Consejos Viajeros: tips, secretos, apps, etc.

Noruega no es el cielo (pero casi)
Un ‘road trip’ de tres días a través de la abrumadora belleza de los fiordos: gastronomía, montañas nevadas y el otoño más bonito del planeta.




Juvet


Juvet © Tina Stafrén / Visit Norway




Cuando me preguntan cómo organizamos los viajes no terminan de creerse la respuesta, pero es que es verdad: con Google Maps, una red de buenos dealers gastronómicos, fotos bonitas a rabiar y el cine (así, a lo bestia).
En cuanto a los porqués, a veces (tantas veces) es un restaurante el culpable del viaje y otras lo es sencillamente la belleza. Digo la belleza como tal: sin cursilerías ni excusas, la belleza como argumento de la obra, sin más (es que no necesita más coartadas).



Escribió Ibsen (noruego, precisamente) que “la belleza es el acuerdo entre el contenido y la forma” pero yo no tengo tan clara la ecuación ni esa obsesión protestante por la armonía porque la belleza también está en lo roto y en cada maravillosa imperfección de la naturaleza; y no imagino una naturaleza más salvaje, imperfecta y totémica que esa otra Noruega alejada del turismo obvio.

Noruega no es el cielo (pero casi)


Noruega no es el cielo (pero casi) © Jesús Terrés

¿Más razones? La ficción. Tengo claro que viajar es un encuentro con el mundo pero también es un encuentro contigo mismo, por eso tantas veces el culpable de la reserva es una obra de ficción: un libro, una canción o una película.
En este caso la peli fue Ex Machina, la ópera prima de Alex Garland (luego hizo Annihilation para Netflix, otra barbaridad) en torno a la inteligencia artificial y un futuro distópico donde los androides sueñan con ovejas eléctricas y el Steve Jobs de turno (enorme Oscar Isaac, con un Jackson Pollock en casa) vive y trabaja en un escenario que no puede ser real.







¿Existe un lugar así? Pues sí, existe y es un hotel en mitad de la nada.
DÍA 1: LAS GAVIOTAS SOBRE ÅLESUND
Un apunte antes de la ruta: este ‘road trip’ se ubica en las antípodas del viaje mochilero y el callejeo febril: nada de aventuras para contar a tus nietos y peligro tras cada esquina. Más bien, tazas de café calentito, mantas de lana, cabañas estupendamente acondicionadas, hoteles civilizados y listas de Spotify en el CarPlay del coche de alquiler.
Primera parada, Ålesund. Con un pequeño aeropuerto poblado por marineros noruegos (zona de pesca a gran escala) Ålesund es un pueblito que parece un cuento de hadas en parte por culpa de que fue casi completamente reconstruido, bajo una arquitectura Art Nouveau, en 1904 después de un devastador incendio.
En Ålesund los viajeros de paso suelen dedicar sus días a paseos por el bosque, rutas de hiking y a funcionar como base de operaciones para recorrer los fiordos: es un estupenda idea. Elegimos el hotel Brosundet por tres motivos: es bonito, es pagable y tiene habitaciones con vistas a la bahía, pero la realidad superó a la expectativa porque también escondía un desayuno ejemplar, fabuloso café de filtro y una chimenea inmensa que vehicula todo el edificio.







Cenamos en Polarbjørn porque lo sugería Michelin y pensé en aquel consejo de Alfred Hitchcock, “si ruedas en París que se vea la Torre Eiffel”. En Noruega hay que pedir pescado salvaje: salmón, trucha o bacalao.
DÍA 2: NO PUEDE SER VERDAD TANTA BELLEZA
“En un lugar remoto de un pueblo remoto de una remota región de Noruega”... A mí me dicen eso y ya estoy dentro. Pero es que además, resulta que es el storytelling de Juvet (donde se rodó la película de Garland y que además es un hotel indispensable) va mucho más allá del decorado: “el Juvet Hotel es el primer hotel-paisaje de Europa y la idea es crear un espacio en el que la arquitectura moderna se encuentre con la cultura histórica y la naturaleza en su estado más puro”, nos cuenta Christopher Schønefeldm, chef y propietario de este espacio que parece sacado de un sueño entre la liturgia y el stendhalazo.
Cada noche, en su salón comedor, se reúnen todos los huéspedes y cenan en una mesa común: “sólo utilizo proveedores locales y además cultivamos una huerta a tan sólo cinco minutos del hotel; por eso, una de las cosas que más disfruto cada día es recolectar las flores, setas y hierbas silvestres (junto a mi hijo) y cocinar al aire libre, en una parrilla y sobre el fuego en medio de la naturaleza”.







Cenamos con dos finlandeses y dos noruegos -más bien siesos- frente a una chimenea y recordé por qué amo la gastronomía: porque nos conecta con el mundo.

Juvet


Christopher Schønefeldm © Juvet

DÍA 3. ES TIEMPO DE FIORDOS
Venga una confesión, no soy yo mucho de miradores (parar el coche y mirar el horizonte mientras un señor de Kioto le hace fotos a Akane, que está un poco cansada de su rinconcito en el Instituto de Kyushu) pero eso era porque no conocía los miradores que llevan hasta el fiordo de Geiranger, Patrimonio de la Humanidad de la Unesco.
En concreto, los miradores de Ørnesvingen y Utsikten, desde donde la belleza casi duele (qué demonios, duele). Cascadas deslizándose desde las montañas nevadas, cientos de miles de árboles en torno a los ocres y el verde aceituna cayendo frente a tus ojos (y tu corazón) ante el cobalto y los índigos del mar; la niebla cabalgando la montaña, caminos tallados en piedra y esa sensación tan primigenia que te hace sentir tan pequeñito cuando estás ante algo inmenso.
Lo suyo es recorrer el fiordo en barco eléctrico, observar cómo se para el tiempo, reservar una habitación con vistas al espectáculo (nosotros lo hicimos en el Hotel Union) y ser plenamente consciente de esta certeza: estamos aquí de paso y de esta vida solo te llevarás el amor... y la belleza.

Fiordo Geiranger


Fiordo Geiranger © Jesús Terrés

https://www.traveler.es/naturaleza/...oruega-otono-escapada-romantica-fiordos/16617
 
El traductor de Google se integra a Maps: encontrar calles y direcciones en el extranjero será más fácil
La compañía tecnológica implementará esta fusión a partir del próximo mes y estará disponible en 50 idiomas.


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La compañía tecnológica implementará esta fusión con el Traductor a partir del próximo mes y contará con 50 idiomas. (Foto: Pixabay)

La compañía tecnológica implementará esta fusión con el Traductor a partir del próximo mes y contará con 50 idiomas. (Foto: Pixabay)

Las herramientas que Google ha puesto a disposición de sus usuarios se han convertido en referentes respecto a la relación con los teléfonos inteligentes y la manera en que se utilizan para mejorar ciertos aspectos de la vida. Un par de ejemplos significativos son Google Maps y Translate.


Ahora, como parte de una apuesta para perfeccionar sus servicios, la tecnológica ha decidido fusionar ambas funciones con el fin de que las personas que viajen al extranjero no tengan ningún tipo de problema al momento de buscar una dirección o sitio.

Su funcionamiento se basará en un botón de reproducción de audio a partir del cual será posible conocer cómo se llama o pronuncia en el idioma local el lugar o calle que la persona busca desde la aplicación Maps. Además, si eso no resulta suficiente, también se podrá acceder al traductor de forma rápida.

De acuerdo con los responsables de esta utilidad, se trata de una tecnología de texto a voz, con la cual se detecta de manera automática el idioma del dispositivo de la persona sin importar el país en el que se encuentre. Por ejemplo, si alguien se encuentra en Tokio, con un solo toque podrá acceder a la traducción de alguna palabra en japonés en tiempo real.


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Así luce la interfaz del traductor integrado en Google Maps. (Foto: Google)


Además, otro punto interesantes es que se podrán traducir las direcciones, por lo que será posible guiar a un taxista al destino requerido sin la obligación de tener que hablar el mismo idioma.

Google informó que esta utilidad comenzará a implementarse a partir del próximo mes en los dispositivos con el sistema operativo Android y iOS. El soporte inicial será de 50 idiomas, pero la compañía de Mountain View confirmó que se añadirán más opciones de manera progresiva tras su lanzamiento.

Más innovadoras funciones para Google Maps

En tiempos recientes, la aplicación de geolocalización de Google ha presentado importantes novedades para los usuarios que suelen utilizarla a menudo. Una de las importantes ha sido la adición del modo incógnito en la interfaz, pues representa una medida de privacidad que le da certeza a las personas acerca de quién tiene acceso a sus ubicaciones.

Resulta atractivo poder hacer uso de esta herramienta pues se empleará cuando alguien no quiere que los lugares visitados se reflejen en su cuenta a través del historial de navegación o del de ubicaciones.


Este tipo de herramientas se han elaborado con el fin de darle mayor confianza a las personas. (Foto: Graciela López/Cuartoscuro)

Este tipo de herramientas se han elaborado con el fin de darle mayor confianza a las personas. (Foto: Graciela López/Cuartoscuro)

Por otra parte, Google también ha desarrollado una función que apela a la inclusión social y cuyo fin es ayudar a las personas con discapacidad visual para llegar a sus destinos sin tener que pasar por complicaciones en el trayecto.

Se trata de una Guía de Voz con la cual se les recuerda a los usuarios si están en el camino y dirección adecuados, también les advierte cuando hay algún cruce de peatones, incluso la funcionalidad tiene la capacidad de notificar qué tan lejos se encuentra la persona del próximo giro que deben hacer. Además, si la persona pierde la ruta, se le enviará un aviso oral para que recomponga el camino.

Acerca de esta herramienta Wakana Sugiyama, analista de negocios en Google, declaró que “como mujer ciega que vive en Tokio, moverse por entornos desconocidos puede ser un desafío”, pero con ella, la navegación por las calles de su ciudad ha sido una tarea menos complicada, aunada al hecho de que siente mayor confianza.

Este tipo de actualizaciones en las aplicaciones móviles suelen ser significativas para ciertos sectores de la población, pues permiten que las preocupaciones en torno a los viajes y rutas disminuyan. Según Sugiyama, “esto puede no sonar extraordinario para las personas con visión normal, pero para las que son ciegas o que tienen baja visión, esto puede ayudarnos a explorar lugares nuevos”.

 
Las Seychelles, las islas del sol

Las Seychelles, las islas del sol






En esta época del año en que las olas de frío, la lluvia y la nieve complican nuestra climatología, nos encanta ver vídeos inspiradores que nos hagan soñar con buen tiempo, paisajes idílicos y playas de arenas blancas y aguas turquesas.
En esta ocasión he elegido un vídeo sobre las Seychelles, las islas del sol que sin duda os harán desear una escapada próxima para vivir una experiencia de relajación y descanso mientras disfrutamos de un privilegiado clima.



En menos de tres minutos, este vídeo de Gabworks nos muestra los encantos de las islas, mientras suena la música de Doris Day con su canción ‘sentimental journey’, completando así la sensación de relax mientras contemplamos las imágenes.
Las rocas, las playas, las palmeras y cocoteros, las olas y la arena nos evocan esa paradisíaca sensación de disfrutar de un lugar donde siempre es verano y donde es fácil enamorarse del paisaje, sin más preocupación que contemplar el horizonte.



 
Ecoturismo, playas vírgenes y agua cristalina: cómo se vive un verano “all inclusive” en Punta Cana
República Dominicana es reconocida mundialmente por tener algunas de las mejores playas del mundo. Un lugar perfecto para desconectarse de la rutina y disfrutar de las tan ansiadas vacaciones. Además, en diciembre tendrá lugar la apertura del primer resort “Eco-chic” de la región

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República Dominicana ofrece 160 kilómetros de las mejores playas del mundo, con costas bañadas por agua turquesa y palmerales imponentes



A la hora de visualizar un destino con playas paradisíacas con arena blanca y aguas cristalinas, uno de los primeros que vienen a la mente es República Dominicana.

Esta sofisticada región del Caribe atrae a turistas de todo el mundo, ansiosos por explorar los tesoros naturales y los lujosos Resorts que la región tiene para ofrecer. No es para menos: se trata de 160 kilómetros de las mejores playas del mundo, con costas bañadas por agua turquesa y palmerales imponentes.

Una de los destinos más elegidos por los turistas es Punta Cana. La belleza deslumbra desde su llegada al aeropuerto, el cual fue diseñado por el arquitecto Oscar Imbert y está construído con un estilo tradicional dominicano, con varios espacios al aire libre y con techos cubiertos de hojas. Por supuesto, luego viene lo mejor: 64 kilómetros de playas de arena blanca, lagunas azules y coloridos arrecifes para disfrutar de una merecida vacación.


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Por haber sido la primera cadena en llegar a Punta Cana, Club Med cuenta con la playa más extensa de todas




Semejante paraíso natural merece una estadía a la altura, por eso los resorts “all inclusive” suelen ser una de de las mayores atracciones para los turistas de todo el mundo dado que estos alojamientos les ofrecen todo solucionado y solamente deben dedicarse a disfrutar: comidas, entretenimiento, deportes, actividades, shows y night clubs a solo unos metros.


El primer all inclusive y el más grande de la zona fue Club Med Punta Cana, el cual se estableció en 1978 cuando la comunidad turística de la zona se encontraba en pleno desarrollo. Por ese entonces, en esta área no había ningún otro resort ni hotel, solamente algunos pequeños pueblos costeros a lo largo de la costa.


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Experiencia all inclusive: comidas, entretenimiento, deportes, actividades, shows y night clubs a solo unos pasos

Por haber sido la primera cadena en llegar a Punta Cana, el resort de la cadena francesa cuenta con la playa más extensa de todas. A comparación de otros resorts ubicados en las playas de Bávaro, por ejemplo, es el área donde más hoteles hay. Por lo que la playa resulta ser muy concurrida y con mucho público. En cambio, la playa de Club Med, resulta más privada y exclusiva. Otras de las playas que pueden visitarse son Cabeza del Toro, Juanillo, Macao, Uvero Alto, entre otras.

Playas vírgenes

Las playas vírgenes guardan un atractivo muy especial, principalmente por la paz y la naturaleza que las rodea. Una de las joyas de República Dominicana es Playa Esmeralda. Habitada por naturaleza exuberante, donde lo único que se escucha es el sonido del mar y la brisa que mece a las palmeras. Este lugar, perfecto para desconectarse de la rutina, se encuentra ubicada en la costa sur de la Bahía de Samaná, frente al Océano Atlántico.

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En diciembre tendrá lugar una novedad en esta playa, la llegada del primer Resort Eco-chic de la zona, Club Med Michès Playa Esmeralda



Alrededor de las arenas blancas de la playa, hay viejos caminos que bordean la costa, donde pasear a caballo es una actividad frecuente y muy recomendable. En especial por la frescura de la vegetación y del mar, que hacen de estos paseos algo extremadamente agradable.

En diciembre tendrá lugar una novedad en esta playa, la llegada del primer Resort Eco-chic de la zona, Club Med Michès Playa Esmeralda. Esta nueva instalación de la línea de lujo Exclusive Collection de la cadena francesa contará con cuatro resorts dentro de él. Habrá un sector para parejas, otro dedicado para familias, un lugar especial para cada público y que sus vacaciones sean únicas en la mejor playa del Caribe.

 
Lo que tienes que saber si visitas los templos de Angkor
Diez claves para viajeros que lleguen a Siem Reap, la ciudad camboyana desde la que se accede al fabuloso complejo arqueológico, considerado uno de los destinos más alucinantes del mundo



Rostros en el templo de Bayón, en el complejo arqueológico de Angkor Thom (Camboya).

Rostros en el templo de Bayón, en el complejo arqueológico de Angkor Thom (Camboya). getty images


Es difícil no sentirse un turista en Siem Reap, una pequeña ciudad camboyana cuyo nombre tal vez no diga nada a los viajeros menos avezados. En realidad es una de las más visitadas del mundo, sobre todo por mochileros y coleccionistas de maravillas mundiales, aunque ninguno de ellos acuda expresamente a ella, sino a los cercanos templos de Angkor, considerados uno de los 20 destinos más alucinantes del mundo. Y no es para menos. Siem Reap, desde donde se parte para visitar el complejo arqueológico –tanto los templos más conocidos como otros muchos a los que pocos turistas llegan–, es una ciudad inventada y frenética, que se renueva constantemente con nuevos hostales y hoteles, restaurantes de todas las categorías y puestos de comida callejera que conviven con lujosos spas, circuitos para gourmets y una escena cultural muy creativa, que incluye al Phare, el principal circo contemporáneo de Camboya.



El complejo de Angkor también es relativamente moderno –y a la vez enormemente antiguo– ya que hasta hace pocas décadas sus templos, construidos en arenisca entre los siglos IX y XIII para que los disfrutaran los reyes dioses (devaraja) jemeres, dormían sepultados bajo la selva camboyana. Hoy son visitados a diarios por cientos de turistas, y como consecuencia de ellos, las principales calles de Siem Reap se han llenado de reclamos para viajeros y mochileros, entre locales de masajes, tiendas de souvenirs turísticos y ruidosos bares.

Angkor daría para toda una vida descubriendo lugares mágicos, muchos de ellos prácticamente ocultos en la espesura de la jungla. Los imprescindibles, eso sí, son los más cercanos: Angkor Wat, Angkor Thom, Bayón o Banteay Srei. Pero hay muchos más, como el lejano y misterioso Beng Mealea, a casi 70 kilómetros de los templos principales, o como Ta Prohm, que fascinaría al mismísimo Indiana Jones, entre otros muchos. Proponemos una breve guía práctica –con diccionario incluido– para saber moverse entre templos, junglas misteriosas y extrañas pirámides, más allá de Angkor.

Turistas ante el templo de Angkor Wat, en Camboya.
Turistas ante el templo de Angkor Wat, en Camboya. Boy Anupong Getty

1. Angkor Wat, la octava maravilla del mundo

Alma y símbolo de Camboya, núcleo de la civilización jemer y una fuente de orgullo nacional, hacen falta al menos dos horas para visitar el templo de Angkor Wat, o incluso medio día si nos proponemos descifrar el significado de los bajorrelieves acompañados de un guía. La sensación que uno tiene al ver por primera vez Angkor Wat, la máxima expresión del ingenio jemer, solo es comparable a la que producen lugares muy escogidos en el mundo. Construido por Suryavarman II (1112-1150) es uno de los monumentos más brillantes concebidos por la mente humana. Tiene 800 metros de bajorrelieves y una torre de 55 metros, que otorga al conjunto una unidad sublime. Angkor es famoso por sus seductoras apsaras (ninfas divinas). Hay casi 2000 talladas en las paredes, cada una con un motivo único y con 37 estilos diferentes de peinado. La mezcla de espiritualidad y simetría es asombrosa.

Un peregrino hindú ante uno de los rostros gigantes del templo de Bayón, en Angkor Thom.
Un peregrino hindú ante uno de los rostros gigantes del templo de Bayón, en Angkor Thom. getty images

2. Angkor Thom y Bayon, rostros enigmáticos

La gran ciudad amurallada de Angkor Thom es de un tamaño abarcable (10 kilómetros cuadrados) y contiene algunos de los templos más espectaculares de la región, sombreados bajo el bosque que los cubre. Acceder a este majestuoso santuario por caminos alternativos es una buena forma de esquivar a las muchedumbres y disfrutar de algunos de los templos menos conocidos. Para algunos, Angkor Thom (gran ciudad) es más bello que Angkor Wat. Fue la última gran capital del imperio jemer y su construcción elevó el listón de complejidad de los monumentos. En el centro de su recinto amurallado se encuentra los enclaves imprescindibles: Bayón, Baphuon, Phimeanakas y la terraza de los Elefantes. Pero en Angkor Thom lo más impactante son sus puertas, flanqueadas por la inmensa representación del batido del océano de leche, mito del hinduismo: 54 demonios y 54 dioses absortos en una lucha épica en plena calzada. La puerta más fotografiada es la sur, totalmente restaurada y con muchas de sus cabezas conservadas, aunque la más cinematográfica es la puerta este de Angkor Thom, donde hay que hacerse la llamada foto Tomb Raider.

Bayón es el corazón de Angkor Thom, que encarna el ingenio creativo, el ego del rey camboyano más célebre, Jayavarman VII. Lo llaman el templo de las caras y es único por su osadía arquitectónica. Estas enormes cabezas observan desde todos los ángulos al visitante, que durante su paseo contempla en todo momento al menos doce cabezas a la vez, de cara o de perfil, algunas veces a la altura de los ojos y otros mirando desde arriba. Eso sí, a diferencia de Angkor Wat, que impresiona desde todos los ángulos, Bayon parece una pila de escombros visto en la distancia. Solo al entrar al templo y subir al tercer nivel se hace visible su magia.

Restos de un templo en Beng Mealea, en el complejo de Angkor.
Restos de un templo en Beng Mealea, en el complejo de Angkor. Janelle Lugge Getty

3. Beng Mealea, gigante dormido de la selva

Llegamos a uno de los templos más espectaculares, más allá de Angkor, por cómo la naturaleza se ha adueñado de él y lo envuelve. Es el gran gigante de la selva y tiene casi la superficie de Angkor Wat, pero ha sido fagocitado por plantas trepadoras. Un lugar especial, con templos satélite de mucho encanto. Beng Mealea se encuentra en mitad de un antiguo camino angkoriano que comunicaba Angkor Tom con Prasat Bakan, ahora conocida popularmente como la ruta 66.

Templo de Banteay Srei, en el complejo de Angkor, dedicado al dios hindú Shiva.
Templo de Banteay Srei en el complejo de Angkor, dedicado al dios hindú Shiva. Amir Ghasemi Getty

4. Banteay Srei, la galería de arte de Angkor

Es famosa por su pequeño templo rosa, pero hay mucho más en Bantreay Srei que sus icónicos monumentos al estilo de Angkor, como el río de los mil lingas, en Kbal Spean, y el templo del siglo XXII de Banteay Samré. Cada vez hay más lugares que se pueden visitar y nuevas experiencias para explorarlo, como alojarse en casas de familias locales, rutas por campos de cultivo de frutas y talleres de artesanía que animen a los visitantes a prolongar su estancia. Banteay Srei es uno de los pocos templos que no fue construido por un rey sino por un brahmán (sacerdote), pero muchos la consideran la joya de la corona del arte angkoriano. Está hecha de piedra rosácea y contiene algunas de las tallas en piedra más sofisticada del mundo. Es uno de los monumentos más pequeños de Angkor, pero también uno de los más trascendentes.

Curso de cocina en Lily’s Secret Garden, en Siem Reap (Camboya).

Curso de cocina en Lily’s Secret Garden, en Siem Reap (Camboya). lilysecretgarden.com

5. Entre templo y templo, a cocinar

Los que sientan la llamada de la cocina camboyana pueden aprender algunos trucos apuntándose a un taller culinario. Es una buena forma de, al regresar, contarle el viaje a los amigos y familiares: nadie quiere tragarse una plomiza sesión de fotos, pero ¿quién dice no a una suculenta cena camboyana…? Hay muchos opciones para realizar cursos gastronómicos en Siem Real, como Cooks in Tuk Tuks, uno de los espacios pioneros en este tipo de talleres en la ciudad y, todavía, uno de los mejores. También podemos acudir a Lily’s Secret Garden Cooking Class, donde se reciben intensas sesiones culinarias en una casa camboyana tradicional, a las afueras de Siem Reap.

Visitante en uno de los templos del complejo Roluos, en Angkor.
Visitante en uno de los templos del complejo Roluos, en Angkor. John Seaton Callahan Getty

6. Roulos, la antigua capital de Angkor

Los monumentos de Roulos acogieron la capital jemer durante el reinado de Indravarman I, Harihara, en el siglo IX. Entre los templos, de gran envergadura, destaca Bakong, el más grande de todos, con una pirámide central flanqueada por ocho torres de ladrillo y piedra, diversos y más pequeños santuarios. El complejo, rodeado por tres muros concéntricos, se encuentra a 13 kilómetros al este de Siem Reap, por lo que se puede llegar fácilmente en bici desde la ciudad. En esta zona además han surgido varias iniciativas sociales, como un centro de tejido artesanal que produce pañuelos de seda y algodón usando telares tradicionales, o un taller que hace réplicas a escala de los principales templos.
 
continúa...


Vista aérea de la pirámide de Prasat Thom, en el complejo arqueológico de Koh Ker (Camboya).
Vista aérea de la pirámide de Prasat Thom, en el complejo arqueológico de Koh Ker (Camboya). Yann Arthus-Bertrand Getty

7. Koh Ker, la otra capital

Capital jemer durante el siglo X, este extenso yacimiento arqueológico conserva una de las ciudades más remotas de Angkor, a 127 kilómetros al noroeste de Siem Reap. Inaccesible y abandonada a los bosques del norte en el pasado, Koh Ker (pronunciado ko-kayer) fue el centro del imperio desde el año 928 hasta el 944. Según las inscripciones, en la antigüedad la ciudad era conocida como Lingapura (ciudad de los lingam) o Chok Gargyar. El principal monumento es Prasat Thorm, una pirámide de arenisca y de aspecto maya, con una base de 55 metros de ancho y una altura de 40 metros, cuyos siete niveles ofrecen una panorámica espectacular del bosque. Solo pueden subir un número limitado de visitantes al día, y siempre que no tengan vértigo, pues la escalera de ascenso no es para apta para todos los públicos. Koh Ker es una de las zonas menos estudiadas del período angkoriano y todavía no se han realizado trabajos de restauración en ella.

Una visitante paseando por el templo de Preah Khan, en Angkor.
Una visitante paseando por el templo de Preah Khan, en Angkor. Walter Bibikow Getty

8. Preah Khan, budismo e hinduismo

Este santuario es uno de los más grandes del complejo de Angkor; un laberinto de pasillos, sofisticadas tallas y piedras cubiertas de liquen. Es el contrapunto al demandado Ta Prohm –recibe muchas menos visitas– y se trata de un auténtico templo de fusión, con una entrada dedicada al budistmo mahayana de dos puertas iguales y los otros puntos cardinales dedicados a Shiva, Visnú y Brahma, con sus puertas cada vez más pequeñas.

Cascada de Phnom Kulen, cerca de Siem Riep, en Camboya.
Cascada de Phnom Kulen, cerca de Siem Riep, en Camboya. Tim Gerard Barker Getty

9. Phnom Kulen, la montaña sagrada

Lugar de peregrinación los fines de semana y días festivos, Phom Kulen desempeñó un papel importante en la historia del imperio jemer, al ser allí donde Jayavarman II se proclamó devaraja (Rey Dios) en el año 802, dando lugar a la creación del reino de Camboya. Entre 1979 y 1998 fue un bastión de los jemeres rojos y durante la visita no se puede salir del camino marcado bajo ningún concepto, ya que podría haber minas todavía enterradas. Entre lo más llamativo (y visitado) se encuentra la cascada que aparece en la película Lara Croft: Tomb Raider. En la parte alta de la catarata hay un templo engullido por la selva conocido como Prasat Krau Romeas, del siglo IX.
Phnom Kulen saltó a la fama en 2013 gracias al descubrimiento de una ciudad perdida. Gracias a la tecnología se recuperó la estructura de un gran yacimiento arqueológico, pero no ha sido posible excavar debido al peligro de las minas antipersonas que quedan enterradas en la zona.

Un monje budista en el templo de Ta Prohm, en Angkor.
Un monje budista en el templo de Ta Prohm, en Angkor. Layne Kennedy Getty

10. Ta Prohm, fantasía a lo Indiana Jones

Este templo parece sacado de una película. Fue escenario original del rodaje de Tomb Raider, oculto siembre entre un juego de luces y sombras. Lo caracterizan sus torres derruidas y muros atrapados entre los brazos de un enorme sistema de raíces. Sin duda se trata de las ruinas con más personalidad de Angkor: no hay que perdérselas. Su encanto reside en que, a diferencia de otros monumentos de la zona, ha sido engullido por la selva y se parece mucho a lo que los primeros exploradores europeos debieron encontrar cuando se toparon con Angkor. Esa es la teoría, aunque en realidad la selva se mantiene a raya y solo se conservan los árboles más grandes. Aun así, en Ta Prohm uno se siente en otro mundo, y nos recuerda el poder de la frondosidad selvática.
La visita impresiona más durante las primeras horas del día y conviene dedicar al menos dos horas para explorar convenientemente, entre sus laberínticos pasillos y enormes raíces.

Granjas de seda

Camboya es famosa sobre todo por su delicada seda, gran parte de la cual se teje a mano, y aunque parezca que solo hay tiendas de souvenirs industriales, hay diversos centros de tejido artesanal famosos en Siem Reap. En Angkor Silk Farm podremos ver todo el proceso de fabricación de la seda, desde el capullo hasta las creativas piezas que se confeccionan en esta granja de Artisans Angkor, con visitas gratuitas a diario y gestionada por Les Chantiers Écoles, movimiento que pretende reavivar la cultura tradicional camboyana tras el periodo de los jemeres rojos. Su objetivo es enseñar los oficios tradicionales a los más jóvenes, sobre todo de estratos desfavorecidos.

Los mercados de la ciudad también son perfectos para compras de todo tipo, como el Psar Chaa, o el Angkor Night Market.


 
Turismo gastronómico
Campanario, cuna del mejor queso de España y otros tesoro

El Cremosito del Zújar, una torta de oveja, está entre los más deliciosos del mundo y se elabora en un pequeño pueblo extremeño repleto de historia y belleza natural
Campanario, cuna del mejor queso de España y otros tesoros

Ovejas merinas en Extremadura (jgaunion / Getty Images/iStockphoto)


Molly Antigone Hall
07/12/2019 00:10 Actualizado a 07/12/2019 01:56


En el sureste de Extremadura – a unos 150 kilómetros de la frontera con Portugal – hay un pequeño pueblo llamado Campanario. Es el hogar de unas cinco mil personas y del queso más delicioso de toda España. El Cremosito del Zújar se puede encontrar en cualquier punto del país - dice Marcelino Real Ibáñez, uno de los queseros y socios de la empresa Arteserena. Pero es aquí, en Campanario, donde lo elaboran artesanalmente con leche de ovejas merinas propias y cuajo vegetal natural del cardo silvestre. Y este año, además, ha recibido el título de Mejor Queso del 2019 por el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación.



‘El mayor consumo del queso es aquí en Extremadura, porque es un producto típico. Pero en el norte se podría consumir con membrillo, en el sur con frutos secos, mientras que en Inglaterra les gusta con frutas del bosque’, explica Real Ibáñez, socio de la empresa elaboradora. Él nació en un pequeño pueblo de Cantabria, hijo, nieto y bisnieto de queseros. Pero tras el fallecimiento de su abuelo, él y otro socio de la fábrica, dejó su pueblo natal para montar la empresa en Campanario.



El nombre del Cremosito de Zújar se debe al río Zújar, un afluente del río Guadiana que recorre más de doscientos kilómetros y se encuentra cerca de Campanario. Es una zona verde y fértil. ‘Hay mucha agua en la zona’, dice Real Ibáñez. Al pie de la Sierra de Pela hay una masa de agua dulce que llaman ‘la playa’ de Campanario.

El origen del nombre del pueblo no lo tenemos tan claro como el del queso. Hay quien dice que se debe a una iglesia con campanario ya desaparecida, o al ‘campo ario’ que hay en la zona. ‘Siempre ha sido un pueblo comerciante’, explica el quesero. ‘Hoy en día aparte del queso son los tapiceros y los agricultores’, añade.



Lo que sí sabemos es que el núcleo de la ciudad es de origen romano: se han encontrado algunos restos en los alrededores de la población, y en Mérida, a una hora en coche, se mantiene un magnífico teatro romano, construido en la colonia Augusta Emerita, fundada en el año 25 a. C. El conjunto arqueológico al que pertenece ya ha sido declarado patrimonio de la humanidad e incluye un circo, acueductos y un templo dedicado al culto imperial.

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El teatro romano de Mérida, cerca de Campanario (estivillml / Getty Images/iStockphoto)

Pero las primeras huellas que dejó el hombre por estas tierras se remontan a hace unos cinco mil años atrás. Se han encontrado numerosos restos de industria lítica, además de grabados parecidos a los de la edad del bronce. ‘Hay mucha historia por aquí’, dice Real Ibáñez. Al oeste de Campanario, el yacimiento protohistórico de ‘La Mata’, conserva los habitáculos y los restos de una necrópolis de incineración, construidos hace más de 2.500 años.


Dónde dormir

Hay poco alojamiento en Campanario, pero hay bonitos albergues cerca con vistas de la belleza natural. Uno de ellos es una antigua estación de ferrocarril rehabilitada con espacio para treinta personas. Y en las afueras se encuentra una buena oferta de casa rurales, aisladas en el campo y rodeadas de jabalíes y otras especies de fauna ibérica. Esta es una parte de España perfecta para escaparse y disfrutar del silencio, aunque se necesita el coche para moverse.



Un poco de fiesta


Marcelonio destaca la cultura fiestera de Campanario. ‘Es un pueblo muy unido - dice el quesero - como en todos lugares de Madrid a abajo, les encantan las fiestas.’ La más importante es la de la Virgen de Piedraescrita, el lunes después de Semana Santa. ‘Hay muchísima gente, es una fiesta muy bonita . Y el día siguiente es martes de resaca: no es fiesta pero todo el mundo se lo toma como si lo fuera. Les gustan mucho los caballos, y las despedidas de soltera también son extravagantes, se ríe. ‘Las fiestas de aquí están entre las Madrid y las de Andalucía.’




 
UN PASEO POR LA RUTA DEL CARES.-
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Ruta del Cares

La Ruta del Cares está situada en el Parque Nacional de los Picos de Europa. Transcurre entre las localidades de Caín y Poncebos, atravesando el desfiladero que sigue el río en una de las rutas de senderismo más espectaculares que se pueden hacer en toda Europa.





Vídeo de la Ruta ...

Vídeo

Fotos de la Ruta ...

Fotos







Conocida como la “Garganta Divina”, la ruta , tallada literalmente en las rocas de las montañas, es un trayecto maravilloso de un poco más de 11 kilómetros de distancia entre el pueblo de Caín (León) y Poncebos (Asturias).





Garganta del Cares





Necesario parar hacer la Ruta del Cares

1- Llevar buen calzado. Si llevamos unas botas mejor que zapatillas porque hay algunas piedras y van a ir mejor.


2-Llevar agua porque si hace sol, son muchos kilómetros y no hay sombra hasta llegar a los túneles y hay que hidratarse.


3-Llevar un poco de comida porque dependiendo del ritmo os puede llevar bastante tiempo, sobre todo si se hace la ruta de ida y vuelta.





Nota.- La Ruta del Cares originalmente empezaba en Posada de Valdeón pero son 10 kilómetros más. Aunque el recorrido es muy bonito también, ya obliga a tener en cuenta otras opciones de transporte y alojamiento por lo que al final el trayecto Caín - Poncebos, por su espectacularidad y duración, es el que hace casi todo el mundo.





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Mapa de la Ruta del Cares
Mapa Ruta del Cares
 
Lee esto y nunca volverás a pasear por el bosque de la misma manera...
¿Sabías que los árboles se cuidan unos a otros, aprenden y recuerdan?



bosque al atardecer


Los bosques son algo más que árboles y árboles: son superorganismos © Getty Images




En este mundo de asfalto, pasear por el bosque se ha convertido en una experiencia altamente inusual. Aún así, la ciencia es clara: hacerlo es terapéutico, e incluso necesario, y quizá por ello, los destinos de naturaleza, con su promesa de paz y desconexión, están viviendo un renacimiento durante los últimos años en detrimento de los viajes urbanos.
Pero ¿qué es, en realidad, un bosque? ¿Nada más que un gran número de árboles que crecen juntos? ¿Es ahí donde radica su magia? Parece que no, que hay algo más. Cierto espíritu, por así decir, un alma que fluye por hojas y ramas, que se percibe sutilmente al pisar la hojarasca, al acariciar un tronco. Y no hablamos, precisamente, de misticismos, sino todo lo contrario: de hechos contrastados por la ciencia.



LA VIDA SECRETA DE LOS ÁRBOLES

“En los bosques suceden cosas sorprendentes: árboles que se comunican entre sí, árboles que aman y cuidan a sus hijos y a sus viejos y enfermos vecinos; árboles sensibles, con emociones, con recuerdos... ¡Increíble, pero cierto!”. Lo escribe en la contraportada de La vida secreta de los árboles (Obelisco, 2017) Peter Wohlleben, guarda forestal reconvertido a estudioso de la naturaleza.
“Cuando inicié mi andadura profesional como agente forestal, sabía lo mismo sobre la vida secreta de los árboles que un carnicero sobre los sentimientos de los animales”, afirma en el prólogo. Su trabajo entonces consistía en tasar abetos, hayas, robles y pinos para determinar si eran válidos para el aserradero y calcular su valor en el mercado.

bosque


Los árboles se comunican y recuerdan © Photo by Sebastian Unrau on Unsplash







Sin embargo, hace unos 20 años, empezó a organizar pruebas de supervivencia con turistas que, curiosamente para él, sentían verdadero entusiasmo por los ejemplares más retorcidos y nudosos. Los mismos que, según su visión laboral, Wohlleben hubiese calificado como “poco valiosos”.
“Junto a ellos, aprendí a prestar atención no solo a los troncos y a su calidad, sino también a las retorcidas raíces, a las formas de crecimiento o al suave cojín de musgo sobre la corteza”, recuerda. Gracias a esas recién descubiertas observaciones y al trabajo de la Universidad de Aquisgrán, que empezó a realizar investigaciones en su distrito, comenzó a encontrar tantas preguntas como respuestas relacionadas con el comportamiento de los árboles. Aquí van algunos de sus hallazgos más fascinantes.

LOS ÁRBOLES SE CUIDAN UNOS A OTROS

Seguramente, paseando por el bosque, te has encontrado con lo que parecen piedras cubiertas de musgo. Pero ¿son exactamente eso? Acércate más: a veces, se tratará de viejos árboles, restos centenarios que parecen muertos, pero no lo están. De hecho, si raspas un poco sobre su corteza, verás que por dentro ¡son verdes! Pero ¿cómo es posible, sino pueden realizar la fotosíntesis?



La respuesta discurre por debajo de la tierra: a través de las raíces, los árboles vecinos proporcionan una solución de azúcares a sus compañeros más ancianos para mantenerlos con vida. De hecho, si levantásemos el suelo, veríamos que un enmarañado sistema conecta a la mayoría de los individuos de la misma especie y población, lo que demuestra lo que quizás intuías: que los bosques son superorganismos que se ayudan entre ellos.

bosque cubierto de musgo


Bajo ese musgo quizá no haya solo piedras... © Photo by Gustav Gullstrand on Unsplash







La razón es simple: juntos funcionan mejor. Un solo árbol no es capaz de crear el microclima creado por muchos, que amortigua el calor y el frío extremos, almacena cierta cantidad de agua y produce un aire muy húmedo. Es en ese entorno en el que la vida arbórea puede prosperar, por lo que la comunidad debe mantenerse unida… o sucumbir.
Eso sí, estas redes solo se tejen en bosques naturales; en las plantaciones forestales, las raíces nunca se encuentran para formar una red, por lo que, por lo general sus integrantes mueren mucho más jóvenes.
Un apunte más: las raíces no se suelen ver, así que quizá sea un acto de fe creer que los árboles se comunican a través de ellos, pero ¿has probado a mirar las copas? Estas crecen hasta encontrarse en caso de que los árboles no sean “amigos”; sin embargo, en caso de dos ejemplares que se aprecian entre sí, ninguna rama demasiado gruesa crecerá en la dirección del otro, para no arrebatar ni luz ni aire al vecino.

LOS ÁRBOLES SE AVISAN DEL PELIGRO

Hace unos años, se hizo un asombroso descubrimiento en la sabana: las acacias, un manjar que las jirafas adoran, son capaces de enviar un gas de aviso (etileno) que indica a sus congéneres que están siendo atacadas.

chica sobre piedra con musgo


En un bosque sucede mucho más de lo que vemos © Getty Images







Este aviso se expande como una ola entre el bosque, pues quien lo recibe emite también la sustancia tóxica para prepararse. La jirafa, que conoce el mecanismo, avanza unos 100 metros, hasta llegar a los árboles que no han sido avisados, o bien se mueve en dirección contraria al viento, adonde no ha podido llegar el gas notificador.

Esta habilidad comunicativa no funciona solamente entre árboles: también entre distintas especies. Así, si por ejemplo, un olmo o un pino es mordido por un insecto, puede reconocer de cuál se trata gracias a su saliva, y avisar, a través de sustancias trampa, a animales depredadores que los ayuden a encargarse de la plaga, como las avispas.

Y decimos “ayude” porque también existe intercambio entre las diferentes partes del propio árbol, que envía sustancias venenosas a los insectos perforadores a través de impulsos eléctricos, con una velocidad de un centímetro por segundo. ¿Te parece una respuesta lenta? ¡Pues es el mismo tiempo que tarda en el caso de medusas o gusanos!

Por supuesto, los árboles también se envían las mismas señales entre ejemplares a través de las raices, como ya hemos explicado. Pero hay otro elemento que le sirve a modo de world wide web, de red, para interconectarse: ¡los hongos! Estos actúan como conductores para pasar información de un árbol a otro, pero también para distribuir alimento, que fluye de los ejemplares sanos a los más pequeños o dañados. ¡Recuérdalo la próxima vez que vayas a recoger setas…!

hongos en una rama


Los hongos, uno de los canales de comunicación entre árboles © Getty Images




Estos mismos mecanismos también tienen lugar en todo tipo de vegetales, como los arbustos y la hierba, pero, tristemente, no sucede lo mismo con la lechuga de tu ensalada: en los campos de labranza, las plantas, sembradas alejadas del resto y cortadas a placer, son sordas y mudas, por lo que resultan presa fácil para los insectos.

LOS ÁRBOLES "ENSEÑAN"... Y APRENDEN

Observemos un poco más el bosque. ¿Ves ese árbol tan grande que tapa con su enorme copa a otros más pequeños? Se trata, por así decirlo, de una mamá y sus vástagos, que, junto a sus congéneres, sólo deja que a estos retoños les llegue el 3% de la luz solar, es decir, lo mínimo suficiente para realizar la fotosíntesis sin morir.
Pero, si es posible pensar que los árboles actúan por una especie de ‘amor’ a los demás, ¿por qué no dejarles un hueco mayor, para que la luz llegue a los recién nacidos con más fuerza? Sencillo: es una cuestión de “educación”, un concepto ampliamente utilizado por los expertos forestales.
Limitando la luz, los troncos crecen de forma más lenta pero más robusta, más segura y resistente, lo cual es premisa fundamental para alcanzar una edad avanzada. Así, resisten mejor las plagas y las heridas. En cuanto a los nutrientes, no han de preocuparse: sus “madres” se los facilitan a través de las raíces.

chica cerrando los ojos en la naturaleza


Los árboles también se comunican a través de pequeñas vibraciones, que llegan a ser audibles con los instrumentos adecuados © Getty Images




Otra habilidad que aprenden los árboles, y esta a prueba de dolorosos errores, es la de la administración correcta del agua. De este modo, quienes “beben” excesivamente en tiempos de abundancia, sufren sequía cuando el clima cambia, lo que puede provocar heridas en su corteza. Estas cicatrices, sin embargo, serán el mejor recordatorio de que deben ser más cuidadosos y no utilizar toda el agua incluso cuando la humedad de la tierra es suficiente: ¡nunca se sabe!

El proceso del aprendizaje arbóreo quizá se entienda mejor con el ejemplo del estudio llevado a cabo con las mimosas sensitivas, ese arbusto cuyas hojas se cierran para protegerse al ser tocadas. Durante el experimento, se dejó caer una gota de agua de manera regular sobre las hojas, que se cerraron temerosas al principio. Sin embargo, al cabo de un tiempo, el arbusto aprendió que la humedad no suponía ningún peligro para él, de modo que las hojas se mantuvieron abiertas de ahí en adelante a pesar de la gota de agua.

Pero los científicos hallaron algo todavía más sorprendente: que los árboles tienen memoria. Así, tras semanas sin ser “molestadas”, las mimosas no habían olvidado la lección y ¡la seguían aplicando!
https://www.traveler.es/naturaleza/...dades-libro-vida-secreta-de-los-arboles/16709
 
Guía casera para practicar el astroturismo
Todo lo que necesitas para tu próxima observación del espacio

Guía casera para practicar el astroturismo


Guía casera para practicar el astroturismo © Photo by Nathan Dumlao on Unsplash



Este fin de semana podremos disfrutar de la última lluvia de estrellas del año: las Gemínidas. Antes de entrar en materia, mejor empecemos a definir el astroturismo por lo que no es. Esta modalidad de viaje espacial no incluye cruceros intergalácticos, vuelos en cohete a Alfa Centauri ni rutas guiadas por los cráteres más fotogénicos de las lunas de Júpiter. Todavía no estamos en ese punto, mal que nos pese.
El astroturismo sí es, en cambio, darse una vuelta por el firmamento con los ojos. Es embarcarse en una expedición astronómica por medio de una observación más simple o más compleja. En esencia, elegir una noche despejada y mirar al cielo.




"El turismo astronómico es todo aquello que consiste en visitar tú solo o en compañía un lugar donde disfrutar de un buen cielo nocturno, independientemente de tus conocimientos en Astronomía". Así lo explica Antonio Pérez Verde, divulgador científico especializado en Astronomía y Ciencias del Espacio y autor del blog Astrométrico.
Como él mismo dice, no hace falta disponer de un equipo profesional para practicar el astroturismo. Con su colaboración hemos elaborado esta guía casera para contemplar la inmensidad del espacio desde la Tierra.

Disfrutando del astroturismo


Disfrutando del astroturismo © Photo by Vincent Chin on Unsplash

MATERIALES: MÁS ALLÁ DE LOS PRISMÁTICOS


Da igual si no tienes ni idea o si es tu primera vez. Lo más importante, según Antonio, es que siempre lleves contigo un buen libro. “Para comprender el cielo en profundidad, lo primero que hay que hacer es conocer el cielo a simple vista”. Él recomienda hacerse con la Guía del cielo de Procivel, editada cada año; los libros Observar el cielo a simple vista o con prismáticos (Larousse) y Un paseo por las estrellas (Milton D. Heifetz y Will Tirion, Akal); y Astronomía, la única revista española en papel sobre estos temas.
Los prismáticos, aunque parezcan elementales, solo debes utilizarlos cuando ya tengas cierta soltura en esto de mirar estrellas y planetas. Es más aconsejable empezar con unos prismáticos básicos o incluso a simple vista, y más adelante recurrir a unos más grandes acoplados a un trípode o a un pequeño telescopio.
Otros instrumentos que conviene tener a mano son una brújula, un planisferio celeste, un mapa del cielo, un plástico o una lona que colocar debajo del telescopio para evitar perder cualquier objeto que se nos caiga al suelo y unas gafas homologadas para los eclipses (¡importantísimo si no quieres carbonizarte las retinas!). En el móvil te vendrá bien descargar apps como SkySafari, Exoplanets (Android), Exoplanet (iOS), SoHO Viewer (iOS) e Images of the Sun from SOHO (Android).

No hace falta un equipo profesional para disfrutar del cielo


No hace falta un equipo profesional para disfrutar del cielo © Getty Images


PRECAUCIONES: LO FUNDAMENTAL PARA TU PASEO POR EL ESPACIO

Siempre, siempre, siempre hay que llevarse ropa de abrigo. “Hay que ponerse en lo peor”, dice Antonio. Incluso para ver las Perseidas en agosto es necesario tener prendas con las que taparse.

Cuando salgas a practicar el astroturismo, piensa como si te fueras de excursión por la montaña. Llévate segundas pieles (como una camiseta térmica), botas de montaña y unos guantes finos pero calientes.

No escatimes con la comida ni la bebida: lleva alimento y líquido de sobra. Tampoco te olvides del botiquín con un kit de primeros auxilios y mete en la mochila una linterna, una luz frontal, una batería externa para el móvil (el frío agota la carga rapidísimo) y un saco de dormir por si te entran ganas de echar un sueñecito bajo las estrellas.

Chicas disfrutando de una noche en un campamento en el bosque


Equípate © Photo by Adam Griffith on Unsplash

El creador de Astrométrico insiste en que jamás miremos al sol sin protección homologada. Y, ya que estás, no te dejes en casa la crema solar si vas a hacer astronomía diurna.
Nunca vayas sin compañía y, si aun así decides ir en solitario, siempre avisa a alguien de a dónde vas y cuándo vas a volver. Antonio nos recuerda, por último, que “debemos dejar la naturaleza igual o mejor de como nos la encontramos".



ORIENTACIÓN ASTRONÓMICA PARA PRINCIPIANTES

La orientación es clave para saber qué estás mirando, y todo empieza en la Estrella Polar. Para localizarla lo más sencillo es encontrar primero el Carro de la Osa Mayor, una de las constelaciones más famosas, esa que tiene forma de cazo. Si prolongas mentalmente las estrellas de la parte frontal del “cazo” cinco veces hacia arriba darás con la Estrella Polar, que te indicará dónde está el norte.

La constelación de Casiopea también es fácil de localizar y sirve como pista para orientarse. Esta tiene forma de 3 o de M y su abertura señala hacia la Polar. Verás que cuando tengas más experiencia aprenderás a ubicarte mirando a la luna o a ciertas alineaciones astronómicas. ¡Es cuestión de práctica!



CONSEJOS PARA ELEGIR EL LUGAR DESDE DONDE MIRAR EL CIELO

Aléjate de los focos urbanos: si tienes ocasión, sal de la ciudad, que para eso estás de expedición. Y pon a tu servicio la orografía del terreno: si una montaña tapa la contaminación lumínica, mejor que mejor. Conocer el sitio escogido de antemano, a la luz del día, es una idea fantástica, porque te permitirá planificar cómo pasarás la noche e identificar cualquier cosa que pueda entorpecer tu actividad. En la página web de la Fundación Starlight podrás encontrar lugares idóneos para hacer este tipo de turismo.


De nada servirá hacer todo esto si no apagamos todas las luces a nuestro alrededor. Nuestros ojos tardan entre quince y veinte minutos en adaptarse a la oscuridad total pero, como advierte Antonio, solo hace falta un destello para deslumbrarnos y tener que empezar de nuevo. ¡Así que aparca bien lejos y ten cuidado hasta con la pantalla del móvil! Los filtros rojos para la linterna evitan que esto suceda.

¿CÓMO SACAR FOTOS DEL CIELO NOCTURNO?

Nadie quiere ser testigo de un fenómeno astronómico y no quedarse con una imagen de recuerdo. Si te llevas bien con la cámara réflex, podrás iniciarte en la fotografía circumpolar o de trazos estelares tomando una foto de larga exposición para la que debes ajustar el diafragma y el ISO a las condiciones nocturnas.

La fotografía astronómica de gran campo se consigue en configuración piggy back, que consiste en poner la cámara en paralelo sobre el telescopio. También se puede usar el telescopio como si fuera el objetivo de una cámara reflex. Con estas técnicas puedes hacer ráfagas de fotos cada pocos minutos y luego “sumarlas” con software. Otra opción es aumentar la exposición durante mucho tiempo. También puedes jugar con las fotos en detalle y los time-lapses.

Cómo hacer fotos nocturnas y al cielo


Cómo hacer fotos nocturnas y al cielo © Photo by Jamie Street on Unsplash


No te preocupes si no tienes cámara: el móvil puede ser suficiente. Colócalo sobre el telescopio o sobre una superficie apuntando hacia arriba. Baja el brillo de la pantalla, activa el modo noche y pon el temporizador. Seguro que logras un resultado más que decente.

CÓMO Y POR DÓNDE EMPEZAR: MEJOR ENTRE AMIGOS

En España hay numerosas agrupaciones astronómicas para compartir esta afición con más gente. La Federación de Asociaciones Astronómicas de España tiene un listado con más de sesenta grupos en diferentes localidades donde puedes encontrar el que más te convenga. Las asociaciones suelen organizar observaciones, cursos de iniciación y de astrofotografía, charlas y diferentes actividades.

Por tu cuenta puedes visitar planetarios y museos de ciencias, como el Planetario de Madrid y Cosmocaixa en Barcelona. Tampoco escasean los programas de divulgación científica, como los de la Semana de la Ciencia y la Innovación y la Noche Europea de los Investigadores e Investigadoras.

En casa siempre podrás seguir navegando por Astrométrico, el blog donde Antonio difunde sus conocimientos sobre el espacio de manera accesible para todo el mundo. ¡Cuanto más aprendas sobre astronomía, más disfrutarás del cielo nocturno!

 
Umbría, el corazón secreto de Italia
En ruta por la exquisita y montaraz comarca del interior del país en busca de los maravillosos frescos de Giotto en Asís, preciosos pueblos como Todi y una gastronomía en la que reina la trufa


La plaza del Duomo de Orvieto, municipio de la región italiana de Umbría.

La plaza del Duomo de Orvieto, municipio de la región italiana de Umbría. Pietro Canali SIME
Javier Montes


Hace por lo menos mil años que el proverbial sol de la Toscana hace sombra a la contigua Umbría, la región más agreste y quizá la más secreta de Italia, su corazón verde: por algo es la única del país sin salida al mar ni frontera internacional. Aunque el nombre parezca disuasorio, no se llama así por ser triste o sombría, sino por frondosa y asilvestrada, con grandes bosques solitarios y un aire rural y a ratos casi ensimismado. Más que renacentista, Umbría es medieval, y más pensativa que risueña: el paisaje memorioso parece recordar como si fuese ayer mismo los siglos durante los que Perugia, Asís u Orvieto marcaron el paso de la política, la religión y el arte italianos, y se miraron de tú a tú con ciudades como Florencia, Siena o Pisa.

Los viñedos, olivares y cipreses de las amenas colinas toscanas le han robado desde siglos atrás el protagonismo. Quizá, a estas alturas, para bien. A ese paisaje densamente humanizado, donde los pueblos y ciudades casi se rozan, aquí lo sustituyen laderas más escarpadas cubiertas de robles, castaños y fresnos, fortalezas y borgos amurallados: los Montes Sibilinos le dan alturas de casi 2.500 metros y nevadas frecuentes hasta bien entrada la primavera, y lo relativamente asalvajado se nota también incluso en las recetas de un país culinariamente ultracivilizado, pues aquí abundan los asados pantagruélicos, las truchas de río y los platos de caza, mandan los funghi porcini y reina su majestad la trufa.


Umbría, el corazón secreto de Italia
COVA FERNÁNDEZ

Todos estos rasgos de carácter se acentúan contemplados desde las aspilleras, matacanes, caminos de ronda y almenas de alguno de sus castillos medievales, y yo tuve la suerte de poder verlos durante el mes largo que pasé alojado en el castillo de Civitella Ranieri, a unos cinco kilómetros de Umbertide, el mejor conservado de Umbría. Su historia es muy italiana: la medieval, llena de luchas feudales y condotieros como el temido Ruggero Cane; y la más reciente, porque a mediados del siglo XX un descendiente de los Ranieri, de ilustrísimo abolengo, acabó casándose con una rica heredera americana, Ursula Corning —la calle en la que se encuentra el castillo lleva su nombre—. Su historia fue como una de esas novelas de “situación internacional” de Henry James en las que se encuentran (y chocan, a veces trágicamente) sofisticados y decadentes europeos con voluntariosos e ingenuos americanos. Pero esta acabó bien: a su muerte, la señora Corning dispuso generosamente que su amado castillo, que restauró y habitó con mimo, se transformase en una fundación cultural que becase y albergase durante varias sesiones anuales a escritores, artistas visuales y compositores de todo el mundo. Por el castillo de Civitella Ranieri han pasado el director de cine Atom Egoyan, el artista William Kentridge o la escritora Rachel Kushner. A la elegancia simple y sin esfuerzo de sus muros y salones (y la sabrosura de sus refecciones) se suma la eficiencia americana en la gestión, y hace ya 25 años que muchos creadores han aprovechado una ocasión única para trabajar y dialogar durante algunas semanas entre pares (y entre los muros de cuatro metros de espesor que albergan los estudios, dormitorios y salones). Ojo, Civitella no es exactamente una atracción turística, y su prioridad es ofrecer tranquilidad y concentración a sus becados. Pero hace un esfuerzo por abrirse a la comunidad local que la rodea y al contexto cultural italiano. Con esa intención, organiza visitas guiadas y actividades culturales que se anuncian con tiempo en su web y su newsletter, y vale la pena estar al tanto si se pasa por la zona y coinciden las fechas: son una estupenda ocasión de conocer el ambiente creativo de la zona, su fabulosa biblioteca de varios pisos (contiene, entre otros, los fondos donados por el poeta Mark Strand), sus jardines secretos o la capilla desafectada donde a veces algún artista o compositor invitado organiza instalaciones o conciertos.

El castillo de Civitella Ranieri, cerca de Umbertide (Italia).
El castillo de Civitella Ranieri, cerca de Umbertide (Italia). Civitella Ranieri Foundation



Luego se pueden reponer fuerzas en alguno de los excelentes restaurantes, locandas y albergues locales, perdidos en carreteritas de irás y no volverás, frecuentados por más comensales locales que turistas. Los umbros disfrutan saliendo y comiendo fuera y con sobremesas eternas tanto como los italianos (y los españoles): cerca de Umbertide y Civitella, Il Nuovo Appennino o el Ristoro in Campagna ofrecían en el otoño que yo estuve, al anochecer, verdaderos refugios y puertos seguros de camaradería y gusto por la buena mesa, con sus chimeneas encendidas, sus platos de corzo o cinghiale humeante y sus mesas bulliciosas con varias generaciones de las mismas familias riendo al unísono con bromas y chistes que se remontan tal vez al Cinquecento.
Civitella es hoy la más seria institución de su género en un país en el que desde hace dos siglos abunda una tradición de hospitalidad como destino de escritores y artistas, pero durante muchos otros fue más bien el más serio bastión de defensa y vigilancia del valle del Alto Tíber, que se abre a sus pies y funciona como gran avenida y espina dorsal de Umbría. Este es un eje de circulación llano y fértil y muy bienvenido en una región por lo demás accidentada, y puede usarse para recorrer en coche la región de norte a sur. La ruta seguirá en eso la tónica de toda Italia: será difícil no pararse cada 10 kilómetros para visitar una obra maestra, recorrer un pueblo lleno de sabor o degustar una locanda de platos más sabrosos aún. En Umbría, en realidad, el mejor consejo de viaje es dejarse llevar por la curiosidad. Y tener el ojo atento a lo que depara cada curva del camino y el pie más tiempo sobre el freno que sobre el acelerador.

Fascinante Città di Castello

Muy cerca de Umbertide, unos 25 kilómetros hacia el norte, está Città di Castello, un ejemplo de libro de esos pequeños borgos medievales y renacentistas que conservan en Italia toda su vitalidad, sus bancos, ambulatorios y escuelas, pequeñas tiendas, sus mercados y cafés en corsos (avenidas) que se animan al caer la tarde y por los que circulan, para envidia de nuestra España vaciada, umbros de todas las edades. En esta localidad, aparte del puro placer del paseo vespertino, se pueden visitar su catedral románica, su imponente recinto amurallado, su pinacoteca con obras del primer Rafael o de Domenico Ghirlandaio (así, como quien no quiere la cosa) y, ya en lo contemporáneo, un lugar fascinante que de nuevo recuerda la vitalidad de la Italia interior: la Fondazione Burri , instalada por el artista Alberto Burri —que tuvo su momento de éxito internacional en la segunda mitad del siglo XX— en los inmensos secaderos de tabaco de las afueras. Sus naves diáfanas y colosales le van como anillo al dedo a sus paneles coloridos e inmensos, y ofrecen una impresión estética muy distinta de las callejuelas medievales del centro.

El pueblo de Preci, en la provincia de Perugia.

El pueblo de Preci, en la provincia de Perugia. Julian Elliott GETTY IMAGES

Città di Castello se mira ya de frente, frontera regional por medio, con el bastión toscano de Arezzo, pero tampoco hay que ser más papista que el Papa ni purista en exceso de lo umbro: merece la pena acercarse a ver la ciudad de tamaño medio menos masificada de turistas de la región vecina. Y eso que debería estarlo, porque el ciclo de frescos sublimes de la Leyenda de la Vera Cruz pintado por Piero della Francesca en la capilla mayor de la basílica de San Francesco no es que sea una obra maestra: es uno de esos momentos redentores de tantas infamias de la historia de la humanidad, que reconcilia con nuestra especie doliente y se debería visitar con reverencia. Mis amigos compositores buscaron allí la estatua de Guido d’Arezzo, el benedictino que allá por el cambio de milenio inventó y codificó la notación musical moderna. Los artistas y escritores más rebuscados dieron en el número 55 de la Via XX Settembre con la casa manierista de Giorgio Vasari, biógrafo de artistas ilustres, mediocre pintor y arquitecto, pero cultísimo y sofisticado, que tuvo a bien decorar las paredes de complicadísimas alegorías, fascinantes aunque nos falten herramientas para descifrarlas (o precisamente por eso: a veces no entender algo es también un placer y un acicate).

El Palazzo dei Priori, en Perugia.

El Palazzo dei Priori, en Perugia. Bernard Bialorucki Getty Images

Otro ciclo monumental e inolvidable de frescos, en este caso de El Perugino, maestro de Rafael y campeón de la escuela umbra de pintura en el Quattrocento, espera río Tíber abajo, en Perugia, la pequeña capital de Umbría. Es una ciudad muy hermosa, renacentista y medieval, llena de palacios y plazas nobles, donde disfrutar de gratísimos paseos y visitas, de nuevo con el aliciente de la ausencia de hordas del turismo descontrolado que asuela Florencia o Venecia. Perugia se muestra tan culta y vital como Bolonia gracias a su universidad y a iniciativas anuales legendarias como el Umbria Jazz Festival; se celebra desde 1973 y no hay que perdérselo si se pasa por allí en la época (este año, del 28 de diciembre al 1 de enero). Y Perugia está tan llena de arte como otras ciudades toscanas, con su plaza irregular y en pendiente que los vecinos de la ciudad tuvieron a gala adornar en la Edad Media con una bellísima fuente alegórica de Giovanni Pisano.

A ella se asoma la catedral y el Palazzo dei Priori, que tiene dentro todas las joyas de escuela umbra de su pinacoteca, y sobre todo los frescos de El Perugino en las dos salas contiguas y a pie de calle del Colegio del Cambio, quizá la primera Bolsa de comercio del mundo.
De buena mañana se pueden recorrer a solas, observando hasta el último detalle de su flora minuciosa, sus cuerpos esbeltos de héroes y dioses de la Antigüedad, sus bóvedas regidas por el Sol/Leo y la Luna/Cáncer y el resto de los astros de un zodiaco que ya en pleno siglo XV disputaba a la omnipresente y agobiante teología católica medieval su lugar bajo un sol que alumbrase a hombres y mujeres nuevos, reflejados en un arte clásico que en Italia nunca se olvidó del todo.

La basílica de San Francisco en Asís, en la región italiana de Umbría.
La basílica de San Francisco en Asís, en la región italiana de Umbría. M. Rellini SIME

No muy lejos, en Asís, otro de los corazones de la muy católica (pero también muy pagana) Italia, está la prueba definitiva de todo esto. En forma, de nuevo, de monumental serie de frescos: en este caso, los de Giotto, ni más ni menos, que ya en el siglo XIV sentó en los muros de la basílica Superior las bases de la pintura moderna occidental: en su ciclo de La vida de San Francisco recuperó las leyes de la perspectiva, el interés por lo narrativo, las proporciones y escalas de nuevo a medida humana. Un arte humanísimo para un santo patrón a la vez muy de la tierra y universal, también humanísimo, muy lejos de las vilezas vaticanas. Por Asís, también es justo decirlo, sí nos topamos de nuevo con esa otra Italia de los autobuses abarrotados, las colas eternas, las pizzas gomosas o los imanes de nevera en forma de David en calzoncillos (al final, quien más y quien menos, todos acabamos masticándolas y llevándonos uno a casa).

Cuatro visitas más

Una calle del pueblo italiano de Todi.
Una calle del pueblo italiano de Todi. Paolo Evangelista sime

Pero el baño de multitudes más o menos fervorosas o espesas es pasajero. Quedan en Umbría muchos otros sitios semisecretos que en cualquier otro país del mundo, con menos competencia, serían meca de miles de visitantes diarios. En el precioso pueblo de Todi, sobre una ladera boscosa, se dan el lujo de rematar sus tesoros con una soberbia iglesia de planta central del mismísimo Bramante, que ensayó en el templo de Santa María de la Consolación (La Consolazione) soluciones que luego aplicaría a sus diseños para San Pedro del Vaticano. En Orvieto, inexpugnable y plantada desde hace siglos sobre un altozano, la equilibradísima y polícroma fachada de su catedral medieval es una prueba de que a los artífices italianos, empapados del pasado clásico, no les acababa de salir eso de ponerse góticos por mucho que lo intentaran. Dentro del templo, de propina, el maestro Luca Signorelli decoró en el Quattrocento los vastos muros de la capilla de San Brizio con escenas del apocalipsis y el juicio final: ángeles, santos y demonios semidesnudos, de glúteos y muslos musculosos y bastante paganos, que son además imprescindibles para entender los frescos que Miguel Ángel, su discípulo, pintaría décadas más tarde en la Capilla Sixtina.

Frescos del juicio final de Luca Signorelli en la catedral de Orvieto.

Frescos del juicio final de Luca Signorelli en la catedral de Orvieto. De Agostini / S. Vannini AGE

Los que ya conozcan el cercano Sacro Bosco de Bomarzo, con sus monstruosidades manieristas, pueden subir nota en el jardín esotérico, surreal y con un punto perverso de La Scarzuola, levantado en Montegabbione durante la segunda mitad del siglo XX por el refinadísimo arquitecto Tommaso Buzzi. Y en Umbría también puede encontrarse intacto y soñoliento el bellísimo conjunto urbano de Gubbio, a media ladera, bajo un castillo soberbio y con el espléndido florón de una gran plaza abierta al horizonte por uno de sus extremos y rematada por el orgulloso Palazzo dei Consoli, que recuerda los tiempos en los que la villa se medía orgullosa con Siena o Pienza. Aquí lo mejor es hacer parada y fonda en el deliciosamente anticuado hotel Bosone, con sus techos afrescados, y cenar al amor de la lumbre en la no menos venerable Taverna del Lupo. Ambos conservan la textura y la atmósfera de eso que Henry James, patrón laico de la legión de enamorados de Italia, llamó el Old World, y nos sentiremos por un rato protagonistas aventureros y misteriosos de alguna de sus novelas.
Javier Montes es autor de ‘Varados en Río’ (editorial Anagrama).

Pozo de San Patricio, en Orvieto.

Pozo de San Patricio, en Orvieto. Marco Bottigelli AWL

 
Modo avión: ¿apago o no mi teléfono antes de despegar?
La respuesta es sí, siempre. Y ahora verás por qué.



Modo avión: ¿apago o no mi teléfono antes de despegar?


Modo avión: ¿apago o no mi teléfono antes de despegar? © Getty Images



Se dice bien claro durante el mensaje de seguridad del avión antes de despegar: móviles, tabletas, ordenadores y demás dispositivos electrónicos deberán estar apagados o en modo avión desde que la tripulación cierra puertas hasta que el avión toca tierra al aterrizar.
Y sí, la teoría nos la sabemos de memoria pero, en la práctica, a veces, nos cuesta obedecer, sobre todo porque no terminamos de entender el hecho de que un simple dispositivo electrónico pueda causar algún daño a un aparato tan enorme como es un avión.



Puede que nosotros no mucho, pero las aerolíneas se toman el tema de la telefonía móvil y la electrónica muy en serio por una razón: las interferencias que un dispositivo puede producir con la cabina de mandos, las comunicaciones de los pilotos entre ellos y con el exterior, etc., que son la razón principal por la que deberías poner, siempre, el teléfono en modo avión al volar.
Pero antes de continuar… una aclaración: ningún avión va a sufrir un accidente porque alguien olvide (deliberadamente o no) apagar su teléfono.
Afortunadamente, las aerolíneas, los reguladores de seguridad y hasta los fabricantes de aviones ya cuentan con que en cada vuelo hay un porcentaje de dispositivos que quedan fuera del modo avión. Y esto, en cierto modo, es la mejor demostración de que la mayoría de los dispositivos no afectan a la seguridad del vuelo. Pero como todo en aviación, se trata de un por si acaso.




Para entender este porsiacaso contextualizado en el sector de la aviación, nada mejor que hablar de la "teoría del queso suizo" para explicar la seguridad aérea. ¿Del queso? Sí. Así es como el catedrático de psicología James Reason sentó un precedente a la hora de explicar los factores de riesgo en un accidente aéreo, a lo que se ha denominado, en términos coloquiales, el modelo del queso suizo.
¿En qué consiste? Básicamente lo que viene a demostrar es que un siniestro aéreo no se produce por una sola causa. Esto es, en el sector aéreo existen muchas barreras de seguridad para evitar un accidente, y según el modelo de Reason, cada una de ellas está representada por una loncha de queso cuyos agujeros representan los peligros o los fallos que puede tener el sistema. Cuando esos agujeros se alinean, es cuando se produce el accidente.

Y tú, ¿eres de los que lo apaga?


Y tú, ¿eres de los que lo apaga? © Getty Images

Y es aquí donde está la cuestión: esos porsiacasos son una de las razones por las cuales la aviación es más segura que los viajes por carretera, que cruzar la calle o incluso que quedarse en casa (el número de accidentes domésticos es mucho mayor), y es precisamente que en el sector aéreo se trabaja con un enorme volumen de precaución donde nunca es demasiado.


Recuerdo que durante un vuelo, aterrizando en Ginebra, el comandante de mi avión pidió a todo el pasaje apagar cualquier dispositivo electrónico, esto es, pasar del modo avión al apagado completo del aparato. ¿Por qué? En esos momentos el aeropuerto suizo estaba cubierto de niebla, lo que activó el procedimiento de baja visibilidad y los pilotos quisieron asegurar que, ante una maniobra más delicada de lo normal, no hubiese ninguna otra loncha de queso que añadir al tema. Lo dicho, la precaución.
VOLAR EN LA ERA DIGITAL
En cualquier caso, cada vez es más habitual ver a pilotos y tripulación utilizar una tablet como herramienta de gestión de vuelo. Los pilotos las usan para almacenar documentos, ojear las rutas, etc., en vez de cargar con tanto papel, mientras que la tripulación tiene en su tablet todo lo que necesita saber del vuelo en general y del pasajero del 2B en particular.
Y aquí una realidad: todos estos dispositivos han sido ampliamente probados para asegurarse de que no hay interferencia alguna con el cockpit ni con ningún otro elemento del avión, ya sea externo (comunicaciones con los controladores aéreos, etc.) o interno.
Pero ya no solo hablamos de dispositivos móviles encendidos o apagados. A las puertas de 2020 también se añade que cada vez hay más aviones con wifi. ¿Y ahora qué?

Móvil dentro de un avión


Ay, los 'porsiacasos' © Photo by Patrick Tomasso on Unsplash


Mientras algunas aerolíneas como Norwegian llevan desde 2011 ofreciendo wifi gratis a bordo de sus aviones (solo en corto radio -sus aviones Boeing 787 Dreamliner tendrán wifi en 2020-), otras cobran el servicio a precio de oro y ofrecen una conexión muy deficiente, pero conexión al fin y al cabo.
¿Y qué pasa con las interferencias? La red wifi ha llegado a la aviación tras superar un riguroso proceso de pruebas donde, entre otras muchas barreras, también se encontraba la de generar la suficiente interferencia electromagnética para simular una cabina completa llena de dispositivos variados, desde un libro electrónico hasta una móvil o un ordenador. Y todos encendidos. Y todos provocando, o no, interferencias.
Evidentemente, todos los aviones han superado la prueba con un margen enorme y hoy por hoy la wifi no supone ningún peligro para la seguridad de un vuelo. No obstante, la gran mayoría solo se pueden utilizar en la fase de crucero del avión, y no durante el despegue o el aterrizaje. Los porsiacasos, ya sabes.


 
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