Mitología, la frágil Eternidad.

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El Minotauro estuvo aquí

A diferencia de nuestra era, tan acostumbrada a comenzar a contar citando la letra escrita, hubo un tiempo en que solo la persistencia a través de generaciones de las historias orales las consagraba a quedar retratadas en páginas. Un tiempo en que el mito era la cristalización, como un diamante, de una historia contada mil veces para explicar lo inexplicable, fuesen los orígenes del mundo, las catástrofes naturales o el motivo por el que una cosecha había sido extraordinariamente buena.

Aproximadamente cinco mil años antes de que Pericles pusiese la primera piedra para el Partenón de Atenas y de que Ovidio contase en sus Metamorfosis la historia del minotauro, el mito ya había echado raíces en la isla de Creta, en plena Edad del Bronce.

Minos, el más antiguo de todos aquellos que hemos oído, construyó armada con la que se se apoderó de la mayor parte del mar de Grecia que ahora es, señoreó las islas llamadas Cícladas y fue el que primero las hizo habitar (…) además limpió la mar de corsarios y ladrones.

Tucídices, Historia de la guerra del Peloponeso.

El rey Minos, hijo de Zeus, señor de Creta y del mar Egeo, promete al dios Poseidón que sacrificará en su nombre a la primera criatura que le mande del mar. Los dioses, ya se sabe, a pesar de ser todopoderosos, siempre han sido muy de buscarnos las vueltas a los mortales, así que Poseidón materializa un toro blanco magnífico que deja embelesado a Minos, y este, en lugar de sacrificarlo, lo manda a pastar (literalmente) y lo sustituye en el ritual por otro toro de sus rebaños, esperando que Poseidón no se dé cuenta, porque también los humanos tenemos una tradición ancestral de creernos más listos que nadie.

Los dioses son tradicionalmente implacables reclamando deudas y mandando represalias por retrasos en el pago, Poseidón impone un castigo brutal por la deslealtad de Minos. Su esposa, Pasífae, se enamorará del toro blanco, se apareará con él y quedará embarazada. Nueve meses más tarde dará a luz una criatura híbrida y monstruosa, con cuerpo de hombre y cabeza y cuernos de toro, el minotauro.

Minos, furioso y avergonzado, pide a Dédalo que construya un laberinto donde encerrará a la bestia y calmará su furia cada nueve años, entregándole jóvenes vírgenes a los que devorar.

Reconozcámoslo, nadie construye tramas como la mitología clásica.

Puesto que se crean para explicarnos lo inexplicable, debemos aceptar que detrás de cada mito hay, al menos, una mínima parte de verdad, un germen que hizo florecer esta historia alucinógena. Siguiendo este mismo razonamiento, muchos de los grandes descubrimientos arqueológicos se hicieron siguiendo la estela de los mitos, por esta necesidad de buscar un rastro verdaderamente histórico que justifique una superstición banal o una tradición de siglos.

El palacio que era un laberinto

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Autor: Sir Arthur Evans.
A finales del siglo XIX era un secreto a voces en la comunidad de arqueólogos y cazadores de antigüedades que en Cnosos había un yacimiento de dimensiones enormes; era habitual que los vecinos de la zona encontrasen restos de cerámicas o utensilios de manera casi superficial. Aunque el primer intento de excavación lo hizo el griego Minos Kalokairinos, desenterrando en 1878 dos de los almacenes del palacio. Su proyecto fue suspendido a las tres semanas por desavenencias con los propietarios de las tierras. En aquel momento la isla de Creta estaba ocupada por los turcos y estos le exigieron, tanto a él como más tarde al profesor Schliemann, unas cantidades desorbitadas por el terreno, ya que solo siendo propietarios podrían excavar sin límites ni interrupciones.

Habría que esperar hasta el 23 de marzo de 1900. La isla de Creta volvía a ser autónoma y sir Arthur Evans pisa por primera vez Cnosos con el título de propiedad de los terrenos en la mano. Le acompaña una cuadrilla de treinta y siete trabajadores, que habrían de acabar convirtiéndose en cien, y empezarán a sacar a la superficie la maravilla que llevaba esperando la humanidad más de dos mil años.

Cuenta en su documental sobre la civilización minoica la arqueóloga Bettany Hughes que la excavación de Cnosos superó cualquier expectativa: de repente una civilización de más de cinco mil años de antigüedad, de la que apenas se tenían noticias, aparece y resulta ser tan única y tan sofisticada que, cuanto más se descubre acerca de ella, en lugar de explicarse a sí misma, multiplica las incógnitas.

En el momento de empezar a trazar los planos de Cnosos, el palacio se plantea como un edificio muchísimo más complejo que cualquier otro descubierto hasta el momento en Troya o Micenas. Según avanzaban, las habitaciones, corredores y escaleras se sucedían anárquica e indefinidamente con conexiones complejísimas, estancias pequeñas y sucesivas sin utilidad concreta ni orden aparente. El laberinto existía y era mucho más grande y complejo de lo que cualquier imaginación humana hubiese podido concebir.

Es difícil superar las dotes narrativas de la mitología, pero hay que reconocer que a veces la historia hace intentos gloriosos. Cuando había pasado apenas un mes del comienzo de los trabajos arqueológicos en Cnosos, y todo el mundo estaba ya abrumado con el tamaño de las cuartos, los pasillos y las salas de columnas del edificio, la excavación del ala oeste encuentra un fresco enorme que representa un toro de tamaño real, en posición de embestida con la boca abierta, tallado en relieve de yeso sobre la propia pared.

Las piezas del mito, como un rompecabezas, comenzaban a encajar.

Estaban sacando a la superficie un edificio colosal y laberíntico, habían encontrado una referencia clara al toro, y a Evans ya solo le faltaba alguna evidencia que apuntase al rey Minos para cerrar el círculo. Como si los dioses le fuesen dejando miguitas de pan, a los pocos días, en el ala sur, apareció una sala con un trono; aunque no era demasiado grande, no parecía esta suficiente razón como para negar que aquel pudiese ser el trono del mítico rey que encerró al minotauro. Era el trono más antiguo encontrado en Europa. Evans ya lo había decidido: aquel era el trono de Minos y la suya, la civilización minoica.

En aquellos años, arqueólogos profesionales y aficionados de toda Europa y Estados Unidos competían en una carrera contrarreloj para encontrar la civilización más antigua del Mediterráneo; todo apuntaba a que Arthur Evans iba a ganar a todos. El ritmo de la excavación fue tal que en 1903 el palacio había sido totalmente desenterrado, además de una cantidad incontable de objetos y tesoros, por lo que se empezaron a excavar las zonas anexas.

Diecisiete mil metros cuadrados construidos distribuidos en mil quinientas habitaciones, conectadas con escaleras, corredores y patios de columnas, adornadas con frescos, baños rituales y sótanos llenos de almacenes de víveres y ánforas de tamaño gigantesco. Siete u ocho entradas diferentes, que se supone deberían tener cada una una función distinta y ser usadas en diferentes ocasiones. A su vez, todos estos caminos llevan a un impresionante patio central, de cincuenta y cuatro metros de largo por veintisiete de ancho, que nadie sabe a ciencia cierta para qué se usaba, pero no hay duda de que podría acomodar a una cantidad enorme de personas.

Una edificación que es muchísimo más que la suma de sus partes, un enigma que, cuanto más se descubre de él, en lugar de esclarecerse resulta cada vez más inquietante y fascinante, por lo oscuro y contradictorio.

Llegados a este punto y seguramente ya llevado por el entusiasmo, Arthur Evans empieza a contaminar lo que encuentra con su propia convicción, porque, aunque el mito puede llevar a los hechos, es un error tomárselo tan literalmente que no nos deje analizar lo que tenemos delante. Todos los indicios confirman que Cnosos debía de ser un lugar administrativo o religioso, un lugar donde se llevasen a cabo rituales, y nada indicaba que era un palacio, salvo el trono, pues no hay rastro de aposentos que pudiesen servir para que viviesen allí un rey y su séquito. Pero a Evans le da igual, pone nombre a las plantas del edificio según su propia imaginación le indica y reconstruye algunas partes con hormigón armado intentando así hacer su versión más verosímil. Es una pena, porque este tipo de aberraciones pesarán mucho más a la hora de recordarlo que el propio descubrimiento de Cnosos.

La teoría más sólida es también la más espectacular, el patio central de Cnosos debía de servir de escenario para rituales religiosos y espectáculos de gladiadores y toros. El arte minoico está lleno de representaciones de este tipo, se repiten especialmente las escenas de jóvenes atletas, hombres y mujeres de torsos desnudos, saltando por encima de toros que los embisten en plena carrera. Un espectáculo que, de ser literalmente así, requeriría una condición física propia de superhéroes. Los toros prehistóricos serían cruces con uros y medirían aproximadamente un metro ochenta desde el suelo hasta la cruz, la huella de una de esas bestias tendría el tamaño de la cabeza de una persona.

Animales magníficos que eran símbolo de fertilidad desde la Edad de Piedra, quizá era eso lo que trataba de captar este ritual. Aun así, todo es interpretable y podría ser solo una representación simbólica; desgraciadamente, no se ha conseguido aún descifrar la escritura minoica, que podría dar un vuelco a todo o complicarlo aún más, visto lo visto.

La cuestión más importante que surgió con todo este descubrimiento abrumador fue: ¿Quiénes eran los minoicos? ¿De dónde habían venido? ¿Cuál fue el origen de esta civilización tan extraña y tan compleja, que no se parece a nada y cuya escritura aún hoy no somos capaces de descifrar?

Después de un análisis minucioso tanto del arte como de los restos arqueológicos, se llega fácilmente a la conclusión de que los minoicos fueron una civilización con un espíritu libre e independiente y una personalidad sin precedentes. Probablemente porque el mundo en aquel momento estaba fascinado con Egipto, Evans apuntó como posible lugar de origen de los primeros minoicos el norte de África, en el delta del Nilo. Desde entonces otros autores han propuesto también las islas Cícladas, la Anatolia, los Balcanes y el Medio Oriente como posibles lugares de origen.

Sir Arthur Evans se murió sin saber la verdad, sin saber que dejó una punta del hilo de la que tirar casi como una broma y que luego resultó ser una profecía, pasando por alto que la respuesta estaba en el propio mito.

La parisien y la madre de Minos

En una de las salas de Cnosos apareció un fragmento de un fresco que actualmente se conserva en el museo de Heraklion. Representa a una mujer noble o una sacerdotisa, adornada y maquillada con delicadeza y distinción. Evans la llamó La parisien porque su aspecto era bello y moderno como el de una mujer de París de principios del siglo XX.

En el año 2013 fue publicado en la revista Nature Communications un estudio del ADN mitocondrial, es decir, heredado solo por vía materna, de los huesos de treinta y nueve individuos encontrados en una cueva en Creta, datados en la era anterior a la construcción de Cnosos. Los resultados revelaron que el hilo imaginario que une a los minoicos con las civilizaciones neolíticas va directamente a Europa, que las correspondencias apuntan a Iberia, Escandinavia y, aquí viene lo mejor, Francia. La broma de Evans era verdad y La parisien sofisticada y bella tenía parientes europeos.

Todos estos años esperando una respuesta y la teníamos delante, Ovidio lo escribió hace más de dos mil años. Zeus se enamoró de Europa, así que se transformó en un toro blanco y se puso a pacer al lado de donde ella cogía flores. Europa, que nunca había visto un animal tan bello y tan manso, se acercó para acariciarlo e incluso se montó sobre él. El toro Zeus salió corriendo con ella sobre el lomo, se adentró en el mar y se alejó nadando hasta llegar a Creta. El primer hijo de Zeus y Europa fue el rey Minos.

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Bibliografía:

Jeffery R. Hughey, Peristera Paschou, Petros Drineas, Donald Mastropaolo, Dimitra M. Lotakis, Patrick A. Navas, Manolis Michalodimitrakis, John A. Stamatoyannopoulos y George Stamatoyannopoulos (2013), «A European Population in Minoan Bronce Age Crete». Nature Communications. Article number, 1861.

Sosso Logiadou y Platonos (1982), Knossos. The Minoan Civilization. Atenas.

Bettany Hughes (2004), The Minoans. The Ancient World (TV series) UK.
 
Un cuento de Jorge Luis Borges que refiere al Minotauro.


La casa de Asterión


Y la reina dio a luz un hijo que se llamó Asterión.
Apolodoro: Biblioteca, iii, I.




Sé que me acusan de soberbia, y tal vez de misantropía, y tal vez de locura. Tales acusaciones (que yo castigaré a su debido tiempo) son irrisorias. Es verdad que no salgo de mi casa, pero también es verdad que sus puertas (cuyo número es infinito) están abiertas día y noche a los hombres y también a los animales. Que entre el que quiera. No hallará pompas mujeriles aqui ni el bizarro aparato de los palacios pero sí la quietud y la soledad. Asimismo hallará una casa como no hay otra en la faz de la tierra. (Mienten los que declaran que en Egipto hay una parecida). Hasta mis detractores admiten que no hay un solo mueble en la casa. Otra especie rídicula es que yo, Asterión, soy un prisionero. ¿Repetiré que no hay una puerta cerrada, añadiré que no hay una cerradura? Por lo demás, algún atardecer he pisado la calle; si antes de la noche volví, lo hice por el temor que me infundieron las caras de la plebe, caras descoloridas y aplanadas, como la mano abierta. Ya se había puesto el sol, pero el desvalido llanto de un niño y las toscas plegarias de la grey dijeron que me habían reconocido. La gente oraba, huía, se prosternaba; unos se encaramaban al estilóbato del templo de las Hachas, otros juntaban piedras. Alguno, creo, se ocultó en el mar. No en vano fue una reina mi madre; no puedo confundirme con el vulgo, aunque mi modestia lo quiera.
El hecho es que soy único. No me interesa lo que un hombre pueda trasmitir a otros hombres; como el filósofo, pienso que nada es comunicable por el arte de la escritura. Las enojosas y triviales minucias no tienen cabida en mi espíritu, que está capacitado para lo grande; jamás he retenido la diferencia entre una letra y otra. Cierta impaciencia generosa no ha consentido que yo aprendiera a leer. A veces lo deploro, porque las noches y los días son largos.
Claro que no me faltan distracciones. Semejante al carnero que va a embestir, corro por las galerías de piedra hasta rodar al suelo, mareado. Me agazapo a la sombra de un aljibe o a la vuelta de un corredor y juego a que me buscan. Hay azoteas desde las que me dejo caer, hasta ensangrentarme. A cualquier hora puedo jugar a estar dormido, con los ojos cerrados y la respiración poderosa. (A veces me duermo realmente, a veces ha cambiado el color del día cuando he abierto los ojos). Pero de tantos juegos el que prefiero es el de otro Asterión. Finjo que viene a visitarme y que yo le muestro la casa. Con grandes reverencias le digo: Ahora volvemos a la encrucijada anterior o Ahora desembocaremos en otro patio o Bien decía yo que te gustaría la canaleta o Ahora verás una cisterna que se llenó de arena o Ya verás como el sótano se bifurca. A veces me equivoco y nos reímos buenamente los dos.
No sólo he imaginado esos juegos; también he meditado sobre la casa. Todas las partes de la casa están muchas veces, cualquier lugar es otro lugar. No hay un aljibe, un patio, un abrevadero, un pesebre; son catorce [son infinitos] los pesebres, abrevaderos, patios, aljibes. La casa es del tamaño del mundo; mejor dicho, es el mundo. Sin embargo, a fuerza de fatigar patios con un aljibe y polvorientas galerías de piedra gris he alcanzado la calle y he visto el templo de las Hachas y el mar. Eso no lo entendí hasta que una visión de la noche me reveló que también son catorce [son infinitos] los mares y los templos. Todo está muchas veces, catorce veces, pero dos cosas hay en el mundo que parecen estar una sola vez: arriba, el intrincado sol; abajo, Asterión. Quizá yo he creado las estrellas y el sol la enorme casa, pero ya no me acuerdo.
Cada nueve años entran en la casa nueve hombres para que yo los libere de todo mal. Oigo sus pasos o su voz en el fondo de las galerías de piedra y corro alegremente a buscarlos. La ceremonia dura pocos minutos. Uno tras otro caen sin que yo me ensangriente las manos. Donde cayeron, quedan, y los cadáveres ayudan a distinguir una galería de las otras. Ignoro quiénes son, pero sé que uno de ellos profetizó, en la hora de su muerte, que alguna vez llegaría mi redentor. Desde entonces no me duele la soledad, porque sé que vive mi redentor y al fin se levantará sobre el polvo. Si mi oído alcanzara todos los rumores del mundo, yo percibiría sus pasos. Ojalá me lleve a un lugar con menos galerías y menos puertas. ¿Como será mi redentor?, me pregunto. ¿Será un toro o un hombre? ¿Será tal vez un toro con cara de hombre? ¿O será como yo?

El sol de la mañana reverberó en la espada de bronce. Ya no quedaba ni un vestigio de sangre.
—¿Lo creerás, Ariadna? —dijo Teseo—. El minotauro apenas se defendió.
 
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MITOLOGÍA NÓRDICA » Todo Sobre Su Tradición, Historia Y Deidades
abril 20, 2017 por admin


Cuando se habla de mitología nórdica se hace referencia a la mitología escandinava, ya que se conoce con ambos nombres. Con este término se piensan en conjunto las creencias, leyendas y religión de los pueblos escandinavos, incluyendo en este caso a los que se asentaron en Islandia, sitio en el que se reunieron las fuentes escritas de la mitología nórdica.


Esta es la versión que mejor se ha preservado de la antigua mitología germana, la cual es común a cada uno de los pueblos germanos, que por supuesto también corresponde a la mitología anglosajona, pues se encuentra relacionada de manera estrecha.


Fuentes históricas de la mitología nórdica
Hay que empezar por anotar que no se trata de una mitología compartida por los pueblos nórdicos de etnia urálica (estonios, fineses y lapones), no báltica (letones), ya que poseían una propia. Además de lo anterior, no se trataba de una religión revelada, ya que no había una verdad que era entregada por parte de los divinos a los mortales, más allá que en algunos relatos hay personas normales aprendiendo las historias de los dioses o se cuentan alguna visita de ellos. Tampoco hay libro sagrado.

En ese orden de ideas, la mitología nórdica se transmitió principalmente de forma oral a manera de una larga irregular poesía. En medio de esa transmisión se encuentra la era vikinga y buena parte del conocimiento que se tiene de ella está basado principalmente en las Eddas, además de otros textos de la edad media que se escribieron durante o luego de la cristianización.

Además del anterior, dentro del folclore escandinavo las creencias que se les aducen duraron mucho tiempo e incluso en algunas zonas rurales las tradiciones se mantienen hasta la actualidad. En algunos otros casos, se han revivido recientemente o reinventado como el caso del neopaganismo germano.

Orígenes de la mitología nórdica
En realidad no se trata de una tarea sencilla. Esto se debe a que al ser principalmente de tradición oral, de generación en generación, las fechas que se les asignaba son tan sólo especulaciones. De todos modos, se menciona a la luz de la Gnosis que sus raíces devienen de la Isla Sagrada del Norte, en Thulé, ubicada en lo que hoy se conoce como Círculo Polar Ártico.

A partir de entonces, la sabiduría oculta de los dioses fue pasando por medio de mitos y leyendas de raza en raza y de generación en generación. Cerca del siglo X algunos monjes irlandeses se trasladaron a Islandia para buscar la soledad y entraron en contacto con los vikingos, recogiendo algunos de sus poemas paganos.

Los vikingos en la mitología nórdica
Los historiadores en la actualidad escriben acerca de los vikingos como un conjunto de personas interesadas principalmente en los asaltos, luchas e invasiones. Este grupo entra en acción durante los años 793 y 1066, conformándose desde distintas zonas de Escandinavia, principalmente suecos, noruegos y daneses.

Desde la mitología nórdica no está del todo claro cuál fue la razón para que el pueblo vikingo lograse alcanzar su esplendor, pero hay dos razones que ayudan a explicarlo: eran un pueblo de navegantes en mares que normalmente eran azotados por tormentas terribles; y abrieron rutas comerciales por ríos navegables y colonizaron tierras inexploradas, en donde se destaca a Erik el Rojo, quien hizo América 500 años antes que Cristóbal Colón.

Odín en la mitología nórdica
Finalmente, se anota que Woden o Wotan es el “Padre de los Dioses”. Se le conocía tan bien como el Señor de la guerra y padre de los muertos gloriosos. Desde su trono se encargaba de contemplar los nueve mundos y destacaba por su sabiduría.
https://www.mitologia.info/nordica/
 
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MITOLOGÍA ROMANA » Conoce Sus Tradiciones, Leyendas Y Dioses

abril 20, 2017 por admin


Adentrarse en las creencias de la mitología romana resulta una labor realmente cautivadora puesto que se trata del conjunto de las convicciones más arraigadas de la Antigua Roma, aunque es importante resaltar que este aporte cultural se encuentra casi que dividido en dos grandes partes; en primer lugar tenemos los rituales y mitos verdaderamente autóctonos de Roma y por otro lado se encuentra la denominada fusión con la mitología griega que ocurrió en el momento en que Roma finalmente se expandió y permitió que llegaran maestros griegos para educar a los romanos.


La influencia griega fue tan determinante para Roma que incluso en el ámbito literario los poetas y demás escritores, empezaron a reflejarla tomando como propios algunos modelos griegos al momento de hablar sobre dioses y todas aquellas figuras a las que el pueblo podía acudir en busca de protección.

Los inicios de la mitología romana
Para hablar del nacimiento de la mitología romana es necesario mencionar que los romanos inicialmente no contaban con relatos bien secuenciados sobre dioses, en su lugar disponían de mitos históricos sobre su fundación y consolidación que tenían pequeñas participaciones de entidades divinas. A lo que si le dieron gran importancia fue a su sistema de rituales, panteones de dioses y escuelas sacerdotales.


Ahora bien, cuando Roma logró la extensión de sus dominios y sus territorios literalmente se multiplicaron, empezaron a llegar influencias de todo tipo siendo las griegas las más imponentes, por tanto la mitología romana puede definirse como una gran mezcla que sirve para que se de origen a la denominación: mitología grecorromana.

Lo que si queda más que claro que la mitología romana primitiva disponía de una manera muy distinta de concebir a los dioses y otorgarles una definición, pues más que nada se dedicaba a las complejas relaciones entre dioses y humanos.

Tipos de dioses romanos
A continuación un listado con los tipos de dioses romanos:

  • Los Di indigetes. En esta categoría se encuentran los dioses originales del estado romano con títulos de los sacerdotes más antiguos encargados de representar prácticas de la vida diaria tales como la cosecha, el arado y la lucha. Gran parte de estos eran venerados en festividades especiales
  • Los novensides. Esta sección se encarga de agrupar aquellos dioses que fueron reconocidos en el periodo histórico es decir de manera posterior a los Di indigentes, esto con el objetivo de dar respuesta a nuevas necesidades o crisis específicas.
  • Los dioses extranjeros. Con los nuevos territorios conquistados también llegaron otras deidades para adorar, las cuales fueron acogidas muy ceremoniosamente puesto que a los extranjeros se les permitía continuar viviendo sus creencias.
Mitos romanos más populares
Ciertamente los mitos romanos más conocidos son aquellos que se identifican de alguna manera con la mitología griega, veamos a continuación algunos de los más populares.

  • Rómulo y Remo. Estos hermanos gemelos nos cuentan la historia de la fundación de Roma y la manera en la que Rómulo llegó a convertirse en el primer rey de ella. Un asesinato de por medio seguramente es motivo para que muchos comparen este relato con el de Caín y Abel.
  • El rapto de las Sabinas. Cuenta como los súbditos de Rómulo interrumpieron en los campamentos de los Sabinos, una antiguo pueblo de Italia. Estando allí secuestraron a las mujeres y se dio lugar a una lucha que posteriormente trajo como resultado que las damas terminaran casadas con sus captores.
  • Cupido. El mito de cupido relata la historia del dios romano del amor el cual en griego se le conoce como Eros, se trata de un pequeño niño con arco y flechas que al ser lanzadas podían causar tanto amor como rechazo a quienes alcanzaban. Por tanto a Cupido se le describe como un ser travieso que juega con los sentimientos.
https://www.mitologia.info/romana/
 
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MITOLOGIA SUMERIA

Conoce las costumbres, historia y dioses.

En la parte sur de la antigua Mesopotamia se encontraba Sumeria, una región dominada por una civilización que se establece como una de las más antiguas del mundo y que entre sus riquezas exhibe la denominada mitología sumeria, un sistema de creencias politeístas del que se tiene noticia incluso antes de Cristo por lo que existe la teoría que todas estas historias sirvieron como base para el inicio de unas cuantas religiones.

Puesto que las divinidades sumerias hacen parte activa de la mitología mesopotámica esto dio origen a cambios en relación a sus nombres sin embargo no fue determinante en cuanto a transformaciones en las bases que servían como pilares para lo que ellos vivían como grandes verdades.

Sobre la mitología sumeria
Los mitos sumerios tienen el común denominador de estar elaborados a partir de historias muy sencillas, se caracterizan por abordar temáticas que incluyen desde filosofía, política y teología hasta todo lo concerniente a la antigua sumeria, por tanto hacen referencia al origen de la tierra, vida de los dioses, grupos sociales, el más allá y unos cuantos héroes.


En estos textos normalmente el destino del hombre estaba marcado por los dioses, por lo tanto siempre estaba siendo desafiado a enfrentar fuerzas económicas, de la naturaleza y política, todo con tal de llegar a un punto que le permitiera obtener un mensaje o consejo de valor para poner en práctica de ese momento en adelante, esta es la razón por la suelen ser comparados con el concepto que se tiene de parábola.

Cabe resaltar que fue la tradición oral la primera encargada de propagar estas historias, pues solo hasta la llegada de la escritura cuneiforme es que finalmente lograron ser plasmados de manera escrita.

Los dioses sumerios
Respecto a las deidades sumerias se ha establecido que se les asignaban cualidades suficientes para representar tanto lo terrestre como las fuerzas cósmicas, más tarde vivieron un cambio que hizo que se transformaran en dioses de la ciudad en lugar de dioses de la naturaleza.

Debido a que no existe tan abundante información sobre el panteón sumeriocomo quisiéramos, se pueden mencionar solo unos cuantos detalles relevantes, entre ellos quizás el que se acostumbra a decir que esta era conformado por un total de sesenta veces sesenta, algo así como unas 3.600 deidades.

  1. Triada de los grandes dioses: cielo, atmósfera y tierra.
  • Anu: el dios del cielo y señor de las constelaciones, se le asignó la habilidad de juzgar y por tanto solía decirse que estaba siempre listo para aparecer ante los mortales en circunstancias relacionadas con tragedias o con muchas necesidades.
  • Enlil: es el dios de la atmósfera, del viento, de las tempestades y todas las catástrofes naturales, se le adjudica un carácter irascible y temible, además algunos de sus cultos insisten en que posee el ojo que explora la tierra.
  • Enki: es el señor de la tierra, asume la misión de crear a los seres humanos y asimismo de asignarles oficios y artes para el desempeño de la agricultura.
  1. Triada secundaria: luna, fertilidad y sol.
  • Nanna: al dios de la luna también se le conoce como Sin, dispone de una gran sabiduría y una gran inclinación por la astrología y la astronomía.
  • Innana: la diosa del amor y de la guerra era una consagrada protectora hija de Nanna.
  • Utu: es el dios del sol y se clasifica dentro del grupo de las deidades celestes.
Como dato curioso, la mayoría de los dioses que hacen parte de esta mitología pertenecían a una clasificación denominada Annuna, esto gracias a que la mayoría eran descendientes de An, otro grupo muy conocido son los Anunnaki que equivalen a los dioses que son jueces del inframundo.
https://www.mitologia.info/sumeria/
 
Descubren cómo llegó Dios a nuestras vidas
Un estudio, basado en técnicas de «big data», ha concluido que el desarrollo de sociedades complejas permitió la aparición de deidades que dictaron el comportamiento moral de sus habitantes
Los investigadores compararon 414 sociedades procedentes de 30 regiones del mundo, que existieron desde la antigüedad hasta la Revolución Industrial

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Según la visión mayoritaria de los etnógrafos, las sociedades de cazadores-recolectores viven en grupos tan pequeños que casi cualquier comportamiento inmoral es enseguida descubierto por todos. Estos grupos suelen creer en dioses y fuerzas sobrenaturales que están íntimamente relacionadas con la naturaleza, y no tanto con el hombre y su moral. En cambio, en las grandes sociedades el comportamiento inmoral puede pasar desapercibido más fácilmente. Curiosamente, dentro de estas sociedades también existen «grandes dioses»: deidades y poderes que dictan el comportamiento moral y castigan cualquier transgresión.

Una investigación que se acaba de publicar en la revista Nature ha tratado de comprobar experimentalmente esta visión sostenida por los etnógrafos. Un equipo internacional de investigadores, dirigido por científicos de las universidades de Oxford, Connecticut y Keio en Fujisawa, han concluido que la creencia en grandes dioses, deidades moralizantes que castigan las transgresiones éticas, son una consecuencia, y no una causa, del desarrollo de sociedades complejas. Los autores de esta investigación han llegado a estas conclusiones después de trabajar con la base de datos Seshat: Global History Databank, un archivo masivo que contiene más de 300.000 registros con información sobre complejidad social y religión de 500 sociedades pasadas, a lo largo de 10.000 años de historia.

«Durante siglos se ha debatido por qué los humanos, al contrario que otros animales, cooperan en grandes grupos de individuos no relacionados genéticamente», ha dicho en un comunicado Peter Turchin, investigador en la Universidad de Connecticut y coautor del estudio. Las respuestas tradicionales son la agricultura, la guerra y la religión.

Sciencemag.org Patrick Savage, investigador en la Universidad Keio en Fujisawa, Japón y autor del estudio, aunque estas deidades moralizantes no pudieron haber ayudado a crecer a estas sociedades, sí que tuvieron un importante papel. Según ha dicho, una vez que dichas sociedades alcanzaron un tamaño de alrededor de un millón de habitantes, los dioses moralizantes llegaron para estabilizar la cooperación entre personas con diferentes lenguas, etnias y trasfondos culturales.

Los investigadores compararon 414 sociedades procedentes de 30 regiones del mundo, que existieron desde la antigüedad hasta la Revolución Industrial. Para ello, analizaron 47.613 registros.

Ra, la primera deidad moralizante
La primera sociedad en la que surgió un dios moralizante, y de la que hay registros históricos, es la Dinastía II, en Egipto. Allí se sostenía que Ra, el dios del Sol, era el creador y el gobernador del cosmos, y juez, en el más allá, en base a un código conocido como «maat»: este concepto representaba «lo que es correcto», y englobaba ideas como proteger a los débiles y no robar. Esta deidad estaba relacionada con un costumbre muy concreta: el enterramiento ritual de las élites.

A Ra le siguió Shamash, el dios del Sol que todo lo ve, en la dinastía Akkad, en la actual Irán. Shamash era el castigador de los injustos y de aquellos que mentían o robaban. Después, en la sociedad hitita del Antiguo Reino de Hatti, en la actual Turquía, varios dioses castigaban la rotura de juramentos o el robo. Y así hasta llegar a la Edad Contemporánea, pasando por la dinastía Zhou, en China, el imperio aqueménida, la república romana, la confederación islandesa o el imperio inca.

Cada una de estas sociedades fue clasificada de acuerdo a 51 medidas de complejidad social, como cuántas personas las componía, si el gobierno tenía un liderazgo jerárquico o qué sistemas de información existían. Además, trataron de determinar si cada sociedad creía en un dios o dioses moralizantes o en una fuerza sobrenatural que reforzara los valores de la lealtad y la honestidad, y con qué frecuencia y grado de estandarización exhibían rituales religiosos.

El papel del «big data»
Todo esto ha sido posible gracias al trabajo de un equipo interdisciplinar de arqueólogos, antropólogos, historiadores, sociólogos y expertos en datos. Y también gracias al «big data»: docenas de expertos han trabajado para ensamblar enormes cantidades de información, procesada de forma estandarizada, en la base de datos Seshat, fundada en 2011.

«Seshat le permite a a los investigadores analizar cientos de variables relacionadas con la complejidad social, la religión, la guerra, la agricultura y otras realidades de la cultura y sociedad humanas, que varían en el espacio y el tiempo», ha dicho en un comunicado Pieter François, coautor del trabajo. Segun Savage, Seshat muestra «cómo el "big data" puede revolucionar el estudio de la historia humana».

Según ha dicho en Sciencemag.org Edward Slingerland, historiador en la Universidad de la Columbia Británica en Vancouver, Canadá, no implicado en este estudio, estas conclusiones son «una interesante hipótesis alternativa», que merece ser investigada. Sin embargo, ha destacado la importancia de confirmar la solidez de los datos recogidos por la base de datos Seshat.

Varios expertos han apuntado, en Scientific American, que muchos de los datos introducidos en Seshat son interpretables y no han sido manejados por expertos, por lo que es difícil tomarse en serio las conclusiones de la investigación. Los autores han comentado que han consultado a docenas de ellos, pero han reconocido que habría sido imposible poder cubrir todos los registros analizados. Por ello, tomaron varias precauciones, como hacer varios análisis estadísticos con varios valores para asegurarse de que sus resultados eran consistentes de una forma sólida.
https://www.abc.es/ciencia/abci-descubren-como-llego-dios-nuestras-vidas-201903210910_noticia.html
 
Yo ahora me he viciado a la mitología vasca, no puedo parar de leer :love:
 
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Centéotl, Dios Azteca del maíz
julio 8, 2017 por redactor

Para empezar, según narra la mitología azteca, Centéotl era conocido por ser el dios del maíz, el patrón de la ebriedad y la bebida en todos los rituales de esta cultura, asimismo, fue uno de los dioses toltecas considerado como un dios dual, esto es debido a que poseía dos sexos, el masculino y el femenino.

Centéotl, dios del maíz
A causa de esto, su nombre masculino era Centéotl y Centeotltecuhtli (tecuhtli, “señor”) y su nombre femenino fue Chicomecóatl y Centeotlcíhuatl (cíhuatl, “mujer”). Además, la historia relata que este es hijo de Piltzintecuhtli y Tlazoltéotl, tras su nacimiento se refugió debajo de la tierra convirtiéndose así en diversos sustentos, uno de ellos es el maíz con el que se le asocia mayormente.


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Fabulas
Se dice que Centéotl, se es esconde debajo de la tierra y es por esto, que varias partes de su cuerpo provienen de la misma, dejándole así los siguientes rasgos físicos:
  • Cabello de algodón.
  • Naríz en chia.
  • Dedos de camotes.
  • Uñas en un maíz alargado.
  • Ojos en diferentes semillas.
Asimismo, otros cultivos emergieron de su cuerpo, gracias a esta riqueza que le entregó el mundo, era amado por las personas y desde ese momento fue llamado Tlazohpilli, el cual se refiere a dios amado.

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Cultos
Este dios tolteco era celebrado en el mes Huey Tozoztli, en el cual los plebeyos seleccionaban mazorcas de maíz de sus cultivos, luego las secaban y eran usabas como semillas para cultivarlas, después de esto, llevaban estas mazorcas a sus casas para ofrecerlas como ritual hacia Centéotl.

Para finalizar, en otro ritual agrupaban las mazorcas de maíz en grupos de siete y las llevaban al templo de Chicomecóatl, estas representaban a este dios que se convertía en el corazón del maíz almacenado y sería la semilla del maíz que se plantaría en el futuro.
https://www.mitologia.info/centeotl/
 
Por qué los hombres no saben vivir sin dioses
Neil MacGregor ilustra la necesidad y la importancia de las creencias para la supervivencia de toda civilización
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Imagen del libro 'Vivir con los dioses', de Neil MacGregor (DEBATE)
FERNANDO GARCÍA
04/05/2019 00:05
Actualizado a 04/05/2019 08:36

Las sociedades necesitan un relato para sobrevivir. Pero no un relato cualquiera, sino uno que trascienda a los individuos y los explique como miembros de una comunidad que existe antes que ellos y los sobrevive. Dicho de otro modo, requerimos de una creencia, un dios, una religión. Y “está comprobado que, sin una combinación de identidad política y religiosa, ninguna sociedad tiene futuro”. Quien esto afirma es el historiador británico del arte Neil MacGregor, exdirector de la National Gallery (1987-2002) y el British Museum de Londres (2002-2015), que acaba de publicar en España la monumental historia de las creencias Vivir con los dioses (Debate). A partir del estudio de distintos objetos y obras de arte –procedentes casi en todos los casos del British– el libro explora con profundidad la realidad y el sentido de las múltiples formas de fe en todo el planeta a lo largo de 40.000 años.

“Dos Estados intentaron en su momento vivir sin dioses, primero la Francia de la Revolución de 1789 y después la Unión Soviética de 1917. Y en ambos casos el experimento fracasó y cada uno de esos países volvió a una mezcla de nacionalismo y religión tradicional”, afirma MacGregor en charla con La Vanguardia sobre su ensayo de 500 páginas acerca de los muy diversos credos y doctrinas que nos hemos creado desde que el Homo sapiens empezó a moverse desde África hacia el resto del mundo.

Europa es hoy un caso inusual de falta de creencia común, y necesita un relato de tolerancia”

NEIL MACGREGOR
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Neill MacGregor por su libro 'Vivir con los dioses', sobre la historia de las religiones y otras creencias (Emilia Gutiérrez)
Un ejemplo “fascinante” de esa mezcla de lo nacional y lo religioso tan “imprescindible para que un pueblo afronte su existencia bien equipado”, lo tuvimos hace poco en la intervención de Emmanuel Macron urbi et orbi a raíz del incendio de la catedral Notre Dame: “un “ejemplo extraordinario de confluencia de esos dos elementos, el político y el de la fe, en un solo edificio, en un solo símbolo”.

MacGregor recuerda y destaca, sin embargo, que en ningún momento de su emocionada alocución el presidente francés aludió a la condición de templo católico del monumento incendiado. Una omisión nada casual por parte del jefe del Estado de la “muy laica” República de Francia. Y es que la solemne proclama de unidad de Macron ante la desgracia por el siniestro vino a mostrar “el gran poder de la tradición” para la nación vecina, pero también “la dificultad de Francia a la hora de reconocer el hecho de que la religión es una parte importante de la comunidad”.

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Notre Dame en llamas. (Thierry Mallet / AP)
En su libro, MacGregor se refiere con ironía al follón que en ese mismo país se montó cuando, días después de los atentados en Niza en julio del 2016, las autoridades locales de varias poblaciones de la Costa Azul prohibieron el uso de determinados bañadores que atentaban “contra las buenas costumbres”… y el laicismo. “El problema no estaba en aquellas mujeres que llevaban muy poca ropa sino en las que portaban demasiada”. El escritor se refiere por supuesto al burkini, desterrado aquel verano de las playas de Cannes o Saint-Jean-Cap-Ferrat en tanto que “manifestación ostentosa de pertenencia religiosa”.

A finales de agosto de ese año, el Consejo de Estado galo determinó que el burkini no constituía una amenaza para el orden público. Pero hoy es el día en que el burka sigue prohibido en todo el país, el estimar su Gobierno que “el hecho de ser ciudadano francés y a la vez miembro visible de una comunidad religiosa minoritaria amenaza la identidad del Estado”, dice MacGregor.

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(Bernat Armangue / AP)
Pero la cuestión es más profunda y se extiende a Europa, que en contraste con “un mundo en su mayor parte comprometido con alguna tradición religiosa” –especialmente en Asia, África, Oriente Medio y América Latina– ha dado masivamente la espalda a sus creencias. Y, sobre todo, que carece de “una historia común que explique a la comunidad y la dé cohesión”; de un relato con sus correspondientes rituales, imágenes y celebraciones, elementos todos ellos que rechazó la Ilustración. Tal carencia –continúa el autor– constituye “un caso inusual” respecto a una humanidad en la que, desde finales de los años 70, “la religión ha ido adquiriendo más y más importancia política”.

Tanto en Europa en su conjunto como en cada uno de los países que integran la UE “late la doble cuestión de quiénes somos y cuál es la narrativa en la que todos nuestros ciudadanos pueden participar”. Y no será porque no tengamos creencias y relatos a mano. “Londres es uno de los grandes centros de creatividad musulmana en el mundo. En París se produce gran parte de la literatura africana”. Y en todas las grandes capitales florecen comunidades con tradiciones y religiones muy diversas. “Pero nuestra tradición es expandirnos, dominar e imponer”, de modo que nos cuesta hacer el camino a la inversa. “Espero que encontremos un relato de aceptación y tolerancia que empiece por asumir el hecho de que, ahora ya, somos los herederos de muchas otras historias, más allá de la que la que no es o consideramos propia”, señala MacGregor. En definitiva, convendría entender que “la narrativa europea es global, pero no en el sentido de que dominamos el planeta sino de que heredamos el mundo”.

Grandes deidades y lugares de fe

El hombre león

Vivir con los dioses arranca con una explicación sobre la primera representación de carácter mitológico conocida, el Hombre león, de cuerpo humano y cabeza felina. Se trata de una pequeña escultura de unos 30 centímetros, tallada en el marfil de un colmillo de mamut. Dos científicos la encontraron en 1939 en una cueva cercana a la ciudad alemana de Ulm. La pieza data de hace unos 40.000 años y, aunque fue realizada por un solo individuo, pasó por muchas manos a lo largo de generaciones.

Es “la primera prueba de nuestra capacidad de abstracción”, señala MacGregor. La especialista en historia remota del British, Jill Cook, no sólo la considera “una obra artística maestra” –recoge el autor- sino un vehículo vinculado a la “supervivencia psicológica” de un grupo humano. Un objeto “que solo cobra sentido si forma parte de una historia, lo que hoy podríamos denominar un mito”, y que debió de formar parte de algún ritual en torno a “algo situado más allá de nosotros y de la naturaleza”; algo que podía ayudar a afianzar una comunidad y permitirle superar peligros y dificultades”.

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Imagen del libro 'Vivir con los dioses', de Neil MacGregor (DEBATE)
Newgrange

La luz solar es uno de los grandes motivos de mitificación y conexión con los dioses a lo largo de toda la historia. MacGregor destaca en su libro el misterio del túmulo de Newgrange, construido en Irlanda hace unos 5.000 años, antes que las pirámides de Egipto y que el monumento megalítico de Stonehenge. La tumba se halla bajo una enorme bóveda de piedra oscura (85 metros de diámetro), erigida dentro de una colina artificial. El interior es seco, frío y oscuro. “Pero no es ésta una oscuridad común y corriente, sino que fue concebida con un propósito determinado”, explica el historiador.

Cada año, exactamente desde las 8.58 y hasta las 9.15 horas del 21 de diciembre -si las nubes lo permiten-, un rayo de sol alcanza una abertura en la entrada de esta estructura de la Edad de Piedra; después avanza, se concentra en una viga dorada de 15 centímetros de ancho, discurre por un pasaje entre megalitos y penetra por fin en la cámara abovedada, iluminando la piedra del fondo donde antaño se enterraba a los muertos. Es la primera luz del sol naciente cuando éste comienza a desplazarse hacia el norte después del solsticio de invierno. “Se trata de la promesa cósmica, ofrecida en lo más profundo del periodo invernal, de que la luz y el calor volverán y crecerán nuevas cosechas”. Una luz que llega a los muertos. “El cielo y la tierra se unen. Desde ese momento el sol estará cada vez más cerca, los días serán más largos y comenzará una nueva vida”.

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Imagen del libro 'Vivir con los dioses', de Neil MacGregor (DEBATE)
La Virgen de Guadalupe

La religión puede ser una herramienta de poder, pero también un vehículo de liberación. En el último caso se sitúa históricamente Nuestra Señora de Guadalupe, que MacGregor toma como paradigma de “cómo los pobres y gentes sin poder han encontrado en una imagen asociada a una creencia, así como en la peregrinación para visitarla y obtener su bendición, una forma de afirmar su propio lugar, su dignidad y su valor dentro un sistema injusto y opresor”. Y ello sin que el culto les haya sido impuesto por la Iglesia ni por el Estado, sino por el propio pueblo.

Según la tradición, la virgen se apareció un día de diciembre de 1531 al indígena bautizado como cristiano Juan Diego (canonizado en el 2002 por Juan Pablo II), y le habló en su lengua natal, el idioma d los aztecas. Hacía once años que los españoles habían impuesto su fe tras la conquista de Tenochtitlan. La Virgen de Guadalupe, de rasgos asimismo indios, se convirtió en el mayor y más venerado símbolo de la mexicanidad y emancipación. Y su basílica, con capacidad de albergar a más de diez mil personas, es hoy “el centro de peregrinación católica más visitado del mundo”.

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Miles de peregrinos durante la procesión ante la basílica de Guadalupe (Mario Vazquez / AFP)
Kumbh Mela

El escenario religioso más importante del mundo en cuanto a capacidad de convocatoria no es ningún templo cristiano. Tampoco la Meca. Es el festival hindú de Kumbh Mela, que entre enero y marzo pasados congregó a ¡150 millones de peregrinos! El festival se celebra cuatro veces cada 12 años en otros tantos puntos geográfica y astrológicamente estratégicos de las riberas del Ganges. En cada ocasión se construye en el lugar correspondiente del lecho del río una megaciudad con capacidad para albergar a siete millones de personas.

Al igual que en el Hach o visita anual a la Meca, el propósito de los peregrinos que asisten al Kumbh Mela es “centrarse por un tiempo en lo esencial de su existencia, rezar, practicar su culto y liberarse del peso de sus malas acciones”, dice MacGregor. Sólo que aquí lo hacen para bañarse en las aguas que, según su creencia son la forma líquida en que la diosa Ganga fluye desde el cielo por impulso del dios creador, Brahma, y lo une a la tierra. De manera que bañarse ahí, y en especial en tres días concretos en los que el río llega a recibir a 20 millones de personas, es una forma de “acercarse a Dios”, purificarse y sacudirse los pecados. “La historia de Ganga constituye uno de esos elementos de la vida religiosa donde lo literal, lo simbólico y lo metafórico convergen con fuerza para configurar la imaginación de un pueblo”, señala MacGregor.


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(Rajesh Kumar Singh / AP)

https://www.lavanguardia.com/cultur.../dioses-hombres-creencias-neil-macgregor.html
 
TEMPLOS MALDITOS
Publicado por Álvaro Corazón Rural

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Sacrificio humano en el templo piramidal (folio 70r) del Códice Magliabecchiano.

Gracia asegura que el canibalismo no era nutricional. Todo apunta a que fuese un sistema para controlar a la población por el gran crecimiento demográfico que habría puesto en riesgo el sistema social y económico. Además de una demostración de poder, de un terror disuasorio, según las víctimas elegidas, niños de determinadas características físicas, mujeres y enfermos, puede que la práctica fuese también una selección social «en la que los eslabones más débiles y los extranjeros eran considerados prescindibles». La escuela de Chicago del momento.

Curiosamente, a veces los sacrificios eran voluntarios. La carne de estos suicidas era muy apreciada por pertenecer a alguien que había llevado su devoción a los ídolos hasta las últimas consecuencias. Según el calendario azteca, que consta de diecinueve meses, cada divinidad merecía un sacrificio concreto. Por ejemplo, en Tazoztontli se sacrificaban niños, pero en Tlacaxipehualiztli, hombres, mujeres y niños. El mes más completo era Ochpaniztli, con sacrificio de una mujer a Toci, desollamiento, sacrificio de cautivos, extracción de los corazones y desollamiento.

Dicho lo cual, uno se pregunta qué había aquí, en la península ibérica, antes de la llegada de los romanos. En otro capítulo Gracia explora las costumbres con cautivos y cadáveres de íberos y celtíberos. A nuestros tatarabuelos, sobre todo, lo que les iba era el rito de la decapitación, cercenar cabezas como trofeos, y también mutilar como prueba de valor. En este apartado las manos eran una obsesión. En una crónica del romano Sexto Aurelio Víctor sobre una campaña contra los numantinos, viene que el padre de una doncella casadera zanjó la disputa entre dos guerreros que la cortejaban proponiendo que el que lograrse traerle antes la mano derecha de un enemigo, de un romano, la desposaría.

No solo era simbólica la mano. También su prolongación artificial, el arma, era imprescindible en esta vida. Según un texto de Tito Livio, cuando el cónsul Marco Porcio Catón ordenó el desarme de las tribus de la Citerior, comunidades de Cataluña y Valencia actuales, los prisioneros prefirieron suicidarse en masa.

Entretanto el cónsul, impresionado por la rebelión de los bergistanos, y convencido de que la ocasión llegada las demás ciudades habían de seguir su ejemplo, desarmó a todos los españoles de aquende el Ebro. Lo cual soportaron tan mal los españoles, raza altiva, que muchos se dieron la muerte convencidos de que sin armas nada valía la vida.

El vecino portugués, los lusitanos, era amigo de los sacrificios para predecir el futuro observando las vísceras, tal y como contó Estrabón:

Los lusitanos son dados a los sacrificios y examinan las entrañas sin separarlas del cuerpo; se fijan además en las venas del costado y adivinan palpando. Hacen también predicciones por las entrañas de sus cautivos de guerra, a los que cubren con sayos. Luego, cuando son heridos por el arúspice en las entrañas, adivinan en primer lugar por la forma en que caen. Cortan las manos de los prisioneros y consagran las diestras.

Como superstición, en general y por todo el territorio, las cabezas arrancadas podían servir para la «defensa mágica» de la fortificación y la ciudad. Al mismo tiempo, la conservación del cráneo de un antepasado podía proteger a las familias y sus hogares. También se han encontrado otros restos humanos fuera de las necrópolis que sugieren que trozos de cadáveres tenían otras funciones en el ámbito doméstico.

Los celtas ahí jugaban duro. Por ejemplo, empleaban como copas para beber en un banquete señalado el hueso del cráneo vaciado; pieza de la osamenta humana que también era frecuente ver en el extremo de sus báculos. Además les gustaba, si volvían victoriosos de una batalla, llevar en el camino de vuelta las cabezas del enemigo colgadas de la cola del caballo. En otra faceta, por la noble técnica del destripe, podían ver el futuro o el parte meteorológico gracias a un prisionero, quién sabe:

Con respecto de los sacrificios humanos, Diodoro hace hincapié en la vertiente adivinatoria del sacrificio al afirmar que los druidas ofrecen la muerte de un hombre y le clavan un cuchillo en la región por encima del diafragma, y cuando la víctima herida ha caído interpretan el futuro a partir de la forma de su caída y de las convulsiones de sus miembros, así como del manar de la sangre, pues aprendieron a confiar en una práctica antigua y continuada de observación de tales materias .Y es costumbre que nadie realice un sacrificio sin un ‘filosofo’ (druida).

Estrabón citó que se cortaban las manos y los antebrazos como muestra de valor entre los lusitanos. Y los romanos, a su vez, se conoce que metidos en vereda ibérica, empleaban la mutilación con frecuencia sobre los pueblos que derrotaban: «Amputar las manos a los vencidos en vez de ejecutarles era mucho más efectivo, por cuanto convertía a los guerreros en individuos incompletos que ya no podían ejercer un rol determinante en sus estructuras sociales (…) un doble amputado, además, era incapaz de alimentarse por sí mismo, por lo que su desgracia constituía una degradación social que, unida al terror que tal tipo de represalias comportaría a las estructuras político-territoriales, hacía mucho más efectiva la sumisión».

Un ejemplo. En Beturia, actual provincia de Badajoz y parte de Portugal hasta Serpa, Servilianosaqueó las ciudades que se habían puesto del lado de Viriato y de los diez mil prisioneros que capturó le cortó la cabeza a quinientos. Igual era una cifra fetiche. Mauricio Pastor, catedrático de Historia Antigua de la Universidad de Granada, cuenta que el cónsul Fabio, en la liberación de Buccia, «a quinientos principales de los pueblos cuya sumisión había recibido, invitados amistosamente, les cortó las manos».

En la web de referencia celtiberia.net sí que se han encontrado pruebas de sacrificios humanos en la península ibérica. Los celtas los habrían realizado en momentos excepcionales, de gran crisis, para agradecer victorias militares. Según Diodoro de Sicilia, los galos incluso los realizaban cada cinco años. Estrabón registró que nos gustaba montar colosos de Paj*, prenderles fuego y echar ahí animales y personas, con el fin de luego esparcir las cenizas en el campo para que hubiera buenas cosechas. Por lo general se trataba de ritos druídicos. Tácitodescribió horrorizado altares impregnados de sangre humana en la isla británica de Anglesey. En Iberia lo que abundó fueron el sacrificio de animales (hasta nuestros días, en realidad) que no está claro a quién imputarle.

En la ciudad romana de Bilbilis (Calatayud, Zaragoza), situada en la Celtiberia, se hallaron dos cadáveres en distintas posiciones asociados a restos de diversas especies animales como parte del relleno de una torre; aunque se ha sugerido un sacrifico ritual con carácter fundacional, vinculado al dios Lug, por la presencia de restos de un cuervo, algunos autores dudan de su carácter indígena, considerándolo de época imperial

En cuanto a nuestros sacrificios humanos, lo curioso es que, como ocurriera con los españoles que fueron a América, los romanos describieron estas manifestaciones de la cultura local escandalizados. Estas prácticas les parecían muestras de brutalidad y salvajismo. Sin embargo, tal y como señala un texto de la citada web para los locales, la persona a la que se le sesgaba la vida se entendía que se iba directa al más allá con los ídolos. Era, por tanto, un regalo que se le hacía. Y así lo entendía el sacrificado, que accedía dócilmente al viaje interdimensional a través de un cómodo degüello. A nosotros no hacía falta ni drogarnos. Era todo muy civilizado. Porque lo que nunca ha estado claro en estas lides es quién es más bárbaro, si el civilizador o al que le cae encima la civilización.

https://www.jotdown.es/2019/05/templos-malditos/
 
Baño y maquillaje diario para el dios Vishnu
Pocos turistas se acercan a ver el ritual diario que tiene lugar en el templo de Budanilkantha en el Nepal
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Dios Vishnu en el templo Budhanilkantha, Katmandú, Nepal (松岡明芳 vía Wikimedia Commons)
SERGI RAMIS
03/06/2019 06:00
Actualizado a 03/06/2019 07:30

Budanilkantha es una modesta barriada situada en el extremo norte del valle de Katmandú. Los turistas extranjeros ni se acercan por allí, pues son pocos los que se dirigen al parque nacional Shivapuri Nagarjun y menos aún los que saben que en este distritohay un modesto templo hindú que alberga la que tal vez sea la más bella representación del dios Vishnu de todo Nepal.

Desde fuera, el templo no se significa por ningún edificio destacable. Hay las habituales capillas y las campanas para despertar a los dioses antes de la petición, pues es sabido que en el panteón hindú las deidades no están siempre pendientes de uno, hay que llamar su atención. Sí que sorprende un sagrario en el que aparentemente solo hay una roca. Hace referencia a la leyenda del lugar. Explica que tras levantar una pesada piedra durante una labranza, un campesino vio que brotaba sangre del suelo y que de allí emergió la figura del dios Vishnu que ahora es objeto de adoración en el lugar.

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Dios Vishnu en el templo Budhanilkantha, Katmandú, Nepal (Pradhan prarthana vía Wikimedia Commons)
La estatua en cuestión está esculpida en un solo bloque de piedra negra que supera los 5 metros de longitud. Flota en un estanqueque representa el mar de leche primigenia. Y la deidad está rodeada –y protegida– por las serpientes Naga. Hasta perder el favoritismo y ceder el podio a Shiva, Vishnu era el dios predilecto de los hindúes nepalíes, pues de su ombligo brotó la flor de loto de la cual surgió Brahma, el creador del universo. La imagen sostiene los cuatro objetos simbólicos en cada una de sus manos: el disco chakra, la caracola, la maza y la semilla de loto.

Los no creyentes solo puede mantenerse en el murete exterior –con una visibilidad perfecta–, mientras que los fieles pueden descender los pocos peldaños que hay hasta la alberca para entregar sus ofrendas, en forma de guirnaldas de flores, alimentos o lamparillas de aceite.

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Los novicios del templo arreglan al dios Vishnu en el templo Budhanilkantha, Katmandú, Nepal (Sumona Balla Vía Wikimedia Commons)
Con una puntualidad suiza, cada mañana a las 9 los novicios del templo –adolescentes que no superan los 14 años de edad–, vestidos con túnica de color azafrán, proceden a un enérgico pero amorosolavado de la estatua. Hasta el punto de que el rostro muestra un color plateado que se distingue claramente de la piedra negra volcánica del resto del cuerpo, por el desgaste. Le pintan el contorno de los ojos y los labios con lápiz carmesí y proceden a rodear su corona con flores de caléndula y otras. Finalmente, una tela de color naranja cubre su cuerpo, a modo de túnica. Permanecerá así el resto del día, hasta que se le desmaquille, se le despoje de todo adorno y pase la noche esperando la ceremonia de la mañana siguiente.

El rito es hermoso en su sencillez. Y, al tratarse de un templo de barrio, siempre hay un número muy limitado de personas, generalmente de las calles cercanas, que se acercan a Vishnu a hacerle algunas peticiones o agradecerle una intercesión en un problema. El dios “duerme” durante los cuatro meses del monzón. Cuando despierta, entre octubre y noviembre, en el undécimo día del mes hindú Kartik, entonces sí suele haber una celebración multitudinaria a la que acude gente de otras partes del valle.

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El dios Vishnu en el templo Budhanilkantha sin sus complementos, Katmandú, Nepal (बिप्लब आनन्द vía Wikimedia Commons)
La liturgia diaria dura unos 20 minutos, y la presencia de extranjeros es inexistente, pues son pocos los que conocen este acto ceremonial, las guías de viaje no suelen reflejarlo.

Para llegar a Budhanilkantha lo mejor es tomar un taxi en el centro de Katmandú con al menos una hora de antelación, para sortear el infernal tráfico de la capital nepalí y llegar a tiempo al momento del aseo y maquillado de Vishnu. El autobús de la línea 5 desde Kantipath también deja en las cercanías, pero los horarios y duración del trayecto son difíciles de desentrañar.

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El templo Budhanilkantha en Katmandú, Nepal (mds0 / Getty Images)

https://www.lavanguardia.com/ocio/v...dios-vishnu-budanilkantha-katmandu-nepal.html
 
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