Y una locura, como si no hubiera un mañana, para las vidas propias de los pasajeros; con la necesaria "colaboración" del alocado conductor, una especie de verdugo doméstico, sin respeto por su vida y lo que es peor, por las existencias ajenas, en este caso acompañantes.Circulaba a 237 Km/h. Hacer eso es un desprecio total por la vida ajena.
Sólo puedo dar gracias a Dios porque solo se mataran ellos, y no se cargaran a otros inocentes.
Estúpida tragedia derivada de un estúpido accidente. Que a todas luces se pudo evitar.
Saludos,