Pascua Militar 2018

Érase que se era, o sease como se es

Pose antinatural
rictus forzado
nada en su sitio
todo recompuesto
a tanto "recauchutado"
ya ni la conoce
quién en México la vió
o en los Estudios la estudió,
de aquellos resuellos
estos destellos
brillo apagado
brillo sin brillo
en bolsillos
de ajuares y
calderillas
las bolsas brillan
las manos se agitan
se guardan
y se vigilan.

Serendi, un "verso libre" procedente de julio-agosto próximo pasado.
Como pasa el tiempo, y nosotros por estos "andurriales" de pasos perdidos y miradas encontradas.
Un fuerte saludo,

Genial, @Serendi.
Un saludo.
 
Gracias @Eleonora de Toledo , cuántos recuerdos, cuantas vivencias, aprendiendo humildemente de ti mi maestra, desde aquel 3 de junio pasado.
El tiempo se aleja pero yo cerca de ti y pensando siempre he estado, intercambiado no lo que hubiera querido, pero en el corazón siempre te he llevado, te llevo y nunca y para nada te olvidaré.
Un abrazo, si se me es permitido, desde la emoción de este momento que ya "anclado queda" en mi memoria y en mi reconocimiento,
Con todo mi respeto, sigo aprendiendo
Serendi,
 
Última edición:
JuanCa le dió un toque a Sofia para que se alejara (minuto 0:08) jajaajajajaja
El abuelo sigue en la activa, duela a quien duela ...
Su rostro era de pena, joer, le quitaron el bocata sin aviso.
Felipe mientras suena el himno parece meditar, hasta mira a la parienta de reojo. Leti mira al cielo...¿anda viendo la luz?


Muy bien observado, @El karma , vaya maneras del emérito, casi le da un bastonazo a la emérita, al mismo tiempo la KK saludando en plena Marcha Real, es una impresentable.

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Pascua militar, ¿qué Pascua? Joaquín Ramón López Bravo. Infolibre
La reciente Pascua Militar vuelve a poner sobre la mesa lanecesaria renovación de algunas celebraciones de las Fuerzas Armadas. Entiéndase que no estoy contra las celebraciones. Creo que son un momento ideal para reunir a compañeros y personas que comparten objetivos comunes y que homenajean a los suyos. Cualquier celebración debe seguir ciertos ritos y eso es justamente lo que llama la atención de la celebración de la Pascua Militar y lo que, consecuentemente, propongo cambiar.


La palabra Pascua tiene un significado netamente religioso. Deriva del momento en que los judíos abandonan la tierra de Egipto por intercesión de Yavé según cuenta la biblia. De ahí, y por la incorporación que hace el cristianismo, la Biblia judía como el antiguo testamento de la cristiana, las grandes fiestas del cristianismo son conocidas como Pascuas. La palabra empezó aplicándose solamente a la celebración de la resurrección de Jesucristo, dado que se celebra la última cena durante la celebración de la Pascua judía. Hoy en día se aplica a cualquier fiesta mayor del rito cristiano.


El primer contrasentido es, en un Estado aconfesional como el nuestro, mantener la denominación Pascua, cuya última etimología (la hebrea) confiere al término el significado de “pasar”, posiblemente porque el ángel exterminador pasaba de largo de las viviendas en cuyo dintel aparecía la sangre del cordero pascual sacrificado por orden de Jehová. Y justamente eso es lo único que no debe ocurrir en la Pascua Militar: Pasar.


Lo cierto es que esta celebración debería abrirse más, mucho más a la sociedad civil. Quienes postulamos la existencia de unas Fuerzas Armadas imbricadas en el tejido social, no como un estamento al margen, sino como unos funcionarios que deben cumplir un deber de extraordinaria importancia como es la defensa de nuestro país, por otra parte cada vez más subsumido en organizaciones supranacionales, echamos de menos una mayor participación de esa sociedad civil en la celebración. Incluso algunos preferiríamos que cambiara su nombre, eliminando el concepto Pascua. De ese modo se alejaría la imagen de unas Fuerzas Armadas demasiado cerca a una confesión religiosa para un Estado aconfesional.

La Pascua Militar es un momento idóneo para pedir, una vez más, la modernización de las Fuerzas Armadas. No sólo en su equipamiento y en el material militar, sino en la realidad intrínseca de las mismas. Debería cundir el ejemplo de Carlos III, que redactó unas Ordenanzas Militares que han mantenido su vigencia más de dos siglos y de las que se oye hablar con un orgullo y una pizca de nostalgia a ciertos jefes militares lo que no casa bien con los tiempos actuales y la necesidad de un ejército del sigo XXI en sus funciones y funcionamiento interno.

Los poderes públicos, que tanto presumen de la cercanía con los países de nuestro entorno, harían bien en copiar modelos de leyes que tratan a los militares como ciudadanos normales, imponiéndoles, en tiempos de paz y fuera de misiones pacificadoras, el mismo régimen disciplinario, retributivo y laboral que a cualquier otro funcionario del Estado. Carece de sentido que faltas administrativas se castiguen, en tiempo de paz, con penas privativas de libertad, por poner sólo un ejemplo.

La modernización debería así mismo llegar hasta las instalaciones militares. Circulan con demasiada frecuencia fotografías y comentarios por las redes sociales mostrando el pésimo estado en que se encuentran muchas de ellas, o la calidad de las comidas que se reparten. El anuncio reciente de un plan alimenticio para los integrantes de la Legión debería extenderse a todos los cuerpos y armas pero no sólo para evitar obesidades, sino para dignificar la alimentación general, para que no vuelvan a aparecer las citadas fotografías y comentarios. Y sobre todo que a quienes denuncian incorrecciones de ese tipo no se les sancione, como es habitual.

Sería también conveniente que se reconociera de una vez por todas a las asociaciones que agrupan sensibilidades diferentes dentro de las Fuerzas Armadas, y que esas asociaciones fueran invitadas a la celebración anual, llámese Pascua o llámese como se llame, para que se apreciara la necesaria democratización dentro de las Fuerzas Armadas. Y una mayor transparencia a la hora de otorgar ascensos y en general en la carrera militar, como en cualquier carrera de cualquier servidor público funcionario de este país.

He huido voluntariamente de comentar esta última Pascua Militar. Pero no me resisto a señalar dos cuestiones y hacer una reflexión. La primera, muy seria a mi juicio. Que la ministra del ramo hable de un “nuevo ciclo presupuestario de 15 años para modernizar las Fuerzas Armadas” me parece un escándalo. Hay problemas urgentes que sólo los recortes y una muy mal entendida disciplina están afectando a la calidad de vida de nuestras tropas. Es urgente que se resuelven los problemas detectados y que las investigaciones tanto de incidentes como de accidentes que afectan a las Fuerzas Armadas sean lo más transparentes posible, siempre respetando el necesario secreto de cuestiones que puedan afectar a la seguridad nacional. Que pese a lo manido del argumento, no son todas, ni tantas como señala el gobierno.

La segunda es una pregunta. ¿Qué ocurrió el 2016 para que, emulando a Mariano Rajoy, que nos felicitó el 2016 en su discurso de fin de año, el rey haya hablado del “año pasado 2016” hablando del tercer centenario del nacimiento de Carlos III? ¿No quieren que pase el tiempo? Por cierto, los redactores de los discursos reales deberían ser cuidadosos con las expresiones porque en una primera escucha del discurso, Felipe VI cuando habla del “tercer centenario” parece referirse al de la Pascua Militar y no al nacimiento del rey que fue considerado “el mejor alcalde de Madrid”. Celebremos, pero con todos los ciudadanos o al menos con una representación nutrida de la sociedad civil y las asociaciones militares.

En cuanto a la reflexión, en el inicio de su discurso, el rey habló de “desear lo mejor para el próximo año”, pero ni él ni Cospedal hicieron grandes referencias a ese futuro que se desarrollará para las Fuerzas Armadas en los próximos doce meses. Referencias al pasado, la tradición y cierto olor a naftalina. Y la ministra retrotrayendo todo a los Reyes Católicos, y dejando claro que entonces España era aún algo larvario al reconocer que Isabel creaba las guardias viejas de Castilla y Fernando modernizaba sus ejércitos aragoneses. Nulas referencias al futuro que pasa por una auténtica modernización en profundidad que haga de nuestras Fuerzas Armadas un elemento más dentro de la modernización y democratización de España. Que falta les hace.
 



SirPetter Lily
Am 06.01.2018 veröffentlicht

38 TSD. ABONNIERT
AL ROYAL QUE ABDICA PARA HUIR DEL DESIGNIO DE SU DESTINO, SE LE BUSCA, SE LE CONVIDA Y SE LE APRESTA PARA VOLVER COMO SI ANTES, AUNQUE HAYA INCURRIDO EN PRODIGALIDAD Y DISPENDIO DESORDENADOS DE SU LEGÍTIMA. Cuánto cierto es que el retiro en la vida nos decubre a nosotros mismos, nos muestra nuestros extravíos al pasar por el mundo, nos muestra la fealdad de los vicios que nos corrompieron, pero también nos ilustra acerca de nuestras virtudes, sucediendo que el propio retiro nos estimula a retornar. El retiro lleva a la soledad y la soledad siempre habla al corazón, más al que se ha conducido como sinvergüenza y sin lealtad a su origen. Juanito Borbón reaparece en la Corte, en pos de un reencuentro con la familia, impostado para el populacho, con el fin de relanzar a la Institucón monárquica. La turbulencia de una huída nunca da sosiego, sino que hay que saber envejecer al ritmo que marca la naturaleza de las cosas. No vale en esto dar oídos al sordo, pensando que oirá y se retirará él de la turbamulta que confunde. Juanito Borbón ha caído en el error de tomar la apariencia por realidad, buscaba vivir dichoso a fuer de alejarse de la vida palatina, que es la de su familia, comer, viajar, liberalizar su conducta golfamente y, sin saberlo, ha aprendido cuál ha sido y cuál seguirá siendo su lugar en la vida. Los falsos bienes no contentan a nadie. Reinar es servir y no servirse ni engolfarse, huyendo de todo y de todos. Ninguna suerte de excusas puede justificar tus negligencias ni tu flojedad Juanito. Véncete del vicio y retorna a la Corte.
 
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