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Es todo muy confuso. Pero cada vez me creo más que alguien muy cercano, en quien el niño confiaba, y relacionado con la pintura, fue su asesino.
Yo también de acuerdo. Cercano, de su círculo o entorno. Los fines pues está claro que para jugar a los cromos no era. Pero es que ese trayecto tan concreto, ese horario tan ajustado y sabiendo a dónde iba no creo que fuera ni casualidad ni que él cambiara de planes, y tampoco contemplo una huida voluntaria.
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