El baúl de los fragmentos perdidos

"Se había caído y roto en mitad de la calle una gran barrica de vino. Ocurrió el percance al descargarla del carro la barrica rodó y se vino al suelo, estallaron los aros y se rompió como una cáscara de nuez sobre las piedras, delante de la puerta de la taberna.Todos cuantos se encontraban a distancia conveniente interrumpieron su trabajo, o su holganza, para correr al lugar del suceso y beberse el vino. Se habían formado pequeños charcos entre las piedras de la calle, esquinadas e irregulares, con puntas en todas direcciones, muy bien dispuestas como para dejar lisiado a cuanto ser viviente se pusiese en contacto con ellas; cada charco, según su contenido, se vio rodeado de un grupo o de una muchedumbre de personas que se empujaban. Algunos hombres se habían arrodillado y con las manos juntas, en forma de cuenco, bebían a sorbos o daban de beber a las mujeres que se inclinaban por encima de sus hombros, hasta que se les escurría el vino por entre los dedos. Otros, hombres y mujeres, llenaban sus pequeños jarros y hasta empapaban en ellos los pañuelos de las mujeres, que luego retorcían hasta dejarlos secos sobre la boca de los niños; otros más levantaban pequeños parapetos de barro para detener el vino que corría; algunos, orientados por los mirones que contemplaban el espectáculo desde las ventanas, corrían de un lado para otro, a fin de cortar los pequeños arroyos de vino que rompían en nuevas direcciones; otros se dedicaban a las duelas empapadas del casco y lamían las escurriduras y hasta mordían los fragmentos, húmedos de vino, con ansia glotona. No había desagüe por donde se escapase el líquido, y no sólo se agoto por completo, sino que con el vino desapareció una buena cantidad de barro, como si hubiese pasado un chirrionero por la calle, si es que alguno de los allí presentes conocía lo que era eso y era capaz de creer en su milagrosa presencia."
Historia de Dos Ciudades
CHARLES DICKENS
 
9786070708015_960a966645d09c664f9ec99a210e7051.jpg

A muchas mujeres las han educado para actuar siempre de la manera" correcta"....sin embargo, ese esfuerzo no sólo no las hace felices sino que incluso les impide alcanzar lo que desean.

Pero en cada mujer existe una fuerza fundamental y poderosa que muchas veces preferimos ignorar .Es fuerte ,es valiente ,no se anda con paños calientes, no se deja pisar..es,en definitiva, la Cabrona Interior .


Toda mujer lleva una "cabrona" dentro:conseguir que emerja para ayudarnos a vivir mejor, dejar de ser unas pringadas, y lograr nuestros objetivos es solo cuestión de que aprendamos a escucharla y seamos capaces de superar nuestros miedos.

Con humor e ingenio,Elizabeth Hilts ofrece en este libro los consejos básicos para quede una vez por todas, la cabrona tome el mando y no nos dejemos pisar.
 
El encanto tóxico es lo que nos sucede cuando interiorizamos a los diferentes miembros de la familia Encanto.Su efecto es similar al de la levadura:ésta hace que la masa adquiera una consistencia suave y ligera,mientra que el encanto tóxico nos lleva a hacer de la vida algo suave y ligero..para todos los demás.
Quienes la padecemos nos empleamos a fondo para endulzar el panorama o, parafraseando el viejo dicho,utilizamos nuestro" azúcar personal"para preparar limonada con los limones la vida.Con frecuencia,esto sólo se logra a un coste terrible.
Par valorar correctamente sus efectos,tendrás que determinar si has sufrido durante mucho tiempo este síndrome .Contesta a las siguientes preguntas:
1 Alguna vez has querido cantarle las cuarenta a alguien y en lugar de eso, has comido un pedazo de pastel?
2 Que tál el pastel entero?
3 Alguna vez has dicho:"No sé qué me ha podido pasar "! ?
4 Alguna vez has dicho "Si" cuando lo que querias es decir era"yo creo que no" ?
7 Te disculpas con frecuencia ?
Si has contestado afirmativamente a cualquiera de estas preguntas, seguro que estás utilizando demasiada miel.Pero no todo está perdido,tranquilizate.Si quieres puedes librarte del encanto tóxico.
La cabrona que llevas dentro te espera....

Manual de la Perfecta Cabrona
Elizabeth Hilts
 
"Me convertí en lo que hoy soy a los doce años. Era un frío y encapotado día de invierno de 1975. Recuerdo el momento exacto: estaba agazapado detrás de una pared de adobe desmoronada, observando a hurtadillas el callejón próximo al riachuelo helado. De eso hace muchos años, pero con el tiempo he descubierto que lo que dicen del pasado, que es posible enterrarlo, no es cierto. Porque el pasado se abre paso a zarpazos."
000.jpg

Cometas en el cielo
Khaled Hosseini
 
"Me convertí en lo que hoy soy a los doce años. Era un frío y encapotado día de invierno de 1975. Recuerdo el momento exacto: estaba agazapado detrás de una pared de adobe desmoronada, observando a hurtadillas el callejón próximo al riachuelo helado. De eso hace muchos años, pero con el tiempo he descubierto que lo que dicen del pasado, que es posible enterrarlo, no es cierto. Porque el pasado se abre paso a zarpazos."
000.jpg

Cometas en el cielo
Khaled Hosseini
Gracias @michelle es hermoso...
Una hermosa película también... de las pocas que me han hecho llorar mucho...
Lindo Jueves para tí :kiss:
 
Existe una parte poderosa y esencial en cada una de nosotras que no ha sido reconocida hasta ahora, ni su energía convenientemente explotada.Años de represión han ocultado esta faceta en los rincones y las grietas de nuestras almas.Como no la comprendemos,hacemos todo lo posible por mantenerla en la oscuridad,donde creemos que pertenece.
Se trata de la "cabrona interior".No te hagas la tonta:sabes perfectamente de lo que estoy hablando .
Todas la conocemos.Flota constantemente justo bajo la superficie de nuestra conciencia y nuestra educación .Es parte de nosotras, es inteligente, segura de sí misma y sabe lo que quiere.Nos dice que no nos conformemos con menos.Nos avisa cuando estamos a punto de embarcarnos en una conducta autodestructiva.
La cabrona interior no es esa parte de nosotras que a veces se muestra estúpida o ruin o carente de sentido del humor.No cae en el fatalismo, ni abusa de sí misma ni de los demás.
La cabrona interior no se enzarza en discusiones de poca importancia, ni siquiera para pasar el rato.Para qué molestarse?
La cabrona interior jamás es mordaz de forma gratuita .Y nunca teme decir:"Que se vayan a freír espárragos si no aguantan una broma"
A mi modo de ver, hay una verdad absoluta:al liberar a nuestra cabrona interior podemos utilizar su poder y energía para nuestros objetivos más elevados.
Si la ignoramos, nos arriesgamos a que enloquezca cuando la presión por ser encantadora se vuelve insoportable.Todas hemos sido testigos de ello y no es una perspectiva agradable.
Cuando no reconocemos a nuestra cabrona interior nos salen granos o engordamos, o adelgazamos demasiados nos volvemos controladoras ,manipuladoras, lloronas o histéricas .No insistimos en practicar s*x* seguro.
Nada de eso es productivo y algunas de estas cosas resultan francamente peligrosas.

Manual de la Perfecta Cabrona
Elizabeth Hilts
 
"Hay una literatura para cuando estás aburrido. Abunda. Hay una literatura para cuando estás calmado. Esta es la mejor literatura, creo yo. También hay una literatura para cuando estás triste. Y hay una literatura para cuando estás alegre. Hay una literatura para cuando estás ávido de conocimiento. Y hay una literatura para cuando estás desesperado. Esta última es la que quisieron hacer Ulises Lima y Belano. Grave error, como se verá a continuación. Tomemos por ejemplo, un lector medio, un tipo tranquilo, culto, de vida más o menos sana, maduro. Un hombre que compra libros y revistas de literatura. Bien, ahí está. Ese hombre puede leer aquello que se escribe para cuando estás sereno, para cuando estás calmado, pero también puede leer cualquier otra clase de literatura, con ojo crítico, sin complicidades absurdas o lamentables, con desapasionamiento."
Los detectives salvajes
Roberto Bolaño
 
"No echas en falta los viejos tiempos. Siempre que te pones nostálgico y empiezas a añorar la pérdida de cosas que parecían hacer la vida mejor de lo que ahora es, te dices que debes detenerte un momento a pensarlo bien, examinar el Entonces con el mismo rigor que aplicas al Ahora, y no tardas en llegar a la conclusión de que hay poca diferencia, de que el Ahora y el Entonces son, en esencia, la misma cosa. Claro que tienes múltiples motivos de queja contra los males y estupideces de la vida norteamericana contemporánea, no pasa un día sin que sueltes alguna arenga contra la influencia dominante de la derecha, las injusticias de la economía, la incuria del medio ambiente, el desplome de las infraestructuras, las guerras sin sentido, la barbarie de la tortura legalizada y la extradición irregular, la desintegración de ciudades empobrecidas como Buffalo y Detroit, la erosión del movimiento sindical, la deuda con que cargamos a nuestros hijos con objeto de que asistan a nuestras universidades excesivamente caras, la creciente grieta que separa a los ricos de los pobres, por no mencionar el cine basura que estamos realizando, la comida basura que estamos comiendo, los pensamientos basura que estamos cultivando. Eso es suficiente para desear que estalle una revolución; o irse a vivir como un eremita a los bosques Maine, y alimentarse de frutos silvestres y raíces de árboles. Y sin embargo, remóntate al año de tu nacimiento e intenta recordar el aspecto de Estados Unidos en su época dorada de la prosperidad de posguerra: leyes de segregación racial en plena vigencia por todos el Sur, el porcentaje que limitaba el número de judíos en ciertas instituciones, abortos clandestinos, el decreto presidencial de Truman para establecer un juramento de lealtad por parte de todos los funcionarios, los juicios de los diez de Hollywood, la Guerra Fría, el Terror Rojo, la Bomba. Cada momento histórico está erizado de problemas propios, de sus particulares injusticias, y toda época fabrica sus propias leyendas y lealtades. Cuando asesinaron a Kennedy tenías dieciséis años, estabas en segundo de secundaria, y la leyenda dice ahora que toda la poablación de Norteamérica había quedado reducida a n estado de mudo dolor por el trauma que se produjo el 22 de noviembre. Tú tienes otra historia que contar, sin embargo, porque da la casualidad de que viajaste a Washington con dos amigos el día del funeral. Querías estar allí por tu admiración hacia Kennedy, que había supuesto un asombroso cambio tras los ocho largos años de Eisenhower, pero también porque tenías curiosidad por saber lo que significaría participar en un acontecimiento histórico. Era el domingo siguiente al viernes, el día en que Ruby asesinó de un tiro a Oswald, e imaginabas que las multitudes de curiosos que flanqueaban las avenidas mientras pasaba el cortejo fúnebre permanecerían allí en respeturoso silencio, en un estado de mudo dolor, pero lo que te encontraste aquella tarde fue una turba de curiosos y mirones bulliciosos, gente subida a los árboles con cámaras, empujando a otros para quitarles el sitio y ver mejor, y más que nada, lo que recuerdas es un ambiente de ahorcamiento público, el estremecimiento que acompaña al espectáculo de una escena violenta. Tú estabas allí, presenciaste esas cosas con tus propios ojos, y sin embargo, en todos los años transcurridos desde entonces, ni una sola vez has oído contara a nadie contarlo que sucedió en realidad."
Diario de invierno
Paul Auster
 
“Era el mejor de los tiempos, era el peor de los tiempos, era la edad de la sabiduría, era la edad de la insensatez, era la época de la creencia, era la época de la incredulidad, era la estación de la luz, era la estación de la oscuridad, era la primavera de la esperanza, era el invierno de la desesperación”
Historia de dos Ciudades
Charles Dickens
 
"Las ciudades, comprendí, son manifestaciones físicas de nuestras creencias más profundas y de nuestros pensamientos muchas veces inconscientes. Nuestros principios y nuestras esprenzas son a veces bochornozamente fáciles de descifrar. Están ahí, en las fachadas, los museos, los templos, las tiendas, los edificios, y en cómo esas estructuras se relacionan entre sí o, a veces, en cómo dejan de hacerlo.
Descubrí que ir en bicicleta unas cuantas horas al día me ayuda a mantener la cordura. Hay gente que se siente aturdida y desorientada cuando viaja ya que se desliga del entorno físico que le es familiar, lo cual a su vez afloja ciertas conexiones en la psique. Algunos se repliegan en sí mismos o se encierran en la habitación del hotel cuando el lugar les es extraño, o se desinhiben en exceso en un intento de conseguir cierto control. Para mí, la sensación física del transporte autoimpulsado, junto con la impresión de autocontrol inherente a esa situación sobre dos ruedas, tiene un efecto vigorizante y tranquilizador. Suena como una forma de meditación, y de alguna forma lo es.
Ir en bicicleta lo sitúa a uno en una zona que no requiere demasiada profundidad o implicación. Es una actividad repetitiva, mecánica que distrae y mantiene ocupada la parte consciente de tu mente. Eso favorece un estado mental que permite que una parte, aunque no demasiado grande, del inconsciente, fluya.
La ciudad es un fiel reflejo físico de cómo la cultura se ve a sí misma. La ciudad es una manifestación de lo social y lo personal. A su vez, la ciudad, su realidad física, refuerza la ética y lo recrea a través de sucesivas generaciones y de la gente que ha emigrado de ella. La ciudad perpetúa la forma de pensar que las creó… ¿Dónde empieza la ciudad psicológica? ¿Hay un punto en el mapa donde la realidad cambia?… Qizá haya un poco de mito en todo esto, un deseo de asignar un aura única a cada lugar. Pero ¿no acaba convirtiéndose cualquier creencia colectiva en una verdad?
(En Buenos Aires) se pueden ver familias enteras paseando a altas horas de la noche. ¿Cúando duermen?… Una ciudad de vampiros. ¿Acaso esa gente no trabaja de día? ¿hacen estos horarios toda la semana?. Quizás existan dos sociedades separadas: la diurna y la nocturna. Dos turnos, dos poblaciones urbanas que nunca se encuentran y cuyos caminos nunca se cruzan."

Diarios de Bicicleta
David Byrne








 
Back