Los maleteros del Titanic más jóvenes tenían 14 años. Su trabajo era trasladar el equipaje de los pasajeros y realizar otras tareas básicas. Todos los maleteros murieron cuando el barco se hundió
Solo los pasajeros de primera clase podían utilizar el restaurante «a la carta», ubicado en la cubierta B del barco. Su dueño era Luigi Gatti, un hombre de negocios italiano, quién falleció en el Titanic. De los 66 trabajadores del restaurante, sobrevivieron dos cajeras y un dependiente.
Cuando el Primer Oficial William McMaster vio el iceberg, ordenó que el barco cambiara su curso de inmediato. Desafortunadamente, ya era demasiado tarde. Debido al inmenso tamaño del buque, no logró girar a tiempo para evitar la colisión
Edward J. Smith, el capitán del Titanic, dirigió sus últimas palabras a la tripulación: «Bueno, muchachos, hagan lo mejor por las mujeres y los niños. Y cuídense».