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Y yo me acabo de acordar de la anchoa....donde estará la anchoa?

La anchoa está por la parte norte de la Costa Blanca; la reconocí porque me la encontré en un garito y justo acababa de subir una foto a Instagram (confieso, la sigo desde que la descubristeis). Esto fue en Denia, pero también ha estado por Altea, La Vila y Benidorm. No sé dónde tendrá su base, pero me la he encontrado varias veces en las últimas semanas, así que podría ser Denia.
 
@bilbainada Te contesto por aquí sobre madame anchoa, que no pega mucho en el hilo de la Musa.

A mí también me gustan muchos de sus modelitos. De hecho, tiene un par de chaquetas y un bolso que yo también tengo. Es más, estoy por pararla por la calle la próxima vez que la vea y decirle que eche un vistazo a un par de marcas que creo que le van como ingredientes para sus mezclas estilísticas, Odd Molly y Free People.

También me gustaría preguntarle si tiene algo de Voyage, una tienda de Londres que fue la precursora del estilo hippy-chic entre la pijeria. Hablo de principios y mediados de los 90. Era todo carísimo, pero vendían las prendas como si fueran rosquillas y a día de hoy no puedes ser bohemia y pretender ser "respetada" (jajaja) si no te dejaron entrar y comprar en Voyage.

Además, se la ve natural y sabe llevar la ropa. Otras salen bien en la foto pero luego o no pueden andar en los andamios que se han puesto o no saben cómo dejar de posturear con el modelito de marras y parecer medianamente cómodas.
 
Última edición:
Hackear Instagram para tener más seguidores es así de fácil


Por Sirag Nabih

agosto 10, 2016
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Lo que todo el mundo querría tener. Vía collegecandy.com


Instagram no es sólo la única red social en la que tu ex se ha olvidado de bloquearte. Para muchos, también es un negocio millonario. Con Facebook ya algo saturado, Twitterincapaz de generar tráfico y Snapchat todavía muy verde para marcas fuera de Estados Unidos, la red social de los morritos y el sushi es un caramelo para marcas buscando anunciarse. Si en lugar de anuncios a la vieja usanza, alguien que mola (aka un influencer) dice que le encanta tu producto, todavía mejor.

He visto a personalidades del Instagram patrio pedir cifras por encima de los 20.000 euros por un par de fotos y un sorteo. Otros se conforman con que les regales el producto que han anunciado, mientras la agencia de publicidad de turno llora de risa y brinda en su honor.

Por eso no es de extrañar que tu amigo que cree que el mundo necesita otra marca de gafas de sol y tu amiga que está convencida de que ser bloguera de moda es el futuro miren a esas cuentas con un millón de seguidores y suspiren melancólicos. ¿Es posible llegar a ese punto sin hacer trampas? Por supuesto. ¿Alguno de los influencers a los que sigues las ha hecho? Hmmm... verás... tenemos que hablar.


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Cuenta a cero. Imagen vía


Los cero followers, el momento más chungo

Si no llegas famoso de casa, es muy difícil estrenar una cuenta y empezar a recibir seguidores en masa. Nadie quiere seguir a una cuenta con 90 followers. Además, hay una norma no escrita, según la cual seguir a más personas de las que te siguen te convierte automáticamente en un cutre. Y claro, un influencer no puede ser cutre.

Por eso, muchos empiezan comprando seguidores falsos. Yo los encuentro a un euro los 800 -1000 seguidores si compro pocos y a la mitad de ese precio sin van a ser muchos más. Si buscas con más amor que yo, los encontrarás más baratos. ¿Dónde comprarlos? En cualquier marketplace de freelancers como Fiverr o Upwork habrá gente dispuesta a poner sus bots a tu servicio. Les van borrando las cuentas con frecuencia, así que no encontrarás a ninguno con 900 opiniones positivas. Prepara 5 dólares (unos cuatro euros y medio) y lánzate a la aventura.


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Cuando los tengas, te recomiendo hacer una cosa muy divertida. Entra al perfil de algunos de tus seguidores falsos y mira a quién están siguiendo: encontrarás a varios famosetes... ¡qué cosas!

Hay que dejar una cosa clara desde el principio. Por supuesto, todo esto va en contra de los "Términos y Condiciones de uso" de Instagram. Es un espacio gris, porque no necesitas las credenciales de alguien para comprarle seguidores. Si un día me despierto y tengo 10.000 seguidores más... ¿qué culpa tengo yo?

La gente de Archie.co hizo una herramienta para comprobar la autenticidad de cualquier cuenta. No es una maravilla ni ciencia exacta, y después de un par de consultas empieza a darte la chapa para que compres su producto, pero te puede dar una idea de cómo se juegan las cosas ahí fuera:


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Captura de pantalla vía Followercheck.co

Piénsalo en términos de conversión. Digamos que un Instagram con un contenido bueno transforma (me lo invento) el 7% de sus visitas en seguidores. Si pensamos que la gente es menos proclive a seguir cuentas menos populares y tú has empezado de cero, esto podría hacer que (me lo invento otra vez) sólo el 6% de tus visitantes acabaran siguiéndote. No es un tema únicamente de ego, se trata de ser lo más productivo posible desde el primer minuto.

Así pues, estos seguidores te van a servir para dar tus primeros pasos y para ahorrarte los seis meses de travesía por el desierto, pero que no se te vaya la mano. Nadie va a aflojar la pasta si tienes un millón de seguidores y cinco likes en tus fotos. Eso también se puede solucionar, pero ya llegaremos más tarde.

Engrasando la máquina... los hashtags y los follows

Qué feliz te pone eso de escribir #igersbcn o #picofdeday y recibir unos cuantos Me gusta. ¡El mundo estaba esperando tu foto de la Barceloneta con filtro Mayfair!

No. Lo cierto es que una manera de ganar seguidores de manera constante es ejecutar un script que haga likes y siga a gente de manera automática en función de sus hashtags. Algo así:


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La imagen superior es de Instabot, el primer resultado que aparece si buscas "Instagram bot github" en Google (ha sido difícil eh). Github es lo que se conoce como "una forja" para programadores y muchos comparten ahí sus creaciones. Yo, que no tengo ni idea de programar, me leo las instrucciones con atención, tardo dos horas en hacer lo que un programador haría en cinco minutos y al final consigo ponerlo en marcha.

En este caso, hemos sido muy conservadores. Un máximo de 1000 likes al día (normalmente el 1% se convierte en nuevos seguidores) y vamos a seguir a 150 personas nuevas al día (esto convierte mejor, en función de lo interesante que sea tu contenido / tu cuerpo, calcula 20-30%). Ojo, vamos a seguir a la gente 24x60x60, es decir, 24 horas. Después, si te he visto no me acuerdo.


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Como en el fondo soy un romántico, lo he puesto para que siga a 150 personas y después solo deje de seguir a 145, por lo que habrá 5 personas que se quedarán ahí en nuestra lista de seguidos. Si dejo esto corriendo tal como está configurado en la imagen (insisto, muy conservador), estaríamos hablando, así a ojo, de unos 55-60 seguidores al día. Unos 20.000 - 22.000 al año mientras me echo la siesta. Todos ellos relacionados con los hashtags que ves en la línea 564 (tag_list).


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Lo bueno de estos es que son humanos reales, con sentimientos, ganas de hacer likes y quién sabe si acabar comprando algo. Además, como Instagram no permite imágenes pornográficas, las marcas pueden ejecutarlos sin miedo y hacer likes indiscriminadamente. En Twitter, en cambio, da igual lo inocente que sea la palabra clave a la que apuntas, tarde o temprano va a venir acompañada de una poxx gigantea la que vas a hacer "Like" por error. Después llegan las capturas de pantalla, las noticias humillantes y las excusas del tipo "He sido víctima de un ataque informático".

Comprar cuentas

Te ha pasado alguna vez. De repente te aparece una foto de alguien que no conoces de nada. Compruebas tu lista de personas a las que sigues y, efectivamente, le estás siguiendo. No te preocupes, no hiciste nada extraño anoche mientras bebías tu copa diaria de kalimotxo rubio (vino blanco + frenadol... de toda la vida, ¿no?). Si no ha habido robo de identidad, es probable que alguien haya vendido su cuenta, y con ella su lista de seguidores, a otra persona o empresa. Se puede cambiar cada detalle de la cuenta y conservar la lista de seguidores.

Si llegaste a internet hace más de una semana, ya habrás asumido que te han comprado y te han vendido varias veces. En este caso, la persona que ha comprado la cuenta puede estar contenta, porque como mínimo sabemos que la sigue una persona real... tú.

Lo cierto es que comprar una cuenta es muy arriesgado si no sabes muy bien lo que estás haciendo. Si no se la estás comprando a alguien de confianza, lo más probable es que te estén vendiendo un puñado de perfiles falsos a precio de seres humanos. Además las páginas web que las venden pueden aparecer de un día para otro.

Si todavía te parece una buena idea, puedes dejar un mensaje en Reddit (enr/Entrepreneur, r/startups o r/socialmedia) y te llegarán ofertas. Pero ya te he avisado: te van a timar.

Mi primer millón

Al final, todo se resume en que tienes que tener tiempo, habilidad técnica o dinero. Una combinación de las tres te puede plantar en el millón de seguidores. Si tu cuenta parece muy falsa, también se pueden comprar likes, visualizaciones de vídeo e incluso comentarios (o falsearlos tú mismo con scripts). Si no tienes paciencia para nada de esto y quieres 100.000 seguidores mañana mismo, puedes comprar una cuenta que ya los tenga y esté relacionada con tu sector, siendo consciente del riesgo que ello comporta.

Tú decides si ganarte a cada seguidor con el sudor de tu frente o vivir una alucinación donde te siguen miles de personas que no existen. La mayoría de influencers a los que sigues están en algún punto a medio camino.
 
Crónica de una muerte anunciada. El fin del negocio blogueril está llegando, o se reinventan o se acabó el negocio.

http://www.abc.es/tecnologia/redes/...publicidad-enganosa-201608220219_noticia.html

«Youtubers», «bloggers» y el negocio de la publicidad engañosa

«Youtubers» o «Instagramers» se han convertido en la herramienta perfecta con la que las compañías incrementan su cuenta de beneficios. Se trata de una nueva práctica publicitaria de la que el consumidor no suele ser informado. La Comisión Federal de Comercio de EE.UU., harta, empieza a tomar cartas en el asunto

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La bloguera Wendy Nguyen posa con un vestigo en una fotografía patrocinada - FTC
ANA I. MARTÍNEZ - aisabelms Madrid22/08/2016 02:19h - Actualizado: 22/08/2016 15:39h.Guardado en: Redes - Temas: Instagram , Youtube , Publicidad
El negocio es redondo gracias a una ecuación infalible: una marca y un producto en manos de un «influencer» adecuado dan como resultado millones de ventas. Pero el juego de este tipo de publicidad en la red está a punto de escribir un nuevo capítulo en su historia. La Comisión Federal de Comercio de EE.UU. (FTC, por sus siglas en inglés), harta, empieza a tomar cartas en el asunto.

A quienes aún no le suenen las palabras «youtuber» o «instagramer» debe saber que se trata de personas muy populares. Son conocidos como «influenciadores» digitales, capaces de difundir mensajes a sus miles de seguidores con una influencia hasta ahora impensable.

Todas las marcas tienen una estrategia y un mismo objetivo: aumentar las ventas. Y, para ello, necesitan a los «influencers», quienes protagonizan sus anuncios, publican en sus redes sociales que utilizan un determinado maquillaje o calzado deportivo, viajan con la marca y acuden a los eventos que organizan... Las actividades son infinitas.


El problema es que no siempre se especifica con claridad que el vestido que luce una popular bloguera de moda en una foto de su Instagram esconde un acuerdo publicitario. «El principio clave es bastante simple: los consumidores tienen derecho a saber si se trata de una opinión o si están dando un discurso por el que se les paga», indica Jessica Rich, directora de la FTC, quien recuerda el caso que protagonizaron hace más de un año Microsoft y Machinima, una compañía que representa a «youtubers» de videojuegos, cuando intentaron «engañar» al omitir «que habían pagado a bloggers ‘influyentes’ de YouTube para que publicaran comentarios positivos sobre la nueva consola Xbox One», asegura la FTC.

«Los consumidores tienen derecho a saber si se trata de una opinión o si están dando un discurso por el que se les paga»Jessica Rich, directora de la FTC
La historia se ha repetido con Warner Bross Entertainment, que acaba de aceptar la resolución de los cargos sobre conducta engañosa. Según la FTC, la productora pagó en 2014 a «youtubers»tan famosos como PewDiePie, «para que crearan, publicaran y promocionaran videos con comentarios favorables sobre el nuevo videojuego ‘La Tierra Media: sombras de Mordor’, sin exigirles que revelaran claramente que habían recibido un pago para promocionarlo». La demanda de la FTC, por tanto, se basa en «comentarios engañosos» para el consumidor «porque la ley dice que si alguien recibe un pago a cambio de publicar un comentario u opinión sobre un producto debe revelar esa relación», indica el organimso. Cabe recordar que PewDiePie es el «youtuber» más rico del mundo, según la revista «Forbes», gracias a los 12 millones de dólares (10.5 millones de euros) facturados en 2014. Cuenta con 40 millones de suscriptores en su canal de videojuegos y los anunciantes -como se ha comprobado- se rinden a sus pies.

«No hice nada malo», argumenta el famoso youtuber en un vídeo colgado en su canal al mismo tiempo que recuerda que el suceso es de hace dos años «y la Comisión Federal de Comercio no elaboró las directrices para YouTube hasta 2015. Y este vídeo fue de 2014».

¿Es necesaria, por tanto, una ley específica para este nuevo fenómeno publicitario? «En España, la Ley General de la Publicidad prohíbe la publicidad engañosa», recuerda Borja Adsuara, abogado experto en Derecho Digital, para quien no hacen falta nuevas leyes porque este tipo de publicidad no es nueva, ni es nuestro país ni fuera, donde también está regulada. «No es ético ni jurídico que se oculte un contenido patrocinado», añade.

«#Ad», «Ad» o «Patrocinados»
Sin embargo, Enric Gabarro, Head New Business Development Spain Brandboost by Divimove, compañía especializada en acciones de marketing entre «influencers» y marcas, tales como Fanta y El Rubius, aboga por «una regulación explícita». «Hay ‘influencers’ que especifican este tipo de acciones, por ejemplo, incluyendo #ad (anuncio, en inglés) en su vídeo o publicación y creo que ese es el camino que tenemos que seguir». Para el responsable de Divimove, el hecho de que unos lo indiquen y otros no, sobre todo en España, evidencia la necesidad de una regulación específica por la que de momento han apostado EE.UU. y Reino Unido y más teniendo en cuenta que «este tipo de acciones publicitarios van a ir a más».

La FTC ordenó el pasado año que este tipo de acciones tienen que ir indicadas con «#Ad», «Ad» o «Patrocinados». Sin embargo, en España no hay una legislación específica. En este sentido, Borja Adsuara insiste: «Se trata de un principio básico en la publicidad. Esta nunca puede ser engañosa porque induce al consumidor a una opinión errónea. En España, además, tenemos también la Ley de servicios de la sociedad de la información» en cuyo artículo 20 establece: «Las comunicaciones comerciales realizadas por vía electrónica deberán ser claramente identificables como tales, y la persona física o jurídica en nombre de la cual se realizan también deberá ser claramente identificable». «El problema -recuerda el abogado- es que la legislación actual, a pesar de ser suficiente, no se aplica o no se evalúa su aplicación».

Y quizás ese sea el motivo por el que este tipo de acciones publicitarias se sigan produciendo. El pasado mes de marzo, por ejemplo, la firma Lord & Taylor aceptó resolver los cargos de la FTC «por haber engañado a los consumidores». La compañía de moda pagó a 50 blogueras de éxito «entre 1.000 y 4.000 dólares a cada una para que publicaran una foto personal en Instagram y otros medios» de un vestido concreto.
 
Bueno claro, luego ves la BIO de la "periodista" (por el CEU, claro) en Twitter, y ya te explicas el resto.

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No se pueden pedir peras al olmo. No sabe escribir correctamente ni 140 caracteres sin meter la pata :banghead::banghead::banghead::banghead:
#Españistan
 
Cada vez más y más marcas buscan a un influencer para su campaña.
El marketing con influencers, un Salvaje Oeste de reglas poco claras
El 25% de los influencers reconoce que alguna marca le ha pedido que no indique que los mensajes patrocinados son publicidad
Publicado por Redacción en Marketing Digital hace 1 días
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  • protagonizado por PewDiePie, protagonista de una investigación de la estadounidense FTC (el equivalente a la antigua CMT en España) que llegó a la conclusión de que estaba jugando al despiste en la publicidad. Según las conclusiones del estudio, Warner Brothers habría pagado elevadas cantidades de dinero a youtubers famosos para que hablasen de sus productos, pero sin dejar claro que estos mensajes eran publicidad. Lo de contenido pagado por se dejaba en la muy disimulada letra pequeña. PewDiePie no fue el único (la investigación habla de usuarios populares) pero sí al que se le ha puesto nombre y, además, es el youtuber que más dinero gana con su trabajo.

    Esta investigación fue una suerte de primera pista oficial de algo que muchos ya sospechaban y es que, en esas actualizaciones llenas de menciones de marcas, no todas son orgánicas, aunque muchas sean presentadas de ese modo.

    Un reciente estudio, elaborado por SheSpeaks, acaba de confirmarlo de manera paralela. Uno de cada cuatro influencers ha visto como le pedían que no alertase a sus seguidores de que lo que estaba haciendo era publicidad.

    Publicidad altamente encubierta
    ¿Implica esto que lo hayan hecho? El estudio se centra más bien en lo que les están pidiendo que en lo que están haciendo (si se tiene en cuenta que han preguntado a los influencers, se puede comprender quizás por qué). Según sus datos, un 25% reconoce que las marcas les han pedido de forma explícita que no avisasen de que lo que estaban lanzando era un mensaje publicitario (es decir, mensajes relacionados con marcas por los que les han pagado).

    Los influencers aseguran que de forma general avisan de que están siendo pagados. Un 95% apunta que alertan a sus seguidores de que han sido contratados por la marca en cuestión y otro 91% indica que las propias marcas han pedido en ocasiones que lo hagan.

    Pero ¿qué ocurre con los que no lo piden y sobre todo por qué hay quienes piden de forma expresa todo lo contrario? Los responsables del estudio creen que este último punto está muy ligado al crecimiento del marketing de influencers y a su cada vez mayor popularidad, al tiempo que marcas e influencers aún no tienen claras las reglas del juego. Nadie ha dicho realmente qué es lo que se puede hacer o no, así que el mundo de los influencers es aún una suerte de Salvaje Oeste en el que todo el mundo está buscando oro.

    Tanto es así que cada vez más y más marcas buscan a un influencer para su campaña. El 54% de los encuestados ha vivido un aumento de peticiones de contenidos patrocinados en los últimos doce meses, lo que ha hecho que sea cada vez más complejo encontrar el equilibrio entre hablar de una marca y hablar sobre lo que realmente es relevante para ellos. Desde el punto de vista de las marcas, y según datos del mismo estudio, el marketing de influencers da un resultado un 800% mejor que la media de los anuncios tradicionales en internet, lo que explica este creciente interés por ellos.
 
‘Vogue’ declara la guerra a las blogueras
La revista de moda llama a las 'influencers' "patéticas" y sugiere que se busquen otro negocio
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Tres invitadas al desfile de Dolce and Gabbana, el pasado 25 de septiembre. GIUSEPPE CACACE AFP
EL PAÍS

Madrid 30 SEP 2016 - 01:05 CEST


Vogue es considerada por muchos como la biblia de la moda, y todo lo que dice la famosa editora de su edición estadounidense, Anna Wintour, va a misa. Pero parece que el paso del tiempo y las nuevas tecnologías también están siendo implacables con la publicación. En un editorial sobre la Semana de la Moda de Milán publicado en la web de la revista, cuatro periodistas de la redacción criticaban a las blogueras de moda, llamándolas "patéticas" y sugiriendo que se buscaran un nuevo negocio.


La directora creativa digital, Sally Singer; la jefa de la sección de Críticas, Sarah Mower; la especialista en desfilesNicole Phelps; y la editora de noticias de moda en la webAlessandra Codinha son las cuatro periodistas de Vogueque han cargado contra las reinas del street style. "Volved a vuestros anuncios de [los caramelos] Werther’s Originals", dicen en el editorial, criticando los cambios de vestuario frecuentes de las blogueras: "Se cambian de los pies a la cabeza para llevar ropa distinta cada hora: por favor, parad. Buscad otro negocio. Estáis anunciando la muerte de la moda".

Lejos de venirse abajo por las críticas, estas influencers de moda le han plantado cara al medio, cuyo rostro más visible es Anna Wintour. "La única cosa patética aquí es su celoso, hipócrita y malicioso artículo. Ustedes son esa clase de personas que han dotado al mundo de la moda de una reputación de frío, inhóspito y despiadado. Afortunadamente, los tiempos están cambiando. Una institución como Vogue debería respetar a los jóvenes empresarios en lugar de menospreciarlos", ha sido la respuesta de la bloguera Shea Marie, que tiene un millón de seguidores en Instagram, a las acusaciones del artículo.




Es curioso, sin embargo, que hasta este momento la relación de Vogue con las blogueras fuera totalmente diferente a la que mantienen en la actualidad. Chiara Ferragni, la autora de The Blonde Salad, se ha convertido gracias a su blog en una empresaria de éxito. La joven, de 29 años, ha hecho de su bitácora un negocio de 6,76 millones de euros anuales, y emplea a 14 personas en su equipo. La italiana fue portada del número de abril de 2015 de Vogue España. "Es irónico hacer comentarios degradantes sobreinfluencers que luego aparecen en sus portadas internacionales para aumentar sus ventas", ha resaltado Shea Marie.

El bloguero Bryanboy también ha sido muy crítico con los comentarios deVogue y ha publicando un vídeo en Twitter resaltando que en la portada del número de septiembre Kendall Jenner luce una prenda de Gucci y en la última página, la publicidad también pertenece a la firma italiana así como varias páginas en el interior. "No entiendo la polémica sobre que a la gente le presten ropa y luego el 99% de lo que sale en Vogue sea prestado", ha manifestado Bryanboy.



Son muchas las blogueras de moda que en los últimos años han convertido una afición en su trabajo. Hace ya más de 10 años que comenzaron creando una página en Fotolog y que ha derivado en página web, redes sociales, miles de seguidores e incluso, como Ferragni, colecciones propias. Las marcas se pelean porque lleven sus modelos y los jóvenes de todo el mundo imitan su estilo. Se han visto incluso envueltas en polémicas con Inditex porque, tan lejos llega su influencia, la cadena española de ropa estampó el rostro de algunas de estas it-girls en camisetas, sin su permiso.

Una de las primeras en introducirse en el mundo de la blogósfera hace más de 10 años fue la española Gala González (Amlul), sobrina de Adolfo Domínguez. En marzo entró en el ranking de los 10 blogueros de moda más influyentes, elaborado por el portal Fashionista. No se pierde una semana internacional de la moda y está considerada como una de las precursoras del street style. Teniendo 716.000 seguidores en Instagram, como Amlul, o los 6,7 millones de Chiara Ferragni, las críticas, vengan de donde vengan, seguro que se encajan mejor.

 
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