Nuevas elecciones 10N

No quieren a Podemos.

El tema es que no quieren a Podemos, ni ahora ni nunca. Eso hay que tenerlo muy claro. La izquierda en éste país nunca pisará moqueta en Moncloa. Las derechas tienen monopolio, y en ellas incluyo al PXXE.

Por otro lado ningún periodista osa criticar el montante que nos va a salir éstas elecciones, cosa muy diferente cuando el tema ocurrió en Cataluña,y eso que el gasto era menor porque era en una sola CA, no a nivel nacional como en éste caso.

Nadie o muy poquitos critican la cerrazón del PXXE para pactar con UP, nadie critica las humillaciones que le han hecho a PODEMOS, nadie critica la manipulación de documentos.

Lo único que pueden hacer para salvar al soldado Sanchez es pluralizar, generalizar, como si la culpa de ésta situación fuera responsabilidad de los dos en el mismo grado.

Es una auténtica vergüenza el periodismo en éste país salvo contadísimas excepciones.
 
P..E dandose prisa colocando ha condenados por las Blacks

SALIÓ EN AGOSTO DE LA PRISIÓN DE NAVALCARNERO
El Gobierno recoloca en la dirección de Renfe a un condenado del PSOE por las 'black'
El Ejecutivo readmite en el ente público ferroviario a un antiguo dirigente de la federación socialista de Madrid que gastó 120.000 euros con la tarjeta opaca y ha pasado 10 meses en la cárcel
imagen-sin-titulo.jpg

Francisco José Pérez Fernández.

Tiempo de lectura4 min
16/09/2019 05:00

El Gobierno de Pedro Sánchez ha recolocado en la empresa pública Renfe a un antiguo dirigente socialista condenado por el escándalo de las tarjetas 'black' de Caja Madrid. Se trata de Francisco José Pérez Fernández, secretario de Organización del PSM durante la etapa de Tomás Gómez y antigua mano derecha en la misma federación de Rafael Simancas, actual secretario general del Grupo Socialista en el Congreso. Según han confirmado a este diario fuentes de Renfe, Pérez Fernández se acaba de incorporar a la estructura de su Dirección General de Fabricación y Mantenimiento.


Por eso no quiere PS ir contra las puertas giratorias, porque a él le han prometido una si se porta bien.
 
OPINION · OTRAS MIRADAS
Pedro Sánchez, el presidente ‘socialita’


MARTA NEBOT


15/09/2019
A simple vista, pareciera que Pedro Sánchez está peleado con Unidas Podemos y que por eso nos va a llevar de nuevo a elecciones generales, las cuartas en cuatro años. Pensándolo más, se ve que con quien pelea es con la realidad y que pretende obligar a los votantes a ponerla como él la quiere por coj*nes.

También podría parecer que Pablo Iglesias se está humillando hasta el infinito y más allá, pero -gusten o no sus formas- está dejando cristalino que si no hay acuerdo es porque Pedro Sánchez así lo ha querido – por no volver a hablar de genitales-.


Martín Caparrós, en el New York Times, acaba de rebautizar al Presidente. Si Pablo Iglesias es el jefe podemita, Pedro Sánchez es “el jefe socialita” y el término tiene más que gracia. Si le quitamos la S a PSOE nos queda un POEma sin la “ma” o el apellido de un escritor de relatos cortos de terror.

En ambas acepciones, las nuevas siglas (POE) le cuadran porque: ¿cómo llamar socialista a un líder que se dice de izquierdas pero se niega a gobernar en esa cuerda, aún cuando es la única opción que le dan las matemáticas? ¿No era Pedro Sánchez el candidato socialista que intentó incluir a Podemos en un acuerdo con Ciudadanos en 2016 pero la Banca, el IBEX, la vieja guardia y El País le hicieron imposible incluir en la ecuación a los morados? Eso le confesó compungido a Jordi Évole en una entrevista clave.

Con ese relato, el de recuperar la capacidad del PSOE para virar a la izquierda -un relato que ha resultado ser muy corto- movilizó a la militancia socialista y recuperó pírricamente el timón del partido contra los que se creían sus dueños históricos ¿Qué estará pensando el socialismo de base que le aupó al liderazgo desde el subsuelo, en ese contexto, hace tan poco? ¿Qué se dirán los que le gritaron en Ferraz la noche de la presunta victoria del 28 de abril: “con Rivera no”, ahora que se han dado cuenta de que solo Rivera les hizo caso? ¿Por qué Sánchez no ha preguntado a sus bases, tan queridas, si quieren o no una coalición con Podemos? ¿Por qué en la investidura de julio estaba previsto hacerlo cuando ya estuviera aprobada en las Cortes y fuera un hecho? ¿No es un fraude con su propia historia, además de un fraude democrático? ¿Cómo es eso de deberle todo a la democracia interna y respetarla tan poco?

Y, la pregunta del millón: ¿por qué está haciendo esto? ¿Para llevarse los votos de centro que Rivera va a perder por escorarse a la derecha de ese modo? ¿No serán un número parecido al que el PSOE previsiblemente va a perder a su izquierda (de hecho o por abstención)? ¿Lo hace para conseguir una mayoría que no dependa de los independentistas? ¿Para eso es necesario volar todos los puentes con la izquierda que luego habrá que reconstruir seguro? ¿O es que ha decidido volverse de centro del todo y renegar del relato que le devolvió el partido? ¿De verdad cree que sus bases y los votantes sedientos de izquierda van a tragarse ese sapo?

Hablamos durante años del choque de trenes entre Gobierno y Generalitat y de cómo era posible y de que había que pararlo y los trenes se chocaron.

Ahora llevamos meses hablando del choque de trenes dentro de la izquierda, de los órdagos cruzados que se han lanzado y haberlos, los ha habido. El mus es tan español que tiene risa que entre tantos órdagos algunos se crean más españoles que otros.

Pero es que ahora el órdago va a ser el más gordo de todos. Pedro Sánchez no está retando a Unidas Podemos con unas nuevas elecciones; a quien reta es al electorado progresista entero. Su nuevo relato corto será: o la derecha o yo. En abril ganó al grito de que viene el trifachito y con un pacto de no agresión con Podemos. Ahora pretende ganar al aullido de que viene la derecha y la izquierda y yo soy el único salvador. Lo siento, pero me temo que no tiene liderazgo para tanto y creo que se ha olvidado de donde viene su fuerza. Pareciera que Sánchez le ha cogido gusto a las batallas dificilísimas y ya no distingue entre ésas y las imposibles; que ha perdido el sentido de la realidad. Y ahí anda a tortas con ella. Presidente, no hay manera de ganarle, por mucho manual de resistencia que tenga.

https://blogs.publico.es/otrasmiradas/23277/pedro-sanchez-el-presidente-socialita/
 
Renace el felipismo, larga vida al pedrismo

Pedro Sánchez está calcando el proceso de disolución ideológica que el PSOE sufrió antes de las elecciones de 1982 y la sustitución del socialismo por el felipismo. Habemus pedrismo

Antonio Maestre

40 comentarios

15/09/2019 - 21:35h
Pedro-Sanchez-Felipe-Gonzalez-PSOE_EDIIMA20150412_0026_27.jpg

Felipe González y Pedro Sánchez EFE

El PSOE ideológicamente es un ente etéreo, escurridizo, que se desliza por las fronteras de los márgenes del pensamiento político buscando el mejor lugar donde implantarse para asaltar el poder. Es un ente hábil, que repta por el tablero político buscando aprovechar los errores de sus adversarios para colonizar nuevas posiciones. Un partido con el logro merecido, trabajado y bien pagado de ser el partido orgánico de la transición sin perder la vergüenza de cantar la Internacional y levantar el puño como elemento estético de reafirmación y márketing electoral. Un verdadero animal político. Mucho mérito.

Pedro Sánchez está convirtiendo su vida pública en un revival del proceso que el PSOE vivió de 1979 a 1982, aprovechando la coyuntura y el contexto que estamos viviendo. Las analogías históricas, con las reservas lógicas de los hechos que separan los contextos en cuarenta años, permiten comprender los comportamientos heredados de un hombre de partido criado y entetado en una organización como el PSOE, en la que la cultura política está subyugada a los usos y costumbres de la militancia orgánica. En ocasiones puramente acrítica. Pedro Sánchez está calcando el proceso de disolución ideológica que el PSOE sufrió antes de las elecciones de 1982 y la sustitución del socialismo por el felipismo. Habemus pedrismo.




En el periodo de 1979 a 1982 existieron unas circunstancias sociales y políticas que en esencia se están repitiendo en la actualidad. Un contendiente ideológico que peleaba la presencia en su mismo espectro, una deriva a la derecha de sus adversarios políticos que competían por el votante de centro, el miedo a una involución democrática por parte de la extrema derecha y la inestabilidad política.

Viraje a la moderación
Los partidos y su ideología no son, sino que se conforman en relación a la posición de sus adversarios. Sobre todo aquellos con experiencia en el poder y conocimiento sobre la alta capacidad de aglutinación de cargos, cuadros y militantes en torno al liderazgo que aporta ese poder. El PSOE es uno de los partidos que más vira y se modula en función de la acción política de sus oponentes.

Partimos de la premisa, puede que incorrecta, de que para virar existe un viaje ideológico a un lugar distinto del que se parte. Demos por buena la posición discursiva de Pedro Sánchez desde su lucha contra las élites de su partido y el imperio mediático de Prisa como un posicionamiento de izquierdas que ha olvidado una vez que ha llegado al Gobierno. El motivo fundamental de ese viraje es que ya tiene el Gobierno, no necesita convencer a nadie de su progresismo porque ya ha logrado el objetivo fundamental. Pero, además, existen dos razones fundamentales que han provocado ese movimiento tal y como sucedió en los años previos a la victoria de Felipe González en 1982. La competición por la izquierda con otro partido que le disputa ese espacio hace necesario que maneje un discurso ambicioso de izquierdas para limar la posible fuga de electores a Unidas Podemos, pero solo de forma retórica y estética, sobre todo porque ahora necesita ocupar un espacio abandonado.

Antes de las elecciones de 1982 el viraje a la moderación vino precedido de la disolución de UCD y el abandono de los postulados centristas - si en aquella época existía tal cosa-. La derechización dejó un espacio libre que Felipe González consideró que era el lugar que tanto tiempo llevaba esperando desde el abandono del marxismo en el Congreso Extraordinario de 1979. El momento es similar, Ciudadanos ha dejado libre un espacio que Pedro Sánchez quiere ocupar para consolidarse y abandonar la retórica izquierdista en la que no cree. El pedrismo, al igual que el felipismo, necesita mantener una estética progresista con la consolidación del respeto absoluto al dogma del libre mercado. Parecer de izquierdas para tapar el espacio a la izquierda y mirar siempre a la derecha. Como decía Enrique Tierno Galván, líder del Partido Socialista Popular en 1979, en su oposición al felipismo antes de imponerse: "Nosotros queremos cambiar radical, política y culturalmente la sociedad, y la socialdemocracia no quiere que esos cambios se produzcan".

El miedo a la extrema derecha y la garantía de estabilidad
La victoria del PSOE en 1982 se fraguó también por el miedo a la involución que el golpe de estado del 23 de febrero de 1981 había provocado en capas de la sociedad de diversa índole. Felipe González logró aglutinar multitud de sectores de población que incluso teniendo intereses de clase antagónicos consideraban al PSOE el único capaz de llevar a cabo una democratización efectiva del país. El miedo a la extrema derecha y la involución democrática funcionaron como elemento aglutinador del voto. Huelga especificar las similitudes de aquella circunstancia con la estrategia troncal de Pedro Sánchez en las pasadas elecciones. Un elemento que está directamente vinculado con el siguiente paralelismo. El PSOE de Pedro Sánchez intenta dibujarse como único actor posible garante de la estabilidad que necesita el país en una situación incierta que ya alcanza un ciclo de tres años [2016-2019] similar al que provocó la consolidación ideológica del PSOE desde su abandono del marxismo en 1979 hasta su victoria electoral en 1982.

El felipismo se caracterizó por un fuerte culto a la personalidad, la eliminación de la disidencia interna y un férreo control de los órganos del partido y la preeminencia del aparato. Los perdedores del susanismo pueden dar fe de las similitudes en cuestiones internas del pedrismo.

Los dos líderes dejaron la Secretaría General después de que el partido no aceptara sus postulados para volver con más fuerza. Felipe González en el XXVIII Congreso después de que la asamblea no aceptara su propuesta de renuncia del marxismo y Pedro Sánchez por su negativa a dar su apoyo a la investidura de Mariano Rajoy. Dos hechos de base ideológica antagónica que sirven para conformar una imagen de líder por encima del partido. O mis postulados o nada. Esto es importante para definir la acción política de ambos. Solo aceptan sus máximos. Nada de ceder a la mayoría. O su voluntad o la huida para volver y laminar a los detractores.

"Hay que ser socialistas, antes que marxistas", la cita de Felipe González define de manera brillante el devenir del PSOE desde que fue pronunciada por su líder en 1979. Una concepción estética de la ideología imposible de cumplir pero con una profunda carga en el ideario progresista español. Una herencia que cualquier líder del partido ha implementado cuando ha ocupado la Secretaría General: "mestizaje ideológico", lo llamó Pedro Sánchez en el debate de investidura al que acudió con un acuerdo con Albert Rivera, su único y verdadero socio preferente. Aunque él no quiera. Ya volverá al redil. En eso estamos.

El pedrismo se ha instaurado. Y tú, cuervo ingenuo, volverás a verlo si llegamos a nuevas elecciones. El pedrismo habla con lengua de izquierdas para convencer a desdichados y ganar el poder con el que instaurar políticas socioliberales que beneficien sus intereses de clase en detrimento de la clase trabajadora. Es un digno sucesor. Felipe, déjale la chaqueta de pana.

https://www.eldiario.es/zonacritica/Renace-felipismo-larga-vida-pedrismo_6_942515744.html
 
¿Qué es, exactamente, lo que "no puede ser" para un gobierno de coalición?

No se puede culpar igualmente a Podemos, cuando la responsabilidad de formar gobierno le corresponde al presidente en funciones

Ruth Toledano

43 comentarios

15/09/2019 - 21:34h
PSOE-Adriana-Congreso-Diputados-Podemos_EDIIMA20190910_0233_24.jpg

El equipo negociador del PSOE: María Jesús Montero, Carmen Calvo y Adriana Lastra EDUARDO PARRA / EUROPA PRESS

Será desmoralizante que no llegue a haber un gobierno de coalición. Lo de menos serían los cadáveres políticos que tendrían que dejar obligatoriamente a su paso las fallidas negociaciones entre Sánchez e Iglesias, entre Calvo y Enchenique: el cadáver más triste será el de una ciudadanía a la que el fracaso de esas personas y de sus formaciones ha inoculado un fatal desánimo, el cadáver de la afección política, los cadáveres que votarán como zombis (los que voten) en unas nuevas elecciones. Esa será la tierra quemada que dejen a su paso. Se dice que hay inquietud en los partidos por la desmovilización electoral que anuncian los sondeos. Y se entiende que es una inquietud partidista que poco tiene en cuenta los intereses de sus votantes. Se dice también que nadie está dando su brazo a torcer, lo cual no es cierto: no están dando su brazo a torcer ni Sánchez ni Calvo, el PSOE; Iglesias y los que le quedan han llegado al límite del retorcimiento. No se puede culpar igualmente a Podemos, cuando la responsabilidad de formar gobierno le corresponde al presidente en funciones.

Si, por lo que ha demostrado a lo largo de cinco meses, y a pesar de lo que había más que insinuado antes su líder, el PSOE no tenía intención alguna de gobernar con el apoyo de Podemos, lo que ha hecho el PSOE es timar a sus militantes, a sus votantes y a todo el país.

Y lo lógico, en sentido estricto, es que tenga que pagarlo en las inminentes urnas, lo cual no solo será una transacción injusta, porque el precio nos hace pagarlo a todas, sino que es un contrasentido para sus propios intereses y, por tanto, una estrategia absurda. Salvo que Sánchez encontrara el apoyo en Ciudadanos, lo cual era una quimera, el de Podemos era imprescindible: estremece deducir que hubiera preferido negociar con Rivera e, incluso, que hubiera llegado a los acuerdos que no ha querido con Iglesias. Ese Sánchez que le contaba a Évole cómo se negó a las presiones de Prisa y del IBEX, tendrá que explicar a la historia los detalles de haberle frenado el curso que el sistema le estaba permitiendo: un gobierno socialdemócrata con tintes de izquierda. Tras el fracaso en los objetivos, no solo debería apartarse con su equipo de la responsabilidad política y de gobierno, sino que debería dar pormenorizadas explicaciones.

Aunque para entonces fuera tarde, lo mínimo que merece un país que te ha hecho el encargo de gobernar es dar cuenta de lo que has considerado que lo impedía. "No puede ser", fue la sonrojante respuesta que Carmen Calvo dio al actor José Sacristán cuando éste le pidió que se pusieran de acuerdo con Podemos. "No podemos hipotecarnos de esa manera. Caemos otra vez en la misma piedra". Sánchez deberá explicar a qué se refería, exactamente, su vicepresidenta. Cuál sería, exactamente, esa hipoteca. ¿Qué es, exactamente, lo que "no puede ser" para un gobierno de coalición? ¿El Concordato con la iglesia católica? ¿La educación laica? ¿El derecho a decidir de Catalunya? ¿Los presos políticos? ¿La tauromaquia y los derechos animales? ¿La libertad de expresión y la Ley Mordaza? ¿La monarquía? ¿Los mandatos del IBEX? ¿Los derechos laborales? ¿Las políticas fiscales? Exactamente, ¿qué? Pues, en lo que a piedras se refiere, "la misma piedra" es un posible gobierno de derechas, y ahora con el apoyo de la ultraderecha desenmascarada. La misma piedra es el bipartidismo. Porque la misma piedra parece ser que el PSOE se entiende mejor con la derecha que con la izquierda, en ese juego setentero de la alternancia.

El argumento que da el PSOE es que le falta "confianza" para incorporar a Podemos en el Consejo de Ministros. Más allá de lo soberbio que resulta considerar ese Consejo como un club privado, y de lo ofensivo que resulta para los cargos electos de Podemos que pudieran formar parte de él, lo que demuestra esa excusa dada por Sánchez para no seguir con las agónicas negociaciones es que ese Consejo tiene algo, o mucho, que ocultar, lo que resulta preocupante, y en gran medida también ofensivo, no solo frente Podemos sino frente a la ciudadanía. ¿En qué no confía Sánchez? ¿En que los de Podemos se vayan de la lengua sobre asuntos delicados? ¿Es que no hay una cierta transparencia sobre esos asuntos, por delicados que sean? ¿O es que se trata de otros asuntos? ¿Qué asuntos son esos?

La existencia de Podemos siempre repugnó al PSOE, incluso cuando aún solo existía su germen, el movimiento ciudadano del 15M. Le repugnaba porque venía a cuestionar la hegemonía de su espacio como presunta izquierda y porque pone palos en la rueda de su statu quo. No es que Sánchez no soporte a Iglesias, es que el PSOE no soporta a Unidas Podemos. Se puede decir que viceversa, y habrá mucho de cierto, pero también es cierto que Unidas Podemos (tanto sus líderes como sus bases, que han sido consultadas) ha tratado, con todos los errores que hayan cometido sus líderes o se les quiera atribuir, de aprovechar la única oportunidad que la historia española reciente había ofrecido para que las izquierdas estuvieran en el Ejecutivo del gobierno. Si eso no llega a ser posible, si al final el PSOE se rige por aquella bochornosa frase de Carmen Calvo -"no puede ser"-, la razón habrá que buscarla en esa repugnancia que los socialistas no han sido capaces de superar. O, peor aún, en la espuria victoria que esa repugnancia puede reportarles: por mal que le fuera al PSOE en las elecciones del 10 de noviembre, confía en la permanencia de su formación política (ya recordó la propia Calvo que tiene 140 años), mientras que, acaso, ayuden a dinamitar a esa formación de confluencias que parecen temer más que a la ultraderecha. Porque confían en que, a fin de cuentas, la ultraderecha no pase de ser más que el grano en el culo de sus verdaderos socios de siempre: los gobiernos de derechas que le permiten ir y venir del gobierno a la oposición.

https://www.eldiario.es/zonacritica/exactamente-puede-gobierno-coalicion_6_942515758.html
 
Sorpresa de Rivera a escasos días de poder formarse gobierno. Dudo que haya elecciones, alguna solución pondrán en el último momento.

Pienso que si sale el gobierno de Sánchez sin mayoría, España a nivel político seguirá sin evolucionar ni poder aprobarse leyes importantes que tanto se necesita en estos momentos.
 
Buf! Me parece muy retorcido, además da la sensación de que la cartilla está leída desde europa y ahí el candidato es Pedro Sánchez, sin podemos

La verdad es que no sé qué pensar, ya que por un lado Pedrito tiene el objetivo de la mayoría absoluta, y, por el otro lado, tanto el Rey como PP y Ciudadanos están muy nerviosos que no haya gobierno, puesto que uno en funciones según qué medidas, como volver a aplicar el 155 en Catalunya o realizar dispositivos especiales como la Operación Copernico estarán muy limitadas, y más coincidiendo con la publicación de la sentencia del Procés.

Yo no sé cómo interpretarlo, la verdad. Supongo que PP y Ciudadanos también quieren que haya gobierno porque entonces se ejecutará el pacto PSOE-Esquerra de indultar a Oriol Junqueras o bien más represión hacia Catalunya. Pero igualmente el PSOE es perfectamente capaz de quebrar ese pacto, vistos los antecedentes.
 
Back