A Asturias, Oviedo, van con motivo de los premios y al día siguiente al ganador como pueblo ejemplar. Se acabó ahí.
A poco de matrimoniarse se hicieron cábalas para buscar a la principesca pareja una casa, palacio o casona, con la pretensión de que se convirtiera en el Marivent asturiano. El gobierno del Principado de Asturias no llegó a ofrecer un palacio a los príncipes por temor a que la ciudadanía criticara y se opusiera a tal donación que el horno económico no estaba, ni está, para bollos. Sin embargo se barajaron diferentes casonas y palacios, de las Huelgas, palacio de los Selgas, palacio de las Torres de Donlebún, y más que no pasaron de ahí, dejar Marivent era arriesgado por varios motivos.
Quien iba a decir que Marivent llegaría a estar ruinosamente arrinconado y a la espera del desahucio, bendito deshaucio, propiciado por la comunidad balear. A ver si tienen el arranque de lo que debe ser.
Dado el aislamiento y secretismo de esta pareja no creo lleguen a tener un lugar en toda España para su solaz vacacional, cosa que, particularmente, me encanta. Las épocas de los palacios de invierno, de verano, aguas termales y demás hay que darlas ya por erradicadas, son la antítesis de los tiempos actuales, la contradicción total del hoy en día.
