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"Lo importante es la gestión de egos y equilibrios"
"Lo importante es la gestión de egos y equilibrios"

- 7 de abril de 2016 / 13:05
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Albert Rivera
Pablo Iglesias
Pedro Sánchez
Mientras los equipos de Pedro Sánchez (PSOE), Albert Rivera (Ciudadanos) y Pablo Iglesias (Podemos) se reúnen para intentar lograr un acuerdo de Gobierno, algunos mantras vuelven a las declaraciones públicas: unos quieren lograr un pacto a la valenciana; otros, a la portuguesa; y algunos no se resisten a la gran coalición, con ciertos países centroeuropeos como modelo. Pero ¿sabemos de qué hablan cuando se refieren a estos modelos? ¿En qué consiste cada uno de ellos? ¿Son exportables a la realidad política española?
Pacto a la valenciana: “Lo importante de este acuerdo ha sido la gestión de egos y mantener los equilibrios”
El pacto entre el PSPV (socialistas valencianos) y Compromís para gobernar mano a mano la Comunitat Valenciana tras 20 años de hegemonía popular se ha convertido en el referente de Pablo Iglesias a la hora de reivindicar una alianza de Gobierno para España. Sin embargo, un análisis del mismo muestra diferencias notables: “El pacto a la valenciana, o Acord del Botànic, es un acuerdo entre fuerzas políticas de izquierda, progresistas, pero que no incluye al grupo parlamentario de Podemos, que lo firmó pero optó por mantenerse en posición vigilante frente a PSOE y Compromís”, explica Juan Nieto, periodista de El Mundo, desde Valencia. “Ni siquiera todos los diputados de Podemos votaron la investidura del presidente socialista. Por ello, no es lo mismo que promueve Pablo Iglesias”.
En el gobierno de la Comunitat Valenciana los cargos se intercalan entre los dos partidos que lo forman, práctica conocida como “mestizaje”: “El cargo inmediato al de un consejero debe ser del partido socio, o a la inversa. Y ese mestizaje es la columna vertebral del pacto a la valenciana, la alternativa a las mayorías absolutas. El tercer socio, Podemos, vigila a los otros dos. Lo importante de este acuerdo ha sido la gestión de egos y mantener el equilibrio”.
La toma del Acord como ejemplo por parte de Iglesias no gusta a todo el mundo: “Que Podemos firmara el acuerdo de gobierno pero no esté en la gestión es una diferencia notable, que incluso molesta a Podemos en la Comunidad Valenciana, pues en Madrid se toma como referente un modelo en el que ellos no participan”, explica Nieto. “En lo demás no hay tanta distancia, salvo que aquí no se necesitaba el acuerdo con Ciudadanos”.
¿Y qué opina Compromís, que pretende ser el referente de la izquierda en Valencia por encima de los socialistas, de ese pacto a la valenciana en Madrid? “Se observa con mucho interés. La propia Mònica Oltra ha formado parte de las negociaciones cuando estas parecían enquistadas”, detalla Juan Nieto. “Al partido de Oltra no le interesa electoralmente repetir elecciones porque los socios de su coalición pondrían reparos a una nueva alianza con Podemos. Ella ha expresado en público que no ve problemas en repetir una nueva alianza con el partido de Pablo Iglesias, pero este proceso para las generales fue traumático en la coalición. Compromís quiere el pacto pero, salvo Oltra, muchos observan las negociaciones con distancia”.
Pacto a la portuguesa: “Desde el primer momento se ha utilizado mal este término”
Dos cosas definen el pacto político en Portugal: que es parlamentario, no de Gobierno, y que tiene como objetivo poner fin a la austeridad. “Las últimas elecciones legislativas en Portugal dieron la victoria a la coalición conservadora del PSD y CDS-PP, que gobernaban desde 2011”, explica Belén Rodrigo, periodista del ‘Diário de Notícias’. “Sin mayoría en el Parlamento, intentaron negociar con los socialistas de António Costa para gobernar juntos. No hubo acuerdo, y Costa consiguió finalmente el apoyo, en el Parlamento, del Bloque Esquerda (BE), Partido Comunista (PC) y el Partido Personas-Animales-Naturaleza (PAN). Logró formar un Gobierno socialista en minoría con el apoyo de la izquierda en el Parlamento y unidos por una causa: acabar con la austeridad sin tocar los puntos que les diferencian”.
"Que Podemos firmara el acuerdo de gobierno pero no esté en la gestión es una diferencia notable, que incluso molesta a Podemos en la Comunidad Valenciana, pues en Madrid se toma como referente un modelo en el que ellos no participan"
Por ello, en España la situación es muy diferente: “Aquí se habla de un Gobierno de coalición, no de un acuerdo en el Parlamento. Es decir, no van a dejar gobernar solos a los socialistas. Además, el PS portugués se tuvo que entender con varios partidos, pero todos de izquierdas”.
Otra de las diferencias que encuentra Belén Rodrigo es la crispación: “En Portugal no existe tanta entre los partidos. En esta negociación a tres entre PSOE, Ciudadanos y Podemos encontramos muchos antagonismos en las bases, cada uno mira demasiado por su propio interés. Y no hay que olvidar que en Portugal no hay un tema tan delicado como el de la independencia de algunas Autonomías".
El perfil de ambos líderes socialistas también es, para Rodrigo, determinante: “António Costa es un gran político y un gran negociador, con amplia experiencia política e, independientemente de su color político, está bien considerado por sus opositores y por los portugueses. A Pedro Sánchez le queda mucho camino por andar. Necesita más apoyo dentro de su partido y no tiene una trayectoria política que haga que los españoles confíen en él el futuro del país”. "Desde el primer momento se ha utilizado mal el término de ‘pacto a la portuguesa’, lo que demuestra que en España se conoce poco y mal la situación política del país vecino”.
La gran coalición: “No la hay por falta de tradición y por el propio proceso de descomposición de PSOE y PP”
Hablar de gran coalición desde las últimas elecciones generales se ha convertido, para algunos, en Eldorado de la política futura y, para otros, en la gran bestia negra que no se puede mencionar. Alemania es la referencia. “En Alemania la coalición lleva 10 años funcionando, lo que ha permitido al país sortear lo peor de la crisis, teniendo en cuenta también que ellos hicieron los deberes antes”, explica Cristina Manzano, directora de Esglobal.org, una de las principales publicaciones sobre política exterior y relaciones internacionales en España. “Hay un gobierno en el que están dos grandes fuerzas políticas que representan a muchos, y lo mismo ocurre en Austria o en Dinamarca, donde tienen aún mayor tradición pactista”.
Sin embargo a día de hoy la gran coalición es impensable aquí: “No quieren y punto. Hay una causa educativa, y es la falta de tradición, pero también hay un entorno político muy polarizado e inseguro: los dos partidos tradicionales, PP y PSOE, se enfrentan a un escenario que desconocen, se aferran a formas del pasado, mientras los nuevos no tienen práctica ni las claves para funcionar de otra manera. Por eso existe esa resistencia natural”.
Lo dicho durante la campaña y en este periodo de negociaciones tampoco ha ayudado: “Se inflamó bastante el ambiente alegando que una gran coalición era imposible. Pero, a la hora de negociar, no solo hay que ceder, hay que desdecirse”, expone Manzano. “El PSOE niega la gran coalición alegando la corrupción del PP, habla de un partido que deja atrás cuatro años en los que se ha agrandado la desigualdad, pero en el fondo todo es un juego político de querer ocupar un espacio determinado. Mientras, el PP quiere esa gran coalición, pero sin poner encima de la mesa nada que haga pensar que va a admitir una negociación, simplemente pide el apoyo porque él es el partido que ha ganado”.
Desde el exterior, la ausencia de posibilidades para la unión PP-PSOE en un gobierno estable se achaca a esa falta de tradición, aunque Cristina Manzano insiste en otro aspecto: “El propio proceso de descomposición de ambos, que han perdido no solo la conexión con la gente sino la capacidad de analizar lo que pasa, y que tienen a gente nueva que quiere asomar pero que, por las propias estructuras de los partidos, les es muy difícil”.
¿Significa esto que nuevas generaciones facilitarían todo? “Es cierto que el talante de Pedro Sánchez y su equipo va en esa línea de la nueva gente, de esas formas nuevas y deseo de cambio que hay. Pero tengo la sensación de que no es suficiente dentro del PSOE y que los tradicionales pesan mucho aún, hay mucha tensión”. Respecto al PP, “el cambio [dentro de la Ejecutiva del partido] con nuevos rostros es meramente cosmético. Les va a costar muchísimo porque, cuanto tienes el poder, lo utilizas, y hay demasiada gente aferrada a él a nivel estatal, autonómico y local, y no quieren que otros, aunque sean de su mismo partido, les quiten el sitio”.