CANNES 2019 (Todo aquí: red carpet, looks, peinados, modelos, etc)

Los zombis ecologistas de Jim Jarmusch
El cineasta inaugura el certamen con 'Los muertos no mueren', mezcla de comedia y terror con Bill Murray y Tilda Swinton, en la que apuesta por la defensa de la naturaleza


Gregorio Belinchón
Cannes 15 MAY 2019 - 12:47 ART

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Desde la izquierda, Jim Jarmusch, Tilda Swinton, Selena Gómez y Bill Murray, en la rueda de prensa de 'Los muertos no mueren'. En vídeo, tráiler de la película. ERIC GAILLARD (REUTERS)
Jim Jarmusch se ha pasado a los zombis. A priori no parecería su género, pero tras una de vampiros, Solo los amantes sobreviven (2013), ¿por qué no? "En realidad, yo no soy muy de zombis", contaba el cineasta, uno de los creadores estadounidenses habituales en Cannes, esta mañana en la rueda de prensa de Los muertos no mueren, película que ha inaugurado la 72ª edición del certamen francés, y que se estrenará en España el 28 de junio. "Cuando era niño veía las películas de monstruos de la Universal, y especialmente me gustaban las de Drácula y los vampiros. Luego vi los filmes de Carpenter y de Sam Raimi. Me interesan todo tipos de películas, cierto, pero las de terror no son precisamente lo mío".


Sin embargo, a continuación, y en una mesa en que le acompañaban los dos productores y algunos miembros del reparto (Tilda Swinton, Selena Gómez, Bill Murray y Chloë Sevigny), Jarmusch apostillaba: "La gracia de George A. Romero [creador del género y al que homenajea en Los muertos no mueren] es que habitualmente los monstruos vienen de fuera, mientras que los zombis de Romero surgen desde dentro de la sociedad, la hunden desde dentro, y a la vez también son víctimas". No quiso ir más lejos, porque aseguró que su intención principal era entretener. "Antes me gustaría recordar que en Europa hay creadores estupendos en este género como Mario Bava o Dario Argento. Ayer en la cena conocí por primera vez a Argento y a John Carpenter".

Tilda Swinton y Bill Murray estuvieron en el encuentro metidos en sus roles. Mientras que la primera se rio un poco del mundo de la moda y de las alfombras rojas —"Yo lo que busco es dar espectáculo"—e insistió en la necesidad de seguir impulsando el cine realizado por directoras, "empezando desde la educación", el segundo bromeó en sus respuestas. Trabaja mucho con Jarmusch porque, decía todo impasible, le envía "una tonelada de dinero y muchos regalos". Preguntado por su afinidad al cine de terror, Murray dijo: "Me encanta estar en Cannes". Y cuando el moderador respondió: "Pero no hay zombis en La Croisette", el actor apostilló: "¿Seguro?". Y sobre si cree en la vida después de la muerte, confesó: "Sí, pero no para todos". Solo se puso serio cuando contó: "Soy mejor persona cuando trabajo, y esa es mi aportación a la humanidad".

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Jim Jarmusch, Selena Gómez y Tilda Swinton posan para los fotógrafos en Cannes. Jean-Paul Pelissier Reuters

Por cierto, que Selena Gómez, preguntada sobre qué le provoca miedo, dijo contundente: "Las redes sociales han sido realmente terribles para mi generación. Me asusta cuando ves cómo están de expuestos los chicos y las chicas".

Jarmusch incidió más en el equilibrio que supone hacer una comedia y una obra de terror y en el mensaje ecológico del filme. Sobre el cóctel cinematográfico, explicó: "La oscuridad forma parte de la vida y el humor también. El aprecio al humor me parece algo maravilloso. Sin las bromas sería muy difícil seguir viviendo, tenemos que disfrutar esos detalles diarios. ¿Que la película es fatalista? No me había dado cuenta de lo oscura que es, porque estaba más centrado en el balance entre la comedia y el horror". Y entró en un mensaje muy new wave en su defensa de la naturaleza cuando explicó que el filme, en el que el apocalipsis zombi empieza cuando por culpa del fracking en los polos la Tierra cambia su rotación, en realidad habla de la crisis ecológica: "Quiero mostrar que para mí la crisis ecológica no es parte de los asuntos políticos. Los políticos no me interesan, me interesa la gente. Los políticos distraen de lo importante, que son las corporaciones, las auténticas dominadoras del planeta. Lo que cuenta es saber que tenemos una conciencia, saber dónde estamos y que hay relación entre todos los ecosistemas del planeta. Espero que la gente siga apreciando la naturaleza, y soy optimista porque veo que las generaciones más jóvenes, en especial los adolescentes, que me interesan mucho, lo hacen". Y a Jarmusch lo que le aterra es "el declive de la naturaleza a un ritmo sin precedentes".

Por eso, el director, que entre sus dos filmes de terror ha estrenado Paterson y el documental Gimme Danger. La historia de The Stooges, insistió: "Es esa ineptitud a encarar ese declive que afecta a todos los seres vivos lo que me perturba y me da miedo". Y tras agradecer a sus compañeros de viaje su esfuerzo y la diversión lograda durante el rodaje, e insistir en lo feliz que está de haber trabajado con Selena Gómez ("Me inspira su lucha por empoderar a los jóvenes, porque busquen su voz, por darles fuerzas"), Jarmusch recogió a su tropa y se fue.

https://elpais.com/cultura/2019/05/15/actualidad/1557916159_500672.html
 
Inauguración olvidable con los zombis de Jim Jarmusch
'Los muertos no mueren' no aporta nada revolucionario, aunque existe el toque sardónico de su director
La ópera prima de Ladj Ly ‘Los miserables’ describe con fuerza el infierno de una ‘banlieu’



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El reparto de 'Los miserables', con su director, Ladj Ly (con gafas de sol en segunda fila). En vídeo, el tráiler de la película 'Los muertos no mueren'. ALBERTO PIZZOLI AFP
Carlos Boyero
Cannes 16 MAY 2019 - 16:38 ART

Cannes, considerado legítima y ancestralmente como el festival de los festivales, ha padecido cierto desfallecimiento en sus últimas ediciones, sobre todo, por la ausencia del imperio estadounidense, que ha optado por que el Festival de Venecia se convirtiera en la plataforma de su cine para el lanzamiento en Europa e igualmente por la fraternidad que ha establecido Venecia con nuevos y poderosos ricos como Netflix. mientras que aquí no han cedido a las exigencias de esa plataforma audiovisual empeñada en otra forma de consumir el cine, a domicilio, sin necesidad de pisar aquellos templos que algunos ya empezamos a añorar y a llorar denominados salas. Pero Cannes ha logrado este año que se presente aquí la película más esperada del cine norteamericano. Se trata de Érase una vez en... Hollywood, que lleva la irresistible firma de Quentin Tarantino. También acude Terrence Malick, ese director que puede ser sublime o insoportable. Y permanecen fieles a la cita con este certamen que tanto les ama y al que tanto aman las últimas obras de Pedro Almodóvar, Ken Loach y los hermanos Dardenne. O sea, que las expectativas existen, que no te invade el escalofrío al ojear la programación.


Lo ha inaugurado Jim Jarmusch, otro de los hombres por los que Cannes siente debilidad, con Los muertos no mueren. Pueden adivinar por el título de qué va la movida. Pues eso, de zombis. Sabemos que el género está excesivamente manoseado en películas y en series de televisión, aunque se supone que Jarmusch, tan estiloso y personal este antiguo rey de la modernidad, aportaría novedades a esos seres que caminan como sonámbulos y van zampándose los corazones y las vísceras de los humanos con los que se topan, pero no es así. No aporta nada revolucionario, aunque existen el toque sardónico de Jarmusch y sus incesantes guiños a la parroquia que le ha venerado desde su primera película. Personalmente nunca me ha fascinado el género, incluida esa inicial y celebérrima tontería de La noche de los muertos vivientes, pero Los muertos no mueren tampoco me hace cambiar de opinión. El reparto está integrado por los colegas de siempre del director, como los músicos Iggy Pop y Tom Waits y actores y actrices con los que mantiene vieja química como Bill Murray, Tilda Swinton y Adam Driver, pero su presencia tampoco dota a esta película de un encanto especial, el que sí tenían otras películas de este director como Flores rotas y Paterson. Es probable que Jarmusch se haya divertido un montón rodando una de zombis, pero su alegría no me resulta contagiosa.

Sí tiene interés la temible crónica que hace Ladj Ly en su poderosa ópera prima Los miserables de la relación entre la policía y muchos habitantes de la banlieu parisina. Comienza con el enfervorizado viaje de cientos de adolescentes negros y musulmanes a los Campos Elíseos para celebrar el triunfo de Francia en el Mundial de fútbol. Esta euforia nacionalista no tiene continuidad en la vida real. Entre la miseria y la marginación en la que discurre su vida cotidiana y su problemático contacto con los policías que intentan controlar estos barrios, esa tensión excesiva desencadenará una violencia sin límites en la que no sirven los razonamientos. Y el director tampoco conoce las soluciones para esta crisis endémica. Los miserables describe este infierno con credibilidad y fuerza.

Cuando pregunto a amigos por la obra del director brasileño Kleber Mendonça, que codirige con Juliano Dornelles Bacurau, exhibida en la sección oficial, me hablan con cierta admiración de su anterior película, Doña Clara, y se empeñan en que la he visto. Sin embargo, no logro recordar nada de su argumento. Creo que Bacurau tampoco me va a dejar huella. Se supone que transcurre en un futuro cercano y no logro saber por qué un grupo de mercenarios estadounidenses quiere exterminar a los habitantes de un pueblo. No lo consiguen y los nativos, que toman una especie de tripis que les otorgan poderío mental, llevarán a cabo una venganza ritual. Me pierdo y además es muy larga. Y pregunto: ¿para qué sirve tanto metraje?

https://elpais.com/cultura/2019/05/15/actualidad/1557936256_797006.html
 
El segundo día del festival de Cannes, en imágenes

En la segunda jornada del certamen, el cineasta Jim Jarmusch ha inaugurado 'Los muertos no mueren', mezcla de comedia y terror con Bill Murray y Tilda Swinton

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    1Desde la izquierda, Jim Jarmusch, Tilda Swinton, Selena Gómez, Bill Murray y Carter Logan, en la rueda de prensa de 'Los muertos no mueren', este miércoles en Cannes. John Phillips Getty Images
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    2La actriz Amber Heard posa a su llegada para el estreno de la película 'Les Miserables' este miércoles en Cannes. Vianney Le Caer AP
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    3La modelo etíope Gelila Bekele llega este miércoles a la inauguración en Cannes del filme 'Les Miserables'. CHRISTOPHE SIMON AFP
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    4La actriz canadiense Anne-Elizabeth Bosse (izquierda) y la directora canadiense Monia Chokri posan en la alfombra roja de Cannes este miércoles antes del estreno de 'A Brother's Love'. CHRISTOPHE SIMON AFP
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    5El actor Bill Murray, en el 'photocall' de 'Los muertos no mueren', en Cannes este miércoles. JACOVIDES-MOREAU GTRES
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    6La actriz Eva Longoria, este miércoles a su llegada al Festival de Cannes. Arnold Jerocki GC Images
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    7El cómico francés Jamel Debbouze saluda a su llegada a la alfombra roja de Cannes este miércoles antes del estreno de la película 'Les Miserables'. VALERY HACHE AFP
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    8La cantante y modelo francoitaliana Carla Bruni-Sarkozy posa este miércoles en la alfombra roja de Cannes antes del estreno de la película 'Les miserables'. ALBERTO PIZZOLI AFP
 
continúa...


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    9El actor Udo Kier y la actriz Babara Colen posan en Cannes antes de la inauguración este miércoles de la película 'Bacurau'. Arthur Mola GTRES
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    10La actriz estadounidense Elle Fanning posa este miércoles en la alfombra roja del Festival de Cannes antes del estreno de 'Les Miserables'. VALERY HACHE AFP
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    11El actor y director francés Mathieu Kassovitz (izquierda) y el fotógrafo francés JR, este miércoles en la alfombra roja de Cannes antes del estreno de la película 'Les Miserables'. ALBERTO PIZZOLI AFP
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    12La actriz española Rocío Munoz Morales, posa en la alfombra roja de Cannes este miércoles. ALBERTO PIZZOLI AFP
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    13La modelo Nadine Leopold posa en la alfombra roja de Cannes este miércoles antes del estreno del filme 'Les Miserables'. Joel C Ryan GTRES



https://elpais.com/elpais/2019/05/15/album/1557957182_658046.html
 
Selena Gomez: “Las redes sociales son terribles para mi generación”
Durante la presentación de su nueva película en Cannes, la actriz afirma que los jóvenes "no están al corriente de las noticias": "Es peligroso que la gente no tenga la información adecuada"




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Selena Gomez, en la presentación en Cannes de 'Los muertos no mueren', el 15 de mayo de 2019. Pascal Le Segretain Getty Images
AFP
Cannes 16 MAY 2019 - 12:48 ART

Selena Gomez considera que las redes sociales son "terribles" para su generación. Así lo aseguró el miércoles al comparecer en el Festival de Cannes junto al elenco de Los muertos no mueren, una película de zombis dirigida por Jim Jarmusch en la que sale muy mal parada.

La estrella del pop convertida en actriz explicó que trata de dar el buen ejemplo a sus 150 millones de seguidores en Instagram. "El mundo está pasando por muchas cosas ahora. Lo que Jim trata de transmitir en este filme es que las redes sociales han sido terribles para mi generación", dijo Gomez, de 26 años.

Sus declaraciones tuvieron lugar después de que esta semana una adolescente se suicidara en Malasia tras consultar si debía quitarse la vida a sus seguidores de Instagram.

La estrella estadounidense advirtió también contra las noticias falsas en las redes: "Me aterroriza ver hasta qué punto se exponen estos jóvenes", dijo. "No están al corriente de las noticias. Es peligroso que la gente no tenga la información adecuada", prosiguió.

Junto a sus compañeros de reparto como Adam Driver, Bill Murray y Tilda Swinton, Gomez admitió que ni las celebridades ni las grandes empresas pueden hacer gran cosa por ahora para proteger a los jóvenes. "Es casi imposible, no hay nada para bloquear [los contenidos], están expuestos de forma inmediata", agregó.

La película del estadounidense Jarmusch, en liza por la Palma de Oro, se centra en una apacible localidad de nombre banal, Centerville, donde empiezan a suceder cosas extrañas: la luna está omnipresente, los animales se comportan de forma inhabitual... Los habitantes comprenden entonces que los muertos están saliendo de sus tumbas para asesinarlos salvajemente.

Gomez interpreta a una hipster urbana de visita al pueblo que cae en manos de los muertos vivientes, mientras Iggy Pop encarna a un zombi adicto al café, Murray y Driver son policías fatalistas, y Swinton, empleada de las pompas fúnebres, maneja el sable a lo Kill Bill.

Una película disparatada, pero también anclada en la realidad: detrás de los zombis grotescos y sus banquetes sanguinolentos, el cineasta dispara contra los Estados Unidos de Donald Trump y la sociedad de consumo.

https://elpais.com/elpais/2019/05/16/gente/1558004924_061174.html
 
‘Bacurau’, la distopía brasileña contra el Gobierno de Bolsonaro
Kleber Mendonça Filho, director de 'Doña Clara (Aquarius)', esconde en un wéstern su militante visión de un país vendido a los Estados Unidos


Gregorio Belinchón
Cannes 16 MAY 2019 - 15:18 ART
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Desde la izquierda, los directores Juliano Dornelles y Kleber Mendonça Filho, y los actores Udo Kier y Bárbara Colen, en la presentación de 'Bacurau'. Pascal Le Segretain Getty Images
Cuando en 2016 el brasileño Kleber Mendonça Filho trajo a Cannes Doña Clara (Aquarius), el cineasta y su equipo aprovecharon la alfombra roja para protestar contra la situación política en su país y lo que ellos calificaron como "golpe de estado" contra la presidenta Dilma Rousseff. "Me siento muy orgulloso de lo que hice entonces", recordaba esta mañana ante la prensa en la presentación de Bacurau, una extraordinaria distopía, un wéstern que se desarrolla en el Sertao, la zona al norte de Brasil que tan pocas veces aparece en el cine. Allí un grupo de estadounidenses se dedica con alegría a una cinegética especial: la caza humana. Lo que no intuyen es que los lugareños, ayudados por un alucinógeno, van a plantar cara. Bacurau, pueblo que en realidad no existe y un término que se refiere a un pájaro brasileño, a alguien que sale solo de noche o de piel negra, habla de la rebelión ante las autoridades, de la violencia contra el colectivo LGTBI –uno de los actores, el transexual Silvero Pereira, ha aprovechado la rueda para subrayarlo–, del creciente poder femenino. Como una cebolla, las capas de la película van desde el mero entretenimiento hasta el incisivo drama político.


Mendonça, que codirige aquí con Juliano Dornelles, más conocido por su labor como diseñador de producción, lleva con el guion desde 2009. "Entre medias se metieron otras películas. Pero después del estreno de Doña Clara (Aquarius) decidimos acelerar el proceso", aclara. "No considero Bacurau un análisis científico de cómo estamos en Brasil y hacia dónde vamos. Sin embargo, sí creo que refleja los sentimientos que nos invaden". En cambio, Dornelles sí sonó más directo: "Esta distopía puede recordar al Brasil de hoy en muchos aspectos".

Sin embargo, Mendonça sí habló después sobre el mensaje de resistencia ante la opresión que desprende Bacurau y su posible paralelismo con el Brasil actual: "En una democracia los ciudadanos no deben de perder de vista los principios, aunque gobiernen otros La educación es fundamental en ese aspecto. En realidad, la actualidad ha acabado alcanzado a nuestro filme: el Brasil de hoy parece una distopía". Los continuos recortes del Gobierno de Jair Bolsonaro han elevado el tono del discurso del director: "No podemos aceptar como algo normal que se recorte un 30% el presupuesto a la educación superior". Su presencia en Cannes coincide con las manifestaciones contra estos recortes: "Queremos expresar nuestro dolor ante lo que está ocurriendo y nos sentimos parte de este movimiento", ha añadido.

Durante el rodaje de Bacurau, el Gobierno reclamó a Mendonça que devolviera parte de las ayudas recibidas, 2,2 millones de reales para la producción de Doña Clara: "Y justo cuando se anunció que veníamos a Cannes volvieron a sacar el tema en la prensa. No es una coincidencia", afirmó antes de explicar que sus abogados están recurriendo la devolución.

Los últimos minutos los dedicó a reflexionar sobre cultura: "Aquí en Cannes hay tres películas brasileñas en distintas secciones, y coincide con el ataque [del Gobierno] para esconder la cultura que hacemos los artistas brasileños". Según el director, el Gobierno solo apuesta por el "entretenimiento". "Es bueno que esta cultura vea la luz del día. Esta lucha es una de las razones por las que anoche lloré en la gala".
https://elpais.com/cultura/2019/05/16/actualidad/1558003152_749841.html
 
Alepo, la tragedia rodada día a día
La cineasta Wadd al-Kateab filmó su vida y la de su marido, médico, durante todos los años del sitio a la ciudad siria. De ese material nace el documental 'Para Sama'


Gregorio Belinchón
Cannes 16 MAY 2019 - 20:14 ART
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Fotograma del documental 'Para Sama', de Waad al-Kateab.
En un miedo común a todo padre, los progenitores de Waad al-Kateab le pidieron que tuviera cuidado cuando se fue a Alepo, una urbe de 4,6 millones de habitantes, en 2012 a estudiar Económicas. La misma Al-Kateab reconoce ante la cámara que ahora que es madre entiende esos temores. Lo que no se imaginaban sus progenitores es que el consejo se convertiría en un mandamiento vital cuando la ciudad siria, capital económica de su país, lideró el levantamiento contra el dictador Bachar el Asad y, por tanto, se convirtió en una localidad en guerra. A aquella universitaria también le cambió radicalmente la vida: empezó a usar una cámara como arma de resistencia y así levantó testimonio de esos cuatros años de terror y de sitio por parte de las fuerzas gubernamentales. Años en los que se casó con un médico, fue madre, y años en los que sus grabaciones, emitidas por Channel Four, le hicieron ganar un Emmy Internacional. Todo aquel material se ha comprimido en un documental, Para Sama, que ganó el premio principal en el festival SXSW y que ahora se proyecta fuera de concurso en Cannes.


Para Sama está narrado por la misma al-Kateab, que ya ha cumplido 26 años, y que le cuenta la historia a su hija mayor, Sama, nacida en medio del asedio y de los bombardeos rusos. “La película es el único arma que tengo para luchar contra el régimen de El Asad”, asegura. Y efectivamente, va mostrando desde las revueltas de la primavera árabe, en las que los ciudadanos de Alepo piden, con energía y felicidad (gritan "musulmanes y cristianos juntos" y sonríen a la cámara), libertad y democracia, el inicio de los combates y los salvajes bombardeos.

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Desde la izquierda, Edward Watts, Waad al-Kateab y su marido, Hamza, en la alfombra roja de Cannes. STEPHANE MAHE Reuters

Mientras, Al-Kateab se enamora del médico al que graba, se casan y tienen su primera hija, una niña que vive sus primeros años encerrada en el hospital que dirige su padre, el único que queda en pie de los ochos existentes en el este de Alepo (aunque tienen que cambiar de edificio tras un ataque). Al-Kateab y Edward Watts, que codirige el filme, no esconden ninguna imagen dura al espectador. Hay dos secuencias especialmente dolorosas: en la primera, dos niños cubiertos de polvo esperan en cuclillas en un pasillo del hospital noticias de su hermano pequeño, que ha muerto durante un bombardeo. El mayor, en shock, solo es capaz de decir: “Estaba fuera de casa…”. El mantra acaba cuando llega su madre, coge el cadáver y regaña al fallecido por no despertarse. La segunda secuencia muestra una cesárea de urgencia a una mujer cubierta de metralla por otra bomba. Durante minutos, el bebé se resiste a llorar. Uno de los médicos le da por muerto. Y finalmente surge un rugido del recién nacido, mientras Al-Kateab cuenta que ambos se salvaron.

El documental dedica la mayor parte del tiempo a 2016, antes de que la ciudad se rindiera, pero no avanza en orden cronológico, sino que salta adelante y atrás de una manera algo fatigosa para el espectador. Al-Kateab nunca duda de su decisión: no abandonan la ciudad hasta el final. Es más, viajan a Turquía a ver a su padre enfermo y vuelven atravesando el frente y, para terror de sus acompañantes, con Sama llorando. Ella es consciente del poder de la imagen, de la importancia de levantar testimonio (acumuló hasta 300 horas), incluso de su vida diaria –como el momento en que confirma que está embarazada de Sama-. Y llega a priorizar esa resistencia a la vida de su hija mayor, aunque sabe que la mera existencia de su hija es un acto tan político como las filmaciones de niños muertos (y hay bastantes en el metraje): "No es una solo historia que grabe. Es mi historia".

https://elpais.com/cultura/2019/05/16/actualidad/1558021087_246151.html
 
Veraz y emocionante Ken Loach
‘Sorry We Missed You’ logra implicarte en los problemas de unos supervivientes
Mati Diop, autora de 'Atlantique', ha realizado una película insufrible



Carlos Boyero
Cannes 17 MAY 2019 - 12:01 ART
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Foto: Rebecca O’Brien, Katie Proctor, Paul Laverty, Ken Loach, Debbie Honeywood, Rhys Stone y Kris Hitchen, ayer en Cannes. CHRISTOPHE SIMON (AFP). En vídeo, el análisis de Carlos Boyero de la última película de Ken Loach. EPV
Me he encontrado a un señor de 83 años, acompañado de una anciana con apariencia tan apacible y digna como la de él, en un bar minúsculo y anónimo especializado en panini, nada que ver con la opulencia y el famoseo de Cannes. Y he estado a punto de acercarme a él, algo que no he hecho jamás con nadie, para darle las gracias por la película que acabo de ver. Me he cortado, por pudor, por respeto. Ese hombre se llama Ken Loach y lleva toda su carrera hablando con lenguaje realista y algunas veces conmocionante de injusticias cotidianas, de gente anónima y legal que se siente acorralada por el estado de las cosas, víctimas que intentan sobrevivir sin pisar a nadie, a las que les van cayendo hostias continuas que no se merecen. Y a estos personajes reconocibles, con derecho a encontrar un poco de respiro y un pedacito de sus antiguos sueños, a espantar su asfixia laboral, económica y vital, Loach les ofrece su cámara y su oído, haciendo retratos de situaciones intolerables que empiezan mal y acaban peor. A este director le acusan en los últimos tiempos los idiotas e impostores de siempre, expertos en disfraces según las modas, de hacer un cine panfletario y facilón. Admito que hay subidas y desfallecimientos en su obra, que a veces ha sido simplista o cercano al maniqueísmo en su concepción de buenos y malos, pero cuando acierta tiene la capacidad para removerme, creérmelo, hacerme sentir indignación y piedad, implicarme en sus reivindicativas y humanistas historias. Lo hizo en Kes, Family Life, Agenda oculta, Riff-Raff, Lloviendo piedras, Mi nombre es Joe y Yo, Daniel Blake.


Y vuelvo a sentir lo mismo con Sorry We Missed You. La familia que describe y el agobio que siente resultan tan verosímiles como cercanos. Intentan algo tan razonable como comer todos los días, ofrecer un poco de futuro a sus hijos, una cría que se entera de todo y un adolescente enganchado permanentemente a su teléfono y a pintar grafitis que le pueden crear problemas. También alimentan el deseo de unos ingresos regulares y tal vez poseer alguna vez una casa propia. En otra época pudieron pertenecer a la clase media baja, pero saben que los tiempos actuales ya no admiten ni eso, que la pobreza les está rozando. Y trabajan como bestias, él transportando paquetes a domicilio y ella cuidando a discapacitados y ancianos. Pero todo está amenazado por la explotación más dura, la ruina, las tensiones cercando a la estabilidad familiar.

El angustioso guion pertenece a Paul Laverty, colaborador habitual de Loach. Y este lo traslada a imágenes que desprenden verdad y sentimiento. Utilizando a intérpretes que yo desconocía y que parecen sacados de la calle. Y logra implicarte en los problemas de estos acosados supervivientes. He sentido un ligero temblor a medida que se acercaba el desenlace. Optar por la negrura absoluta sería una tentación fácil. Loach la elude. El padre de esta afligida familia hace lo que tiene que hacer. Yo espero que a este director, a este Pepito Grillo del cine, le queden fuerzas y ganas para seguir haciendo películas tan personales como necesarias.

Comentaban como algo venturoso y excepcional que Mati Diop, autora de Atlantique, era la primera directora negra que competía en la historia del Festival de Cannes. Pues vale. El color de su piel y su condición femenina no la eximen de haber realizado una película insufrible, un fatigoso y absurdo onanismo mental sobre una mujer senegalesa cuyo amante se ha embarcado en un cayuco para intentar buscarse la vida en Occidente y a la que su familia obliga a casarse con un hombre al que no ama. Parece que existe un argumento, pero todo es una sucesión de disparates.

https://elpais.com/cultura/2019/05/16/actualidad/1558028486_986451.html
 
Cannes 2019: 'Bacurau' marca el primer hito de la sección oficial mientras que 'Les Misérables' cubre la cuota de cine francés

Tras el controvertido film de apertura del esperado Jim Jarmusch, la sección oficial de Cannes 2019 se estrena con una película francesa, 'Les Misérables', que apunta al corazón mismo de la conciencia nacional en un festival que, tras tan solo dos días de cine, parece apostar por el componente social y nacional más activista, al menos en la selección francesa.

América Latina, también en su vertiente más identitaria, despunta, sin embargo, por encima del resto de la selección competitiva con una delirante y extraordinaria 'Bacurau', de los brasileños Kleber Mendoça Filho y Juliano Dornelles.

'Les Misérables' de Ladj Ly
El realizador francés sitúa su thriller racial de bandas callejeras en los suburbios del París del mundial de 2018, del tumulto social y la euforia colectiva, como Víctor Hugo centraba su obra maestra de igual título y a la que Ladj Ly referencia de forma no casual, remarcando su mensaje de perpetuación del status quo de los estamentos sociales, ya sea por clase o por raza.



Una premisa interesante de partida, con la sociedad multicultural actual en el punto de mira, que no obstante se pierde en la construcción de un guión estereotipado y de sobra conocido para, felizmente, reencontrarse en su tramo final, donde el cineasta retoma el ese carácter vibrante inicial, que cautivaba al ritmo trepidante de la victoria fútbolística francesa, fuertemente vitoreada por todos, sin importar la procedencia.

Unos personajes suficientemente ricos para su pobre desarrollo en una historia vista de gánsters y fuegos cruzados, con situaciones tan delirantes como innecesarias (león de circo incluido), desvían la atención del retrato social al inicio insinuado, a pesar del subrayado de un mensaje con moraleja que el director lanza alto y claro: la violencia sólo genera más violencia y el ojo por ojo (en este caso de forma literal), nos dejará a todos tuertos.

'Bacurau', de Kleber Mendoza Filho y Juliano Dornelles
El autor brasileño que nos cautivó en el mismísimo Cannes hace tres años regresa ahora acompañado en la dirección de su compatriota Juliano Dornelles con esta película verdaderamente sorprendente que, aunque diametralmente opuesta a su alabada 'Doña Clara' ('Aquarius', 2016), conserva muchos de sus rasgos como cineasta.



Un intrigante prólogo plagado de detalles siniestramente inquietantes abre de forma cautivadora una obra tan alucinante como inabarcable que, de manera completamente inesperada, termina resuelta de tal forma que ni siquiera cabía imaginar apenas una hora antes, previo paso por el cruce de géneros más desconcertante visto hasta ahora en este festival.

El drama inicialmente costumbrista de una pequeña sociedad rural brasileña deriva con inusitada facilidad en un western moderno acompañado de ciertos toques de realismo mágico que se transforman sin tapujos en una distopía delirante para desembocar en cine de género postapocalíptico más claustrofóbico.

https://www.espinof.com/festival-ca...icial-les-miserables-cubre-cuota-cine-frances
 
Pedro Almodóvar: “Nunca me obsesionó la Palma de Oro y menos ahora”
El director presenta en el concurso 'Dolor y gloria', asegura estar "impresionado" por el cariño del público español con este filme y "aliviado" con el resultado de las elecciones generales



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Desde la izquierda, Penélope Cruz, Pedro Almodóvar y Antonio Banderas, a su llegada a la presentación de 'Dolor y gloria' en el Festival de Cannes. Eric Gaillard Reuters
Gregorio Belinchón
Cannes 17 MAY 2019 - 15:11 ART
En la azotea del hotel Marriott, el mediodía de Cannes, habitualmente caluroso, se empieza a enfriar. En uno de los sofás, Penélope Cruz se abriga con una rebeca. En otra sala cerrada, el resto del equipo artístico y de la productora El Deseo empieza a comer. Antonio Banderas se despide hasta la tarde. Y Pedro Almodóvar (Calzada de Calatrava, Ciudad Real, 69 años) encara la última entrevista de su jornada matinal de este viernes. La proyección en Cannes coincide con los estrenos franceses e italianos de Dolor y gloria. “No voy a darte lo mejor de mí, estoy algo descerebrado”, asegura el director, que vuelve al festival francés, donde ha llegado hasta a presidir el jurado, a competir por sexta ocasión. A Cruz se le escapa un “él nunca está descerebrado”, que se confirma según avanza la charla.

Pregunta. Hace unos días un director francés aseguraba que para un creador europeo es más importante la Palma de Oro que el Oscar, por lo que significa el cine de autor. ¿Y para usted?

Respuesta. Probablemente sea la impresión que tengan el público y la industria europea. Obviamente, yo no he ganado la Palma de Oro y tengo dos Oscar, lo que es dificilísimo. Sobre todo, el de mejor guion, que en 90 años solo lo han logrado tres películas que no fueran de habla inglesa. Allí los gremios, como el de escritores, empujan mucho en pos de que ganen sus miembros.

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P. Pero usted es un cineasta de autor europeo. ¿No le atrae ese premio?

R. Yo no tengo ansia por la Palma, porque si no, no podría venir a concursar. He estado dos veces en el jurado y sé cómo funciona la mecánica de los premios, el difícil regateo. Nunca voy a estar más cerca que en 1999 con Todo sobre mi madre. A David Cronenberg, presidente de aquel jurado, esa pregunta le perseguirá de por vida [el porqué no obtuvo el premio la película de Almodóvar]. Y no creo que esta edición sea parecida. Cuando vas a un concurso, debes mentalizarte de que el palmarés es imprevisible, más allá de la calidad de las películas, que la presupongo. He leído que estoy obsesionado con la Palma. Nunca lo he estado y menos que nunca, ahora.

P. Cuando vino a presentar Julieta en el certamen en 2016, habló mucho del legado. Ahora presenta un filme que es puro legado.

R. Sí, recuerdo mucho aquella conversación. Se da por hecho que Dolor y gloria es una película de despedida y no lo es. De hecho, estoy escribiendo dos guiones y uno será mi próximo filme. Pero Dolor y gloria, es cierto, reflexiona sobre mí mismo como director y como persona, me detengo a observarme. Y no sé por qué ha pasado. Evidentemente, tenía de necesidad de hacerlo, si no, no hubiera escrito ese guion. Lo mismo un psiquiatra me explicaría la razón, pero no voy a preguntárselo. Aunque el personaje de Antonio está en una situación más crítica que la mía, yo sufría un miedo parecido a no poder rodar por enfermedad, a que no hubiera ninguna película más. Tengo una gran dependencia por hacer cine, es absoluta. Ese es, para mí, el tema más personal de Dolor y gloria. Ha sido… terapéutica, aunque odio esa palabra, porque nadie dirige como terapia. Haces cine porque quieres contar una historia. ¿Por qué yo elegí exponerme así? No lo sé. A cambio disfruté un efecto balsámico al acabarla que no esperaba.

P. ¿Ha sentido que ha recuperado el cariño del público?

R. Sí, es muy impresionante. E imprevisible. Pensé, mientras escribía, que el efecto iba a ser el contrario. Porque el público español ve otras películas, comedias producidas por las cadenas de televisión o de superhéroes. El espectador actual en España es menos interesante que hace 10 años. Y si nos vamos hacia atrás… Recuerdo cómo se llenaban los primeros cines de arte y ensayo. En fin, esperaba lo contrario. Y parece que el hecho de mostrarme ha provocado que la gente me sienta más cercano. Más allá de mi firme voluntad de hacerla, la incertidumbre ha rodeado casi todas las decisiones de esta película. He recibido mucho cariño, sentimiento que siempre es bienvenido.

P. Está apoyando en su campaña a Manuela Carmena como alcaldesa de Madrid.

R. Tras las elecciones generales he sentido un enorme alivio, como volver a respirar. Voté por correo, porque tenía que estar en Nueva York y desde allí seguí pegado al ordenador el recuento. Yo no tenía ninguna seguridad del resultado. Leía la prensa los días previos, donde decían que Vox subía como la espuma, y tenía mucho miedo. Respiré, sobre todo, porque durante la campaña yo no reconocía el país en que estaba viviendo. Nunca había habido tal degradación en la clase política como en los últimos meses. En ninguna otra profesión la gente se permite ese nivel de insultos, de crispación, de mala hostia como ocurría en el Congreso de los Diputados. Me escandalizaba. Afortunadamente, el país ha tomado conciencia y ha acudido masivamente a votar. Y los humos de la ultraderecha se calmarán. Se les oye mucho, son muy voceras, pero representan a menos gente de lo que parece. En realidad, Trump ha despertado lo peor de cada país y los locos de cada casa. Hay un plan para desestabilizar Europa desde la ultraderecha. Y sí, mi opción es Carmena.

P. ¿Lo siguiente va a ser una serie o una película?

R. Lo que estoy preparando es una película; estoy escribiendo dos guiones que adaptan novelas anglosajonas. Y quiero hacer las dos. Y para una serie, hay un libro de relatos que me gusta muchísimo y ese sería su formato. Pero yo impondría la duración natural de cada historia, los capítulos durarían según cada cuento. Les uniría que proceden de la misma autora. Bueno, estamos hablando de un futuro de aquí a cuatro años.

P. Es un gran cambio como guionista. ¿Se siente cómodo como adaptador?

R. He reducido tanto mi vida que, aunque estoy al tanto de la realidad española, no controlo los pequeños detalles de la vida de los españoles, sobre todo de las generaciones que no son la mía. Debería documentarme porque ya no sé cómo son, por ejemplo, las peluquerías. Por eso me he pasado a adaptar obras literarias [reflexiona]. Algún día me gustaría filmar alguna novela española como La tía Tula. Me atraen mucho las películas que ocurren en los pueblos.

https://elpais.com/cultura/2019/05/17/actualidad/1558098841_465275.html
 
Ovación de gala para “una de las mejores noches” de Almodóvar
El cineasta recibe, entre lágrimas, el cariño del público al final de la proyección de 'Dolor y gloria' en el certamen francés


Cannes 17 MAY 2019 - 21:45 ART
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Desde la izquierda, los actores Nora Navas, Penélope Cruz, Antonio Banderas, Asier Etxeandia y Leonardo Sbaraglia, alrededor de Pedro Almodóvar, a la entrada de la proyección de 'Dolor y gloria'. Gisela Schober Getty Images
Han sido casi diez minutos. De aplausos, desde luego. Pero también de cariño del público, y de muchas emociones por parte del equipo que acompañaba al estreno en la Competición en Cannes de Dolor y gloria, la última película de Pedro Almodóvar. Si en la entrada a las 19.30 en la alfombra roja hubo mucho lucimiento y tiempo para los fotógrafos —además de firmas a fans que gritaban "Pedro" con la misma contundencia que Penélope Cruz la noche del Oscar, un terreno el de los posados en el que triunfaron la reina Penélope, siempre impecable, y los rugidos de Antonio Banderas—, al final de la sesión, hacia las 21.30, las lágrimas marcaron el final de la sesión de gala.


Como es habitual en Cannes, hubo un gran aplauso al acabar los títulos de crédito. Como no es habitual en Cannes, la ovación arreció y entonces se vieron las lágrimas de Pedro Almodóvar, Antonio Banderas y Penélope Cruz, con todos los espectadores del Gran Teatro Lumière, la sala más grande del Palacio de Festivales, puestos en pie. Alrededor del trío, también emocionados y nerviosos, Asier Etxeandia, Leonardo Sbaraglia y Nora Navas, que habían realizado junto a los mencionados el paseíllo por la alfombra roja. Cerca, el director de fotografía José Luis Alcaine; la montadora Teresa Font; la familia Almodóvar, liderada por el productor Agustín Almodóvar; las hermanas Esther y Lola García y Bárbara Peiró, de la productora El Deseo; el ministro de Cultura, José Guirao; la directora del ICAA, Beatriz Navas; y en la fila de delante, separados por el pasillo, Rossy de Palma, Marisa Paredes y Chema Prado, exdirector de la Filmoteca Española. Por el patio de butacas estaban diseminados el delegado general de Cannes, Thierry Frémaux; los cineastas Mira Nair y Alejandro González Iñárritu, presidente del jurado de esta edición del certamen francés; la actriz Amber Heard, numerosos intérpretes franceses e incluso John Bailey, presidente de la Academia de Hollywood, y Dawn Hudson, consejera delegada de la institución. Entre los aplausos, tiempo para besos y abrazos de los protagonistas de la noche.

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Antonio Banderas, en la alfombra roja, con su pareja, Nicole Kimpel. Loic Venance Afp

Faltaba el final. Con el micrófono en la mano, Almodóvar agradeció en inglés y algunas palabras en francés el cariño recibido con una película tan profundamente personal. "Es una de las mejores noches de mi vida". Y finalmente Banderas empezó a recoger a sus compañeros. No hubo fiesta, sino cena de equipo. La noche de felicidad y celebración ha sido cercenada por los nuevos horarios del festival de Cannes, que por plegarse a Hollywood (que pide las galas antes que los pases de prensa) ha desordenado cierto orden natural y lleva a que hoy sábado por la mañana sea la rueda de prensa de Dolor y gloria.

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Penélope Cruz, en la alfombra de Cannes. STEPHANE MAHE Reuters

https://elpais.com/cultura/2019/05/18/actualidad/1558135044_797515.html
 
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