BELEN LA ARMA
Es la heroína de la nueva telerrealidad rosa. La reina de la mezcla de géneros. Siempre entre la realidad y la ficción. Que fascina a una audiencia de millones de espectadores.
Sin estudios, solo con su leyenda a cuestas, ha creado un formato que convierte la vida íntima de los famosos, dramatizada sin escrúpulos, en artículo de consumo.
Fuerte y frágil; madre coraje y sostén de su familia; violenta y extrema, su vida es un 'show'. Mientras dure.
Belén Esteban no recuerda cuándo perdió la inocencia. No sabría decir cuándo torció el gesto en esa mueca dolorida, apostó por desnudar su intimidad en público y se convirtió en una estrella de la televisión. De la que sabemos todo. De la que todos hablan. En cuya intimidad nos chapuzamos. Que ha creado escuela y lenguaje
Y han logrado que su protagonista se convierta, según Paolo Vasile (Roma, 1953), poderoso consejero delegado de Telecinco, el primer grupo audiovisual de nuestro país; su padrino, guardián de los secretos de su contrato y proveedor de gominolas de colores espolvoreadas de azúcar, "en un fenómeno social; en un personaje muy rico e inteligente que ha proporcionado este año una rentabilidad muy importante a esta cadena. Nos gusta que esté en nuestras vidas y diga lo que quiera. Tiene total libertad. Y pueden ocurrir muchas más cosas en torno a ella".
Belén Esteban no recuerda cuándo empezó a cambiar. "Hace 10 años no era como ahora. Era vergonzosa; me callaba; me aguantaba. Era la niña pequeña, la hermana pequeña, la hija pequeña; mi padre me adoraba. No crecí. Hasta que todo cambió. Hay una evolución que yo creo que es normal: Cuando te dan palos y hacen daño es cuando te espabilas y aprendes a pensar mal de la gente; te haces mala; si no, te comen. Ahora soy fuerte.
-¿Cómo pensaba que iba a ser su vida?
-Nunca supe qué iba a hacer. A qué me iba a dedicar. No me lo planteaba. Era regular en los estudios, pero terminé la EGB. Pensé en un momento en ser monja. No sé... pensaba tener una familia; ser ama de casa, salir con mi marido los domingos...
-¿No se siente manejada?
-Nunca he sido manejada, y menos en mi trabajo. La televisión te ofrece y tú decides. Nadie se mete en mi vida. No le doy explicaciones a nadie; ni a mi madre. Y mi marido, el pobre...
Tomo mis decisiones. Sin consultar.
Solo en cuestión de dinero, con mi representante. Los que están criticándome todo el santo día no aguantarían tanta injusticia.
Lo que dicen de mí... que soy lo peor. Y van donde la tumba de mi padre y echan arena para decir que la tengo abandonada. Es difícil relativizar cuando te atacan. El otro día le solté a otro colaborador en un pasillo que era un pedazo de hijop*ta porque había dicho que soy una mala madre. ¡Cómo me voy a callar!
-Ya no es aquella persona que fue...
-Es que tengo delante de mi casa un coche con fotógrafos de día y de noche. Me meten las cámaras en la cara. Nunca me ha llamado un periodista para contrastar. ¡Nunca! Yo vendo lo que quiero. Es mi vida. Y hago con ella lo que se me pone.
Mi carácter se ha endurecido. Pero no me arrepiento. Me he adaptado. He sido arriesgada. Me la he jugado. He nacido con estrella.
Me he visto en medio de esto y soy necesaria para sacar adelante a mi gente, y me enorgullece ganar para ellos. Yo mantengo a mi familia y a la otra. Tengo dos hermanos, mi abuela, mi madre... dependen de mí. Estoy orgullosa. Y gracias a ellos no me he vuelto loca. Sino, loca perdida.
-¿Sufre su hija con ese circo televisivo?
-Mi hija es muy lista. Le he dicho que tenemos que aprender a vivir con esto. Y no ve nada de nada de esto. No la dejo. Y cuando voy con ella por la calle no me paro a las fotos. En el cole le dicen cosas. Y se agobia. Pero no sabe nada de esto. Su madre está con ella. No le falta nada.
"Belén tiene una importante capacidad narrativa. Lleva una década contando la misma historia y la sabe dosificar; siempre descubres un detalle nuevo que te deja pegado al televisor. Es una gran narradora", explica Jorge Javier Vázquez, su álter ego, socio, consejero y presentador de Sálvame, el programa en el que ambos trabajan, ideado por La Fábrica de la Tele (una de las jóvenes y brillantes productoras de confianza de Paolo Vasile).
Vázquez, de 40 años, licenciado en Filología Hispánica, amante de la literatura del XIX y muy influido por el medio dramático, es la persona que mejor mueve los hilos de Belén Esteban.
Su profesor Higgins: "Belén sabe cómo y cuándo contar su historia. Lo hace a la perfección. Y en el último año se ha profesionalizado; ha dado un registro más amplio a su personaje. Ya no es solo alguien del corazón. Se la puede llevar a un programa. Da espectáculo.
Es una esponja; integra su discurso en la trama, sabe cuándo y cómo mirar a la cámara; le está dando muchas vueltas para mejorar. Y es mucho más divertida. La cuestión es que también tiene más presión. Se ha profesionalizado. Está obligada a generar audiencia. Ya no es un florero del corazón. Y es heroico que todo el mundo la conozca, sepa sus intimidades y, encima, aguante esto cuatro días a la semana. Tienes que valer.