Paisajes que parecen de otro mundo II (pero que están en América)
La riqueza natural de la región que abarca desde la singular belleza de La Reserva Nacional de Paracas, en Perú, a la exuberancia de los tepuyes de Roraima, en Venezuela, deja un repertorio de imágenes únicas que casi podría decirse proceden de otro planeta.
Reserva Nacional de Paracas (Perú) La Reserva Nacional de Paracas es un área natural protegida por el Estado debido a la gran diversidad biológica de su ecosistema marino-costero. Está ubicada en una zona desértica de la costa sur de Perú, 250 kilómetros al sur de Lima, en la región Ica.
La reserva tiene un área de 335.000 hectáreas, de las cuales el 35% es tierra firme y el resto corresponde al mar. Paracas forma parte de la lista de humedales de importancia internacional de la Convención de Ramsar.
El área comprende además una gran cantidad de sitios arqueológicos y zonas para observación de aves.
Salar de Tara (Chile) Situado a unos 150 kilómetros al este de la localidad de San Pedro de Atacama, uno de los polos turísticos del norte de Chile, el salar de Tara se encuentra sobre la caldera del volcán Vilama a unos 4300 metros sobre el nivel del mar. Parte de la Reserva Nacional Los Flamencos, en el salar se pueden apreciar los Monjes de la Pacana, gigantescas formaciones rocosas verticales repartidas por el paisaje erosionadas por el viento que parecen sacadas de una película de ciencia ficción.
Campos de Hielo Sur (Chile) Son los hielos de la Patagonia chilena. De los Campos de Hielo Sur se desprenden 49 glaciares, que forman parte de dos parques nacionales: Torres del Paine y Bernardo O’Higgins. Los visitantes ponen a prueba sus destrezas al caminar sobre hielo por sus blancos caminos y escalar sus escarpadas alturas. El monte Fritz Roy, que parece tocar el cielo, es uno de los de mayor dificultad para escalar a nivel mundial. En una postal blanca en donde el ser humano se enfrenta a la inmensidad de la naturaleza.
Salar de Uyuni (Bolivia) Tan 'mundo lunar' parece el Salar de Uyuni, situado en Bolivia, que fue usado como locación de la última película de la saga Star Wars, “The last Jedi”, para representar Crait, el planeta en el que se libra una cruenta batalla entre la Resistencia y la malvada Primera Orden. El lugar formado por 10.000 millones de toneladas de sal, una llaneza absoluta y un imponente marco montañoso hacen de este sitio el principal atractivo turístico del país sudamericano. Una de sus particularidades va más allá de la Tierra porque se puede identificar desde el espacio.
Gran Manantial Prismático (Yellowstone, EE UU) La visita al Parque Nacional de Yellowstone es entrar en otro mundo. Su extensión abarca tres estados Wyoming, Montana e Idaho. Sus bosques y montañas son morada de una gran variedad de animales salvajes como osos pardos, lobos y bisontes. La singularidad del lugar reside en la cantidad de geiseres naturales y fuentes termales a lo largo del recinto. El olor a azufre del Mammoth Hot Spring, los tonos ocres y amarillos de las montañas, y los brillantes colores de los manantiales como el Grand Prismatic Spring te trasladan a un lugar desconocido. La gama de colores de los manantiales proceden de los microorganismos que viven en las altas temperaturas, que son imposibles de aguantar por el cuerpo humano.
Parque Nacional Torres del Paine (Chile) Unas 155.000 personas cada año llegan hasta el extremo sur de Chile para visitar el impresionante Parque Nacional Torres del Paine. Son 227.00 hectáreas de aguas turquesas, glaciares y alucinantes cuernos de granito. Es un paisaje cinematográfico que, en los meses de verano, tiene 17 horas de luz y el amanecer tiñe de tonos rojizos los grandes macizos. En un paisaje mágico, que en abril de 1978 fue declarado Reserva de la Biósfera por la UNESCO, habitan zorros, huemules, guanacos y cóndores.
Parque Nacional Canaima (Venezuela) El tepuy Roraima se eleva 2.810 metros, pero debajo arrastra 2.000 millones de años de historia geológica. Este es uno de los lugares más antiguos del planeta y sus particulares formaciones rocosas de areniscas, abismos, bancos de arena de cuarzo rosado, cuevas, especies por descubrir y vegetación insólita, recogida en las bitácoras de los expedicionarios que han subido esta montaña desde finales de 1800 inspiraron, a Arthur Conan Doyle para escribir su clásico de aventuras El mundo perdido.
La riqueza natural de la región que abarca desde la singular belleza de La Reserva Nacional de Paracas, en Perú, a la exuberancia de los tepuyes de Roraima, en Venezuela, deja un repertorio de imágenes únicas que casi podría decirse proceden de otro planeta.
Reserva Nacional de Paracas (Perú) La Reserva Nacional de Paracas es un área natural protegida por el Estado debido a la gran diversidad biológica de su ecosistema marino-costero. Está ubicada en una zona desértica de la costa sur de Perú, 250 kilómetros al sur de Lima, en la región Ica.
La reserva tiene un área de 335.000 hectáreas, de las cuales el 35% es tierra firme y el resto corresponde al mar. Paracas forma parte de la lista de humedales de importancia internacional de la Convención de Ramsar.
El área comprende además una gran cantidad de sitios arqueológicos y zonas para observación de aves.
Salar de Tara (Chile) Situado a unos 150 kilómetros al este de la localidad de San Pedro de Atacama, uno de los polos turísticos del norte de Chile, el salar de Tara se encuentra sobre la caldera del volcán Vilama a unos 4300 metros sobre el nivel del mar. Parte de la Reserva Nacional Los Flamencos, en el salar se pueden apreciar los Monjes de la Pacana, gigantescas formaciones rocosas verticales repartidas por el paisaje erosionadas por el viento que parecen sacadas de una película de ciencia ficción.
Campos de Hielo Sur (Chile) Son los hielos de la Patagonia chilena. De los Campos de Hielo Sur se desprenden 49 glaciares, que forman parte de dos parques nacionales: Torres del Paine y Bernardo O’Higgins. Los visitantes ponen a prueba sus destrezas al caminar sobre hielo por sus blancos caminos y escalar sus escarpadas alturas. El monte Fritz Roy, que parece tocar el cielo, es uno de los de mayor dificultad para escalar a nivel mundial. En una postal blanca en donde el ser humano se enfrenta a la inmensidad de la naturaleza.
Salar de Uyuni (Bolivia) Tan 'mundo lunar' parece el Salar de Uyuni, situado en Bolivia, que fue usado como locación de la última película de la saga Star Wars, “The last Jedi”, para representar Crait, el planeta en el que se libra una cruenta batalla entre la Resistencia y la malvada Primera Orden. El lugar formado por 10.000 millones de toneladas de sal, una llaneza absoluta y un imponente marco montañoso hacen de este sitio el principal atractivo turístico del país sudamericano. Una de sus particularidades va más allá de la Tierra porque se puede identificar desde el espacio.
Gran Manantial Prismático (Yellowstone, EE UU) La visita al Parque Nacional de Yellowstone es entrar en otro mundo. Su extensión abarca tres estados Wyoming, Montana e Idaho. Sus bosques y montañas son morada de una gran variedad de animales salvajes como osos pardos, lobos y bisontes. La singularidad del lugar reside en la cantidad de geiseres naturales y fuentes termales a lo largo del recinto. El olor a azufre del Mammoth Hot Spring, los tonos ocres y amarillos de las montañas, y los brillantes colores de los manantiales como el Grand Prismatic Spring te trasladan a un lugar desconocido. La gama de colores de los manantiales proceden de los microorganismos que viven en las altas temperaturas, que son imposibles de aguantar por el cuerpo humano.
Parque Nacional Torres del Paine (Chile) Unas 155.000 personas cada año llegan hasta el extremo sur de Chile para visitar el impresionante Parque Nacional Torres del Paine. Son 227.00 hectáreas de aguas turquesas, glaciares y alucinantes cuernos de granito. Es un paisaje cinematográfico que, en los meses de verano, tiene 17 horas de luz y el amanecer tiñe de tonos rojizos los grandes macizos. En un paisaje mágico, que en abril de 1978 fue declarado Reserva de la Biósfera por la UNESCO, habitan zorros, huemules, guanacos y cóndores.
Parque Nacional Canaima (Venezuela) El tepuy Roraima se eleva 2.810 metros, pero debajo arrastra 2.000 millones de años de historia geológica. Este es uno de los lugares más antiguos del planeta y sus particulares formaciones rocosas de areniscas, abismos, bancos de arena de cuarzo rosado, cuevas, especies por descubrir y vegetación insólita, recogida en las bitácoras de los expedicionarios que han subido esta montaña desde finales de 1800 inspiraron, a Arthur Conan Doyle para escribir su clásico de aventuras El mundo perdido.