente, sino Stéphane Breitwieser, el mejor ladrón del mundo.

A primera vista parece casi imposible entrar en un museo y salir de él con una obra valorada en miles o millones de euros debajo de la ropa. Sin embargo, en la actualidad hay muchas obras desaparecidas y en paradero desconocido. 'Le pigeon aux petits pois', de Picasso, valorado en 100 millones de euros, fue robado en 2010 y su ladrón aseguró que se había desecho de él tirándolo a la basura (afirmación que nadie tomó en serio). 'El concierto', de Johannes Vermeer, desapareció en 1990 y se considera una de las obras más valiosas del mundo. Hasta el célebre 'El grito' de Edvard Munch ha sido arramplado en alguna ocasión.

De vocación, ladrón

Stéphane Breitwieser ha robado cerca de 200 museos y amasó unacolección de tesoros por un valor de más de 1,2 mil millones de euros. Tiene una máxima, que quizá le diferencie del resto de ladrones: solo se lleva aquello que le agite emocionalmente. Algo sin duda romántico, que podría hacernos pensar más en un ser tremendamente sensible que sufre el síndrome de Stendhal cada vez que observa una pintura que en un ladrón sin escrúpulos. Quizá en Breitwieser se den ambas caras de la moneda. En una entrevista a 'GQ' lo confesó: jamás roba arte por dinero, es una estupidez y no merece la pena el riesgo. Roba por amor.

Lo hace siempre de día y jamás usa la violencia. Para él, la improvisación es la clave. Un plan rígido nunca podría funcionar. Robó durante más de seis años sin parar, por lo que sabe de lo que habla. Su primer hurto fue en 1995, mientras visitaba el castillo medieval de Gruyères en Suiza: simplemente vio un cuadro que le interesó, le quitó los clavos y lo guardó debajo de su chaqueta. Usó, posteriormente, técnicas similares en al menos 170 museos.


Robaba de día y jamás usaba la violencia. No lo hacía por el dinero, sino por amor a la propia obra



En 1997, cuando ya llevaba un tiempo robando, contaba con una habitación en su casa en la que podía deleitarse con todos sus tesoros. La cueva de Alí Babá. Las paredes, llenas de pinturas renacentistas. Un Pieter Brueghel el Joven, otro Adriaen van Ostade, un François Boucher que acabó en la basura por culpa de su madre, copas, jarrones y cuencos de plata, una caja de rapé de oro que una vez perteneció a Napoleón. Cada vez que entraba le aturdía la alegría, le invadía un éxtasis místico, estético. "Hay gente que no puede entender que llore con los objetos", explica. "Pero lo hago".


Nació en 1971 en Alsacia, al noreste de Francia. Habla francés, alemán y un poco de inglés. Tuvo una infancia acomodada, en una casa llena de muebles elegantes. Nunca tuvo interés alguno en los deportes, los videojuegos, el alcohol o las drogas. Su mayor felicidad era pasar tiempo en el museo, donde sus padres lo dejaban a menudo. Esperaron que se hiciera abogado, pero abandonó la universidad después de un par de años. Su primer robo llegó tras una crisis familiar, cuando apenas tenía 22 años: sus padres se divorciaron. El hogar lleno de muebles elegantes fue reemplazado por una casa más pequeña, con muebles de Ikea.



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Breitwieser en su firma de libros.



Simplemente decidió no resistir la tentación. Cada vez que veía un objeto, pensaba que tenía que ser suyo. Después de robarlos se informaba sobre ellos, como si hubiera descubierto el significado de su vida. Por motivos de trabajo tenía que cruzar la frontera entre Francia y Suiza continuamente, así que a pesar de haber sido pillado alguna vez "con las manos en la masa", volvía incluso a los museos donde ya había robado en alguna ocasión. Con cada robo aprendía algo nuevo: a mejorar su compostura, a batir sus propios récords y tardar cada vez menos, a controlar sus gestos. "Necesitas tener un instinto depredador", explicó, en una ocasión. "El placer de tener ha de ser más fuerte que el miedo a robar".

Quizá le ayudaba también entender cómo piensan los guardias de seguridad. A los 19 años, trabajó durante un mes como guardian en el Museo Histórico de Mulhouse, cerca de su casa. "La mayoría de ellos se fijan en la gente, no en el arte que está en las paredes". En cuestión de meses no se llevó solo pintura, también un reloj de arena dorado, un cristal de una vidriera, una placa de cobre, un par de dagas o un huevo de avestruz dorado. Las delicias de cualquier persona con síndrome de Diógenes. En su habitación las almacenaba y brindaba el amor y la atención que merecían, según sus propias palabras.

Había sido guardia de seguridad de un museo, por eso sabía que estos se fijan más en la gente que en los cuadros colgados en la pared


Durante todo este tiempo, desde su primer robo y hasta 2001, que fue definitivamente cuando fue capturado, la policía le persiguió. Sin embargo, las investigaciones eran vagas. Nadie estaba seguro de lo que había visto. Lo máximo que podían deducir las autoridades es que varias veces al año un hombre y una mujer (Anne- Catherine Kleinklauss, su novia de por entonces) robaban arte juntos. UnosBonnie y Clyde inconcebibles, la magnitud de sus robos iba mucho más allá de cualquier otro. ¿La clave? Cambiar de país y de ubicación constantemente: museos grandes o pequeños, iglesias, casas de subastas y ferias de arte. El crimen funciona mejor cuando nadie se da cuenta de que están robando. En alguna ocasión, el ladrón confiesa que estaba escuchando una visita guiada, paró para robar un cuadro, y continuó escuchando al guía.

El arresto

Sucedió en Lucerna, Suiza. Breitwieser había descubierto una naturaleza muerta del siglo XVII de Willem van Aelst demasiado tentadora. Tenía que ser suya. Se la llevó, pero en un fatal error de cálculo (¿quizá demasiada confianza?) decidió volver al museo a los dos días, el guardia de seguridad que lo había visto todo alertó a la policía y los detuvo. Es cuando su relación con Kleinklauss comenzó a desmoronarse. Ella quería formar un familia y le instó a que dejase el crimen, él no estaba por la labor.

Breitwieser pasó dos años en prisión antes de ser extraditado a Francia. Sin embargo, las autoridades suizas tardaron 19 días en tramitar los permisos legales necesarios para localizar al ladrón en casa de su madre, en Francia. No hallaron nada, y Breitwieser se negó a confesar hasta que pasaron unos cuantos meses. Es normal que no encontraran ni una prueba; entretanto, la madre del ladrón, que había sido avisada por Kleinklauss, se había deshecho de los cuadros. Cortados con tijeras, destrozados, tirados a la basura. Como dijo unoficial de la policía suiza: "Nunca se habían destruido tantas obras de arte a la vez".

Un día antes de su juicio, trató de suicidarse. Cumplió un total de cuatro años en prisión, los informes de la cárcel le describen como un hombre "arrogante e hipersensible que cree que es indispensable para la humanidad". Debido a que seleccionó específicamente su botín ni se mostró culpable, no cumplía con los criterios clásicos del cleptómano. Salió de la cárcel en 2005, con 33 años, derrotado. Antes se sentía imbatible, ahora todo es aburrido e incoloro.

Nada volvería a ser igual. En 2006 publicó una biografía: 'Confesiones de un ladrón de arte'. Hay cosas que nunca vuelven, ¿qué sentiría observando cada día, una a una, todas las piezas que había robado? Quizá el recordar una determinada imagen es solo echar de menos un instante. Breitwieser podía volver a su infancia lujosa deleitándose con cada una de sus obras. Ahora, como cualquier ser mortal, asiste al museo y observa los cuadros. Mira las cámaras de seguridad y de manera muy discreta coge una copia del catálogo, saluda al vigilante con una sonrisa y sale por la puerta.

https://www.elconfidencial.com/alma...03/arte-social-secretos-mayor-ladron_1856430/
 
Descubren trazos de un zurdo en «La Gioconda desnuda»... ¿de Leonardo da Vinci?
Análisis científicos revelan elementos novedosos en el dibujo que se conserva en el castillo de Chantilly
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3 Así fue el increíble robo que hizo mundialmente famosa a la Mona Lisa de Da Vinci

«La Gioconda desnuda» que se conserva en el castillo de Chantilly, al norte de París, se realizó en el taller de Leonardo da Vinci «con la probable participación del maestro» toscano. Así lo indican los resultados de los análisis científicos que se han practicado a este dibujo a carboncillo que representa una mujer de torso desnudo y esbozada sonrisa, en una postura que recuerda a la célebre Mona Lisa del museo del Louvre. De ahí su apodo.

«Es una obra de muy alta calidad, realizada por un gran dibujante», declara a la agencia Afp Mathieu Deldicque, conservador del patrimonio del Museo Condé de Chantilly, confirmando una información del Journal du Dimanche.

Con rostro andrógino, brazos masculinos pero con pechos de mujer y peinado antiguo, representa una especie de «belleza ideal» universal, según subraya el conservador.



Se trata de un «cartón» destinado a preparar la composición de un cuadro y fue adquirido en 1862 por Enrique de Orleans, duque de Aumale, cuya colección se conserva en Chantilly.

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El dibujo de «La Gioconda desnuda» - Afp
Los exámenes con microscopio han revelado trazos dibujados por un zurdo y Leonardo da Vinci (1452-1519) es uno de los zurdos más célebres de la Historia.

«Gioconda desnuda» que se conserva en el museo del Hermitage de San Petersburgo. Pero después esta pintura fue relegada al rango de simple copia de taller y el cartón, deteriorado por el tiempo y la humedad, cayó en la misma desgracia.

La preparación de una exposición prevista para junio de 2019 en Chantilly con motivo de los 500 años de la muerte del genio del Renacimiento llevó al museo Condé a hacer examinar este dibujo por primera vez en 2017 por el Centro de Investigación y de restauración de museos de Francia ( C2RMF).

Allí, sometido a análisis bajo el microscopio, con fluorescencia X y fotoluminescencia ultravioleta o reflectografía infrarroja, los científicos del C2RMF han tratado de hacer hablar a este dibujo de 74,8 cm de alto por 56 cm de ancho.

«Hemos descubierto muchos elementos novedosos», entre los que destacan «estos trazos de zurdo», indica Mathieu Deldicque.

Otros indicios señalan que la obra fue realizada por un artista «de primer orden». Además, «la calidad del dibujo» y el uso de la técnica del «sfumato» que permite difuminar los contornos, tan apreciada por Da Vinci, también apuntan al maestro renacentista italiano.

El dibujo fue modificado en el momento de su realización, «lo que prueba que no es una copia sino una obra original de su creador», añade el conservador.

Las semejanzas entre las manos de la Mona Lisa y las de la «Gioconda desnuda» apuntan a que el dibujo se hizo «con la Gioconda en la mente», después de 1503, fecha en la que Da Vinci comenzó a pintar el célebre cuadro, anota el conservador.

«Ahora tenemos la certeza de que este dibujo fue creado en el taller de Leonardo da Vinci. Y la participación del maestro es muy probable»
Los análisis han probado además que este cartón fue utilizado. «Hemos encontrado al menos dos cuadros realizados por alumnos próximos a Leonardo da Vinci que se sirvieron de este dibujo preparatorio», declara el conservador. Junto con la «Gioconda desnuda» del Ermitage, existe otra versión depositada en el museo de Da Vinci, en la ciudad natal del pintor, que también fue pintado gracias a este cartón.

Por todos estos indicios, «ahora tenemos la certeza de que este dibujo fue creado en el taller de Leonardo da Vinci. Y la participación del maestro es muy probable», resume el conservador. La cartela de atribución precisará por tanto: «Leonardo da Vinci? O su taller».

«Existe una alta probabilidad de que Leonardo realizara la mayor parte del dibujo. Pero queremos ser serios y científicos. No tenemos la certeza absoluta de que Leonardo es el autor del dibujo ni la tendremos nunca», añade.

El museo Condé presentará los resultados de los análisis durante una conferencia de prensa el próximo 12 de marzo en Chantilly.
https://www.abc.es/cultura/arte/abc...nuda-leonardo-vinci-201903051200_noticia.html
 
VINCENT BAL JUEGA CON LAS SOMBRAS PARA CREAR INGENIOSAS ILUSTRACIONES


Una vez más, Vicent Bal vuelve a hacer magia en forma de ilustraciones y a partir de objetos cotidianos.




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El cineasta e ilustrador belga Vincent Bal trabaja dentro de los confines de las sombras que producen objetos cotidianos al incidir lateralmente sobre ellos la luz, creando dibujos simpáticos e ingeniosos. Echad un vistazo a su trabajo, merece la pena.

Juega con las sombras de objetos cotidianos de cualquier tipo para reinterpretarlas como parte de sus fotografías. Los trazos que les añade las convierten en cualquier otra cosa, así que una bombilla se convierte en unas escaleras, un ajo en ET, o un cargador USB de coche en una cocina.

Según cuenta no usa focos ni nada parecido, sino que, aprovecha la luz del Sol para conseguir esos efectos.




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SIGUE...
 
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