El Mundo Orbyt.
MI SEMANA
JAIME PEÑAFIEL
21/10/2023
CHSSS...
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Machado escribía que el hombre no es hombre mientras no oye su nombre en labios de una mujer. Como yo lo oí de labios de la que fuera soberana de Jordania: Noor, hoy víctima de Rania, la actual consorte del rey Abdalah, que le prohíbe la entrada al país del que fue gran soberana. “A Jaime, por tu afecto por mi amado esposo y por mí”, según la dedicatoria de la fotografía que me entregó. O de Farah:“ Por tu viaje a mi vida que tú conoces y aprecias tanto”. Y la aprecio porque testigo he sido de su boda, el 21 de diciembre de 1959, con el Sha de Irán en el palacio de Mármol; de su coronación, el 26 de octubre de 1967; de la polémica celebración del 2.500 aniversario de la fundación del imperio persa, el 1de octubre de 1971 y que levantó en Occidente un viento de acerbas críticas demagógicas y caricaturescas contra los suntuarios gastos realizados, aunque todas las casas reales, incluida la de España, y representantes de todos los países del mundo que, años después, se negarían a acogerles, estuvieron presentes en la gran cena de las mil y una noches en Persépolis, a la que también asistí. Hasta la reina Isabel se hizo representar por su esposo, el príncipe Felipe. Pero todos, sin excepción, le volvieron la espalda, negándose a recibirles cuando se vieron obligados a abandonar el país el 4 de noviembre de 1979, iniciando un doloroso éxodo de 14 meses de vagabundeo, de múltiples sufrimientos y humillaciones, buscando un lugar no para vivir, sino donde el Sha, aquejado de un cáncer terminal, pudiera morir “¡Dios mío ¿qué va a ser de nosotros si todo el mundo dice no?”.
“No siento ya en mí fuerzas para luchar. Quisiera morir por mi país, con honor, más que ser arrastrada hacia la muerte por la depresión que está venciéndome. Dios mío, si existes, dame fuerzas para continuar”, me confesaría en nuestro primer encuentro en Cuernavaca.
México fue el primer país del mundo entero que les dio asilo. Hasta la localidad mexicana de Cuernavaca, donde se habían refugiado en una villa cedida por el presidente López Portillo, viajé para llevarle una mantilla española, prenda de la que se había enamorado durante la última visita que hizo a España, sin saber que esa prenda iba a cubrir tanto dolor como iba a sacudir su vida. Tras uno de sus tratamientos de quimioterapia en Estados Unidos, México le negó su regreso al país, viéndose obligados a refugiarse en Panamá, de forma transitoria, que acabaría en El Cairo, acogido por su amigo, el presidente Sadat. Entre las muchas desgracias, la muerte de su esposo el Sha, en El Cairo, el 29 de julio de 1980.
Fue uno de los entierros más espectaculares que he presenciado en mi vida. Habiendo visto tantos: el de Grace de Mónaco, el de Lady Di... Sadat quiso darle funerales de Estado. Las tres millas que separaban el palacio de Abdin, donde había sido velado tras su muerte en el hospital militar Maadi, hasta la mezquita El Rifai, donde iba a ser enterrado, los recorrió Farah tras la cureña de cañón, tirada por caballos, cubierta la cabeza por la mantilla que yo le regalé.
Si sufrir y llorar es vivir, posiblemente no exista en el mundo una mujer que haya sufrido tanto. Después de haber sido emperatriz perdió no solo el trono, sino el país en el que reinó. Si perder a un hijo es el drama más grande que pueden sufrir unos padres y del que difícilmente te recuperas (lo sé por experiencia), perder dos te condena a seguir viviendo muerto en vida, si a eso se le puede llamar vivir. Pero más doloroso todavía si esas muertes se producen por su***dio. Como le sucedió, primero a Leila, de 31 años, quien después de la salida de Irán y la muerte de su padre el Sha , no encontraba su camino, sumida en una desesperación inconsolable. Era penoso verla luchar contra un mal que le estaba matando. Y, como mi hija Isabel, buscó ayuda en la droga que la mató en la soledad de un hotel de Londres, el 10 de junio de 2001. Diez años después, el 5 de enero de 2011, se suicidaba en Boston, donde vivía, Ali Reza, el menor de los cuatro hijos de Farah, afectado por la pérdida de su padre, de su hermana y de su país. “Creí que me iba a volver loca. Pasé días aullando de dolor... el mundo se hundió a mi alrededor”.
Estarán de acuerdo conmigo en que qué difícil es encontrar en una sola vida, aunque ya cumpla 85 años, tanta tragedia llevada con tanta dignidad.
Estos días se ha publicado la noticia de la subasta de las esmeraldas montadas en un collar por el joyero norteamericano Harry Winston para Farah y que ésta las lució el día de su coronación, en 1967, como emperatriz. Algunos medios han señalado a Farah como autora de esta subasta. Independiente de no ser verdad, es una difamación que atenta a su dignidad, ya que, tras la caída de la monarquía persa en 1979 estas esmeraldas junto a todas sus joyas, hasta algunas personales, quedaron en Teherán, en la banca Meli. “Yo llevé mi vida en una maleta. No quise nada y mucho menos joyas. Si algún día regreso, las luciré”, me dijo en su exilio mexicano de Cuernavaca, donde yo le llevé, como regalo, el Delfín de Dalí, la única joya que ha tenido durante mucho tiempo.
La mamá regresaba de un viaje y al ver que nadie la esperaba en el aeropuerto de Madrid-Barajas, telefoneó a su hija que, indignadísima, envió para recogerla un coche oficial de la Casa. Tal cual si fuera la Reina Sofía. (...) Al llamar a Zarzuela para que me confirmaran la presencia en Oviedo de Doña Sofía, me dijeron que no lo sabían porque no es Familia Real. Lo ha hecho por su cuenta, como la Rocasolano (...) El Ayuntamiento ¿de las Rozas? pidió permiso para bautizar con el nombre de la nena una fundación. Al parecer, mi tocayo dijo... no. (...) Una ola de cortesanismo se ha desatado a causa de la ‘leonormanía’, incluso entre comentaristas muy serios. Algunos consideran a la joven empoderada “como el cimiento más firme para el reinado del siglo XXI”. (...) ¡Hombres de Dios! tampoco es eso. Primero habrá que esperar a que papá finalice su mandato. ¡Y es tan joven todavía! (...) Solo ha faltado a estos cortesanos mediáticos escribir que la joven es la más preparada de todas las herederas europeas. Tiempo al tiempo. (...) Ahora resulta que la consorte nos ha salido rapera cuando ‘canta’: “Hago lo que puedo, llego a lo que llego y no es sano que me exija tanto”. Todo es puro teatro. No caigas en la trampa, estimada Nuria Labari.
MI SEMANA
JAIME PEÑAFIEL
21/10/2023
CHSSS...
MI FARAH CUMPLE 85 AÑOS
LA MANTILLA ESPAÑOLA QUE YO LE REGALÉ
DOS HIJOS SE SUICIDARON
SU VIDA DE EMPERATRIZ EN UNA MALETA
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Machado escribía que el hombre no es hombre mientras no oye su nombre en labios de una mujer. Como yo lo oí de labios de la que fuera soberana de Jordania: Noor, hoy víctima de Rania, la actual consorte del rey Abdalah, que le prohíbe la entrada al país del que fue gran soberana. “A Jaime, por tu afecto por mi amado esposo y por mí”, según la dedicatoria de la fotografía que me entregó. O de Farah:“ Por tu viaje a mi vida que tú conoces y aprecias tanto”. Y la aprecio porque testigo he sido de su boda, el 21 de diciembre de 1959, con el Sha de Irán en el palacio de Mármol; de su coronación, el 26 de octubre de 1967; de la polémica celebración del 2.500 aniversario de la fundación del imperio persa, el 1de octubre de 1971 y que levantó en Occidente un viento de acerbas críticas demagógicas y caricaturescas contra los suntuarios gastos realizados, aunque todas las casas reales, incluida la de España, y representantes de todos los países del mundo que, años después, se negarían a acogerles, estuvieron presentes en la gran cena de las mil y una noches en Persépolis, a la que también asistí. Hasta la reina Isabel se hizo representar por su esposo, el príncipe Felipe. Pero todos, sin excepción, le volvieron la espalda, negándose a recibirles cuando se vieron obligados a abandonar el país el 4 de noviembre de 1979, iniciando un doloroso éxodo de 14 meses de vagabundeo, de múltiples sufrimientos y humillaciones, buscando un lugar no para vivir, sino donde el Sha, aquejado de un cáncer terminal, pudiera morir “¡Dios mío ¿qué va a ser de nosotros si todo el mundo dice no?”.
“No siento ya en mí fuerzas para luchar. Quisiera morir por mi país, con honor, más que ser arrastrada hacia la muerte por la depresión que está venciéndome. Dios mío, si existes, dame fuerzas para continuar”, me confesaría en nuestro primer encuentro en Cuernavaca.
México fue el primer país del mundo entero que les dio asilo. Hasta la localidad mexicana de Cuernavaca, donde se habían refugiado en una villa cedida por el presidente López Portillo, viajé para llevarle una mantilla española, prenda de la que se había enamorado durante la última visita que hizo a España, sin saber que esa prenda iba a cubrir tanto dolor como iba a sacudir su vida. Tras uno de sus tratamientos de quimioterapia en Estados Unidos, México le negó su regreso al país, viéndose obligados a refugiarse en Panamá, de forma transitoria, que acabaría en El Cairo, acogido por su amigo, el presidente Sadat. Entre las muchas desgracias, la muerte de su esposo el Sha, en El Cairo, el 29 de julio de 1980.
Fue uno de los entierros más espectaculares que he presenciado en mi vida. Habiendo visto tantos: el de Grace de Mónaco, el de Lady Di... Sadat quiso darle funerales de Estado. Las tres millas que separaban el palacio de Abdin, donde había sido velado tras su muerte en el hospital militar Maadi, hasta la mezquita El Rifai, donde iba a ser enterrado, los recorrió Farah tras la cureña de cañón, tirada por caballos, cubierta la cabeza por la mantilla que yo le regalé.
Si sufrir y llorar es vivir, posiblemente no exista en el mundo una mujer que haya sufrido tanto. Después de haber sido emperatriz perdió no solo el trono, sino el país en el que reinó. Si perder a un hijo es el drama más grande que pueden sufrir unos padres y del que difícilmente te recuperas (lo sé por experiencia), perder dos te condena a seguir viviendo muerto en vida, si a eso se le puede llamar vivir. Pero más doloroso todavía si esas muertes se producen por su***dio. Como le sucedió, primero a Leila, de 31 años, quien después de la salida de Irán y la muerte de su padre el Sha , no encontraba su camino, sumida en una desesperación inconsolable. Era penoso verla luchar contra un mal que le estaba matando. Y, como mi hija Isabel, buscó ayuda en la droga que la mató en la soledad de un hotel de Londres, el 10 de junio de 2001. Diez años después, el 5 de enero de 2011, se suicidaba en Boston, donde vivía, Ali Reza, el menor de los cuatro hijos de Farah, afectado por la pérdida de su padre, de su hermana y de su país. “Creí que me iba a volver loca. Pasé días aullando de dolor... el mundo se hundió a mi alrededor”.
Estarán de acuerdo conmigo en que qué difícil es encontrar en una sola vida, aunque ya cumpla 85 años, tanta tragedia llevada con tanta dignidad.
Estos días se ha publicado la noticia de la subasta de las esmeraldas montadas en un collar por el joyero norteamericano Harry Winston para Farah y que ésta las lució el día de su coronación, en 1967, como emperatriz. Algunos medios han señalado a Farah como autora de esta subasta. Independiente de no ser verdad, es una difamación que atenta a su dignidad, ya que, tras la caída de la monarquía persa en 1979 estas esmeraldas junto a todas sus joyas, hasta algunas personales, quedaron en Teherán, en la banca Meli. “Yo llevé mi vida en una maleta. No quise nada y mucho menos joyas. Si algún día regreso, las luciré”, me dijo en su exilio mexicano de Cuernavaca, donde yo le llevé, como regalo, el Delfín de Dalí, la única joya que ha tenido durante mucho tiempo.
La mamá regresaba de un viaje y al ver que nadie la esperaba en el aeropuerto de Madrid-Barajas, telefoneó a su hija que, indignadísima, envió para recogerla un coche oficial de la Casa. Tal cual si fuera la Reina Sofía. (...) Al llamar a Zarzuela para que me confirmaran la presencia en Oviedo de Doña Sofía, me dijeron que no lo sabían porque no es Familia Real. Lo ha hecho por su cuenta, como la Rocasolano (...) El Ayuntamiento ¿de las Rozas? pidió permiso para bautizar con el nombre de la nena una fundación. Al parecer, mi tocayo dijo... no. (...) Una ola de cortesanismo se ha desatado a causa de la ‘leonormanía’, incluso entre comentaristas muy serios. Algunos consideran a la joven empoderada “como el cimiento más firme para el reinado del siglo XXI”. (...) ¡Hombres de Dios! tampoco es eso. Primero habrá que esperar a que papá finalice su mandato. ¡Y es tan joven todavía! (...) Solo ha faltado a estos cortesanos mediáticos escribir que la joven es la más preparada de todas las herederas europeas. Tiempo al tiempo. (...) Ahora resulta que la consorte nos ha salido rapera cuando ‘canta’: “Hago lo que puedo, llego a lo que llego y no es sano que me exija tanto”. Todo es puro teatro. No caigas en la trampa, estimada Nuria Labari.