Literatura, filosofía y espiritualidad

Esto es lo que tu signo del zodiaco egipcio revela acerca de tu personalidad


Tu signo del Zodíaco Egipcio puede decirte mucho sobre ti mismo y te revela rasgos ocultos de personalidad…

Aunque muchas personas son conscientes de lo que su Zodíaco tradicional significa para ellos la mayoría no saben acerca del Zodíaco Egipcio. La antigua versión egipcia del Zodíaco desbloquea muchos secretos de su subconsciente basado en su signo de nacimiento. Averigua cuál es tu antiguo signo del zodíaco egipcio aquí.





El Nilo ~ 1-7 de enero / 19-28 de junio / 1-7 de septiembre / 18-26 de noviembre

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Es probable que seas muy decidido y trabajador, como el río Nilo en sí mismo. Estás trabajando constantemente hacia tus metas y con el tiempo puedes lograr cualquier cosa. La poderosa señal del río Nilo refleja tu ambición.


Amón-Ra ~ 8-21 de enero / 1-11 de febrero

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Amón-Ra es conocido como el dios del viento o el dios de los dioses. Amón-Ra es muy poderoso, como tú puedes serlo. Tus mejores rasgos son tu confianza en ti mismo y tu valor. Lo que hace de ti un líder ideal, un papel que viene naturalmente contigo.


Mut ~ 22-31 de enero / 8-22 de septiembre

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Mut es la madre de los dioses y la dama del cielo. Eres sensible y tímido. Sin embargo, también eres muy amable, generoso y considerado. También eres paciente y protector de los que amas.


Geb ~ 12-29 de febrero / 20-31 de agosto

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Geb es el dios de la tierra y era el responsable de que las plantas pudieran crecer. Probablemente eres cariñoso, honesto y trabajador. Eres una persona genuina, la sal de la tierra. Pueden confiar en ti de la misma manera que la gente ha confiado en la tierra para proveer para ellos.
 
Osiris ~ 1-10 de marzo / 27 de noviembre al 18 de diciembre

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Osiris es el dios de la muerte y del más allá. Probablemente eres muy inteligente y listo. Tu profesión ideal sería dirigir un negocio propio. Eres bueno manejando las cosas y eres un buen juez de carácter.





Isis ~ 11-31 de marzo / 18-29 de octubre / 19-31 de diciembre

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Isis es el dios de la salud, el matrimonio y la sabiduría. Probablemente eres muy idealista y estás orgulloso de las muchas cosas que has logrado.


Thoth ~ 1-19 de abril / 8-17 de noviembre

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Thoth es el dios del conocimiento y el dios de la luna. Eres probablemente muy sabio y un buen solucionador de problemas. Te gustan los rompecabezas y las preguntas filosóficas desafiantes. Te gusta leer y estudiar porque valoras mucho el conocimiento.


Horus ~ 20 de abril – 7 de mayo / 12-19 de agosto

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Horus es el dios del cielo y la realeza. Es probable que seas arriesgado. Tienes mucha confianza y grandes aspiraciones. Horus encaja porque tus aspiraciones tienen la cabeza alta en las nubes y te ves a ti mismo como un rey en ciernes.
 
Anubis ~ 8-27 de mayo / 29 de junio – 13 de julio

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Anubis es el dios de los cementerios y embalsamamientos. Es probable que disfrutes de una vida tranquila y pacífica. Disfrutas de la soledad y la reflexión tranquila y calmada. Eres obediente y respetuoso en todo lo que haces. A la gente le gusta estar a tu alrededor por el aura calmante que proporcionas.


Seth ~ 28 de mayo – 19 de junio / 29 de septiembre – 2 de octubre

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Seth o “Set” es el dios de las tormentas, el mal, el caos y la guerra. Eres muy extrovertido. A veces se te puede describir como una mariposa social y prosperar en situaciones sociales. Eres abierto, cálido y accesible.


Bastet ~ 13-28 de julio / 23-27 de septiembre / 3-17 de octubre

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Bastet es la diosa de los gatos, la protección, la alegría, la música y la familia. Eres diplomático. Te mantienes alejado de la confrontación y ves para traer resolución a los conflictos que te rodean. Bastet es la diosa de la protección y eso resuena con tu personalidad. Tienes el deseo de proteger a la gente.


Sekhmet ~ 29 de julio – 11 de agosto / 30 de octubre – 7 de noviembre

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Sekhmet es el dios del fuego, la fertilidad y la curación. Eres amable y cariñoso. Eres justo en todo lo que haces porque crees en la justicia. También eres muy hablador y honesto con la gente. La gente a menudo confía en ti por esto.


Fuente: David Wolfe
 
La hermosa leyenda sobre el origen de los sentimientos


La leyenda del origen de los sentimientos nos cuenta lo que ocurrió cuando las virtudes y los defectos de los seres humanos se reunieron para jugar al escondite, gracias a las locas ideas de la locura que siempre nos habita.


No hay certeza de cómo surgió la hermosa leyenda sobre el origen de los sentimientos. Por alguna razón desconocida se le adjudicó a Mario Benedetti, pero en realidad él no la escribió. Algunos especulan con que se trata de una versión corregida de un cuento de Jorge Bucay, o tal vez de Mariano Osorio.


Como quiera que sea, lo cierto es que comenzó a circular hace unas tres décadas con el nombre de El juego del escondite del amor y de la locura. Sin embargo, con el tiempo adoptó el título por el cual es más conocida: La leyenda de los sentimientos.




“Los locos abren los caminos que más tarde recorren los sabios”.


-Carlo Dossi-


Se trata de una historia que nos lleva al fantástico momento en el que todavía nada estaba hecho y comienzan a configurarse las distintas emociones de las personas. Nos remite al origen de los sentimientos de una manera conmovedora y muy humana.


El origen de los sentimientos

Cuenta la leyenda del origen de los sentimientos que en algún lugar de la Tierra se reunieron diferentes virtudes y vicios de los humanos. El aburrimiento, que siempre estaba muy aburrido, comenzó a bostezar y ya les estaba contagiando la pereza a los demás. Para que esto no ocurriera, la locura les propuso a todos que hicieran algo divertido. “Juguemos al escondite”, dijo.






La intriga se veía interesada en el asunto y la curiosidad inmediatamente preguntó: “¿Cómo es el juego de las escondidas?” La sabiduría explicó que se trataba de un viejo divertimento. Solo era necesario que alguno se tapara la cara y que contara hasta un millón, mientras que los demás se escondían. Luego, quien hubiera contado, debía salir a buscarlos a todos.


Inmediatamente el entusiasmo y la euforia comenzaron a saltar. Les encantaba la idea del juego. Se mostraban tan felices que por fin la duda dijo que quería participar. Y la apatía, que siempre se mantenía apartada, también expresó la intención de entrar. Así comenzó este juego, que sería el del origen de los sentimientos.




Y comienza el juego

La locura, siempre tan loca, se ofreció para ser la primera en contar. Y comenzó… “Uno, dos, tres…” La verdad no quiso jugar, porque no le veía sentido. Al fin y al cabo iban a encontrarla. La soberbia dijo que el juego era muy tonto y que no quería participar. Lo que le molestaba es que hubiera sido la locura y no ella quien hubiera hecho la propuesta.


La pereza comenzó a correr para esconderse, pero se cansó demasiado pronto. Así que se ubicó detrás de la primera roca que vio. El triunfo, tan diligente como siempre, escogió el árbol más alto y lo trepó para esconderse en la copa. Detrás de él iba la envidia, que aprovechó la gran sombra del triunfo para ocultarse debajo de este.




Mientras tanto, la fe salió corriendo y pronto comenzó a volar. Ante el asombro de todos, subió al cielo y se escondió entre las nubes. Nadie podía creerlo, solo la fe era capaz de hacer esas cosas. La generosidad, por su parte, estaba muy preocupada por los que no encontraban escondite. Así que ayudaba al uno y al otro, por lo que casi no alcanza a esconderse. El egoísmo, en cambio, encontró un maravilloso escondite en una cueva, pero lo rodeo de espinos para que nadie más pudiera compartirlo con él.


El sorpresivo final del juego

La locura estaba emocionada. Contaba y contaba, hasta que pronto llegó a un millón. Luego se descubrió el rostro y comenzó a buscar a sus amigos. A la primera que encontró fue a la pereza, que estaba a tres pasos de ella. Luego encontró a la pasión y al deseo, que se habían ocultado en el fondo de unos volcanes.


Después encontró a la mentira. Era tan mentirosa que le había hecho creer que estaba escondida debajo del agua, pero en realidad se había ocultado en medio del arco iris. La locura también estaba tras la pista del olvido, pero se le olvidó a dónde conducía esa pista, así que lo dejó para después.




El único que no había logrado esconderse era el amor. Cuando la locura se aproximaba, apenas si tuvo tiempo de parapetarse detrás de unos matorrales. La locura, que no era tonta, se dijo: “el amor es tan cursi, que de seguro habrá ido a esconderse en medio de los rosales”. Como las rosas tenían espinas, la locura tomó una horqueta y comenzó a hincarla. De pronto se escuchó un alarido de dolor. La locura había herido los ojos del amor.


Compungida por lo sucedido, la locura no sabía qué hacer. Lo único que se le ocurrió fue arrodillarse y pedirle perdón. También se ofreció a ser su lazarillo para siempre, pues le había destrozado los ojos. Desde entonces, el amor es ciego y la locura lo acompaña.


Aquí finaliza esta bella historia sobre el origen de los sentimientos, una leyenda que coloca cualidades a nuestros sentimientos, unas cualidades que determinan nuestras experiencias emocionales y que seguramente casi todos identificamos en nuestras vivencias.

Por Edith Sánchez
 
Juntos pero no atados: la leyenda Sioux sobre las relaciones de pareja




Según una antigua y bella leyenda Sioux para que una pareja perdure y sea feliz los dos miembros deben volar juntos uno al lado del otro pero jamás atados, jamás siendo esclavos. Porque el amor auténtico no encadena, sino que une dos individualidades en un mismo proyecto sin que ninguno de los dos tenga que renunciar a su propio ser, a su propia identidad.


Resulta curioso como la antigua sabiduría de los nativos americanos sigue a día de hoy, inspirándonos con sus historias, con sus leyendas a instantes mágicas, pero capaces siempre de favorecer en nosotros un valioso despertar al contarnos hechos que de algún modo, continúan siéndonos útiles y significativos. De entre toda esta antropología de saberes, es casi siempre el pueblo Sioux quien más nos han aportado gracias a su vasto tesoro cultural.




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A ellos les debemos por ejemplo la leyenda del atrapasueños, y a ellos también este regalo en forma de fábula donde se nos da una lección sencilla pero rotunda sobre cómo se construye una relación de pareja estable y feliz. A su vez, y como dato de interés, cabe recordar que tenemos a nuestro alcance el apasionante libro “Cuentos y leyendas de los indios Sioux” de Zitkala-Sa.


Esta interesante autora fue la primera india sioux educada en occidente, defensora también de las tradiciones de su pueblo, violinista y ante todo activista. Es ella quien nos aportó a principios del siglo XX parte de su legado cultural a través de unos textos sencillos a la vez que maravillosos, donde se encuentra esta deliciosa leyenda en la que ahora queremos profundizar.





El amor, el individuo y la pareja para los Sioux

Cuenta una vieja leyenda que una joven pareja de indios Sioux acudió una mañana a visitar al chamán de su poblado. Vivían cerca de Paha Sapa, las actuales Colinas negras, consideradas sagradas para este pueblo. El joven era un valiente guerrero, y en su corazón habitaba la honorabilidad y la nobleza por igual. En Nube alta, la muchacha de ojos rasgados y cabellera abundante, también brillaba la decisión y ante todo, ese amor profundo por el que iba a ser su esposo.


La razón por la que se habían decidido a visitar el chamán era muy importante para ellos: tenían miedo, temían que su compromiso, que ese amor devoto y firme que ahora se profesaban se rompiera de alguna forma. Temían incluso fallecer y no poder encontrarse en el más allá. Deseaban que el anciano brujo les diera un remedio, un sortilegio o un conjuro para que su amor fuera eterno.




El reto

El viejo chamán los miró unos instantes a ambos con su rostro aguileño y cuajado de años. Se fumó unas cuantas pipas, arrugó el ceño, se aclaró la voz para después, coger la mano de la muchacha:


  • -Si deseas conservar a tu lado a tu amado durante largo tiempo deberás emprender un viaje. No va a ser fácil, te lo advierto. Subirás a esa colina que ves allá al fondo y cazarás con tus propias manos a un halcón, el más fuerte, el más hermoso. Después, deberás traerlo aquí vivo el tercer día después a la Luna llena.

A continuación, el chamán se volvió hacia el joven guerrero.


  • -En cuanto a ti, debes saber que tu tarea va a ser igual de compleja y sacrificada. Tienes que subir la montaña más alta de nuestro poblado y cazar un águila. La más bella, la más vigorosa, la más salvaje. Deberás traerla aquí el mismo día que tu amada.






El resultado

La joven muchacha sioux y su amado cumplieron con el reto propuesto por el anciano chamán. Ella llevaba en una bolsa de piel a un halcón. El joven guerrero, portaba a su águila. La más hermosa, la más fuerte. Cuando llegaron hasta el viejo brujo, ambos preguntaron cuál iba a ser el siguiente paso: ¿Sacrificar a las aves y bañarnos con su sangre, quizá?-preguntaron.


  • – Ahora debéis hacer lo que os digo: coged a las aves y atadlas con una tira de cuero por las patas. De manera que una quede atada a la otra y viceversa. Después, deberéis soltarlas para que vuelen libres.

Cuando ambos cumplieron con lo ordenado, se quedaron atónitos y sin palabras al ver el resultado. Cuando las dos aves intentaron alzar el vuelo, lo único que consiguieron fue caer una y otra vez. Frustradas y llenas de ira, empezaron a picotearse la una a la otra.


El viejo chamán fue hasta ellas y las soltó. Este es el conjuro que voy a daros: aprended de lo que acabáis de ver. Si os atáis el uno al otro, aunque sea con amor, lo único que vais a conseguir es arrastraros, lastimaros y ser infelices. Si deseáis que vuestro amor perdure: volad juntos bien alto pero jamás atados. Porque el verdadero amor une pero no encadena.


La pareja emocionalmente ecológica: juntos pero nunca atados

“Juntos pero no atados” , de Jaume Soler y Mercè Conangla es otro libro igual de interesante que profundiza a la perfección en esta idea central que nos aporta la antigua leyenda Sioux. Lo que nos proponen estos autores es que seamos capaces de construir lo que ellos han denominado una adecuada “ecología emocional”.


“La capacidad de reír juntos… eso sí que es amor”
-Françoise Sagan-


En el complejo reto de afianzar una relación de pareja estable, feliz, madura y enriquecedora, es necesario equilibrar fuerzas y espacios y crear una alquimia donde “ser uno sin dejar de ser dos”. Es necesario a su vez, no perder nunca el territorio de la identidad, el espacio del amor propio, el jardín de la autoestima y ese salón privado donde habitan los propios sueños y todo aquello que nos define.





Por otro lado, y para concluir, cabe recordar también que esta leyenda y el propio principio de ecología emocional, puede aplicarse a cualquier tipo de relación, ya sea en una amistad e incluso en un vínculo paterno-filial. Porque al fin y al cabo,
en cualquier unión estamos obligados a salvaguardar los espacios individuales para poder preservar así la magia de esa alianza.

Por Valeria Sabater
 
Si pides algo al universo, que sean herramientas (y no soluciones)




Dice un conocido proverbio: “Regálale un pez a un hombre y comerá un día. Enséñale a pescar y comerá toda la vida

Seguro que estamos todos de acuerdo con esta frase. De hecho, cuando se habla de ayuda humanitaria o de ayuda social en general coincidimos en que es pernicioso dar a las personas justo lo que necesitan, porque lo que supone ayuda verdadera es proporcionar las herramientas (físicas, emocionales, mentales, un trabajo) para que se procuren su sustento.

¿Qué es mejor: dar comida o dar semillas y enseñar a labrar la tierra? Sin duda lo segundo.

Sin embargo, esto que nos parece muy claro para el mundo, nos cuesta aplicarlo a nuestra propia vida…

Y aquí te lanzo una pregunta:



Cuando tú pides algo (a Dios, al universo, a los Reyes Magos, a una persona de confianza) ¿cómo lo enfocas?
¿Deseas y pides la solución definitiva, el producto terminado, o las herramientas para conseguirlo tú mism@?


En verdad casi todos, y yo la primera, lo que esperamos recibir con nuestras plegarias son las soluciones. El producto final. Los peces y alimentos listos para consumir.

Rara vez se nos ocurre rogar porque desarrollemos las herramientas, recursos o habilidades que nos permitan procurarnos lo que queremos.

Y es justo esto lo que sería lo interesante… Es más, creo que estos recursos en potencia se nos aparecen continuamente (como respuesta a nuestras peticiones) pero no sabemos aprovecharlos. Por eso hoy me digo: ¿Y si aprendiéramos a pedir de otro modo?



Pedir a las estrellas la caña de pescar
Quiero animarte a que a lo largo de este año, cada vez que te veas enfrentado a un problema que te supera, en vez de suspirar porque te llueva del cielo una solución respires hondo y te preguntes:

¿Qué tipo de herramienta o ayuda necesitaría para resolver esto por mí mism@?

Y te enfoques en buscar o pedir ese recurso.

¡Pinea este artículo!
Por ejemplo, imagínate que estás pasando una racha de baja autoestima a consecuencia de un fracaso amoroso, del cierre de un negocio o como resultado de un diálogo interno negativo que lleva años contigo. En vez de pedir al universo que “mejore tu autoestima” o que aparezca una nueva pareja que te haga feliz y te recuerde tu valía, o “que cambie tu mente”, pide en su lugar encontrar aprendizajes y herramientas poderosas que te permitan, si las utilizas, desarrollar una autoestima saludable.

Por ejemplo puedes pedir que aparezca el libro adecuado, el terapeuta perfecto, tener un momento de revelación de madrugada, la posibilidad de pasar una tarde en silencio, un taller transformador, una experiencia que te cambie la vida y te haga ser consciente de tu valía…

Eso es en realidad lo que tienes que pedir al universo.


Pero hay una cosa más, además de encontrar herramientas poderosas, que necesitas para resolver tus problemas: aprovecharlas. Y esto no debes pedirlo al universo sino a ti mismo.

¿De qué sirve que te pongan una caña de pescar delante si no aprendes a utilizarla? ¿Y si incluso haces como que no la ves y sigues suspirando por alimentos?

Es más… estoy convencida de que la vida ha puesto en nuestro camino oportunidades preciosas, para todos y cada uno de nosotros, pero que las hemos pasado por alto porque estábamos esperando la solución final.



Es como esa historia en que un hombre, en medio de una inundación, confía en que Dios lo salvará y va rechazando a varias personas que se acercan para invitarlo a subirse a su barca. Cuando muere ahogado y llega al cielo le recrimina a Dios su falta de ayuda y éste le dice: ¿y la lancha, el barco y el helicóptero que te mandé?

Piensa en esto. Seguro que se ha cruzado en tu vida el libro perfecto, un profesional que te habría ayudado muchísimo, la oportunidad de un trabajo que te habría abierto puertas o una crisis que guardaba un tesoro en forma de desarrollo personal. Todo esto era una respuesta a tus plegarias que sin embargo… pasaste por alto.

Sin embargo, cuando te topas con objetos, personas u oportunidades que encajan con lo que necesitas para crecer, tomas acción y te comprometes a aprovechar lo que traen, la vida te trae bendiciones.

Así que como ves, el poder para materializar los deseos en última instancia depende de ti, de tu compromiso personal y de que estés abierto a percibir que la ayuda que buscas está en las cosas que te rodean y te suceden.







Dos preguntas para pensar
Me gustaría proponerte un ejercicio antes de finalizar este artículo. Piensa en algo que deseas de verdad o algo que necesitas cambiar porque te está amargando la vida.

Y ahora pregúntate:

¿Qué habilidades o herramientas necesitarías para conseguir ese objetivo por ti mismo?
¿Y de dónde podría venir una ayuda que tendrías que aprovechar?


Por ejemplo, si quieres más dinero, pide mejorar tus habilidades para conseguir o gestionar el dinero que tienes.

Si quieres un trabajo nuevo, pide conocer qué tipo de formación o recurso te facilitaría la tarea y comprométete a aprender eso.

Si quieres un cambio interior, pide de corazón encontrarte con los materiales, terapeutas, talleres o personas sabias que te guíen en tu camino.

En definitiva, te sugiero que:

  • Dediques un tiempo a pensar en cuáles son las herramientas y recursos que necesitas para alcanzar tus objetivos o solucionar tus problemas (y te comprometas a utilizarlas)
  • Amplíes tu percepción y puedas ver oportunidades de crecimiento y ayuda en lugares que actualmente pasas por alto.


No pidas los peces, pide la caña. De esta manera, no sólo conseguirás con más facilidad tu deseos, sino que crecerás como persona en este camino que llamamos vida.

https://www.puedoayudarte.es/pedir-herramientas-universo/

 
Sedna, un conmovedor mito de los esquimales



La historia de Sedna es un mito de los esquimales que explica la furia del mar. Cuando los pescadores esquimales tienen una buena faena, deben tomar parte del agua que viene con los peces y arrojarla al océano. Si se les pregunta por qué lo hacen, responden que es una ofrenda para Sedna, la diosa del mar.


Este mito de los esquimales tiene varias versiones. Contaremos una de las más completas. Se dice que en tiempos remotos habitaba en el polo norte un hombre viejo, quien estaba acompañado por su hija, Sedna. Ella era una mujer muy hermosa y solo deseaba encontrar un hombre que la desposara y la hiciera feliz. Sin embargo, no eran muchos los que llegaban por allí.


Cuenta este mito de los esquimales que un día cualquiera apareció por aquellas lejanías un hombre muy alto y musculoso. Venía cubierto por finas pieles y lucía hermosas joyas. Sedna no podía creerlo. Cuando lo divisó a lo lejos, corrió para peinar su larga cabellera y así lucir hermosa para aquel extraño.


En todo momento de mi vida hay una mujer que me lleva de la mano en las tinieblas de una realidad que las mujeres conocen mejor que los hombres y en las cuales se orientan mejor con menos luces”.


-Gabriel García Márquez-


Sedna se casa

El padre de Sedna no quería en realidad separarse de su hija. Sin embargo, la comida escaseaba y pensó que era mejor verla partir con su esposo en lugar de permitir que se quedara y los dos tuvieran que pasar hambre.


El extraño hombre venía cubierto por una larga túnica y no se le veía el rostro. Aún así, el padre de Sedna fue a su encuentro y le preguntó si estaba buscando esposa. Él hombre asintió con la cabeza. Entonces el anciano le dijo que tenía una bella hija en edad de casarse y que si así lo deseaba, podía llevársela con él.


El hombre aceptó. El padre se lo comunicó a su hija Sedna, quien se mostró algo extrañada de que su papá hubiera hecho la propuesta. ¿No debía conocer primero a aquel forastero y saber si era un buen partido para ella? Pese a esto, obedeció a su padre y se montó en la barca de su nuevo esposo. Los dos emprendieron el camino hacia el nuevo hogar.


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Un hogar aterrador

Dice el mito de los esquimales que cuando Sedna llegó a su nuevo hogar se sintió horrorizada. Solo había un montón de pelos de animales en un risco y junto a esto un cúmulo de plumas de pájaro. Todo ello estaba situado al borde de un abismo. Hacía frío y el lugar se veía descuidado y feo.


Lo peor de todo ocurrió cuando su esposo se quitó la túnica. No tenía rostro, sino que su cabeza era como la de un cuervo. Sedna comprendió que se trataba de un malvado brujo sobre el que ya había oído hablar. Recorría los caminos en solitario y desde hacía tiempo quería una esposa, pero ninguna mujer había aceptado irse con él porque tenía fama de perverso.


El sitio estaba alejado de todo. En las mañanas, el brujo se convertía en cuervo, iba a pescar y por la tarde traía comida para él y para Sedna. Ella debía comer pescado crudo, igual que él. No hacía más que llorar y lamentarse. Fueron tan terribles sus gritos de dolor que, aun estando lejos, su padre la escuchó. Entonces se arrepintió por lo que había hecho y fue a buscarla.




El origen del mito de los esquimales

El padre de Sedna llegó hasta donde estaba y logró rescatarla. La subió a su barca y emprendió el camino de regreso. Sin embargo, una sombra negra comenzó a volar sobre ellos. Era el brujo, que se había convertido en cuervo y batía sus alas para agitar el mar. De pronto se formó una gran tormenta y la barca comenzó a zozobrar. El padre, temeroso de lo que pudiera hacer el brujo, arrojó a Sedna por la borda.


El mar estaba helado. Sedna logró nadar y aferrarse del navío. Sin embargo, su padre solo quería deshacerse de ella y por eso tomó un hacha y le cortó los dedos. Estos cayeron al mar y se convirtieron en focas y en peces. Aunque estaba herida, Sedna intentó de nuevo aferrarse de la barca con la parte de la mano que aún le quedaba. Pero el padre le cortó las manos, estas cayeron al mar y se convirtieron en ballenas. Así, Sedna se hundió.


Cuenta este mito de los esquimales que Sedna no murió. Por el contrario, se convirtió en una diosa. La leyenda dice que cuando sus cabellos se enredan, se forman grandes tormentas en el Ártico que afectan a todos los pescadores. Para mantenerla calmada, los chamanes deben sumergirse y peinarla. También deben recordarles a todos que las mujeres y el mar siempre se deben respetar.

Por Edith Sánchez
 
El mito de Sísifo


Sísifo fue un personaje de la mitología griega que fundó el reino de Corinto. Era tan astuto que había conseguido engañar a los dioses. Ambicionaba el dinero y para conseguirlo recurría a cualquier forma de engaño. También se dice de él, que fomentó la navegación y el comercio.


La leyenda cuenta que Sísifo fue testigo del secuestro de Egina, una ninfa, por parte del dios Zeus. Decide guardar silencio frente al hecho, hasta que su padre, Asopo, dios de los ríos, llega a Corinto preguntando por ella. Es cuando Sísifo encuentra su oportunidad para proponerle un intercambio: el secreto, a cambio de una fuente de agua dulce para Corinto. Asopo acepta.




“Lo absurdo es el pecado sin Dios”


-Albert Camus-


Al enterarse, Zeus entra en cólera y envía a Tánatos, dios de la muerte, para que dé muerte a Sísifo. La apariencia de Tánatos era terrorífica, pero Sísifo no se inmuta. Lo recibe amablemente y lo invita a comer en una celda, en la que lo sorprende haciéndolo prisionero de un momento a otro.


Los vivos ya no morían

Por un tiempo prolongado, nadie murió y el que ahora entra en cólera es Hades, dios del inframundo. Este último exige a Zeus (su hermano) que resuelva la situación. Zeus decide enviar a Ares, dios de la guerra, para que libere a Tánatos y conduzca a Sísifo al inframundo. Sin embargo, con anticipación Sísifo había pedido a su esposa que cuando muriera no le rindiera honras fúnebres. La mujer cumplió cabalmente con el compromiso.




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Estando Sísifo ya en el inframundo, empezó a quejarse con Hades. Le dijo que su esposa no cumplía con el deber sagrado de rendirle honra fúnebre alguna. Hades lo ignoró en principio, pero debido a su insistencia le otorgó el favor de volver a la vida para reprender a su esposa por tal ofensa. Por supuesto, Sísifo tenía planeado de antemano no regresar al inframundo. Vivió por muchos años hasta que finalmente accedió a ser regresado por Tánatos al inframundo.


Estando allí, Zeus y Hades, que para nada estaban contentos con las tretas de Sísifo, deciden imponerle un castigo ejemplar. Dicho castigo, consistía en subir una pesada piedra por la ladera de una montaña empinada. Y cuando estuviera a punto de llegar a la cima, la gran roca caería hacia el valle, para que él nuevamente volviera a subirla. Esto tendría que repetirse sucesivamente por toda la eternidad.


La interpretación de Camus

Albert Camus parte de este mito griego para elaborar un ensayo filosófico que titula precisamente: “El mito de Sísifo”. En él desarrolla un conjunto de ideas asociadas con el concepto de lo absurdo y de la inutilidad de la vida. Aspectos determinantes en el destino de Sísifo y tan característicos del hombre de hoy.






Camus se refiere al absurdo como la esperanza que fundamenta el mañana, como si no existiera la certeza de la muerte. El mundo, despojado de los romanticismos, es un territorio extraño e inhumano. Un conocimiento verdadero no es posible, ni la razón, ni la ciencia pueden revelar la realidad del universo: sus intentos yacen como abstracciones sin sentido. El absurdo es la más desgarradora de las pasiones.


“Los dioses habían condenado a Sísifo a transportar sin cesar una roca hasta la cima de una montaña, desde donde la piedra volvía a caer por su propio peso. Pensaron, con algún fundamento, que no hay castigo más terrible que el trabajo inútil y sin esperanza”


-Albert Camus-


Para Camus, tomarse seriamente el absurdo significa aceptar la contradicción entre razón y deseo, en un mundo irracional. De ahí que deba ser rechazado el su***dio, pues el absurdo no existe sin el hombre. La contradicción debe ser vivida y los límites de la razón deben ser aceptados sin falsas esperanzas. El absurdo jamás debe ser aceptado plenamente, por el contrario, demanda ser confrontado con constante rebeldía. Así, gana la libertad.


La vida del absurdo

Camus ve en Sísifo al héroe del absurdo, que vive la vida plenamente, aborrece la muerte y es condenado a realizar una tarea inútil. El autor muestra la inacabable e inservible labor de Sísifo, como una metáfora presente en la vida moderna. El trabajo en una fábrica o en una oficina es una tarea repetitiva. Dicho trabajo es absurdo, pero no trágico, excepto en las raras ocasiones en que se hace consciencia de ello.




Camus se muestra particularmente interesado en lo que piensa Sísifo, mientras camina de regreso a la parte baja de la colina, para comenzar de nuevo. Este es el instante verdaderamente trágico, cuando aquel hombre se hace consciente de lo miserable de su condición. Sin esperanza, el destino solo se vence con desprecio.


Reconocer la verdad es la forma de conquistarla. Sísifo, al igual que un hombre absurdo, mantiene la tarea de seguir empujando. Cuando Sísifo es capaz de reconocer la inutilidad de su labor, y tiene la certeza de cuál es su destino, se libera para notar lo absurdo de su condición. Así llega al estado de aceptación. Camus finaliza diciendo que en este punto “todo está bien y hay que imaginarse a Sísifo feliz”.


Por Edith Sánchez
 
Canto a mí mismo

I


Me celebro y me canto a mí mismo.


Y lo que yo diga ahora de mí, lo digo de ti,


porque lo que yo tengo lo tienes tú


y cada átomo de mi cuerpo es tuyo también.


Vago… e invito a vagar a mi alma.


Vago y me tumbo a mi antojo sobre la tierra


para ver cómo crece la hierba del estío.


Mi lengua y cada molécula de mi sangre nacieron aquí,


de esta tierra y de estos vientos.


Me engendraron padres que nacieron aquí,


de padres que engendraron otros padres que nacieron aquí,


de padres hijos de esta tierra y de estos vientos también.


Tengo treinta y siete años. Mi salud es perfecta.


Y con mi aliento puro


comienzo a cantar hoy


y no terminaré mi canto hasta que me muera.


Que se callen ahora las escuelas y los credos.


Atrás. A su sitio.


Sé cuál es mi misión y no lo olvidaré;


que nadie lo olvide.


Pero ahora yo ofrezco mi pecho lo mismo al bien que al mal,


dejo hablar a todos sin restricción,


y abro de par en par las puertas a la energía original de la naturaleza desenfrenada



Por Whitman



XVIII


Con estrépito de música vengo,


con cornetas y tambores.


Mis marchas no suenan sólo para los victoriosos,


sino para los derrotados y los muertos también.


Todos dicen: es glorioso ganar una batalla.


Pues yo digo que es tan glorioso perderla.


¡Las batallas se pierden con el mismo espíritu que se ganan!


¡Hurra por los muertos!


Dejadme soplar en las trompas, recio y alegre, por ellos.


¡Hurra por los que cayeron,


por los barcos que se hundieron en el mar,


y por los que perecieron ahogados!


¡Hurra por los generales que perdieron el


combate y por todos los héroes vencidos!


Los infinitos desconocidos valen tanto como los héroes más grandes de la Historia.

 
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La filosofía de la duda: breve reseña histórica


La filosofía de la duda está escrita en la historia a través de Platón, los helenos, San Agustín, etc. ¿Te apetece descubrirla?

No se ha escrito demasiado acerca de la filosofía de la duda. La historia del pensamiento y de la duda son contemporáneas. En el momento en que el hombre empezó a razonar de modo sistemático sobre sí mismo y sobre su realidad surgieron las primeras dudas fundamentales.


Los grandes textos épicos indican que los dilemas, preguntas, los riesgos y las inseguridades se afrontaron, durante muchos siglos, con un enfoque puramente heroico. La mejor muestra la representan la Ilíada y la Odisea.




La filosofía de la duda

En el antiguo mundo helénico, la retórica se convirtió en el arte de razonar sobre la existencia. Esto sin prejuicio de ser, además, un instrumento de persuasión. En Sobre el no ser o sobre la naturaleza, de Gorgias (Diels & Kranz, 1923) las dudas son el fundamento central de un pensamiento libre.


En palabras de Protágoras: “El hombre es la medida de todas las cosas, de las que son en cuanto que son, de las que no son en cuanto que no son”. Tal posición filosófica se concentra en el desarrollo de las capacidades del individuo para gestionar la realidad, a los demás y a sí mismo.


Sócrates también hizo referencia a la filosofía de la duda. Lo hizo a través de la gran obra de Platón. Así se convirtió en la figura del pensador virtuoso. Desde aquel momento histórico, el mundo de las ideas y del pensamiento se convierte en el olimpo del hombre.


El obrar eficazmente deja de ser objetivo del pensar. El pensamiento filosófico comienza a nutrirse de sí mismo. La búsqueda de la verdad se convierte en el objetivo último y más importante de la indagación filosófica. Utiliza la duda como principal instrumento de esa búsqueda, pero tiene como objetivo su anulación para alcanzar el conocimiento supremo.


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Platón y la duda

Si analizamos la duda socrática y la mayéutica, emerge algo con claridad. Procediendo a través de preguntas orientadas es posible sacar a la luz la verdad interior del hombre. Así pues, una vez alcanzada la verdad, la duda queda anulada (dando paso a más dudas).


Sin embargo, es con la obra de Platón donde el mundo de las ideas aventaja a dimensión práctica. Toda la obra de Platón, discípulo de Sócrates, se dirige a la demostración del valor supremo de la verdad. El mundo de las ideas absolutas lo determina todo.


La duda ya no encuentra espacio como estímulo liberador de las jaulas de un conocimiento controlado por ideas indiscutibles por ser absolutas. En la República, Platón sostenía la necesidad de una reeducación del intelecto. Debería llevarse a cabo en estructuras que prefiguran en cierto modo los campos de concentración modernos, construidos lejos de la ciudad.




Para Platón el conocimiento emanaba de Dios (una deidad muy particular), como la luz. Quien se encontraba más lejos de aquella fuente era más ignorante y primitivo. Quien se acercaba a través del conocimiento y de la fe al mundo de las ideas absolutas, se elevaba de la bestialidad para devenir en filósofo.


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La duda según San Agustín

La filosofía de la duda también la podemos observar en San Agustín. La duda es, para San Agustín, un paso obligado para alcanzar la verdad. Remitiéndose a Sócrates, afirmaba que la duda misma era expresión de la verdad. No podríamos dudar si no existiera una verdad que se sustrae a la duda.


La verdad, por lo tanto, no puede ser conocida en sí misma. Solamente puede ser conocida bajo forma de refutación del error. Encuentra su evidencia en la capacidad de dudar de las falsas ilusiones que oscurecen el camino hacia ella.


Durante toda la Edad Media, lo maestros de la escolástica recuperaron la lección de San Agustín y la antigua retórica helénica. Lo hicieron a través de dudas y dilemas aparentemente insolubles. Median el rigor del razonamiento cómo la verdad de Dios vencía de cualquier manera por encima de las dudas del hombre.


Precisamente en este período nacieron las universidades, la cuna del saber académico. No nacieron por casualidad. Fueron fundadas por los maestros de la escolástica. Entre los representantes más importantes encontramos a Santo Tomás de Aquino y al padre Abelardo.


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La duda en el siglo XIX

La filosofía de la duda no puede ser separada de la ciencia. A partir de la segunda mitad del siglo XIX emerge otro gran movimiento que promete la victoria sobre la duda y los dilemas humanos: la ciencia.


La confianza positivista en el conocimiento científico se convierte muy pronto en una especie de fe. Hablamos de una especie de promesa para la liberación de cualquier mal y de mejora de la condición humana.


Solo a comienzos del siglo XX es cuando la confianza extrema en la ciencia y en su posibilidad de conducirnos a un conocimiento objetivo también se derrumba. Se derrumba en virtud de la reflexiones metodológicas y de los descubrimientos científicos más avanzados.

Por Francisco Pérez
 
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