Camilo Sesto: su vida, canciones, muerte y herencia

Biografía y memorias de CAMILO SESTO

CAPITULO 30
LAS BRUJAS

No sé si por el influyo de las tres constelaciones cuyos astros se han ocupado tal vez de mi destino -Virgo, Sagitario, Escorpión-, o por esas dieciocho letras divididas en el número mágico de seis tres veces -y el mismo seis es sólo un tres duplicado- que me relacionan con el Anticristo postrero, o por esas dotes de súbita videncia que tantas veces he sentido y que son cimiento de muchas de mis canciones, el hecho es que en muchas ocasiones me he visto rodeado de un hálito misterioso que resultaba perceptible para los demás, de un aura que algunos han podido vislumbrar como si fuesen cámaras "Kirlian". Me di cuenta de ello muy tempranamente, en mi primer viaje a Argentina. Buenos Aires, como todo el mundo sabe, es tal vez el más rico vivero de brujas, espiritistas, videntes, médiums y practicantes de otras artes relacionadas con la parapsicología.

Pues bien, estaba yo tranquilamente leyendo en el hotel, de madrugada, cuando escucho unos golpecillos rítmicos y tímidos en la puerta, como de un pájaro carpintero en la lejanía. No presté atención al principio, pero los golpes continuaron, sin apresurarse, sin intensificarse. Por fin me levanté a abrir.

-¡Tú! ¡Eres tú!

En el umbral estaba un hombre viejo con las mismísimas barbas blancas de Merlín, encorvado, los ojos como brasas. Llevaba en las manos un péndulo que se agitaba e iba cobrando progresiva velocidad, señalándome directamente.

-¿Qué desea? - pregunté al viejo.

-¡Tú eres el Elegido! ¡Tú eres el llamado! ¡Tú eres!

-¿Elegido de qué? ¿Quién me ha llamado?

-Míralo, mira el péndulo. ¡Eres tú! - insistió el anciano.

-Sí, Camilo Blanes, para servirle. ¿Qué ocurre?

-Llevo tres días siguiendo los impulsos de mi péndulo y finalmente me han traído hasta aquí. ¡Eres tú el elegido! ¡Te he encontrado!

No sabía qué responderle a aquel hombre. La bolita de acero continuaba agitándose cada vez más enloquecida, dibujando en el aire una línea que iba del hombre a mí. La mirada del visitante parecía arder, pero el Merlín continuaba inmóvil, sin desear entrar en la habitación. Pensé primero que sería una broma de mi mánager, una forma de bienvenida del director del hotel, una costumbre local (que es lo que siempre pienso en países extranjeros cuando no entiendo lo que está ocurriendo). Pero en seguida se me puso la piel de gallina y empezó a entrarme miedo. Permanecía fijo allí, mirándolo casi en estado catatónico.

-¡Si a los escorpiones no les enseñan sus padres que son escorpiones, terminarán mordiendo su propio aguijón y morirán envenenados! ¡Y tú eres Escorpión, yo te lo aviso! ¡Tú eres el Elegido!

El péndulo cambió el sentido de sus giros y el anciano, como si obedeciera sus indicaciones, se alejó por el corredor y comenzó a bajar las escaleras. Nadie le había detenido a aquellas horas. ¿Era un fantasma o un bromista? No lo supe nunca. Cuando me levanté, intenté indagar, pero nadie sabía nada del asunto. Se limitaron los más próximos a decirme que no leyera novelas de misterio por la noche y que no debía ponerme tan nervioso ante el próximo recital como para tener pesadillas. Pero yo vi a aquel viejo y oí lo que me dijo.

Para garantía de la estabilidad de mi mente, años más tarde tuve un encuentro semejante con una bruja mexicana, pero ante testigos. Apareció en el camerino al término del trabajo, me miró de manera inquietante, de arriba a abajo, fijamente, extendió las manos y dijo :

-¡Tú eres el Gran Protegido! ¡El Gran Protegido!

-¿Por quién?

-¡Eres hermano de Pablo McCartney, él es tu hermano mayor en el espíritu y él te protege y te protegerá siempre!

-¿Cómo lo sabes?

-¡Lo he visto! ¡Él te protege!

En principio, aquella mujer de aspecto agitanado pero de evidente etnia amerindia, no tenía por qué saber mi vieja admiración, mi cercanía musical a este miembro de Los Beatles, grupo que entonces estaba ya disuelto como tal. Nunca me había oído cantar sus canciones, no me había visto jamás. Sin embargo, estuvo un rato insistiendo en nuestra fraternidad y luego, año tras año, ha acudido siempre a verme para repetirme la misma historia. En este caso no me sentí asustado, sino encantado de aquella videncia. Aunque pálido como la cal, bastante desconcertado e inquieto. ¿Cómo debe uno tomarse estas cosas?

Gitanas callejeras españolas, no sé si para recibir suculenta propina o por decisión personal, me han parado a veces para comunicarme visiones y profecías semejantes. Claro que el caso más insólito en este tipo de comportamientos me ocurrió, también en México, hace sólo un par de años.

Estaba cantando yo en La Arena, ante veinte mil personas, cuando desde el fondo del local, por entre las dos vallas metálicas que contenían al público ululante comienza a caminar una mujer de cierta edad envuelta en esas faldas superpuestas o polleras que suele llevar la gente del pueblo. Cuando se aproximó a las vallas que rodeaban el escenario, más fuertes y tupidas que las otras, consiguió deslizarse por entre ellas. Lo más extraño es que los numerosos policías que estaban por allí no la cortaban el paso, como si la conocieran de toda la vida o supieran que era inofensiva. Miré de soslayo a Andrea, Sergio Facheli y Susana, que me hacían los coros, y observé en ellos un gesto de inquietud. Pero yo he sido siempre bastante insensato en los escenarios, para desesperación de mis servicios de seguridad y de mi mánager ; borracho con la música, me siento en el borde del mismo, y hasta me meto en el patio de butacas, entre las primeras filas, doy la mano, me dejo achuchar... Ante aquella situación rara, sobre todo conociendo los modos de los policías locales, no me pasó por la mente que aquella mujer, por ejemplo, podía haber llevado escondido un cuchillo en el refajo. Seguí cantando al borde del escenario.

La mujer llegó hasta mí, tendió las manos como ante una imagen sagrada, me agarró del cuello, me atrajo hacia sí y finalmente me dio un beso en la frente.

-¡Tú eres el Mesías, tú eres Cristo!

La verdad es que me resulta un poco fuerte escuchar una cosa así... De todas maneras, en medio de la agitación y los sudores de un concierto, se olvida uno pronto del incidente. Aunque más tarde, cuando se encuentra uno a solas, se inquieta y sólo consigue preguntarse : ¿Por qué?

Curiosamente, no todas las brujas han sido afortunadas conmigo. Durante un tiempo estuve acosado, día a día y noche a noche, de la manera más descarada, por una señora de buena edad y que tiene un conocido apellido de coñac español. Vivía en Madrid y me tenía frito con sus cartas, impregnadas con un extraño perfume, llamadas telefónicas continuas... Se las arreglaba para asistir donde yo estaba, me seguía por las calles, aparecía esperándome dentro de su coche a la puerta de mi casa. Le respondí cien veces que no podía satisfacerla, que no podía aceptar sus proposiciones.

-¡Si no puede ser, Camilo! ¡Si tú tienes que ser mío!

-No puede usted obligarme, señora, compréndalo.

-Tiene que ser así. ¡Tiene que ser de este modo!

-Que no, de veras. Debe usted comprender...

No había modo. Necesariamente tenía que caer rendido a sus pies. Y a mí no me apetecía lo más mínimo : nunca he tenido vocación de gigoló ni tampoco de consolador de centenarias hambrientas. En todo caso, procuré ser amable y ya, una vez, al cabo de los meses, le pregunté por qué insistía tanto si estaba claro que no había nada que hacer. Y me lo contó.

Resultó que aquella buena señora tenía dos brujas a su servicio, dos brujas de cámara, como si dijéramos. Y una de ellas, después de haberle leído las manos y los posos del café, después de haber echado las cartas y examinado su bola de cristal, después de numerosas operaciones específicas de su oficio, le había comunicado a su patrona que Camilo Sesto estaba ya en el bote, que no tenía más que presentarse para la cuestión. Luego de tanta espera negativa, mi admiradora me confesó que había despedido de su servicio a aquella bruja tan poco competente en su trabajo. Ni siquiera el perfume mágico que le había dado para hacer más eficaces sus cartas daba resultado. Yo creo que hizo bien.

Entre las mil formas que las señoras han utilizado para ligar conmigo, ésta me pareció siempre la más descabellada de todas, y eso que las ha habido bastante inverosímiles y absurdas. Si al menos aquella reina del brandy hubiese recurrido a trucos más tentadores y sutiles...

Como por ejemplo el de aquella muchacha norteamericana. Cuando bajaba de la limusina de siete metros de largo en la que los organizadores me conducían desde el hotel Pierre neoyorquino hasta el "Radio City", en los aledaños de Broadway, la chica se las arregló para acercarse a mí, entre los policías, y entregarme una nota. La leí de pasada y decía más o menos : "Estoy en la fila veintitrés, butaca treinta y cuatro. Te quiero". ¡Nada más fácil para un cantante deslumbrado por los focos que descubrir a una muchacha entre seis mil personas!

Tiré el papel y me olvidé del asunto. Continuamente está recibiendo uno todo tipo de escritos y de obsequios : cartas, fotos, postales, poemas, flores frescas o secas, objetos perfumados, peticiones de ayuda, declaraciones de amor, citas en lugares o momentos inverosímiles, álbumes... Necesitaría un par de personas dedicadas exclusivamente y full time a responder y organizar mi correspondencia si intentase quedar bien con todo el mundo. Desgraciadamente, no es posible.

En fin, me olvidé del recado de la chica.

Acabó el concierto, fuimos a cenar, tomamos una copa en alguna parte, nos quedamos otro buen rato en la habitación de alguien, mientras los músicos organizaban una partida de mus... De madrugada, como de costumbre, fui a acostarme. Y al abrir el armario de mi habitación, allí estaba escondida una jovencita... vestida con una de mis camisas y con uno de mis trajes.

-Pero...

-¿No me conoces, Camilo?

-Perdona, pero yo...

-¿No me viste en la fila veintitrés, butaca treinta y cuatro? Estuve todo el concierto saltando y aplaudiendo y gritando...

-Sí, sí... Pero, ¿cómo has llegado hasta aquí?

-Te he estado esperando -respondió con toda tranquilidad y como si su comportamiento fuese el más natural del mundo, mientras se sentaba en mi cama.

Tenía dos opciones : llamar a los detectives del hotel o permitir que se quedase allí. Para ahorrar escándalos, le permití que se quedara. También porque a aquellas horas resultaba más placentera esa decisión...

Tan frecuentes e impulsivos son estos tipos de asedios sobre los que, para bien o mal, nos hemos convertido en ídolos de multitudes, especialmente dentro del mundo de la música, que he terminado ya acostumbrándome a que cuantos me rodean hablen de mi harén particular. ¿Cómo resistir siempre cuando cientos y miles de mujeres me reciben en todas partes con la pregunta a gritos de una de mis canciones más conocidas ¿Quieres ser mi amante? He ido citando a lo largo de este relato la presencia de unas cuantas mujeres en mi vida, aquellas que más me han influido, pero sin la pretensión de ofrecer ni una parte mínima de la lista de mis compañeras más o menos ocasionales. Más o menos, porque algunas de ellas, después de períodos largos de convivencia, siguen vinculadas a mi vida. En efecto, no concibo ya mi existencia sin la llamada afectuosa de Rosetta, sin una visita de vez en cuando a Lucía, sin la presencia de Marcia cuando estoy de gira por México, sin noticias de Laura...

Tampoco sin el recuerdo avivado de Cristina Galbó, de Maribel Martín, que fue la única que por celos se peleó con otra de mis mujeres, la "asiladora" Rosetta, de "La Gordita", de Yolanda Barta, que en tiempos de penuria corría a "El Corte Inglés", compraba en el supermercado con una tarjeta de crédito y corría a mi casa para llenarme el refrigerador de comida, de Lisette, mi musa particular puertorriqueña, mi gheisha, lago de la tranquilidad y de la belleza en mis giras americanas. Lisette obtuvo un premio de belleza en su país y la conocí como parte de nuestro mutuo trabajo, hace un par de años. Me impresionaron no sólo sus ojos, el dulce rostro ovalado, el cuerpo que parecía construido por la música para bailar los ritmos caribeños, sino la dulzura de su carácter, el esmero con que me trataba (y trata), la atmósfera de alegría y de tranquilidad que sabe crear a su alrededor. Hemos pasado largas temporadas juntos, en Madrid, en Londres, en Estados Unidos...

Camilo Sesto "el querendón", decía de mí un periódico de Buenos Aires en mis inicios... Rosette siempre ha repetido lo mismo :

-Eres mío, aunque te preste.

Muchas otras también deben de pensar lo mismo, y eso me parece bien. Pero Rosetta con frecuencia añade :

-Claro que últimamente te estoy prestando demasiado...

Nunca me he considerado novio de ninguna, sino sólo su más íntimo amigo. Nunca he perdido la cabeza por ninguna. Y sólo una vez en mi vida tuve un momento de locura pasajera y estuve a punto de casarme, mejor dicho, de proponer que nos casáramos a una mujer. Fue también a una puertorriqueña : Nydia Caro. Aunque parezca una estupidez, y al margen de contados momentos de obnubilación o borrachera, siempre he antepuesto la amistad con mis mujeres al amor por ellas a largo plazo ; quizá por ese motivo sigo llevándome tan bien con todas ellas. Porque sigo siendo su amigo, porque fui siempre su amigo. Y nunca, ciertamente, lo que podríamos llamar un novio profesional. En varias ocasiones me han propuesto romances publicitarios, amoríos para las primeras páginas. Hubo, por ejemplo, un fotógrafo que insistió mucho para que Amparo Muñoz, cuando era Miss Universo, y yo nos amáramos... Desgraciadamente, aquello no era verdad y me negué al juego.



Y si mis verdaderos amores han terminado siempre en peleas definitivas que duraban unas pocas horas o unos pocos días, mi verdadero amor, mi pasión más constante y duradera ha sido la música. Es la que me ha impedido perder de modo absoluto la cabeza por una mujer. Es la que me hace creer que un matrimonio supondría la infelicidad de esa otra amante eterna. Procuro, en los momentos de peligro, poner mi cabeza por encima de mi corazón y razonar el hecho de que ninguna mujer que me quisiera podría ser condenada a la vida que yo llevo. No es por egoísmo por lo que siempre me he negado al matrimonio, sino por no querer hacer daño a otra persona. Como el dinero y los lujos no valen gran cosa, esa mujer habría de llevar una vida muy poco apetecible con un hombre que se pasa de viaje dos tercios de sus días, que duerme de día y trabaja de noche, que anda continuamente obsesionado con sus canciones. Y si yo la quiero, no puedo brindarle esa condena.

Conozco, por lo demás, las consecuencias de una vida así en muchos de mis colegas. Si bien he tenido un espejo maravilloso en la vida de mis padres, que se amaron durante cincuenta y siete años, con casi medio siglo de matrimonio, he visto también, a mi alrededor, y en vidas más parecidas a la mía que a la de ellos, demasiados espejos rotos, demasiados proyectos truncados, faltas de respeto mutuo, cariños traicionados, hijos sin raíces... No se trata, pues, de egoísmos, de comodidades, de obsesiones. Es una opinión muy racional y meditada. ¿Qué sentido puede tener una familia con su cabeza a diez mil kilómetros de distancia? ¿Son posibles el amor, la convivencia por teléfono o por correo?

Mi misión en la vida, por propia decisión, no se limita a hacer feliz a una sola persona, sino a millones de ellas con mis trabajos, con mi música. Así me siento más mejor, como dicen en México. Así me gusta vivir, así tiene sentido mi vida. Así me siento realizado, como dicen ahora en España. Sigo viviendo con el primero y el grande amor de mi vida : con la música. Y así continuaré.

Y sigo pasando mis Horas de amor con quien me apetece y con quien puedo. Con ese título lo dejé dicho en uno de mis discos, en 1979. Los nombres deben interesar sólo a sus protagonistas, salvo si su persistencia en mi vida ha sido más decisiva. Como en el caso de Andrea Bronston, por ejemplo. Hace ya ocho años que vive en mi vida, forma parte de mi trabajo ya ha sido no sólo una amiga, sino mi cómplice y una ayuda impagable en mis creaciones. Andrea, con sus ojos azules tan grandes que permiten ver el interior de su corazón ha sido y es como una pegatina sobre mi alma en estos últimos años, trabajadora incansable en los territorios técnicos y gran compañera en la intimidad del hogar a cualquier hora. Siempre. Casi como una parte de mí mismo... Eternamente será "mi Tesi".

También he sido embrujado por ella, como por tantas otras. Y no me arrepiento que así haya sucedido. Quiero creer que el hombre del péndulo me habría dado la razón. Elegir y ser elegido.Ver el archivo adjunto 1224866Ver el archivo adjunto 1224866
Yo creo que Camilo de quien estuvo enamorado toda su vida, fue de sí mismo.
Se creía especial y por encima de todos, creo que él sentía que no existía nadie en el mundo que lo igualara y lo mereciera.

Intentó enamorarse, fue muy bueno con todas aquellas con las que tuvo algún tipo de relación, pero nunca pudo amarlas más que como amigas íntimas.

No sé si era homosexual como decían las malas lenguas o bisexual, pero éso para él no era primordial. Como bien él dice, su música era lo único que le llenaba.
Por éso nunca intentó salir del armario ni declarar su amor por nadie, eso para él era totalmente secundario.
 
A comienzos de noviembre del año 1983, Camilo Sesto realiza en México más de una decena de Galas benéficas, donde todo lo recaudado va en beneficio de los más desposeídos; La Asociación Mexicana de Asistencia Cardiovascular, La Asociación de niños huerfanos "El Mexicanito", La Fundación Rotaria de Rehabilitación, La Cruz Roja Mexicana, La Casa Cuna "La Paz" entre muchas otras, Camilo hace entrega de los cheques personalmente.


 
Este es el último capítulo.

Biografia y memorias de CAMILO SESTO

CAPITULO 31
AUTORRETRATO

En la planta baja de mi casa, con ventanales que dan a los jardines y a la piscina, está situada la sala de ensayos ; sobre la moqueta verde, una maraña de cables, atriles, instrumentos, bancos, el botellero, pilas de partituras... En un extremo de la habitación, varios armarios grandes encierran todo un confuso y desordenado archivo. Hace aproximadamente quince años vengo de vez en cuando prometiéndome a mí mismo organizar todo aquel maremágnum de cartas, recortes de prensa, fotografías, pequeños souvenirs, documentos : la rebaba de mi historia personal. He intentado con la disculpa de la redacción de estos recuerdos poner finalmente orden en ese enredado y oscuro mundo, pero termino de escribir y no he conseguido ánimos para buscar allí un dato, un nombre, una fecha. Encima de esa porción diáfana de la casa, en la "planta noble", existe una pequeña habitación en la que he ido recogiendo los "recuerdos mayores". Sus paredes enteladas están completamente cubiertas de discos de oro y de platino, estanterías con trofeos de todo género, nombramientos honoríficos, etc. En tantos años de carrera, y cuando desde hace tiempo prácticamente cada disco que sale de mis manos -de mi garganta, para ser preciso- consigue una ventas medias de tres millones de copias, cuando se multiplican los galardones de "mejor cantante del año", "mejor espectáculo de la temporada" y otros de parecido carácter, es lógico que empiece a escasear el espacio, por grande que sea, para almacenarlos. Petra se enfada cuando aparece uno nuevo, porque significa un objeto más que limpiar. Petra, que se acerca ya a la edad de mi madre, lo mismo que su marido Paco, apenas tienen tiempo para mantener organizada mi casa. Está toda ella, por dentro y por fuera, poblada de centenares de plantas, esa pasión secreta mía, y en mis largas temporadas fuera de Torrelodones son ellos los que deben regarlas y cuidarlas. También deben ocuparse de mis siete perros, especialmente del viejo Libre, un teckel tiernísimo y sabio al que todos conocemos como "El hot-dog" que me regaló hace años mi eterno amigo Remigio Barrachina, aquel que había ingresado conmigo en los Salesianos y formó parte de Los Dayson...

Me doy cuenta ahora de que he mencionado demasiados nombres femeninos y muy pocos masculinos. Y, sin embargo, he tenido también a lo largo de mi carrera la ayuda de muchos hombres, como Barrachina. Casi todos han estado vinculados a los quehaceres profesionales, pero los han sobrepasado siempre. Pienso ahora, por ejemplo, en Felipe Argüelles, que trabajó con Manolo Sánchez y fue para mí como un auténtico padre, siempre un lago de sosiego y calma en los momentos de mayor agitación y nerviosismo. Argüelles, lo mismo que Manolo, lo mismo que Jesús Manzano, lo mismo que mi secretaria de prensa Lucía San Martín y tantos más, vive en el mismo edificio que yo de la calle Cochabamba de Madrid. Fue promotor de este edificio otro de mis amigos más grandes, el gran cuidador de mis intereses, el que sabe poner siempre la palabra de aliento, de humanidad, de sabiduría y de sosiego junto a mí : Carlos García Pardo. Pero, ¿cuántos más me han echado una mano en momentos difíciles, en mis trabajos, en mi vida privada, en las composiciones, en las grabaciones, en las soledades? Saben bien todos ellos cuánto se los he agradecido y de qué manera los recuerdo.

Porque siempre han ido unidas en mi vida las relaciones laborales y las amistosas. No concibo, en el mundo de la música, trabajar con alguien que no sea amigo mío. No concibo al ídolo aislado encima de su pedestal de aplausos. Así podrían confirmarlo los muchos músicos y técnicos que han trabajado conmigo. Por ejemplo los miembros del grupo Alcatraz, que tocan conmigo, ahora, en exclusiva, desde finales del año 1977. Es sin duda el conjunto de músicos más completo y genial que existe en España. Si en sus numerosos discos grabados no han tenido el éxito que merecen es porque siempre iban varios años por delante de las modas del país : tocaban jazz (con Juan Carlos Calderón, por ejemplo) cuando apenas llegaba a cien el número de entendidos de jazz en España, grabaron temas propios de raggae cuando aquí ni siquiera se conocía el nombre de este estilo, crearon música española moderna cuando eso parecía un sueño... Todos llevan en la música desde la infancia, los tres que se encargan de los metales pertenecieron al grupo Los Canarios, el más vanguardista, famoso y sólido de finales de los sesenta ; me refiero a los hermanos Alfredo y Vicente Mahiques (trombón-trompeta y saxos-flauta, respectivamente) y a Feliciano Muñoz, alias Nano, trompeta. El batería Antonio Climent, Tony, es el más joven de todos y nació con los Alcatraz. Enrique Gómez, bajo, empezó trabajando con Los Pop Tops... Los Alcatraz son, efectivamente, la crème de la crème de los instrumentistas españoles. Para mí, para mi trabajo eso es importantísimo. Pero más aún porque son todos amigos míos del alma, y desde hace tantos años. Amigos, consejeros, asesores, manos tendidas, corazones abiertos, parte de esa gran familia que está siempre conmigo. Para enfrentarnos juntos a la vida, para borrar esos "colores de hormiga" que a veces aparecen en el horizonte, para enriquecer el trabajo mutuo y ofrecer a los demás lo mejor que tenemos.

Son todos ellos -músicos, técnicos, ayudantes-, protagonistas y testigos de ese trabajo que está detrás de una aparición en público, de tantas horas de esfuerzo antes de que una canción suene ante los oídos de los demás. La excitación de la creación es sólo mía, en la soledad de mi cuarto, luchando siempre con lo invisible de la música y de la poesía. Pero la felicidad de la entrega a los demás, la satisfacción que esa entrega produce, en cada aparición pública, en cada disco, es de todos juntos. Ángeles de la guarda como García Pardo, Argüelles, Lucía, Jesús Líbano, Jesús Manzano... Cuando hace siete años grabé un disco titulado Entre amigos, porque se incluían en él canciones de gente muy cercana (Calderón, Galvao, Herrero...) era porque estaba ya seguro de que muy poco podría yo hacer sin amigos, sin el apoyo de mis amigos.

Ahora que ha concluido esa selección natural que la historia de cada uno impone es cuando más cuenta me doy de ello. Son estos amigos los que me han ayudado a superar la espantosa rutina de una vida confortable con los propios éxitos, a salir de esa rutina para volver a sentirme tan vivo, tan consciente, tan seguro y tan apasionado como en mis primeros tiempos. Con las mismas ganas de luchar y de estar presente en todo cuanto sucede a mi alrededor.

Quizá con ellos a mi lado no habría rechazado tantas ofertas tentadoras como se me han presentado. Me han ofrecido escribir fondos musicales o interpretar teatro, comedias musicales. Infinidad de veces han pedido mi intervención en el cine y salvo Los chicos del Preu que ya mencioné y una aparición en otra película titulada El flautista de Hamelín, me he negado siempre. No porque careciesen para mí de interés económico, que nunca lo he puesto en ese tipo de trabajos, sino por comodidad y porque los proyectos no me parecieron bastante sólidos. Incluso porque evidentemente algunos resultaban demasiado peregrinos, como cuando me pidieron que protagonizara Evita, en el papel de Eva Perón, claro... Culpa mía ha sido no haber buscado o emprendido proyectos mejores.

Como hice una vez con Jesucristo Superstar. Lo había visto en Londres y en Estados Unidos más de veinte veces y planteé el proyecto. Todos me dijeron que era una locura en la que iba a perder hasta el último botón de la camisa. Arriesgado sí que resultó, desde luego, y no sólo en lo económico. Pero yo quería salir de esa rueda rutinaria de actuaciones, viajes, grabaciones, producciones. Y emprendí la tarea sabiendo que eso no se hacía por dinero, ni siquiera por el éxito. Deseaba que los españoles, especialmente los jóvenes, vieran el mejor ejemplo de amor al prójimo que la Humanidad ha dado y lo vieran arropado con aquello que más le gustaba, que más próximo estaba a su sensibilidad : la música, las coreografías, los decorados. No me importaba arriesgar mi pequeña fortuna en un empeño tan noble.

Naturalmente, no todos pensaban que ésa era la mejor manera de hablar de Cristo. Menudearon los altercados con los ultras e integristas religiosos, hubo amenazas de todo género, escritos condenatorios, intentos de censura. Pero finalmente conseguimos estrenar la ópera rock en la noche del 6 de noviembre de 1975, cinco años después de su primera puesta en escena en Nueva York. Interveníamos más de cien personas -las mismas que en la grabación del disco- bajo la dirección de Jaime Azpilicueta. Hacía yo el papel de Jesús -y por él el diario Pueblo me consideró el mejor actor y cantante del año-, Ángela Carrasco el de María Magdalena, Teddy Bautista -el que fuera solista de Los Canarios- el de Judas, Alfonso Nadal el de Pilatos... La verdad, resultó un éxito rotundo. Así escribía una revista : "Jesucristo Superstar es el mayor y mejor espectáculo jamás montado en España. Y el equipo que hizo posible el sensacional montaje es el mismo que logró después el sensacional disco, quizás el más difícil y mejor elaborado de cuantos se han grabado en España".

Veo el comentario en un álbum gigantesco que sobresale de una pila en el armario de la sala de ensayos. En la portada, adornada con un montaje de pétalos secos, pone "Autorretrato" y una firma y una fecha : "Gladys. Caracas, 1981". Es la presidenta de uno de mis "Clubs de Fans". Sería injusto que no mencionase aquí a esos cientos de miles de muchachas que se agrupan, en cualquier parte del mundo, para seguir mis pasos, para apoyarme ; aunque se las ha criticado muchas veces, incluso ridiculizado, yo sólo he sentido siempre por ellas un afecto profundo y una admiración sin límites. Porque son generosas, desprendidas, dedicadas, fieles y maravillosas. La carrera de cualquier cantante -y la mía en concreto- les debe mucho. Pues bien, en los países americanos es muy frecuente que estos clubs o sus integrantes me preparen álbumes de recortes en los que recogen todo tipo de materiales de mis giras : recortes de Prensa, fotos, entradas, críticas... Son los que, apretados y queridos, pueblan esos armarios.

Abro al azar uno de esos álbumes y leo : "Sesto y Carrasco dejaron gratos sones". En Clarín, 14 de julio de 1980. En otro : "Soy un hombre enormemente normal, en el sentido de que tengo las preocupaciones que en estos momentos que vivimos puede tener cualquier español. Me preocupa, desde un punto de vista meramente personal y humano, ser fiel a mis principios, sentirme a gusto con mi propia persona, dando lo que tengo, siendo útil a la sociedad en que vivo". Leo : "Según el contrato, el concierto del hispano Camilo Sesto, "el paliducho", solamente podrá suspenderse por una revolución". Leo : "Previsión de actuaciones 78 ; contratos : Septiembre : 1, Mérida (Badajoz) ; 2, Linares (Jaén) ; 4, Jódar (Jaén), 6-25, grabación LP en Madrid. Octubre : 1, Caracas ; 7, Nueva Orleáns ; 8, Miami ; 13, Houston ; 14, Chicago ; Nueva York (Madison Square Garden) ; 20 San Juan de Puerto Rico ; 21, Ponce (Puerto Rico) ; 22, Los Ángeles (Teatro Griego) ; 27, Denver ; 28, Detroit ; 29, San Antonio (Calif.). Noviembre : 1-11, México D.F. (Hotel Prado) ; 14, Jalapa (Méx.) ; 15, Veracruz ; 16, Ciudad Juárez ; 17, Monterrey ; 18, Tijuana ; 19, Tijuana ; 22-26, México D.F. ; 30, Tijuana..." Leo : "Nunca me he parado a pensar en qué pueda ser lo más atractivo que tengo para una mujer. No lo sé..., tal vez sea por comportarme como soy, sin estereotipos ni sofisticaciones absurdas ; como una persona normal. No voy por la vida de Don Juan ni manejando mi físico como un baluarte..." Sigo : "Maribel Martín-Camilo Sesto, ¿boda a la vista? ¡Mare de Deu...! Bien : corto y cierro.

Cierro nuevamente el armario que acoge los dispersos fragmentos de un autorretrato. Como un cuadro público pintado con pinceles de procedencias distintas, con colores iluminados por luces diferentes. Un cuadro con sombras y luces, con resplandores y opacidades. Confusa, distorsionada, perpleja, parcial, exagerada, aquí -en esos millares de papeles- está la historia de un muñequito rubio con nariz de zapatilla que quería ser Joselito, de un muchacho que era el alma de su barrio y el garbanzo negro de su profesor de matemáticas, el solista del coro y portero de su equipo de fútbol, esforzado pintor, el soldado que cantaba a voz en grito los himnos patrióticos ante sus compañeros de batallón, el que se encierra durante días para ir tarareando ante un grabador las notas, una a una, que tiene que tocar cada instrumento en la nueva canción, el que con frecuencia prefiere mordisquear un trozo de hielo para refrescarse a beberse una botella de champán, el hombre que ha ocupado una veintena de domicilios en Madrid, de la calle Humilladero a López de Hoyos, de la Corredera Baja a la Costa Fleming, con patronas como la viuda de un coronel que le contaba sus aventuras y terminó enamorándose de él, hasta que el hombre hubo de huir... La historia de un compositor de canciones con las que cada día se identifican millones de personas, el que bailó como go-go y actuó en chiringuitos infames y también en los hoteles más lujosos de México y en las mejores salas de Los Ángeles o de Tokyo...

¿Cuál es la verdadera sustancia de ese autorretrato? Como ocurre con todo el mundo, no se ve uno lo mismo que lo ven los demás. La verdad acaso se encuentre en el justo medio.

Sólo me inquieta lo que pueda pensar de mí este niño que acaba de cumplir un año de vida y llega a un mundo complicado y difícil : el séptimo de los Camilos en mi familia. Quiero que se mantenga bien al margen de la vida un poco enloquecida del cantante famoso, que vea la sociedad con sus propios ojos. Por eso me he limitado a que lo fotografiaran ahora que esas apariciones públicas no pueden afectarle, para dejarle luego en paz. Su sola presencia me ayuda ya a replantearme algunas razones de mi trabajo y de mi misma vida.

Torrelodones (Madrid), septiembre 1984.

continuara......

Aquí termina una fascinante biografía y memorias de Camilo Blanes .

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Este es el último capítulo.

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CAPITULO 31
AUTORRETRATO

En la planta baja de mi casa, con ventanales que dan a los jardines y a la piscina, está situada la sala de ensayos ; sobre la moqueta verde, una maraña de cables, atriles, instrumentos, bancos, el botellero, pilas de partituras... En un extremo de la habitación, varios armarios grandes encierran todo un confuso y desordenado archivo. Hace aproximadamente quince años vengo de vez en cuando prometiéndome a mí mismo organizar todo aquel maremágnum de cartas, recortes de prensa, fotografías, pequeños souvenirs, documentos : la rebaba de mi historia personal. He intentado con la disculpa de la redacción de estos recuerdos poner finalmente orden en ese enredado y oscuro mundo, pero termino de escribir y no he conseguido ánimos para buscar allí un dato, un nombre, una fecha. Encima de esa porción diáfana de la casa, en la "planta noble", existe una pequeña habitación en la que he ido recogiendo los "recuerdos mayores". Sus paredes enteladas están completamente cubiertas de discos de oro y de platino, estanterías con trofeos de todo género, nombramientos honoríficos, etc. En tantos años de carrera, y cuando desde hace tiempo prácticamente cada disco que sale de mis manos -de mi garganta, para ser preciso- consigue una ventas medias de tres millones de copias, cuando se multiplican los galardones de "mejor cantante del año", "mejor espectáculo de la temporada" y otros de parecido carácter, es lógico que empiece a escasear el espacio, por grande que sea, para almacenarlos. Petra se enfada cuando aparece uno nuevo, porque significa un objeto más que limpiar. Petra, que se acerca ya a la edad de mi madre, lo mismo que su marido Paco, apenas tienen tiempo para mantener organizada mi casa. Está toda ella, por dentro y por fuera, poblada de centenares de plantas, esa pasión secreta mía, y en mis largas temporadas fuera de Torrelodones son ellos los que deben regarlas y cuidarlas. También deben ocuparse de mis siete perros, especialmente del viejo Libre, un teckel tiernísimo y sabio al que todos conocemos como "El hot-dog" que me regaló hace años mi eterno amigo Remigio Barrachina, aquel que había ingresado conmigo en los Salesianos y formó parte de Los Dayson...

Me doy cuenta ahora de que he mencionado demasiados nombres femeninos y muy pocos masculinos. Y, sin embargo, he tenido también a lo largo de mi carrera la ayuda de muchos hombres, como Barrachina. Casi todos han estado vinculados a los quehaceres profesionales, pero los han sobrepasado siempre. Pienso ahora, por ejemplo, en Felipe Argüelles, que trabajó con Manolo Sánchez y fue para mí como un auténtico padre, siempre un lago de sosiego y calma en los momentos de mayor agitación y nerviosismo. Argüelles, lo mismo que Manolo, lo mismo que Jesús Manzano, lo mismo que mi secretaria de prensa Lucía San Martín y tantos más, vive en el mismo edificio que yo de la calle Cochabamba de Madrid. Fue promotor de este edificio otro de mis amigos más grandes, el gran cuidador de mis intereses, el que sabe poner siempre la palabra de aliento, de humanidad, de sabiduría y de sosiego junto a mí : Carlos García Pardo. Pero, ¿cuántos más me han echado una mano en momentos difíciles, en mis trabajos, en mi vida privada, en las composiciones, en las grabaciones, en las soledades? Saben bien todos ellos cuánto se los he agradecido y de qué manera los recuerdo.

Porque siempre han ido unidas en mi vida las relaciones laborales y las amistosas. No concibo, en el mundo de la música, trabajar con alguien que no sea amigo mío. No concibo al ídolo aislado encima de su pedestal de aplausos. Así podrían confirmarlo los muchos músicos y técnicos que han trabajado conmigo. Por ejemplo los miembros del grupo Alcatraz, que tocan conmigo, ahora, en exclusiva, desde finales del año 1977. Es sin duda el conjunto de músicos más completo y genial que existe en España. Si en sus numerosos discos grabados no han tenido el éxito que merecen es porque siempre iban varios años por delante de las modas del país : tocaban jazz (con Juan Carlos Calderón, por ejemplo) cuando apenas llegaba a cien el número de entendidos de jazz en España, grabaron temas propios de raggae cuando aquí ni siquiera se conocía el nombre de este estilo, crearon música española moderna cuando eso parecía un sueño... Todos llevan en la música desde la infancia, los tres que se encargan de los metales pertenecieron al grupo Los Canarios, el más vanguardista, famoso y sólido de finales de los sesenta ; me refiero a los hermanos Alfredo y Vicente Mahiques (trombón-trompeta y saxos-flauta, respectivamente) y a Feliciano Muñoz, alias Nano, trompeta. El batería Antonio Climent, Tony, es el más joven de todos y nació con los Alcatraz. Enrique Gómez, bajo, empezó trabajando con Los Pop Tops... Los Alcatraz son, efectivamente, la crème de la crème de los instrumentistas españoles. Para mí, para mi trabajo eso es importantísimo. Pero más aún porque son todos amigos míos del alma, y desde hace tantos años. Amigos, consejeros, asesores, manos tendidas, corazones abiertos, parte de esa gran familia que está siempre conmigo. Para enfrentarnos juntos a la vida, para borrar esos "colores de hormiga" que a veces aparecen en el horizonte, para enriquecer el trabajo mutuo y ofrecer a los demás lo mejor que tenemos.

Son todos ellos -músicos, técnicos, ayudantes-, protagonistas y testigos de ese trabajo que está detrás de una aparición en público, de tantas horas de esfuerzo antes de que una canción suene ante los oídos de los demás. La excitación de la creación es sólo mía, en la soledad de mi cuarto, luchando siempre con lo invisible de la música y de la poesía. Pero la felicidad de la entrega a los demás, la satisfacción que esa entrega produce, en cada aparición pública, en cada disco, es de todos juntos. Ángeles de la guarda como García Pardo, Argüelles, Lucía, Jesús Líbano, Jesús Manzano... Cuando hace siete años grabé un disco titulado Entre amigos, porque se incluían en él canciones de gente muy cercana (Calderón, Galvao, Herrero...) era porque estaba ya seguro de que muy poco podría yo hacer sin amigos, sin el apoyo de mis amigos.

Ahora que ha concluido esa selección natural que la historia de cada uno impone es cuando más cuenta me doy de ello. Son estos amigos los que me han ayudado a superar la espantosa rutina de una vida confortable con los propios éxitos, a salir de esa rutina para volver a sentirme tan vivo, tan consciente, tan seguro y tan apasionado como en mis primeros tiempos. Con las mismas ganas de luchar y de estar presente en todo cuanto sucede a mi alrededor.

Quizá con ellos a mi lado no habría rechazado tantas ofertas tentadoras como se me han presentado. Me han ofrecido escribir fondos musicales o interpretar teatro, comedias musicales. Infinidad de veces han pedido mi intervención en el cine y salvo Los chicos del Preu que ya mencioné y una aparición en otra película titulada El flautista de Hamelín, me he negado siempre. No porque careciesen para mí de interés económico, que nunca lo he puesto en ese tipo de trabajos, sino por comodidad y porque los proyectos no me parecieron bastante sólidos. Incluso porque evidentemente algunos resultaban demasiado peregrinos, como cuando me pidieron que protagonizara Evita, en el papel de Eva Perón, claro... Culpa mía ha sido no haber buscado o emprendido proyectos mejores.

Como hice una vez con Jesucristo Superstar. Lo había visto en Londres y en Estados Unidos más de veinte veces y planteé el proyecto. Todos me dijeron que era una locura en la que iba a perder hasta el último botón de la camisa. Arriesgado sí que resultó, desde luego, y no sólo en lo económico. Pero yo quería salir de esa rueda rutinaria de actuaciones, viajes, grabaciones, producciones. Y emprendí la tarea sabiendo que eso no se hacía por dinero, ni siquiera por el éxito. Deseaba que los españoles, especialmente los jóvenes, vieran el mejor ejemplo de amor al prójimo que la Humanidad ha dado y lo vieran arropado con aquello que más le gustaba, que más próximo estaba a su sensibilidad : la música, las coreografías, los decorados. No me importaba arriesgar mi pequeña fortuna en un empeño tan noble.

Naturalmente, no todos pensaban que ésa era la mejor manera de hablar de Cristo. Menudearon los altercados con los ultras e integristas religiosos, hubo amenazas de todo género, escritos condenatorios, intentos de censura. Pero finalmente conseguimos estrenar la ópera rock en la noche del 6 de noviembre de 1975, cinco años después de su primera puesta en escena en Nueva York. Interveníamos más de cien personas -las mismas que en la grabación del disco- bajo la dirección de Jaime Azpilicueta. Hacía yo el papel de Jesús -y por él el diario Pueblo me consideró el mejor actor y cantante del año-, Ángela Carrasco el de María Magdalena, Teddy Bautista -el que fuera solista de Los Canarios- el de Judas, Alfonso Nadal el de Pilatos... La verdad, resultó un éxito rotundo. Así escribía una revista : "Jesucristo Superstar es el mayor y mejor espectáculo jamás montado en España. Y el equipo que hizo posible el sensacional montaje es el mismo que logró después el sensacional disco, quizás el más difícil y mejor elaborado de cuantos se han grabado en España".

Veo el comentario en un álbum gigantesco que sobresale de una pila en el armario de la sala de ensayos. En la portada, adornada con un montaje de pétalos secos, pone "Autorretrato" y una firma y una fecha : "Gladys. Caracas, 1981". Es la presidenta de uno de mis "Clubs de Fans". Sería injusto que no mencionase aquí a esos cientos de miles de muchachas que se agrupan, en cualquier parte del mundo, para seguir mis pasos, para apoyarme ; aunque se las ha criticado muchas veces, incluso ridiculizado, yo sólo he sentido siempre por ellas un afecto profundo y una admiración sin límites. Porque son generosas, desprendidas, dedicadas, fieles y maravillosas. La carrera de cualquier cantante -y la mía en concreto- les debe mucho. Pues bien, en los países americanos es muy frecuente que estos clubs o sus integrantes me preparen álbumes de recortes en los que recogen todo tipo de materiales de mis giras : recortes de Prensa, fotos, entradas, críticas... Son los que, apretados y queridos, pueblan esos armarios.

Abro al azar uno de esos álbumes y leo : "Sesto y Carrasco dejaron gratos sones". En Clarín, 14 de julio de 1980. En otro : "Soy un hombre enormemente normal, en el sentido de que tengo las preocupaciones que en estos momentos que vivimos puede tener cualquier español. Me preocupa, desde un punto de vista meramente personal y humano, ser fiel a mis principios, sentirme a gusto con mi propia persona, dando lo que tengo, siendo útil a la sociedad en que vivo". Leo : "Según el contrato, el concierto del hispano Camilo Sesto, "el paliducho", solamente podrá suspenderse por una revolución". Leo : "Previsión de actuaciones 78 ; contratos : Septiembre : 1, Mérida (Badajoz) ; 2, Linares (Jaén) ; 4, Jódar (Jaén), 6-25, grabación LP en Madrid. Octubre : 1, Caracas ; 7, Nueva Orleáns ; 8, Miami ; 13, Houston ; 14, Chicago ; Nueva York (Madison Square Garden) ; 20 San Juan de Puerto Rico ; 21, Ponce (Puerto Rico) ; 22, Los Ángeles (Teatro Griego) ; 27, Denver ; 28, Detroit ; 29, San Antonio (Calif.). Noviembre : 1-11, México D.F. (Hotel Prado) ; 14, Jalapa (Méx.) ; 15, Veracruz ; 16, Ciudad Juárez ; 17, Monterrey ; 18, Tijuana ; 19, Tijuana ; 22-26, México D.F. ; 30, Tijuana..." Leo : "Nunca me he parado a pensar en qué pueda ser lo más atractivo que tengo para una mujer. No lo sé..., tal vez sea por comportarme como soy, sin estereotipos ni sofisticaciones absurdas ; como una persona normal. No voy por la vida de Don Juan ni manejando mi físico como un baluarte..." Sigo : "Maribel Martín-Camilo Sesto, ¿boda a la vista? ¡Mare de Deu...! Bien : corto y cierro.

Cierro nuevamente el armario que acoge los dispersos fragmentos de un autorretrato. Como un cuadro público pintado con pinceles de procedencias distintas, con colores iluminados por luces diferentes. Un cuadro con sombras y luces, con resplandores y opacidades. Confusa, distorsionada, perpleja, parcial, exagerada, aquí -en esos millares de papeles- está la historia de un muñequito rubio con nariz de zapatilla que quería ser Joselito, de un muchacho que era el alma de su barrio y el garbanzo negro de su profesor de matemáticas, el solista del coro y portero de su equipo de fútbol, esforzado pintor, el soldado que cantaba a voz en grito los himnos patrióticos ante sus compañeros de batallón, el que se encierra durante días para ir tarareando ante un grabador las notas, una a una, que tiene que tocar cada instrumento en la nueva canción, el que con frecuencia prefiere mordisquear un trozo de hielo para refrescarse a beberse una botella de champán, el hombre que ha ocupado una veintena de domicilios en Madrid, de la calle Humilladero a López de Hoyos, de la Corredera Baja a la Costa Fleming, con patronas como la viuda de un coronel que le contaba sus aventuras y terminó enamorándose de él, hasta que el hombre hubo de huir... La historia de un compositor de canciones con las que cada día se identifican millones de personas, el que bailó como go-go y actuó en chiringuitos infames y también en los hoteles más lujosos de México y en las mejores salas de Los Ángeles o de Tokyo...

¿Cuál es la verdadera sustancia de ese autorretrato? Como ocurre con todo el mundo, no se ve uno lo mismo que lo ven los demás. La verdad acaso se encuentre en el justo medio.

Sólo me inquieta lo que pueda pensar de mí este niño que acaba de cumplir un año de vida y llega a un mundo complicado y difícil : el séptimo de los Camilos en mi familia. Quiero que se mantenga bien al margen de la vida un poco enloquecida del cantante famoso, que vea la sociedad con sus propios ojos. Por eso me he limitado a que lo fotografiaran ahora que esas apariciones públicas no pueden afectarle, para dejarle luego en paz. Su sola presencia me ayuda ya a replantearme algunas razones de mi trabajo y de mi misma vida.

Torrelodones (Madrid), septiembre 1984.

continuara......

Aquí termina una fascinante biografía y memorias de Camilo Blanes .

Ver el archivo adjunto 1225850

No habla nada de Lourdes. Independientemente de que nunca fueran pareja, era la madre de su único hijo. Para tratarse de unas memorias no me parece de recibo esa indiferencia hacia ella.
 
No habla nada de Lourdes. Independientemente de que nunca fueran pareja, era la madre de su único hijo. Para tratarse de unas memorias no me parece de recibo esa indiferencia hacia ella.

La mencionó en uno de los capítulos anteriores, el veintitantos. Solo dijo que era la madre de su hijo y poco más, un par de líneas si no recuerdo mal.
 
Gracias @Cenicienta por tener la paciencia de poner todos los capitulos de sus memorias, las he disfrutado mucho, y he descubierto al Camilo persona, yo solo conocía al cantante, nos ha contado lo que ha querido, pero bueno...al fin y al cabo era su vida!!!

Solo apuntar que tantos amigos/amigas compañeros de profesión, familia, hijo...etc etc estaba muy solo, es una pena, todos acompañamos a nuestros seres queridos a los hospitales y estamos allí a su lado hasta el final, y sin herencias ni posesiones pero lo hacemos porque los queremos....y Camilo morir solo, que pena, con lo que fue, algo hizo mal que nadie sabía de su gravedad y de su agonía....
 
LLAMATIVA AUSENCIADEL HIJO DE CAMILO SESTO EN LOS PREMIOS ONDAS

JALEOS ha podido hablar con el representante del hijo del fallecido cantante, que ha explicado el porqué de su ausencia en el reconocimiento a la trayectoria de su padre.

Este jueves, el alcalde de Alcoy, Antonio Francés, y el director de Radio Alcoy, Juan Jordá, han acudido a Barcelona para recoger el premio Ondas que le han otorgado a título póstumo a Camilo Sesto en reconocimiento de su trayectoria musical. Una emotiva ceremonia en la que no ha estado presente Camilín, su único hijo y heredero de sus propiedades. Jaleos ha podido conocer la razón de esta llamativa ausencia.

"Quien realmente tendría que estar sobre este escenario, y así estaba previsto, es Camilo Blanes, Camilo Sesto, pero el destino no lo quiso. Es un orgullo y honor estar aquí en su representación", ha dicho en su discurso de agradecimiento Juan Jordá, en nombre de toda la ciudad de Alcoy.

El alcalde de Alcoy y el director de Radio Alcoy han recibido un premio Ondas, a título póstumo, en reconocimiento a su trayectoria profesional.

Puestos en contacto con el representante de Camilín se desliza a este periódico que el hijo del artista no ha acudido a Barcelona ya que sufría "una indisposición física" que se lo ha impedido.
Quien sí se encontraba presente en la ceremonia de entrega de premios, Juan Jordá, ha querido agradecer este reconocimiento "al alcoyano más universal, a un artista único, cantante, compositor, productor musical".

Jordá ha recordado que la trayectoria musical premiada por los Ondas tuvo sus inicios en EAJ12 Radio Alcoy. "Estamos aquí porque Camilo decidió legar al Ayuntamiento de Alcoy, a su pueblo, todos sus premios, reconocimientos y objetos personales para hacer un museo dedicado a Sesto, que hará que el nombre de Alcoy y el de Camilo permanezcan unidos.

Así, el director de Radio Alcoy ha explicado que este galardón, entregado a título póstumo, "formará parte del legado y les emplazo a que en 2021 nos podamos ver en Alcoy disfrutando del museo en honor a Camilo que tendrá sus puertas abiertas".

Desde el ayuntamiento se estima que todo lo relacionado con el museo quede "cerrado y aprobado" para final de año, y que sea 2020 el año de la construcción del proyecto y 2021, el de la apertura de puertas. Con esa esperanza inquebrantable, se detallan los siguientes objetos y bienes, a la espera de la lista completa y oficial:

1. 70 discos de platino y oro: a lo largo de su carrera musical, Camilo obtuvo infinidad de galardones y distinciones. No en vano, grabó seis recopilatorios -el último, en 2018, Camilo Sinfónico- y más de 25 álbumes y un sinfín de temas a dúo y en otros idiomas.

2. Trofeos: en vida, recibió incontables, desde El cantante de moda de los años 60-70 hasta los últimos, como La Gaviota de Plata del Festival Internacional de la Canción de Viña del Mar, de Chile.

3. Grabaciones: se apunta que existen "rollos de grabaciones" que el cantante siempre conservó. Se trata de ediciones inéditas de sus mayores éxitos.

4. Instrumentos: en concreto, y entre otras cosas, una guitarra y un piano. Dos objetos muy especiales para el intérprete, que lo acompañaron en sus años de mayor éxito.

5. Fotos inéditas: se desliza que existen cajas llenas de fotos listas para inmortalizarse en digital.

6. Vestuario: en el museo se expondrá parte del vestuario del artista, como las chaquetas estilo tactel que lucía en sus conciertos, de las primeras en salir al mercado.

7. Premio Ondas 2019: se trata del premio más reciente que ha recibido Sesto a título póstumo y que este medio ha confirmado que estará en la galería.

8. Botafumeiro: fue uno de los emblemas que marcó la época musical de Camilo con su Jesucristo Superestar, su recopilatorio de 2005.

No puedo evitar que el hijo me caiga mal sin conocerlo de nada, pero es que por sus actos parece un pasota de cuidado. Que igual es verdad lo de que no se encontraba bien y por eso no pudo recoger el premio, pero desde que llegó a España para el funeral de su padre tiene una actitud bastante rara. Espero que gestione bien la herencia y que busque la ayuda que parece necesita.
 
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