CIUDADES

La madrina de las ciudades
Se publican conjuntamente cuatro entrevistas a Jane Jacobs que retratan a la autora de 'Muerte y vida de las grandes ciudades', la intelectual que urgió a recuperar la vida en la calle para humanizar la ciudad



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Jane Jacobs.
“Querida Jacobs: Haga siempre lo que de verdad le gustaría hacer. Hay media docena de editores que se pelearían por un manuscrito suyo sobre la ciudad, y aunque no puedo aventurar cómo lo recibirá el público, es su deber escribir ese libro. No hay nadie que tenga tantas cosas frescas y sensatas que decir sobre la ciudad y ya es hora de que se digan y se discutan, así que póngase a trabajar”. En 1958, tres años antes de que Jane Jacobs publicara su obra maestra Muerte y vida de las grandes ciudades, otro humanista, Lewis Mumford encabezó así la carta que le envió”.

Cuarenta años después, Jacobs había abandonado Nueva York para instalarse en Toronto. Lo hizo siguiendo a sus hijos. Por entonces, Estados Unidos estaba asustado por la crisis del Sputnik (reacción estadounidense al éxito del programa espacial soviético). Y los chavales estaban en edad de reclutamiento y no querían ir a Vietnam. El mayor había conseguido una beca para hacer un doctorado en física. Y ambos tenían claro que preferían ir a la cárcel que a la guerra. Fue el marido de Jacobs quien decidió que no habían criado a sus hijos para que terminaran en la cárcel. Se fueron. “Me he dado cuenta de que quienes se consideran a sí mismos exiliados nunca consiguen rehacer su vida. Nosotros nos considerábamos inmigrantes. Se trataba de una aventura y estábamos todos juntos”. Le dijo Jacobs al periodista James Howard Kunstler que la entrevistó en Toronto para la revista Metropolis. Lo que contó Kunstler entonces, cuando Jacobs tenía 84 años, o Roberta Brandes en la revista New York, o sus opiniones poco antes de morir sobre Quebec y la independencia constituyen otra cara, más personal, pero seguramente igual de urbana, de la gran dama que defendió la vida en la calle como condición sine qua non de la humanización de las ciudades. Esas charlas están reunidas ahora, y por primera vez traducidas al castellano por María Serrano, en el impagable volumen Jane Jacobs, cuatro entrevistas (Gustavo Gili).

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A Howard Kunstler, que tituló su entrevista La madrina de las ciudades, Jacobs (Scranton Pensilvania, 1916, Toronto, 2006) le contó que vio por primera vez Nueva York con 12 años, antes del Crack del 29. Llegó en ferri, desde Nueva Jersey y vio aparecer el sur de Manhattan. Lo que le llamó la atención no fueron los edificios —no había apenas rascacielos— ni siquiera los característicos depósitos de agua. Se fijó en las personas “había gente por todas partes”. Años más tarde, regresaría y se instalaría en casa de su hermana para buscar trabajo. “Leía en el periódico los anuncios de empleo. Cruzaba andando el puente de Brooklyn hasta Manhattan, y luego, cuando me rechazaban en todos aquellos trabajos, me pasaba el resto del día curioseando por el lugar donde había pasado, o, si acababa en algún sitio que ya conocía, me gastaba cinco centavos en un billete de metro, me iba a alguna parada al azar e investigaba por otro sitio. Por las mañanas buscaba trabajo y por las tardes me dedicaba a deambular por la ciudad”. Una mañana le tocó el gordo y consiguió trabajo en una fábrica de caramelos. Pero fue el tiempo, presumiblemente perdido lo que terminó por darle una profesión: “Al haber pasado tardes observando diferentes zonas de la ciudad, empecé a escribir artículos que compró la revista Vogue”. Eso sí, ella los adaptaba a los lectores: el barrio de las pieles, por ejemplo, fue su primer escrito. Le pagaban 40 dólares la pieza. Ganaba 12 a la semana en la fábrica de caramelos.

Aunque fue un par de años a la Universidad de Columbia, Jacobs se formó por las calles. Desprejuiciada, “perdiendo el tiempo” y anotando lo que veía: “Fui un tiempo a una asignatura de Sociología y me pareció una idiotez”, apunta en la entrevista. En Canadá, Jacobs se dio cuenta de que “los estadounidenses no se creen de verdad que haya otros lugares tan reales como Estados Unidos”.

Pocas personas han hecho más por el activismo ciudadano que Jane Jacobs. Y pocas conocen tan bien su capacidad de cambiar las cosas como la dificultad de hacerlo. En 1950, ella misma recogía firmas para impedir que una carretera atravesara Washington Square. Pedían firmas entre quienes se sentaban al sol, jugaban allí con sus hijos, leían un libro o paseaban a perros. El caso es que muchos de los ciudadanos que usaban la plaza rehusaron firmar la petición de salvarla. Estaban convencidos de que firmar la petición podría resultar peligroso. “Fue en esa época cuando aquel extraño temor lo invadió todo, pero también recuerdo cuando se disipó, estando en plena lucha por salvar un barrio”.

Jacobs terminó nacionalizándose canadiense porque no le parecía normal no poder votar ni participar en las decisiones del lugar donde vivía. La relación con Mumford acabaría en discusión. Dos años después de la carta, en 1960, ella había terminado su inolvidable libro. Vería la luz un año después. Y Mumford, un hombre que, según Jacobs, cambiaba de carácter volviéndose ansioso al entrar en Nueva York, pasó a defender la ciudad jardín, la idea de vivir cerca de la ciudad con los beneficios del campo, una utopía para Jacobs que ni cuidaba la ciudad ni protegía el campo.

https://elpais.com/elpais/2019/05/31/del_tirador_a_la_ciudad/1559328320_436878.html
 
Las diez ciudades en las que viven más multimillonarios en el mundo
Un cuarto de las personas que lideran el ranking que elabora Forbes se concentra en una decena de metrópolis. Seis están en Asia, dos en América y otras dos en Europa
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Las diez ciudades en las que viven más multimillonarios

La reconocida revista de negocios actualiza periódicamente el listado con las personas más multimillonarias del planeta. En su última versión, incluyó a 2.153 individuos.

Si bien hay personas de nacionalidades diferentes, más de una cuarta parte vive en diez ciudades. Son 551 y concentran una fortuna de 2.3 billones de dólares.

Seis de las diez urbes están en Asia. Cuatro en China y las restantes en Corea del Sur e India. Un par se encuentra en América, ambas en Estados Unidos. Y hay dos europeas, una en el Reino Unido y otra en Rusia.

Estas son las diez ciudades con más multimillonarios según Forbes:

1. Nueva York (Estados Unidos)

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Una vista de Nueva York desde el Empire State

En la ciudad más célebre y poblada de Estados Unidos viven 84 multimillonarios, que suman una fortuna total de 469.700 millones de dólares. El más rico de todos es el ex alcalde Michael Bloomberg, un magnate de los medios que llega a los 55.500 millones de dólares.

2. Hong Kong (Región Administrativa Especial de China)

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Causeway Bay, en Hong Kong, es considerada la avenida más cara del mundo

Con 79 residentes entre los más ricos del mundo, que totalizan una fortuna de 355.500 millones de dólares, esta ciudad que fue durante muchos años colonia británica, es la capital económica de Asia. El más acaudalado es Li Ka-shing, jefe de Hutchison Holdings, con 31.700 millones de dólares.

3. Moscú (Rusia)

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La Plaza Roja, ícono de Moscú (Getty)

Fue el epicentro de la gran alternativa al sistema capitalista. Hoy es la capital europea de los millonarios. Allí viven 71, que cuentan con bienes por un valor de 336.500 millones de dólares. El líder del grupo es Leonid Mikhelson, máximo oligarca del gas ruso.

4. Beijing (China)

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El distrito financiero de Beijing (Shutterstock)

En la capital de la República Popular China residen 61 multimillonarios, que suman 193.300 millones de dólares. El más rico de todos es el magnate inmobiliario Wang Jianlin, que posee 22.600 millones.

5. Londres (Reino Unido)

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El Big Ben, símbolo de Londres (Getty)

Las turbulencias por el Brexit hicieron que muchas empresas decidan retirar sus sedes del Reino Unido, pero ningún multimillonario eligió mudarse por el momento. Al igual que el año pasado, son 55 los que tienen domicilio allí y entre todos llegan a los 226.000 millones de dólares. Lo interesante es que la mayoría son extranjeros: de hecho, el más rico es el banquero ruso Mikhail Fridman, con 15.000 millones.

6. Shanghai (China)

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Shanghai

Es la ciudad más poblada de China con más de 24 millones de habitantes. En el ranking de Forbes hay 45, con una fortuna de 110.700 millones de dólares. En el tope está Colin Huang, emprendedor en el rubro del comercio electrónico, con 13.500 millones.

7. San Francisco (Estados Unidos)

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El Golden Gate de San Francisco, una ciudad en la que no paran de crecer los nuevos ricos

Históricamente una de las ciudades más lindas y con mayor diversidad de Estados Unidos, desde hace un tiempo se convirtió en el lugar elegido por muchos multimillonarios para vivir. Ahora hay 42 y llegan a 109.200 millones de dólares. El más acaudalado es el cofundador de Facebook, Dustin Moskowitz, con 11.100 millones.

8. Shenzhen (China)

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Shenzhen (Getty)

Vecina a Hong Kong y con privilegios similares, pasó a ser otro de los centros de la riqueza China. Tiene 39 en la lista de los más ricos del mundo por un valor de 190.500 millones de dólares. A la cabeza está Ma Huateng, CEO de la tecnológica Tencent CEO, con 38.800 millones.
 
continúa...

9. Seúl (Corea del Sur)

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Seúl, capital de Corea del Sur

La capital surcoreana es hogar de 38 de las personas más ricas del planeta, que suman 99.900 millones de dólares. El más acaudalado es Lee Kun-hee, presidente de Samsung, con 16.900 millones de dólares.

10. Bombay (India)

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Bombay (Getty)

La ciudad más poblada de India, que pronto será el país con más habitantes del mundo, alberga a 37 multimillonarios, que reúnen 184.400 millones de dólares. El más destacado es el petrolero Mukesh Ambani, que tiene bienes por 50.000 millones de dólares.

https://www.infobae.com/america/fot...s-que-viven-mas-multimillonarios-en-el-mundo/
 
Centralia, Pennsylvania, EEUU
En 1962 un fuego mal apagado se propagó a la mina de carbón situada debajo de la localidad. El fuego no se pudo apagar en las décadas siguientes y se estima que seguirá ardiendo durante 250 años más. Los niveles crecientes de monóxido de carbono y un par de incidentes llevaron al abandono del pueblo durante los 80.
 
PARA VISITAR EN OVIEDO, EL PRERROMÁNICO.-
San Miguel de Lillo
Consagrada en el año 848. Se construyó al mismo tiempo que Santa María del Naranco – San Miguel de Lillo era la iglesia palatina de Santa María del Naranco –

No se conserva integra puesto que se cimentó sobre un terreno inestable. A los 200 años de vida colapsó a causa de un movimiento de terreno, perdiéndose 2/3 partes. En el siglo XII se llevó a cabo su reconstrucción, cerrando el templo con las piedras originales. Actualmente se siguen haciendo tareas de rehabilitación. Se cree que, en origen, la iglesia tenía unos 17 metros de longitud.

Una iglesia demasiado castigada por las condiciones del suelo y del clima, una resistencia que acentúa más su encanto, si cabe. El mimo y cuidado con el que se está restaurando es un síntoma claro de su tremenda importancia histórica.

A pesar de que no se pueden hacer fotos en el interior, merece la pena descubrir las primeras representaciones de figuras humanas en frescos de arte asturiano.

Tanto Santa María del Naranco como San Miguel de Lillo son dos imprescindibles que ver en Oviedo.

Información de cómo llegar, horarios y precios aquí.

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San Miguel de Lillo





 
10 razones por las que usar la bicicleta por la ciudad
Por
Academia Play
-
19 abril, 2016


El 19 de Abril es el Día Mundial de la Bicicleta. Este día se instauró con la finalidad de promover el transporte en este medio, evitando las malas consecuencias derivadas del transporte en automóvil privado; especialmente en centro urbano. La movilidad sostenible es uno de los motivos principales, pero no lo es menos la seguridad vial de los ciclistas; de modo que cada 19 de Abril se toma conciencia colectiva del peligro que corren los usuarios de bicicletas cuando circulan por la ciudad.

Bien, esta que te hemos contado, es la historia bonita y distorsionada que se explica en la actualidad. La realidad es que, lo que hoy conocemos como El Día de la Bicicleta, fue la historia del doctor Albert Hofmann. El químico estudiaba las posibilidades terapéuticas del LSD, e ingirió una elevadísima cantidad de ácido para experimentar. Ese día, después de pedir que le acompañasen, se dispuso a regresar a su casa en bicicleta, puesto que la guerra impedía el uso de automóviles para desplazarse. El buen doctor tuvo a bien relatar el psicodélico y sensorial viaje que vivió de camino a su casa.


1. MEJORA EL ESTADO ANÍMICO: El uso de la bicicleta durante una hora aproximadamente genera endorfinas. Esta sustancia es conocida como “la hormona de la felicidad”. No obstante, un exceso del tiempo recomendado puede ser negativo.

2. AUMENTA LA PRODUCTIVIDAD: Si usas tu bici para desplazarte hasta el trabajo, no solo serás un ejemplo para otras muchas personas. Prescindir del viaje en automóvil y sus consecuencias negativas, te permitirá comenzar el día más tranquilo, mejorando tu productividad.

3. MEJORA EL PLANETA: Las zonas urbanas en las que la población es mayor suelen encontrarse especialmente contaminadas por los gases emitidos por los automóviles. El uso de la bicicleta es decisivo de cara a reducir la contaminación.

4. TE HACE IR MÁS RÁPIDO: La bici, para un radio menor a 5 o 7 kilómetros en zona céntrica, siempre es más rápida que el automóvil. Las ciudades están colapsadas de coches, y cuantos más hay, más embotellamiento en la carretera. Tomar tu bici te hará ir más rápido.

5. REDUCE EL RIESGO DE INFARTO: El acto de pedalear aumenta la frecuencia cardiaca. A su vez, la presión arterial disminuye, permitiendo al corazón funcionar de una forma más tranquila y eficiente. Da igual el tiempo que dediques a ello, estarás mejorando tu sistema cardiovascular.

6. DISMINUYE EL RIESGO DE DEPRESIÓN: Multitud de estudios avalan que las personas que realizan esta actividad física están más libres de sufrir depresión. Pedalear no solo mejora el sistema cardiovascular, sino que oxigena el cerebro, permitiéndonos pensar de un modo más sencillo y claro.

7. MEJORA LA ECONOMÍA: El mantenimiento de un automóvil es caro. El transporte público mejora la situación, pero sigue siendo una alternativa más costosa que el transporte en bici. La bicicleta como medio de transporte diario para moverte por la ciudad te ahorrará gastos innecesarios.

8. INCREMENTA LA CALIDAD DE VIDA EN LA CIUDAD: Un carril bici puede parecer de gran tamaño. Sin embargo, la capacidad que tiene uno de estos carriles es muy superior a la que tienen las carreteras para los coches. Usando la bici descongestionaremos la ciudad. Además, la eliminación de ruidos derivados de los automóviles también contribuye a mejorar la habitabilidad.

9. ES EL MEJOR COMPLEMENTO: Hay ocasiones en las que no podemos movernos en bici desde el origen hasta el destino; bien por la distancia que los separa, o bien por el tipo de terreno. La bici es un complemento ideal y sostenible al transporte público, facilitándote los trasbordos y agilizando el tiempo.

10. TE LIBERA: Puede parecer una razón poco convincente. Sin embargo, los ritmos de vida que tenemos en la actualidad nos hacen sentir esclavos del tiempo y las obligaciones. La sensación que se experimenta al coger la bicicleta es muy liberadora, pues los atajos y los caminos, los creas tú.
https://academiaplay.es/10-razones-usar-bicicleta-por-la-ciudad/

 
Como todos los años, el Consejo Ciudadano para la Seguridad Pública y la Justicia Penal de México ha elaborado un estudio en que incluyen su lista con las 50 ciudades más violentas del mundo. México se lleva la palma, con 4 localidades en el top 5 y un total de 15 posiciones en la lista. Le sigue Brasil, con 14 lugares; Venezuela, con 6; y Estados Unidos, con 4.

¿Cómo se hace esta lista? Pues con una metodología muy sencilla. Se cogen todas las ciudades que tengan más de 300.000 habitantes, se excluyen aquellas que están en guerra y se cuenta el número de asesinatos por cada 100.000 habitantes. Solo computan los homicidios intencionados o las muertes como resultado de una agresión.

Los datos recogidos durante 2018 colocan a Tijuana, en México, con el dudoso honor del primer puesto y 138,26 asesinatos por cada 100.000 habitantes. Latinoamérica se lleva 43 de las 50 posiciones que recoge la lista. Los únicos dos países externos a ella que aparecen son Estados Unidos y Sudáfrica.



Estas son las 10 ciudades más violentas del mundo en 2019. Puedes consultar la lista completa aquí.

1. Tijuana, México: 138,26.

2. Acapulco, México: 110,50.


3. Caracas, Venezuela: 99,98.

4. Victoria, México: 86,01.

5. Juárez, México: 85,56.

6. Irapauto, México: 81,44.

7. Guayana, Venezuela: 78,30.

8. Natal, Brasil: 74,67.

9. Fortaleza, Brasil: 69,15

10. Ciudad Bolívar, Venezuela: 69,09

La razón por la que Tijuana ocupa el primer puesto es fácil de imaginar. La relación entre esta ciudad y los cárteles de la droga mexicana nos suena a todos. En cuanto a Caracas, la inestabilidad política que hay en Venezuelacon todo el tema de Maduro nos suena a todos.

México está viviendo una tendencia al alza en los crímenes violentos.El año 2011 habia sido un año negro de la historia reciente mexicana y estaba marcado por la declaración de guerra por parte de Felipe Calderón a los carteles de la droga. Este año se contabilizaron 22.409 asesinatos. Pero en 2017 se rompió el récord con 28.866 víctimas y, en 2018, la cifra ascendió a 33.341.

Para que nos hagamos una idea de qué significa que haya 138,26 asesinatos por cada 100.000 habitantes en una ciudad, tened en cuenta que en Francia la cifra está en un 1,3 y, en Reino Unido, en un 1,1. De acuerdo a la Oficina Estadística Europea (Eurostat), en España tenemos la cifra más baja de la Unión Europea, un 0,7. Además, los datos del 'Informe sobre el homicidio' del Ministerio del Interior revelan una importante brecha de género en los asesinatos. Es cierto que los hombres son los que más homicidios intencionados perpetran, pero también son los que más los sufren. Más del 90% de los homicidas fueron hombres en 2018 y también fueron hombres más del 60% de las víctimas.
 
Un paseo determinante por las calles de Maputo
En el marco del Día Mundial de la Salud (7 de abril), recorremos la capital de Mozambique y evidenciamos que la salud no debería asociarse solo a hospitales y centros sanitarios



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Vistas de la zona financiera de Maputo, capital de Mozambique, desde la playa Costa do Sol. Alex Cabrera IS Global
Clara Pons y P. Efrain Pantoja
Maputo 5 ABR 2019 - 19:01 ART

Me dispongo a pasar por primera vez una semana en Maputo, la capital de Mozambique. Tengo algunas amistades y personas conocidas que han estado allí varias veces, entre ellos mi compañero Efrain. Los dos trabajamos como investigadores en ISGlobal. Él lleva un tiempo viviendo en Manhiça, una localidad cercana a Maputo, y se conoce bien la ciudad, los lugares que esconde, los mercados y la buena comida. Así que mi viaje es una buena oportunidad para explorar juntos las calles de una de las ciudades más bellas y desiguales de África Subsahariana.

Ambos estamos impacientes por empezar el paseo. El centro de Maputo no es complicado, se resume en pocas calles, todas ellas rectas y largas en forma de cuadrícula. Solo empezar a caminar, por la calle 24 de Julho, pasamos por unas cuantas librerías con lo mejor de la literatura mozambiqueña y portuguesa. Bajando por Salvador Allende nos damos cuenta rápidamente del contraste de niveles económicos de la población que reside allí.

Giramos a la derecha al alcanzar la calle Patrice Lumumba y acabamos llegando a la plaza de la Independencia. Al final de la vía está el centro cultural Franco-Mozambicano, un edificio de estilo colonial en buenas condiciones, frecuentado principalmente por personas expatriadas y con un poder adquisitivo muy por encima de la media del país. Esta noche hay un concierto, la entrada cuesta 500 meticales, poco más de siete euros, donde el salario mínimo es apenas superior a los 8.000 meticales para mineros (114 euros) y no llega a los 5.000 (70 euros) para el resto de los trabajadores.

Sin haber cruzado la calle, vemos casas de obra nueva con alambre electrificado y un guardia en la puerta, al lado de un edificio abandonado, con la puerta abierta de par en par y con gente (sobre)viviendo en él. Justo al lado se encuentra un edificio imponente de un banco, un bar de moda y un teatro municipal. La lluvia y la fiesta de anoche han dejado huellas en los agujeros de las pistas, veredas y esquinas de todo el camino recorrido.

Maputo es una ciudad que integra varias clases sociales en cada calle, no ha sido necesario cruzar muchos pasos de peatones para llegar a esta conclusión. La urbe también ha normalizado las desigualdades en salud; es frecuente ver agua acumulada —con el potencial de ser una fuente de huevos de mosquito—, tampoco existen los baños públicos y hay una escasa gestión de los residuos.

Las desigualdades sociales que alberga un país, región o ciudad contribuyen más a la salud de su población que su nivel de pobreza global

Nos sentamos en una terraza a descansar: la ciudad nos ha hecho pensar. Ambos nos dedicamos a estudiar la salud de las poblaciones más vulnerables de África Subsahariana, y Mozambique es uno de los países en los que hemos trabajado con más frecuencia. Sin embargo ahora, descubriendo las calles de Maputo, nos damos cuenta de que algunas veces la formación sanitaria nos ha hecho perder de vista otro ángulo desde el que se puede entender y abordar la salud de las personas.

Ya conocíamos el nivel de pobreza de Mozambique, pero la desigualdad no es un dato tan conocido. Tras revisar la bibliografía científica sobre los temas en los que trabajamos —principalmente salud materna—, tomamos conciencia que la perspectiva social y el análisis de desigualdades no son un enfoque sistemático en la investigación en salud.

En muchos casos, las desigualdades sociales que alberga un país, región o ciudad contribuyen más a la salud de su población que su nivel de pobreza global. En Manhiça, un área al sur de Mozambique, cerca del 40% de la población adulta está infectada con VIH, pero la prevalencia es incluso superior en el estrato de población con menos recursos.

Lo mismo ocurre con la mortalidad materna o infantil, o la incidencia de malaria y tuberculosis. Cada una de estas enfermedades, además de una larga lista de otras desatendidas, en función de su vía de transmisión, medidas preventivas o tratamientos disponibles, se ve asociada a unas características sociales u otras.

Pero, ¿cómo podemos revertir esta situación de inequidad, de desigualdad injusta y evitable de los indicadores de salud en función del entorno social de cada persona? Con Efrain, resolvemos que solo se puede actuar si antes se ha diagnosticado la situación. Por tanto, consideramos crucial incluir una perspectiva social, así como una visión multidimensional y multidisciplinaria en el presente y futuro de la ciencia.

Esta idea no es nueva, pero ¿hasta qué punto se ha incorporado este enfoque? Ya en 2005, la Organización Mundial de la Salud (OMS) creó una Comisión sobre Determinantes Sociales de la Salud y publicó un informe en 2008 donde recomendaba medir y analizar las desigualdades en salud según los determinantes sociales como medida clave para la reducción de la inequidad.

Posteriormente, otras resoluciones y declaraciones de carácter internacional de organizaciones como las Naciones Unidas han apoyado esta misma idea de acelerar la mejora de la salud a nivel global mediante estrategias multisectoriales que tengan en cuenta los determinantes sociales de la salud. Y actualmente, los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) se basan en el principio de trabajar para alcanzar la equidad sin dejar nadie atrás, logrando así el objetivo de una vida saludable a todas las edades, y para todas las personas.

La perspectiva social y el análisis de desigualdades no son un enfoque sistemático en la investigación en salud

Si bien es cierto que en las últimas décadas este tema ha ganado atención en el mundo de la academia, una parte de la literatura científica no tiene en cuenta aún los determinantes sociales. A Efrain y a mí solo nos queda empezar a trabajar con esta nueva perspectiva en nuestros proyectos, y promoverlo para que más compañeras y compañeros que trabajan en ciencia, empiecen también a hacerlo.

Los múltiples estudios comunitarios, sistemas de vigilancia epidemiológica y ensayos clínicos que se llevan a cabo en Mozambique o en cualquier otra parte del mundo podrían arrojar luz sobre la reducción de la inequidad en salud. Porque la salud no debería asociarse solo a los hospitales y centros de salud, sino que tiene una componente social, de calle y del día a día, de mucho peso. Para constatarlo, solo hace falta pasear por Maputo.

Clara Pons y P. Efrain Pantoja son investigadores del Instituto de Salud Global de Barcelona (ISGlobal), centro impulsado por “la Caixa”.

https://elpais.com/elpais/2019/04/03/planeta_futuro/1554298033_606826.html
 
Un paseo determinante por las calles de Maputo
En el marco del Día Mundial de la Salud (7 de abril), recorremos la capital de Mozambique y evidenciamos que la salud no debería asociarse solo a hospitales y centros sanitarios



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Vistas de la zona financiera de Maputo, capital de Mozambique, desde la playa Costa do Sol. Alex Cabrera IS Global
Clara Pons y P. Efrain Pantoja
Maputo 5 ABR 2019 - 19:01 ART

Me dispongo a pasar por primera vez una semana en Maputo, la capital de Mozambique. Tengo algunas amistades y personas conocidas que han estado allí varias veces, entre ellos mi compañero Efrain. Los dos trabajamos como investigadores en ISGlobal. Él lleva un tiempo viviendo en Manhiça, una localidad cercana a Maputo, y se conoce bien la ciudad, los lugares que esconde, los mercados y la buena comida. Así que mi viaje es una buena oportunidad para explorar juntos las calles de una de las ciudades más bellas y desiguales de África Subsahariana.

Ambos estamos impacientes por empezar el paseo. El centro de Maputo no es complicado, se resume en pocas calles, todas ellas rectas y largas en forma de cuadrícula. Solo empezar a caminar, por la calle 24 de Julho, pasamos por unas cuantas librerías con lo mejor de la literatura mozambiqueña y portuguesa. Bajando por Salvador Allende nos damos cuenta rápidamente del contraste de niveles económicos de la población que reside allí.

Giramos a la derecha al alcanzar la calle Patrice Lumumba y acabamos llegando a la plaza de la Independencia. Al final de la vía está el centro cultural Franco-Mozambicano, un edificio de estilo colonial en buenas condiciones, frecuentado principalmente por personas expatriadas y con un poder adquisitivo muy por encima de la media del país. Esta noche hay un concierto, la entrada cuesta 500 meticales, poco más de siete euros, donde el salario mínimo es apenas superior a los 8.000 meticales para mineros (114 euros) y no llega a los 5.000 (70 euros) para el resto de los trabajadores.

Sin haber cruzado la calle, vemos casas de obra nueva con alambre electrificado y un guardia en la puerta, al lado de un edificio abandonado, con la puerta abierta de par en par y con gente (sobre)viviendo en él. Justo al lado se encuentra un edificio imponente de un banco, un bar de moda y un teatro municipal. La lluvia y la fiesta de anoche han dejado huellas en los agujeros de las pistas, veredas y esquinas de todo el camino recorrido.

Maputo es una ciudad que integra varias clases sociales en cada calle, no ha sido necesario cruzar muchos pasos de peatones para llegar a esta conclusión. La urbe también ha normalizado las desigualdades en salud; es frecuente ver agua acumulada —con el potencial de ser una fuente de huevos de mosquito—, tampoco existen los baños públicos y hay una escasa gestión de los residuos.

Las desigualdades sociales que alberga un país, región o ciudad contribuyen más a la salud de su población que su nivel de pobreza global

Nos sentamos en una terraza a descansar: la ciudad nos ha hecho pensar. Ambos nos dedicamos a estudiar la salud de las poblaciones más vulnerables de África Subsahariana, y Mozambique es uno de los países en los que hemos trabajado con más frecuencia. Sin embargo ahora, descubriendo las calles de Maputo, nos damos cuenta de que algunas veces la formación sanitaria nos ha hecho perder de vista otro ángulo desde el que se puede entender y abordar la salud de las personas.

Ya conocíamos el nivel de pobreza de Mozambique, pero la desigualdad no es un dato tan conocido. Tras revisar la bibliografía científica sobre los temas en los que trabajamos —principalmente salud materna—, tomamos conciencia que la perspectiva social y el análisis de desigualdades no son un enfoque sistemático en la investigación en salud.

En muchos casos, las desigualdades sociales que alberga un país, región o ciudad contribuyen más a la salud de su población que su nivel de pobreza global. En Manhiça, un área al sur de Mozambique, cerca del 40% de la población adulta está infectada con VIH, pero la prevalencia es incluso superior en el estrato de población con menos recursos.

Lo mismo ocurre con la mortalidad materna o infantil, o la incidencia de malaria y tuberculosis. Cada una de estas enfermedades, además de una larga lista de otras desatendidas, en función de su vía de transmisión, medidas preventivas o tratamientos disponibles, se ve asociada a unas características sociales u otras.

Pero, ¿cómo podemos revertir esta situación de inequidad, de desigualdad injusta y evitable de los indicadores de salud en función del entorno social de cada persona? Con Efrain, resolvemos que solo se puede actuar si antes se ha diagnosticado la situación. Por tanto, consideramos crucial incluir una perspectiva social, así como una visión multidimensional y multidisciplinaria en el presente y futuro de la ciencia.

Esta idea no es nueva, pero ¿hasta qué punto se ha incorporado este enfoque? Ya en 2005, la Organización Mundial de la Salud (OMS) creó una Comisión sobre Determinantes Sociales de la Salud y publicó un informe en 2008 donde recomendaba medir y analizar las desigualdades en salud según los determinantes sociales como medida clave para la reducción de la inequidad.

Posteriormente, otras resoluciones y declaraciones de carácter internacional de organizaciones como las Naciones Unidas han apoyado esta misma idea de acelerar la mejora de la salud a nivel global mediante estrategias multisectoriales que tengan en cuenta los determinantes sociales de la salud. Y actualmente, los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) se basan en el principio de trabajar para alcanzar la equidad sin dejar nadie atrás, logrando así el objetivo de una vida saludable a todas las edades, y para todas las personas.

La perspectiva social y el análisis de desigualdades no son un enfoque sistemático en la investigación en salud

Si bien es cierto que en las últimas décadas este tema ha ganado atención en el mundo de la academia, una parte de la literatura científica no tiene en cuenta aún los determinantes sociales. A Efrain y a mí solo nos queda empezar a trabajar con esta nueva perspectiva en nuestros proyectos, y promoverlo para que más compañeras y compañeros que trabajan en ciencia, empiecen también a hacerlo.

Los múltiples estudios comunitarios, sistemas de vigilancia epidemiológica y ensayos clínicos que se llevan a cabo en Mozambique o en cualquier otra parte del mundo podrían arrojar luz sobre la reducción de la inequidad en salud. Porque la salud no debería asociarse solo a los hospitales y centros de salud, sino que tiene una componente social, de calle y del día a día, de mucho peso. Para constatarlo, solo hace falta pasear por Maputo.

Clara Pons y P. Efrain Pantoja son investigadores del Instituto de Salud Global de Barcelona (ISGlobal), centro impulsado por “la Caixa”.

https://elpais.com/elpais/2019/04/03/planeta_futuro/1554298033_606826.html
Excelente articulo, Compañera @Coti7495 , muchas gracias.-
 
Dmitri Serebriakov/TASS
La mayor parte de la población mundial vive en áreas urbanas y las ciudades crecen de año en año. ¿Cuáles son las ciudades rusas más grandes, las que tienen más de un millón de habitantes?
1. Moscú, 12,5 millones
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Dmitri Serebriakov/TASS
La capital rusa es la ciudad más grande de Rusia. Según datos oficiales, “solo” hay 12,5 millones de habitantes, pero la población local cree que en realidad hay mucha más gente. En primer lugar, Moscú crece de año en año y la ciudad casi se ha duplicado en tamaño en los últimos años. Estos nuevos territorios se llaman ahora “Nuevo Moscú”. En segundo lugar, las estadísticas oficiales no incluyen a las personas que viven en las regiones circundantes y que viajan a la ciudad todos los días. En total, el número de personas en Moscú podría superar los 20 millones. Además, cada día hay más personas de otras regiones y países que se reasientan en Moscú.

2. San Petersburgo, 5,35 millones
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Antón Vagánov/TASS
Antes de la Revolución de 1917 (que empezó aquí), la ciudad era la capital del Imperio ruso. Ahora es conocida como la capital cultural. Y no es para menos: es famosa por sus museos (el Hermitage, es uno de los mejores del mundo), los teatros (el Mariinski ofrece ballet y ópera, mientras que en el Alexandrinski se representan dramas) y su arquitectura clásica europea. Además, el clima lluvioso y las docenas de puentes hacen que San Petersburgo sea la ciudad más romántica de Rusia.

3. Novosibirsk, 1,6 millones
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Kirill Kujmar/TASS
Es la ciudad más grande de Siberia y la tercera ciudad más grande de Rusia. Y además es un importante centro de transporte. La historia de la ciudad está vinculada a la construcción del Transiberiano y, de hecho, es una de las paradas más importantes en el camino a Vladivostok. Novosibirsk es famosa por su Teatro de Ópera y Ballet, uno de los mejores de Rusia, y es el hogar de la plataforma de metro más larga del mundo.

4. Ekaterimburgo, 1,5 millones
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Donat Sorokin/TASS
Ahora pasamos a los Urales, al corazón industrial de Rusia. Durante siglos, las personas en esta región han extraído minerales, carbón, sal y malaquita. Hay muchas grandes ciudades rusas conectadas a estas industrias, pero la más grande es Ekaterimburgo, creada en el siglo XVIII alrededor de la industria del hierro y nombrada en honor a la Catalina I. Incluso en el metro de la ciudad se hace hincapié en la historia industrial de Ekaterimburgo: la estación Gueologuícheskaia (geológica, en español) está decorada con diferentes capas de la tierra, cada una de un color diferente y hechas a base de piedras semipreciosas encontradas en los Urales.

5. Nizhni Nóvgorod, 1,26 millones
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Legion Media
A solo cuatro horas en tren desde Moscú, se encuentra Nizhni Nóvgorod, a orillas del Volga. Esta antigua ciudad es a menudo considerada la tercera capital de Rusia. Establecida en el siglo XII, cuenta con ejemplos bien conservados de arquitectura eslava, incluido un famoso kremlin de ladrillos rojos. Durante la época soviética, Nizhni Nóvgorod se llamó Gorki, por el escritor, que pasó su infancia en la ciudad. ¡Si haces un viaje en barco por el Volga no puedes perderte esta ciudad!

6. Kazán, 1,24 millones
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Yegor Aléiev/TASS
La capital de la república de Tartaristán es una de las ciudades más antiguas de Rusia. Fundada a principios del siglo XI, está llena de lugares interesantes, entre los que destaca el kremlin de ladrillo blanco, la torre inclinada de Siuyumbiké y la mezquita Kul Sharif, la segunda más grande de Rusia (la más grande está en Grozni, capital de Chechenia). Pero hay algo más que hace que Kazán sea una ciudad de visita obligada... ¡su fantástica gastronomía! Gracias a los echpochmaks (empanadas con carne picada y patata), el chak-chak (un postre con masa hecho a base de miel), el boortsog (una especie de rosquilla), la sopa de shurpa y el pilaf, no pasarás hambre en esta ciudad.

7. Cheliábinsk, 1,2 millones
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Legion Media
La concentración de plantas de ingeniería de metal y maquinaria en esta ciudad de los Urales es tan alta que los locales llaman a Cheliábinsk la ciudad “más severa” de toda Rusia. Dato interesante: el animal que aparece en el escudo de armas oficial de la ciudad es un camello. Un recordatorio de que en el siglo XVIII Cheliábinsk era un centro de comercio en vez de una ciudad industrial.

8. Omsk, 1,7 millones
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Dmitri Feoktístov/TASS
Según la leyenda, durante la guerra civil rusa (1918-1923) las reservas de oro del Imperio ruso estaban escondidas en esta antigua ciudad siberiana. Hay rumores que dicen que el tesoro todavía está enterrado en algún lugar de los bosques de la taiga, pero ¿quién está lo suficientemente loco como para salir a buscarlo? Después de todo, Omskes una agradable ciudad rusa con arquitectura tradicional, un ancho río llamado Irtish y muchos restaurantes con abundante comida local (sobre todo pelmeni).

9. Samara, 1,16 millones
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Legion Media
Esta ciudad a orillas del Volga fue una de las sedes de la Copa Mundial de la FIFA 2018. Con alrededor de 5 km de largo, el malecón del río de esta ciudad es uno de los más largos de Rusia y está salpicado de cafés, jardines urbanos y una de las cervecerías más antiguas de Rusia, Zhigulí. En el centro de la ciudad hay un auténtico cohete R-7, hecho en el Centro Espacial de Cohetes Progress de Samara en 1984 y erigido en 2001 en honor del aniversario de la misión de Gagarin al espacio.

10. Rostov del Don, 1,13 millones
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Legion Media
La ciudad sureña de Rostov del Don es la patria de los cosacos rusos, por lo que si deseas sumergirte en su cultura, este es el destino ideal. Todo aquí sirve de recordatorio sobre sus raíces, desde el nuevo aeropuerto, que lleva el nombre del atamán Matvéi Plátov, hasta los restaurantes locales, muchos de ellos construidos al estilo de las casas tradicionales de cosacos. Además de todo esto, Rostov del Don es una ciudad moderna con un ambiente único.
 
Estos son los 7 miradores de Rusia con las mejores vistas urbanas (Fotos)
VIAJES
16 MAYO 2018
NIKOLÁI SHEVCHENKO

¿Quieres hacer que tu cita se enamore o simplemente inspirarte con las espectaculares vistas de la ciudad? Si estás dispuesto a escalar el rascacielos más alto de Europa, o incluso un antiguo campanario, entonces tendrás la oportunidad de disfrutar de los mejores paisajes de Rusia.
1. Centro Internacional de Negocios de Moscú
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Foto de prensa/Legion Media
Este es el mirador más alto de toda Europa y ofrece una vista panorámica de toda la ciudad. Se trata de una cubierta espaciosa con paredes de cristal que se encuentra en el piso 89 de la Torre Federación del Centro Internacional de Negocios de Moscú. Posiblemente podrás encontrar el edificio en el que estás disfrutando tu estancia en Moscú desde allí, no importa lo lejos que estén del centro.

La plataforma alberga un restaurante, una tienda de recuerdos, una pequeña fábrica de helados y un teatro en miniatura que ofrece una breve presentación animada sobre la ciudad de Moscú.

Visitar el lugar a altas horas de la madrugada te saldrá más barato, ya que una visita diurna cuesta 1.200 rublos.

¿Cómo llegar hasta allí?

Coge el metro hasta la estación de Delovói Tsentr (Centro de Negocios). Compra los boletos de entrada aquí o en una taquilla situada en el segundo piso del centro comercial Afimall. Busca la Torre Federación y pídele al personal que te acompañe a la cubierta en el ascensor más rápido que hayas tomado.

2. Catedral de San Isaac en San Petersburgo
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Legion Media
Caminando cerca de la Plaza del Palacio (la principal atracción turística de la ciudad) asegúrate de invertir unos minutos en visitar esta icónica catedral; su techo ofrece la mejor vista de esta noble ciudad. En el acceso a la catedral se pueden comprar entradas especiales para la plataforma de observación y los precios son considerablemente más bajos que los que se puede pagar en Moscú.

¿Cómo llegar hasta allí?

La Catedral de San Isaac es una de las principales atracciones de la ciudad y aparece señalada en cualquier mapa. Se encuentra a poca distancia a pie de la Plaza del Palacio, justo al lado del Hotel Astoria. Empieza en la Plaza del Palacio y camina por la Avenida Admiralteiski hasta llegar a la catedral a su izquierda.

3. Torre de observación de la montaña de Ajún en Sochi
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Legion Media
Se trata de una torre de sólo tres pisos, pero ofrece la mejor vista posible, ya que está construida en la cima de una montaña. Los visitantes pueden ver las majestuosas montañas, Ádler, el Parque Olímpico, el Mar Negro y su costa, e incluso las montañas de la vecina Abjasia. Todo esto por un precio simbólico de sólo 1,5 dólares (100 rublos). También hay un estacionamiento gratuito y los lugareños venden té y bocadillos.

¿Cómo llegar hasta allí?

La forma más segura es coger un taxi. El precio de un viaje de ida desde el centro de Sochi no debe exceder los 11-15 dólares (700-1000 rublos).

4. Mamáiev Kurgán en Volgogrado
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Legion Media
En ausencia de altas torres en esta localidad, este complejo conmemorativo construido sobre una colina ofrece la mejor vista de la ciudad y del río Volga. Contrariamente a lo que se cree, no hay ningún mirador en el interior del monumento La Patria Llama. Sin embargo, se goza de una gran vista desde la cima de la colina donde se encuentra el monumento.

¿Cómo llegar hasta allí?

El Mamáiev Kurgán es la mayor atracción de la ciudad y está convenientemente situado junto al estadio Arena del Volgogrado.

5. Mirador en la calle Sedova en Rostov del Don
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Legion Media
Plataforma ubicada a la orilla del río, no es muy alta, pero es un acogedor lugar de retiro muy popular entre jóvenes, enamorados y peatones ocasionales. La pequeña cubierta está rodeada de árboles y permite disfrutar de una excelente vista sobre el río Don.

¿Cómo llegar hasta allí?

La cubierta está situada al otro lado del río del estadio Rostov-Arena. Un paseo desde el estadio, por el puente Voroshílovski, dura 30 minutos a pie y sólo cuatro minutos en coche. Desde el puente de Voroshílovski, gira a la derecha en la calle Sedova y encontrarás el mirador a tu derecha.

6. El campanario de la Catedral de la Epifanía en Kazán
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Legion Media
Rojo, estilizado y alto: es imposible pasar por alto este campanario sin darse cuenta de su llamativa estructura. La torre es uno de los edificios más altos del centro de la ciudad, pero las vistas no son la única atracción. Pasear por sus antiguos pasadizos de ladrillo rojo es una aventura inolvidable por derecho propio.

¿Cómo llegar hasta allí?

Sal desde la estación de metro de Ploshchad Tukaia y camina por la calle Báumana. El trayecto completo te ocupará sólo tres minutos.

7. Rascacielos Visotski en Ekaterimburgo
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Pável Lisítsin/Sputnik
Este es uno de los edificios más famosos de Ekaterimburgo: el rascacielos azul domina el centro de la ciudad y se puede ver desde cualquier punto de ella. El lugar es accesible día y noche, con entradas a 10 dólares (600 rublos) de precio durante la noche. La maravillosa vista sobre el río Iset justifica el gasto de cada centavo.
 
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