Justo estaba mirando ayer el de Baztán, tiene muy buena pinta.
En Arrés tuvimos la experiencia más bonita de todos mis caminos. Acorté esa etapa para dormir allí porque intuí que valía la pena. Fue el primero que hice con mi hijo de 8 años y la conexión que tuvo con uno de los dos hospitaleros, George un americano de unos 80 años, fue brutal. Se entendían a la perfección, cada uno en su idioma. La amabilidad del otro hospitalero con el peque, entrañable también.
El rap del peregrino. La ceremonia a oscuras en la iglesita abandonada. La cena de las de verdad. En Arrés se vive al margen del mundo, solo es el Camino.
Ruesta en temporada baja también es un puntazo, supongo que en verano no será lo mismo porque el albergue se comparte con grupos grandes. Cuando yo fui al menos, lo gestionaba un sindicato.
Pero cuando caminas con muy poca gente, es brutal llegar al pueblo abandonado, el albergue en medio de un montón de ruinas y el pantano al lado. Tengo pendiente volver un día y ver todo la zona tranquilamente.