Muere en Burguillos un niño de cuatro años al ser alcanzado por un disparo en una montería

POR LAURA GARÓFANO

27/01/2019

EL CAZADOR DE PODEMOS QUE MATÓ POR ACCIDENTE AL NIÑO DE CUATRO AÑOS
El infortunio de Luis Antonio, el arquitecto argentino y militante de la formación de Pablo Iglesias que creía disparar a un jabalí cuando en realidad lo hacía al pequeño Aitor, de cuatro años. El juez le imputa un presunto delito de homicidio imprudente. “Al padre del niño hubo que quitarle la escopeta de las manos”, dice un testigo. Luis Antonio, al que familiarmente llaman ‘Nino’, tiene la medalla de plata del Colegio de Arquitectos de la provincia de Cádiz, y su pareja, Elina, también arquitecta, llegó a ser candidata del partido ‘morado’ al Senado. “Él disparó a ciegas”, afirma el presidente de los cazadores andaluces
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Aitor iba vestido de cazador, con ropita de camuflaje, botas y su escopeta de juguete. Por su corta edad, hizo tanta gracia a los asistentes a la montería que le hicieron fotos antes de que comenzara. El niño se encontraba junto a su padre, José Antonio, su abuelo, el que tenía asignado el puesto, y el hermano de éste. Se habían levantado temprano y conducido desde Écija hasta la finca La Lapa, en Guillena (Sevilla). Eran más de las 11 de la mañana y el pequeño de cuatro años estaba sentado en un banco en el puesto de caza que le habían asignado. Y de pronto, mientras sonaban los disparos, Aitor cayó al suelo. Según testigos, el proyectil le dejó sentenciado en el acto. El balazo le alcanzó de lleno en la cabeza y nada pudo hacerse por salvarle la vida. El presunto autor del fatídico disparo, Luis Antonio, se encontraba a más de un centenar de metros del niño. Había pagado entre 200 y 300 euros para participar en la montería, a la que había acudido con un amigo.

Han pasado ocho días, el pequeño Aitor fue enterrado en medio de un gran dolor y el hombre que supuestamente disparó la bala «está en tratamiento psicológico», hundido. «Si él fuera el juez, él mismo se condenaría a prisión permanente revisable», dijo su abogado.

Pero ¿quién es este cazador de 60 años y activo militante de Podemos, el partido que aboga por suprimir esta afición deportiva, y al que acusan de un presunto delito de homicidio imprudente?

De origen italiano, pero de nacionalidad argentina, al igual que su pareja, Elina, hace ya varias décadas que Luis Antonio Gasparini aterrizó en Andalucía, instalándose definitivamente en el Puerto de Santa María, donde es muy conocido como arquitecto [tiene la medalla de plata por sus 25 años como colegiado en el Colegio de Arquitectos de la provincia de Cádiz], profesión que comparte con su esposa. Entre las obras que llevan su firma figura la construcción del Hotel Utopía, en Banalup-Casas Viejas (Cádiz), ejecutada en 2006. Un proyecto para el que buscó inspiración en María Silva, La Libertaria, la anarquista que saltó a la fama en los sucesos de Casas Viejas de 1933 y nieta de Francisco Cruz Seisdedos. De hecho, la ubicación del hotel es anexa a la choza en la que falleció Seisdedos.

En cuanto a las ideas, Luis Antonio es de Podemos prácticamente desde los inicios de la formación de Pablo Iglesias. Y muy activo. Fue uno de los firmantes, en 2015, de un manifiesto contra el apoyo al PSOE de la plataforma Levantemos El Puerto —la marca con la que Podemos concurrió a la elecciones municipales ese mismo año— para hacerse con la alcaldía de la localidad gaditana. También lo rubricó su pareja, que incluso concurrió a las elecciones como suplente en las listas de la formación morada al Senado por la provincia de Cádiz a la generales de ese año.

Los dos son amigos de Lourdes Ciria Roselló, miembro del Círculo Podemos Cannábico, ponente en Vistalegre II e impulsora de la iniciativa de legalizar la marihuana para uso terapéutico que promulga el partido de Iglesias.

En sus redes sociales, Nino (como llaman familiarmente a Luis Antonio) afirma que estudió en las «Carmelitas Desnudas» (sic) y es seguidor de páginas relacionadas con la caza y con perros de razas vinculadas a esta actividad. El juez ha decretado su puesta en libertad sin fianza y con cargos, le ha retirado el arma y la munición, le ha prohibido cazar y deberá estar localizable para comparecer cuando se le reclame. El arquitecto poseía todos los permisos y el seguro de responsabilidad civil, que también ha entregado. Se le imputa un presunto delito de homicidio imprudente.

Rosario Serrano, la abogada de la familia del pequeño, asegura que tras el disparo, Luis Antonio «no se acercó al niño para auxiliarlo. Sabía perfectamente lo que había hecho, se dio media vuelta y se marchó». Él, sin embargo, dio otra versión en el juzgado. Dijo que desconocía que hubiera un niño en la montería y que tampoco sabía la ubicación del resto de los puestos. Una versión que el padre de Aitor, José Antonio Ávalo, contradice: «Porque precisamente él, o su acompañante, le hicieron una foto al niño», sostiene en conversación con Crónica. «Todo el mundo en la montería sabía que estaba allí. Era un pequeño gran hombre y muy responsable».

Mientras Aitor miraba sentado en su banquito, el cazador Luis Antonio salió de su puesto y, buscando el tiro, caminó 20 metros en línea recta. Ante el juez del juzgado de instrucción número 16 de Sevilla declaró este lunes que oyó un ruido en unos matorrales que pensó que se trataba de la rehala de perros y jabalíes, giró el arma a la derecha 90 grados y, sin ver la presa, apretó el gatillo. («Al padre del niño hubo que quitarle la escopeta de las manos», cuenta un testigo). Argumento que el padre del niño desmiente pues, según él, ellos se encontraban a la izquierda y no a la derecha, que es hacia donde Luis Antonio ha declarado haber disparado. El niño cayó a sus pies. «Fue una imprudencia total. No merece volver a cazar en su vida». La familia de Aitor se ha personado como acusación particular, y además baraja, una vez avance la investigación judicial, la posible imputación de un delito de omisión del deber de socorro.

Francisco José Mouriño, el abogado del presunto homicida, cuenta que Luis Antonio «se encuentra muy mal, está en tratamiento psicológico. Cuando se enteró, y como él mismo dijo, lo que menos podía pensar es que le diera a un pibe de cuatro años». Aitor estaba a dos días de cumplirlos.

La Federación Andaluza de Caza pone en duda que Luis Antonio fuera un cazador experimentado. «Cometió tres errores inexplicables e imperdonables», explica José María Madueño, el presidente de una federación que aglutina a unos 300.000 cazadores andaluces. El primero de ellos es salir del puesto y cruzar la línea de tiro. El segundo, «que un cazador experimentado sabe», puntualiza, es que «primero apuntas, luego, identificas la pieza y disparas. Él lo hizo a ciegas». Y por último haber girado noventa grados el arma y apretar el gatillo de una escopeta de caza, con munición de 12 milímetros. «Disparó sin saber a qué disparaba, y encima giró… Tú puedes girar diez, 20 grados, pero no 90 porque a tu lado están tus compañeros…». @lauragarofanoes
Cometió tres errores inexplicables e imperdonables», explica José María Madueño, el presidente de una federación que aglutina a unos 300.000 cazadores andaluces. El primero de ellos es salir del puesto y cruzar la línea de tiro. El segundo, «que un cazador experimentado sabe», puntualiza, es que «primero apuntas, luego, identificas la pieza y disparas. Él lo hizo a ciegas». Y por último haber girado noventa grados el arma y apretar el gatillo de una escopeta de caza, con munición de 12 milímetros. «Disparó sin saber a qué disparaba, y encima giró… Tú puedes girar diez, 20 grados, pero no 90 porque a tu lado están tus compañeros…».

Esto es así, son Los Diez Mandamientos de un cazador (y este hombre lo era, no tocaba una escopeta por primeta vez o estaba de invitado), nadie caza sin saberlo. Lo repiten y repiten y repiten en cada sorteo de puestos. Es más, yo añadiría que es costumbre que cuando un cazador se instala en el puesto que le toca avisa o saluda tanto al puesto de su izquierda como al puesto de su derecha de su presencia y posición de esta forma se da a conocer donde están los vecinos de cada puesto.
Tal y como disparó este hombre podría haber matado al abuelo, al tio abuelo o al padre del pequeño.
El que disparó es el único responsable de la muerte del pequeño. Lo de la omisión de socorro no tiene nombre.
La familia del pequeño ya tiene bastante el resto de su vida y deberá aprender a vivir con ello. Que por nadie pase nunca algo así... por ninguna de las dos situaciones.
 
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es que «primero apuntas, luego, identificas la pieza y disparas. Él lo hizo a ciegas»


A ver es que yo sin ser cazador me doy cuenta de eso.. disparando sin mirar/identificar a qué o a quién apunta :bored:

Es inconcebible.

Y no sólo es responsable de la muerte de este niño sino que se criminalice a su colectivo. Creo q incluso cazadores, deberían condenar este trágico suceso.

Sales a cazar con tu escopeta, quien decide en última instancia disparar, no es ni la normativa de la montería ni la ley ni nadie más que no seas tú mismo. Tienes en tus manos quitar la vida a alguien, un poco de seriedad.
 
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No sé si han leído esto

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"Mi hijo iba a cacerías desde los dos años. Lo mató un cazador imprudente"
José Antonio Ávalo, el padre de Aitor, muerto en una montería en Sevilla, Califica el suceso como un homicidio imprudente.
25 enero, 2019 07:10
"Estaba en su sitio junto a mí. Cayó a mis pies. Mi hijo fue abatido por un hombre que cometió una imprudencia, que se salió de su puesto y cruzó la línea de tiro por donde no debía". José Antonio Ávalo, padre de Aitor, el niño de 4 años muerto de un disparo en la cabeza el pasado sábado por la mañana en una cacería de jabalíes en la finca La Lapa, en Guillena(Sevilla), aclara en una conversación con EL ESPAÑOL algunas circunstancias esenciales del accidente mortal que le costó la vida a su hijo.
En primer lugar, puntualiza que él no ha sido nunca cazador ni tiene ninguna licencia para ello, y que esa mañana él y su hijo estaban de acompañantes de su suegro Miguel, abuelo materno del niño, que es quien caza en la familia, quien había comprado el puesto en la montería y quien también había transmitido la pasión cinegética a su nieto. Con ellos estaba también de acompañante un hermano del abuelo cazador, sumando así cuatro personas en el puesto, con una sola escopeta.


El padre de Aitor, de 31 años, que trabaja como vigilante de seguridadcon la categoría de jefe de servicios en una empresa de su pueblo, Écija(Sevilla), dice que el accidente ha sido un “homicidio imprudente” y atribuye su responsabilidad en exclusiva al cazador del puesto vecino a su derecha que efectuó el tiro fatal, porque “se salió” de su posición –un movimiento ilegal según la normativa andaluza de caza– y disparó hacia el sitio asignado por la organización donde él estaba con su hijo, su suegro tirador y el hermano de éste.

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José Antonio, de profesión vigilante de seguridade, en una fotografía con su hijo fallecido

El cazador investigado admitió en su declaración ante el juez este lunes –según informaron fuentes del caso a Europa Press– que al escuchar ruidos y movimientos en la maleza, creyendo que era un jabalí, se adelantó desde su puesto, giró 90 grados y disparó a su derecha (aunque según el relato del padre del niño, este cazador no disparó hacia su derecha sino hacia su izquierda, hacia donde estaban ellos dentro de su puesto).

El cazador detenido, ahora en libertad provisional mientras se instruye el caso en el Juzgado de Instrucción 16 de Sevilla, declaró al juez que no sabía que había un niño en la montería ni que precisamente estaba en ese puesto vecino al suyo. El padre de la víctima, por el contrario, dice que este hombre –L.A.G., de unos 60 años, arquitectode profesión– “sabía que había un niño” en la montería y conocía la posición de los otros cuatro puestos. “Por la mañana él le echó una foto al niño y nos vio perfectamente”, dice José Antonio. Agrega que aunque el puesto del autor del disparo mortal y el puesto donde se encontraba el niño acompañando a su abuelo cazador, con su padre y su tío abuelo, no estaban a la vista el uno del otro, “todo el mundo sabía dónde estaba todo el mundo” desde el inicio de la cacería.

Frente a los ataques que está sufriendo en las redes sociales por quienes lo acusan de haber llevado a su hijo a una actividad con armas de fuego, se defiende subrayando que el reglamento andaluz de caza, de 2017, no lo prohíbe. El juez no le imputa ningún hecho delictivo, aunque tiene que declarar el 8 de febrero como testigo, junto a los demás participantes y el organizador de la montería. “La ley no imposibilita que un padre lleve a un menor a una cacería, por eso mi hijo venía conmigo, o yo iba acompañando a mi hijo”.

Al pequeño "no le gustaba ni la bicicleta, sólo la caza"
Insiste en que el aficionado a la caza no era él, el padre, sino su hijo de cuatro años, que había desarrollado una gran pasión por este mundo viendo a su abuelo materno, y que por eso, para verlo feliz, lo llevaba de montería. El pequeño iba a estas excursiones vestido de cazador. También el pasado sábado por la mañana. Por eso quizás llamó la atención al otro cazador la presencia del pequeño vestido de montero y le hizo la foto antes del inicio de la batida. El mismo hombre que, según el padre, le hizo la foto es el que desgraciadamente lo mató poco después sin querer por una confusión y por su aparente imprudencia al salirse de su puesto.

Por el contrario, el padre destaca que Aitor era “muy responsable” y cumplía las normas de seguridad, empezando por no salirse del puesto asignado. “Mi hijo disfrutaba en el campo. Era un niño súper responsable, sabía perfectamente dónde estaba y del peligro que había si se movía. Estaba en su sitio junto a mí. Cayó a mis pies. Mi hijo fue abatido por un hombre que cometió una imprudencia, que se salió de su puesto y cruzó la línea de tiro por donde no debía”, relata José Antonio.

Él le practicó los primeros auxilios y el boca a boca para intentar mantenerlo con vida mientras llegaban las emergencias sanitarias. Con serenidad, este vigilante de seguridad, que además es voluntario de Protección Civil en Écija, lamenta que no pudiera hacer más por Aitor, su primogénito (tiene otro niño, de dos años). “Siempre me he sentido orgulloso de cuidar a los demás. Esta vez no pude salvar a mi hijo”.

Aitor, que había cumplido 4 años el 17 de enero, dos días antes de la montería, empezó a ir a las cacerías con su abuelo materno, el cazador, y con su padre “desde los dos años casi”. “Tenía una afición grandísima que le podía. ¿Qué quieres para los Reyes?, le preguntaba, y decía: ‘Papi, una escopeta de petardos’. No le gustaba ni la bicicleta, sólo la caza. Ésa era su adicción y le ha costado la vida”.

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“sabía que había un niño” en la montería y conocía la posición de los otros cuatro puestos. “Por la mañana él le echó una foto al niño y nos vio perfectamente”, dice José Antonio.
Q fuerte! Así q debió ser artimaña de la defensa lo declarado otro día..

Pues con la foto está pillao en lo q a niño refiere. Lo otro és demostrar q conociera realmente la posiciõn de los otros 4 puestos.
 
El Juzgado de Instrucción número 16 de Sevilla investiga la muerte de un niño de cuatro años y natural de Écija tras recibir de manera fortuita un disparo en una cacería celebrada el pasado sábado en una finca ubicada en el municipio sevillano de Guillena y por cuya muerte hay un detenido como presunto autor de homicidio imprudente. El pequeño, según la familia, que se ha personado como acusación particular, no se movió "en ningún momento" del puesto en el que se encontraba junto a su padre, que estaba como observador, y su abuelo, el único tirador autorizado.
 
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