Crimen guardia urbano

Ya se vá clarificando el móvil del asesinato. Tiene un aire la Rosa, su sonrisa a la asesina del niño Gabriel.
 
VIDA
Habla Rosa Peral, imputada en el crimen de la Guardia Urbana
La agente, encarcelada desde hace once meses, rompe su silencio en una amplia entrevista con 'Crónica Global' en la que dice sentirse “crucificada y condenada”


11 min
“La injusticia no puede ganar a la verdad”. Es Rosa Peral, agente suspendida de empleo y sueldo de la Guardia Urbana de Barcelona que permanece encarcelada desde hace once meses por su presunta relación con la muerte de su novio, el también agente del cuerpo, Pedro Rodríguez, un caso en el que está encarcelado otro policía municipal, Albert López, examante de Rosa.

Esta mujer de 34 años y 11 como profesional de la policía ha roto su silencio desde la cárcel de Brians 1 para reclamar “justicia” y denunciar que se siente “víctima de una condena social sin tan siquiera haberse producido el juicio. No sólo yo, si no también mis hijas, mis padres, hermano y cuñada y familia están pagando juntos una condena para la que ni tan siquiera tengo sentencia. En mi persona no existe el beneficio de la duda”.

Graves acusaciones
El fiscal dice que Rosa y Albert acabaron con la vida de Pedro el día 1 de mayo. Los hechos se habrían producido, según este relato asumido por la juez instructora, en el domicilio de Rosa en Vilanova i la Geltrú.

El cadáver de la víctima apareció calcinado, en el interior de su coche (un Volkswagen Golf de color negro), junto la pantano de Foix el día 4 de mayo. Una semana después, los dos sospechosos serían detenidos.

El llanto de Rosa
La agente clama contra quien fue su amante. Según su versión, Albert López ha cumplido su amenaza. “Cuánta razón tenía Albert cuando decía que me iba a arruinar la vida y que o con él o con nadie. Consiguió lo que quería y con esta sociedad machista, ilógica e irracional sólo se ha favorecido su propósito”.

Según Rosa Peral, (y diversos testigos consultados por este medio), su examante la asediaba, amenazaba, perseguía y presionaba de una forma inaguantable desde el momento en que supo que su exnovia había conocido a Pedro Rodríguez y había iniciado con él una relación de pareja.

“Éramos felices”
“No veo que los medios hablen de cómo o por qué falleció Pedro ni se habla de la personalidad de Albert, ni de su entorno. No hablan de los mil motivos que yo tenía para estar con Pedro. Por mucho que quieran decir, éramos felices y Albert nos lo destruyó en un día", explica.

La agente imputada se desgañita: “¿En qué cabeza cabe que yo monte un plan para ejecutar un crimen y lo haga en mi casa, junto a la habitación que ocupan mis hijas?”

Peral vio un hacha y un arma
Según Peral, López se personó la noche de día 1 en su casa con un hacha tras saltar el muro exterior de la vivienda. Según su relato, una vez en el interior del domicilio, ella corrió a proteger a sus hijas que dormían en una habitación adyacente, mientras su examante se las iba a tener con su novio. “El día 1 de mayo, cuando llegó Albert, le dije a Pedro que subía ropa. Quería disimular. No le quería decir que Albert llevaba toda la tarde amenazándome con venir a casa, para controlarme. Salí al patio y antes de que pudiera mediar palabra, Albert saltó el muro. Al principio me puse en medio echándole en cara que estaba loco, pero me asusté, me pidió el móvil que yo llevaba en las manos de malas maneras. Si no se lo hubiera dado, me lo habría arrancado, estoy segura. Salí corriendo escaleras arriba donde estaban mis hijas dando por hecho que iba a haber gritos e insultos, bajé las persianas, puse la tele y me limité a esperar. Recuerdo poner el zapatero trancando la puerta”.

La agente no vio lo que sucedió en el recibidor de la vivienda: “Sólo oí ruidos acompasados, algo extraño”. Recuerda que el tiempo pasó muy rápidamente, que su obsesión era proteger a la niñas, E., de 7 años, y L., de 5. “Tuve miedo, un miedo horrible. Antes que policía soy madre y mi única obsesión era proteger a las niñas. Tenía pocas salidas y menos con hijas de 4 y 6 años en aquel momento dormidas. ¿Qué podía hacer? ¿Salir corriendo y dejarlas allí solas? Ni en broma. ¿Salir con ellas? ¿Por dónde? ¿Por delante de la pelea? ¿Gritar y que eso le hiciera subir enfadado? Lo más inteligente para proteger a mis hijas fue mantenerme arriba”. Rosa dice que se oyeron ruidos pero que una nebulosa le impide situar la noción del tiempo en relación a las secuencias de sus recuerdos.

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Manuscritos en los que Rosa Peral narra su versión de los hechos / CG

“Mataré a tus hijas”
“Cuando me gritó por segunda vez que bajara, habrían pasado horas, no sabría decir cuántas. El coche estaba dentro, el suelo mojado de agua y lejía, mucha lejía. Recuerdo su cara con una braga tapándole la nariz. Tanto al saltar la valla como en ese momento llevaba consigo un hacha y una mochila colgando de la espalda. En su pantalón, metida entre el pantalón y sus calzoncillos llevaba su arma reglamentaria que con la camiseta la tapaba”. La guardia urbana insiste en que el miedo le bloqueó especialmente desde el momento en que su examante le dijo mirándola a los ojos que mataría a sus hijas si hablaba con alguien de lo sucedido.

“Me ordenó que limpiara. Yo no vi ni sangre ni huellas ni nada, sólo un suelo mojado de lejía y mucha agua. No me contestó a las preguntas. Continuaba como excitado, con un nivel altísimo de adrenalina. Sentí un miedo inaguantable. No me quitaba a mis hijas de la cabeza. Yo no vi a Pedro. Estaba confusa. Pensé que quizá se había ido a presentar una denuncia o que Albert le habría maniatado en algún lugar cercano, pero jamás que hubiera acabado con su vida. Cuando hacía un rato que limpiaba le dije que me dejara subir con las niñas. Me gritó y E., la mayor, se despertó. Subí corriendo. Le dije que era la tele, Albert se fue y yo calmé a las niñas. E. quería bajar pero le dije que no, que bajaba yo que los perros se habían despertado. Bajé, busqué por toda la casa, patio, garaje y nada, ni rastro de Pedro”.

No pudieron ver sangre
Él se fue. Las niñas de despertaron ajenas a lo sucedido. “Imposible que me vieran manchada de sangre o de algo que se le pareciera. Imposible”. Fue la madrastra de las niñas --la compañera del padre y primera pareja de la agente-- la que declaró ante la juez de Vilanova que una de las menores, E., le dijo que había visto a su madre manchada de sangre y muy nerviosa. “Es imposible porque yo no vi derramamiento de sangre ni toqué nada parecido a la sangre”.

La pequeñas desayunaron con absoluta normalidad. “Ya era el día 2, vestí a la niñas y me las llevé al parque por si Albert volvía, donde quedé con mis padres. Llame unas mil veces a Albert: me era más fácil hacer así las preguntas que no en persona, pero no me daba respuesta, me preguntaba si estaba grabando la conversación, que si quería a mis hijas que me mantuviera al margen de lo ocurrido y que contestara con el móvil de Pedro a cualquier llamada. El miedocasi no me dejaba respirar. No recuerdo cuántos mensajes contesté pero ahora he visto que eso hacía que los hechos pareciera que ocurrieron el día 2 de mayo, de manera que Albert no estaba en la ubicación de mi casa y la única culpable sería yo”.

Así pues, la agente recurrió a sus padres. Dejó en un parque a sus hijas con ellos. Se puso la sudadera de Pedro (que no se quitó en toda la semana) y trató de aclarar las ideas. Continuará.













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https://cronicaglobal.elespanol.com...-enturbia-caso-guardia-urbana_128036_102.html

La carta de la verdad

Según esta misiva, a la que ha tenido acceso Crónica Global, la reclusa de Wad-Ras le dice a Rosa Peral: “Sobre todo quiero que sepas que estoy dispuesta a ser testigo (y hace referencia a otras dos reclusas más dispuestas a declarar), no dejaré que te hundan y que te juzguen injustamente. Cuenta conmigo, estoy aquí para todo”.

Claudia identifica a la reclusa Jennifer como la que ha urdido “todas las mentiras” contra Peral. Especifica en esa carta: “Quiero que sepas que escuché, con dos compañeras más, mientras estábamos en las escaleras del patio-gym medio escondidas, que todo lo que había dicho era mentira, sólo querían hacerte daño”.

Denuncia por despecho
En esa carta, Claudia también apunta al despecho sexual de Jennifer para justificar su conducta: “Es una injusticia, nada de lo que dicen es verdad. Sé que fue por celos de Jennifer y por las que le siguieron el juego. Me pareció una putada. No comprendo que no quieran entender que no te gustan las mujeres y simplemente por ello putearte”.

El 11 de marzo, diez días después de haber enviado esta carta, Claudia Rodríguez aparecía muerta a causa de una sobredosis de heroína en su celda número 13 de la cárcel de Wad-Ras, la misma que en mayo pasado, casualmente, ocupó Rosa Peral después de ser detenida por el crimen de Foix. Fuentes próximas a la finada han confirmado a este medio que Claudia no era consumidora de heroína.
 
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La carta de la verdad

Según esta misiva, a la que ha tenido acceso Crónica Global, la reclusa de Wad-Ras le dice a Rosa Peral: “Sobre todo quiero que sepas que estoy dispuesta a ser testigo (y hace referencia a otras dos reclusas más dispuestas a declarar), no dejaré que te hundan y que te juzguen injustamente. Cuenta conmigo, estoy aquí para todo”.

Claudia identifica a la reclusa Jennifer como la que ha urdido “todas las mentiras” contra Peral. Especifica en esa carta: “Quiero que sepas que escuché, con dos compañeras más, mientras estábamos en las escaleras del patio-gym medio escondidas, que todo lo que había dicho era mentira, sólo querían hacerte daño”.

Denuncia por despecho
En esa carta, Claudia también apunta al despecho sexual de Jennifer para justificar su conducta: “Es una injusticia, nada de lo que dicen es verdad. Sé que fue por celos de Jennifer y por las que le siguieron el juego. Me pareció una putada. No comprendo que no quieran entender que no te gustan las mujeres y simplemente por ello putearte”.

El 11 de marzo, diez días después de haber enviado esta carta, Claudia Rodríguez aparecía muerta a causa de una sobredosis de heroína en su celda número 13 de la cárcel de Wad-Ras, la misma que en mayo pasado, casualmente, ocupó Rosa Peral después de ser detenida por el crimen de Foix. Fuentes próximas a la finada han confirmado a este medio que Claudia no era consumidora de heroína.


Vaya tela, este caso se está enrevesando por momentos, yo siempre he pensado que tanto ella como el otro encarcelado eran cómplices del crimen.
 
Los celos enfermizos, móvil del crimen de la Guardia Urbana
Fuentes de la investigación señalan que cada vez está más claro que la obsesión compulsiva de Albert por Rosa le condujo al asesinato de Pedro

"A medida que avanza la investigación por el llamado crimen de la Guardia Urbana o crimen del pantano de Foix cunde la impresión de que los celos enfermizos que sintió Albert López contra Pedro Rodríguez, son la causa o móvil del asesinato.


Diversos son los indicios que van llegando, incesantes, a la mesa del juez, del fiscal y de los Mossos d'Esquadra y que ponen en entredicho la versión ofrecida ante el juez por Albert López, el guardia urbano detenido.

Versión incoherente
Este policía declaró que el día 1 de mayo, Rosa Peral mató a quien entonces era su pareja, el también policía municipal de Barcelona, Pedro Rodríguez. Según Albert, esa noche, Rosa le llamó “alteradísima” y le rogó que fuera hasta su casa. Una vez llegó, según Albert, se encontró con el cadáver de Pedro en el interior del maletero de su coche. No la delató, por que aún la quería, dijo. Según Albert, Rosa mató a Pedro (un hombre de 39 años, de casi 1,90 de estatura y más de 110 kilos de peso) y lo introdujo en el coche tras arrastrarlo durante 30 metros.

A medida que avanza el caso esa versión cada vez pierde fuerza a ojos de los investigadores. La teoría que poco a poco a se va imponiendo es que Albert no soportó la relación que Rosa, su exnovia, mantenía desde hacía meses con Pedro y que por ello, fruto de un incontrolable ataque de celos, decidió acabar con la vida de quien, en su opinión, le había “robado a su chica”.


Correo revelador
En el sumario de caso aparece un correo electrónico enviado por Albert a Rosa el 29 de enero de 2017 a las diez de la noche, (91 días antes del asesinato de Pedro). En él se puede leer cómo en hasta dos acciones el novio despechado califica Pedro de “cerdo”.

El contenido de este mail es absolutamente revelador: “Eres una put* y no ves lo que me estás haciendo pasar. Te odio con todo mi corazón. Ver tu cara, en tu casa con ese cerdo no se me olvidará en la vida.

Mira que había tíos en el mundo y te vas a escondidas con ése para que cada vez que lo vea en la base me acuerde de la mierda que siento. No lo he matado porque creo que no lo vales después de esto”.


“Matar a Pedro”
Éste es un de los muchos mensajes amenazantes e insultantes que Albert envía a su exnovia. La mayoría fueron eliminados porque así se lo exigió Albert a Rosa. Pero ella logró salvar algunos que ahora, en manos de la juez, evidencian la presión que esta mujer tuvo que soportar durante aquellos primeros meses del año pasado en los que rompió su relación con Albert e inició su noviazgo con Pedro.

Esa es la primera vez en que Rosa oye de boca de Albert la palabra “matar” en referencia a Pedro.

“Me dais asco y gracias por joderme la vida cada vez que lo vea por la base sabiendo que se f*lló al amor de mi vida. Vete a la mierda tú y él, put*. Seré señalado toda la vida gracias a tí. No sabes el asco que me das, de verdad”.

“Esto no quedará así”
Eso ocurría el 29 de enero de 2017 a las diez de la noche. Sólo un minuto después, Albert volvía a enviar otro mensaje igualmente lapidario a su "ex":

“Te escribo con lágrimas de impotencia pero nunca jamás te perdonaré ni a ti ni a él, y si algún día dejo de ser policía y me importa una mierda ésta vida, recuerda, ¡esto no quedará así, te lo aseguro!”

Pedro murió el día 1 de mayo de 2017 en el domicilio de Rosa Peral (el fiscal califica los hechos de homicidio). Varios días después, su cadáver apareció calcinado en el interior de un coche junto al pantano de Foix. Rosa afirma que Albert, enloquecido, mató a su novio, Pedro. La investigada dice que su exnovio la amenazó de tal forma que no pudo ni tuvo fuerzas para denunciarle al menos durante los inmediatos días. Peral asegura que Albert López es muy peligroso y que le juró matar a sus hijas si le denunciaba.

https://cronicaglobal.elespanol.com...s-movil-crimen-guardia-urbana_125738_102.html
 
Con ese artículo se me desmonta la intervención de la susodicha, parece que la dejan fuera del crimen, de que es cosa de Alberto sólo.
¿Se trata de un lavado de cara por parte de ella?
Pues no lo sé, pero si es así, lo están consiguiendo. Yo estaba convencida de que era cosa de los dos, y cada vez me convenzo más de que ha sido sólo cosa de él. La verdad, es que si lo piensas, ella no ganaba nada matándolo. Llevaban pocos meses viviendo juntos y se les veía muy felices. Sin embargo, según los mensajes que le pillaron a él, se le notaba muy celoso y rabioso contra Pedro. Lo odiaba claramente. En su lista de contactos del móvil, lo tenía como "Pedro hijop*ta"...
 
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