Sea cual sea su origen, la primera partitura de una Jota tal y como la conocemos hoy en día data de 1666. Tras una intensa labor de investigación, Gregorio Arciniega encontró unos legajos en los archivos de la Capilla del Pilar. Contenían las primeras estrofas de la canción, que fueron transcritas y adaptadas para ser tocadas con una orquesta.
De esplendor se doran los aires
y el cristal del Ebro se argenta
que a media noche un sol
su curso empieza