La cantante Aretha Franklin ha muerto

No supero aún la muerte de George Michael..y mas en el dia de navidad cuando siempre me pongo nostálgica y eschucho su "marry christmas" de Wham.....y este video es demasiado....es un encuentro único....:cry::cry:.....Aretha es una autentica dama y estaba preciosamente linda junta a George.


Yo todavía no me hago a la idea de que George Michael esté muerto, me resulta imposible.

Pobre mujer, la verdad, el cáncer de páncreas es de los más jodidos. Bueno como digo siempre en los casos en los que muere un icono: lo bueno es que dejan un gran legado. A todo esto, un 16 de agosto nació Madonna y ayer cumplió 60 castañazas, un 16 de agosto murió Elvis Presley, y también falleció ayer una cantante de heavy metal llamada Jill que también dejó al metal tocado porque era super joven (cuarenta y pocos). Menuda fecha.
 
La verdadera historia de ‘Respect’, la canción escrita por un hombre que Aretha Franklin convirtió en himno feminista
La muerte de la cantante ha dejado a millones de apasionados del soul huérfanos de su gran estrella, pero también una de las más grandes canciones sobre los sentimientos femeninos que hemos conocido
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“R-E-S-P-E-T-O. Averigua lo que significa para mí”. Cuando Aretha Franklin(Memphis, 1942-Detroit, 2018) cantó con desgarro esa frase en 1967 parecía que estaba respondiendo a la popular pregunta que lanzó al aire Sigmund Freuddécadas antes: “¿Qué es lo que quiere una mujer?”. Lo más curioso es queRespect, para la posteridad un himno feminista y una de las canciones más conocidas y veneradas de la historia del soul, fue antes una composición de Otis Redding pensada para ser cantada por hombres. Respect no es solo hoy un himno por su letra poderosa y reivindicativa, sino porque esa letra surgió cuando se le dio la vuelta a todo lo que un hombre le pedía a una mujer.

Volvamos dos años atrás en el tiempo. En 1965 el cantante y compositor Otis Redding (famoso también por temas como (Sittin’ On) The Dock of the Bay, cuyo estribillo decidió solventar con un hoy celebérrimo silbido porque no se le ocurría más letra) escribió Respectcomo la súplica de un hombre desesperado que trabaja para llevar el dinero a su hogar. Según algunos de sus biógrafos, la idea surgió cuando Redding volvió a su casa después de una gira y sintió que su mujer no lo recibía ni lo trataba como él hubiese esperado. Le comentó esta situación a su batería, Al Jackson Jr., que le dio la razón y observó: “Estás en la carretera todo el tiempo. Todo lo que puedes esperar es un poco de respeto cuando llegas a casa”. Una frase que terminaría siendo una de las que forman las estrofas de la canción.

Otis compuso la canción y se la ofreció, en forma de balada, a Speedo Sims, que era el manager de su gira pero también tenía una banda, The Singing Demons. Pero Speedo, por fortuna para todos los implicados en esta historia excepto para él, no pudo grabar la canción: sus capacidades vocales no estaban a la altura en el estudio. Otis Redding se la quedó, la grabó y la publicó en un álbum de 1965, Otis Blue. La canción fue un éxito moderado en las listas americanas y varias bandas, tanto estadounidenses como británicas, publicaron versiones de la canción durante los dos años siguientes adaptándolas ligeramente a sus estilos, pero manteniendo la letra y el espíritu de la original.


La versión original de 'Respect', cantada por su compositor Otis Redding.

Hasta que llegó 1967 y la canción cayó en manos de Aretha.

Aretha alargó ligeramente la canción, le subió el ritmo y ejecutó dos cambios fundamentales. El primero fue transformar la letra y ponerse en la piel de esa mujer que espera en casa. Ahora ya no es el marido el que llega cansado de trabajar y pide a su esposa que lo trate con dignidad, sino ella la que le dice con una increíble fuerza a su marido que si quiere su admiración y sus favores, se los tendrá que ganar.

El segundo cambio fue esa magnífica parte final en la que deletrea el nombre de la canción (“R-E-S-P-E-C-T”) y los coros de sus dos hermanas, Carolyn y Erma, cantan a continuación ese veloz, misterioso y muy debatido “sock it to me / sock it to me / sock it to me...”. La frase era popular en los sesenta gracias a un programa de televisión y significa, básicamente, “dámelo ya”, pero tiene un doble sentido sexual y una sonoridad parecidísima a la frase “suck it to me”, una invitación a la práctica del s*x* oral que luego harían célebre Almodóvar y McNamara. Algunos analistas quisieron ver en la canción de Otis un doble sentido con aquello de que se merecía respeto: ¿era ese "respeto" una forma eufemística de referirse al s*x*? Aretha, lejos de eliminar esa referencia velada, cargó las tintas al añadir esa frase.


La versión de 'Respect' cantada por Aretha Franklin en 1967.

La versión de Aretha alcanzó el número uno no solo en la lista R&B, también en la general, conocida como el Billboard Hot 100, y la convirtió en una gran estrella del género. Hoy su versión es la más popular y la que es versionada tanto por hombres como por mujeres. La cantante británica Rumer, gran heredera actual de aquella escuela de soul, no solo es una fan entregada de Aretha si no que publicó una canción llamada Aretha que resume muy bien la sensación de vacío y a la vez de agradecimiento que hoy sienten millones de fans alrededor del mundo tras su muerte: “Oh, Aretha, no quiero ir a la escuela porque no me entienden y me parece un lugar cruel. Pero siempre me queda Aretha, por la mañana, sonando en mis cascos mientras camino hacia el colegio”.
https://elpais.com/elpais/2018/08/13/icon/1534166098_715329.html?por=mosaico
 
Muere a los 76 años Aretha Franklin, la reina del soul
La última gran diva de la edad de oro de la música afroamericana, con éxitos legendarios como ‘Respect’, había suspendido sus escasos conciertos de este año por motivos de salud
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La reina del soul, Aretha Franklin, ha fallecido este jueves en Detroit a los 76 años. Hija de un conocido reverendo, comenzó a cantar en el coro de la iglesia de su padre y sacudió el panorama musical de los 60 al introducir los recursos del góspel en la música secular, con éxitos hoy legendarios como Respect o (You make me feel) A natural woman. Tuvo una vida precoz y turbulenta, con su primera maternidad cuando era apenas una niña, un matrimonio violento y un considerable historial de desavenencias y desdichas. El representante de la artista confirmó el fallecimiento, a causa del cáncer de páncreas que sufrió por primera vez en 2010. Con ella desaparece la última gran superviviente de la era dorada de la música negra estadounidense.

El mundo de la música y la política -el mundo en general- se volcó inmediatamente en demostrar su admiración por el legado que dejó la artista. De Paul McCartney a Elton John, pasando por Barbra Streisand, quien dijo que "es difícil concebir un mundo sin ella. No solo fue una cantante excepcionalmente brillante, sino que su compromiso con los derechos civiles tuvo un impacto indeleble en el mundo". El expresidente Barack Obama, gran admirador de la estrella, y su esposa Michelle, escribieron que "en su voz, podíamos sentir nuestra historia, toda ella y en cada sombra: nuestro poder y nuestro dolor, nuestra oscuridad y nuestra luz, nuestra búsqueda de la redención y nuestro respeto, duramente ganado". También el presidente Trump, el expresidente Bill Clinton y Hillary Clinton expresaron su pesar por esta mujer que revolucionó la canción en los 60.

Franklin nació en 1942 en Memphis (Tennessee), pero creció en el mismo lugar que le ha dicho adiós, Detroit (Michigan), la otrora próspera capital de la música y el automóvil. La suya fue una de las muchas familias afroamericanas que en los 40 emigraron del sur al norte al calor del boom industrial. El esplendor del jazz y otros ritmos en ciudades como Chicago o la citada Detroit se entienden a partir de ese fenómeno económico y demográfico; el declive del mismo, también. Una incipiente clase media afroamericana que se había formado en el cinturón industrial entró en barrena. Pero cuando el motor se gripó, Aretha ya se había convertido en una artista reconocida. Su padre, además, era Clarence LeVaughn Franklin, un pastor muy conocido e influyente, amigo deMartin Luther King, cuya voz resultaba tan musical que sus sermones acabaron editados en discos.

Fue en el coro de la iglesia de su padre donde la artista comenzó a cantar, al igual que sus hermanas, y fue en su propia casa cuando entró en contacto con el movimiento de los derechos civiles. Pero lo privilegiado de su hogar -dentro de la comunidad afroamericana- no le libró de una infancia dura y, sobre todo, muy breve. El reverendo C. L. Franklin, bebedor y acusado de maltrato en su biografía, había tenido otros hijos fuera del matrimonio y su esposa Barbara, la madre de Aretha, los abandonó. A los 12 años, quedó embarazada de un chico de una escuela y a los 15 ya había tenido su segundo hijo con otro hombre. Ambos llevan el apellido Franklin. Se casó a los 19 con Ted White, que fue violento con ella, y se divorció ocho años después. Tuvieron un chico. Años después se casaría (y divorciaría) de nuevo y tendría un cuarto vástago. El reverendo Franklin murió en el 84 tras pasar cinco años en coma a consecuencia de un tiroteo cuando se enfrentó a unos ladrones.



Muchos de los episodios turbios de su vida quedaron recogidos -para su disgusto- en una biografía de 2014 (RESPECT: The life of Aretha Franklin) publicada por David Ritz, quien años antes había trabajado para ella como escritor fantasma (o negro, como se dice en España) de una autobiografía que la artista se encargó de edulcorar. Como su música, Aretha era peleona y trataba de arrinconar en su historia la parte más dura. Decía su productor de Atlantic, Jerry Wexler, que sus ojos luminosos cubrían la angustia y que sus depresiones podían llegar a ser “tan profundas como el mar oscuro”.

Aunque había comenzado grabando en Columbia Records, los grandes éxitos llegaron en Atlantic, con Wexler. A temas tan célebres como Respect o Natural woman se sumaron rápidamente otros imborrables, como Think o Say a Little prayer. A finales de los 60, ya se había convertido en uno de los iconos de la comunidad afroamericana, con canciones que transpiraban reivindicación femenina y racial. Cantó en el funeral de Martin Luther King, al que había conocido de niña en su casa, en el 68, y lo hizo también en enero de 2009 cuando Barack Obama tomó posesión y se convirtió en el primer presidente negro de la historia estadounidense. Hace pocos años, en un acto público, la reina del soul dijo que aquel había sido el momento más emocionante de su carrera.

Diva con miedo a volar
Ganadora de 18 premios Grammy y con 10 millones de discos vendidos, llevaba desde los años 80 sin viajar fuera de Estados Unidos debido a su también legendaria fobia a volar. Esta limitación, aunque le privó de veladas de gloria en vivo, no limitó el alcance internacional de su carrera ni su consagración como reina del soul. Se le atribuyen celos de diva contra otras artistas que en algún momento la superasen en ventas -como Barbra Streisand o Whitney Houston- y, de hecho, fue público y morrocotudo su enfado cuando en la entrega de los premios Grammy de 2008, a Beyoncé no se le ocurrió otra cosa que presentar a Tina Turner como “la Reina”. Franklin se ofendió y lo consideró un golpe bajo de los guionistas para generar polémica.

Franklin anunció su retirada a principios de 2017 con la idea de limitar su agenda a actuaciones escasas y muy escogidas, aunque muchas de estas tuvieron igualmente que cancelarse por recomendación médica este año. Así, no pudo actuar el pasado marzo en Newark, como estaba previsto, ni tampoco el pasado abril en el festival de jazz de Nueva Orleans. Su última actuación tuvo lugar el pasado noviembre, en Nueva York, con motivo del 25 aniversario de la fundación contra el Sida de Elton John. Su influencia musical, sin embargo, pervive para la opinión de los expertos en artistas de generaciones posteriores, como Mariah Carey o Beyoncé.

Decía Obama en un artículo de David Remnick de 2016 en The New Yorker, que si tuviese que llevarse unos pocos discos a una isla, su admirada Aretha Franklinfiguraría en esa lista. “Porque me recordaría mi humanidad. Lo que es esencial en todos nosotros. Y simplemente: suena puñeteramente bien”.
 
Abrigo de visón, manitas de cerdo
Aretha Franklin tuvo una racha extraordinaria pero luego se desaprovecharon sus dotes
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Esta historia de Aretha Franklin ocurre en un hotel de lujo neoyorquino. La cantante hace su entrada en el hall, con sus joyas y su abrigo de visón; ha estado de compras y aprieta contra su pecho una bolsa grande de papel de estraza. De repente, la bolsa revienta y su contenido se desparrama por el suelo encerado. Empleados y clientes se quedan horrorizados. Son productos de casquería y despojos: tripas, intestinos, morros, orejas, patas de cerdo. Como si nada tuviera que ver con ella, Aretha continúa andando hasta el ascensor y, sin mirar atrás, sube hacía su suite.

En la anécdota, intuimos a la verdadera Aretha. Una estrella capaz de dedicarse a cocinar la sabrosa comida sureña, la llamada soul food, en un hotel de Manhattan. Y también la diva altiva, preparada para ignorar los desastres causados por sus modos imperiales. La querencia por lo auténtico revela la profundidad de sus raíces, ese pozo de góspel ancestral –sin olvidar el blues- que ella utilizaba para exorcizar sus dolores íntimos.

Y luego estaba la superestrella. Ella usaba sus exigencias como recordatorios de su naturaleza sobrehumana. Enemiga del aire acondicionado, hacía sufrir a los privilegiados que habían pagado cantidades desmesuradas para verla en directo. Su fobia a los aviones era la excusa perfecta para frustrar a los promotores europeos, que alegaban inútilmente que también se podía cruzar el Atlántico en barco.

Europa siempre ha sido una solución para artistas afroamericanos en momentos delicados de su carrera. Pero Aretha no buscaba la respetabilidad que proporcionan los escenarios británicos o franceses. Ella jugaba en otra liga, la delshow business estadounidense, en tiempos donde eran pocas las mujeres que aspiraban a la Primera División. La rivalidad se establecía en cifras de venta, condiciones de contratos, honores oficiales, incluso en intangibles que solo ellas podían calibrar.
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Homenaje a Franklin, este jueves en Hollywood. AFP EPV

Sin embargo, no se discutían los méritos musicales. Y es posible que en eso también Aretha llevara ventajas. Según reconoció Jerry Wexler, uno de loshipsters de Atlantic que pilotaron su gran lanzamiento en 1967, ella era perfectamente capaz de producirse a sí misma y, de hecho, lo hizo en muchas de sus grabaciones. Solo que Wexler y compañía no le daban crédito, supuestamente para que no se le subiera a la cabeza.

Una excusa miserable, que oculta la lucha por las royalties de producción y el deseo inconfesable de aprovecharse de las inseguridades de Aretha. Como cualquier otra cantante, ella necesitaba retos y contrincantes musicales de altura, como se evidenció en Sparkle, el elepé de 1976 donde colaboró con Curtis Mayfielfd.


A partir de 1980, tras su fichaje por Arista, Aretha se habituó al automatismo de trabajar con productores acomodaticios -Narada Michael Walden, Luther Vandross. Michael Powell- que aseguraban tener el pulso del éxito: simplemente, ella tenía que aportar su voz monumental. Se deslizaba hacia la era de los duetos, que engolosinaban a los programadores de radios y que generaban éxitos tibios. Uno puede soñar que algún día se monte un Núremberg para juzgar a los responsables de juntarla con Puff Daddy o Kenny G.

https://elpais.com/cultura/2018/08/16/actualidad/1534443559_586333.html
 
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