Azul y Rosa,Jaime Peñafiel.Sábado,15 de Julio de 2017.

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El Mundo Orbyt.

MI SEMANA AZUL & ROSA

JAIME PEÑAFIEL

15/07/2017

CAMILLA Y LETIZIA, VIDAS PARALELAS...
LOS WINDSOR, LOS BORBONES Y EL DIVORCIO
MINIMIZANDO LO DEL DIVORCIO...


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...más o menos, aunque, en un momento determinado, lo fueron. Cierto es que la británica nada que ver en experiencias sentimentales con la española. Mientras que a Letizia Ortiz Rocasolano se le han conocido varios novietes ocasionales como Miguel González, según su amiga Sara Cuéllar, y uno apellidado Cepeda de su etapa mexicana en el periódico Siglo XXI, así como el periodista norteamericano Jim Rosso, en 1990, –Antonio Montero en Paparazzi confidencial (Foca 2015) dixit– y un noviazgo con el también periodista David Tejera, de CNN Plus, que pudo acabar en boda, a Camilla Rosemary Shand, tal es su nombre de soltera, sólo un hombre en su vida, antes que Carlos: el mayor Henry Parker Bowles, que se convirtió en su marido. Como el profesor Alonso Guerrero de Letizia. A las dos no les funcionó el matrimonio. Por lo que fuere. No es el motivo de esta crónica. Pero esta circunstancia las igualó: eran dos mujeres divorciadas. Estos divorcios supusieron un gran impacto en las familias reales británica y española cuando sus respectivos herederos se enamoran: el príncipe Carlos, de Camilla; el príncipe Felipe, de Letizia. De nuevo, el paralelismo de sus vidas. Si Camilla había sido, sucesivamente, Rosemary Shand Parker Bowles y Windsor, Letizia Ortiz Rocasolano, Guerrero y Borbón.

Cierto es que el divorcio no fue recibido de la misma manera en la familia real británica que en la española. En los Windsor el tema no era nuevo. No olvidemos que ya se habían producido varios rompimientos matrimoniales. El de la princesa Margarita, hermana de la reina, de Tony Armstrong-Jones; el de la princesa Ana, del capitán Mark Phillips; el del príncipe Andrés de Sarah Ferguson y el más sonado de todos, el del príncipe Carlos y Diana Spencer. En los borbones sólo se produciría, cuatro años más tarde, de que Letizia se casara, “el cese temporal de la convivencia” de la Infanta Elena con Jaime de Marichalar, que se materializaría en divorcio el 14 de noviembre de 2009. Supuso un duro y dramático golpe en la familia, pero no era la primera vez que una hija de rey rompía su matrimonio divorciándose. Había sucedido 109 años antes cuando la infanta Eulalia, hija menor de la reina IsabeI II, se separó de su primo hermano Antonio María de Orléans en 1900; el príncipe de Asturias, de la cubana, y Don Jaime (ambos hijos de Alfonso XIII) de la Dampierre. A pesar de ello, el divorcio era tabú en la familia real española. Todavía recuerdo los terribles y descalificadores comentarios de la prensa española, tan babosamente cortesana con algunas personas y tan crueles con otras. Cuando Carlos y Camilla anunciaron su boda, los “expertos” se apresuraron a pregonar en prensa que, aunque se casaran, Camilla nunca sería reina de Inglaterra porque era... ¡divorciada!

Y, miren ustedes por dónde, poco después de que el príncipe Carlos tomara la decisión de contraer matrimonio cuando las circunstancias lo permitieran, se anunciaba el 1 de noviembre de 2003, a la 19 horas, que el príncipe Felipe se casaba con una... divorciada. ¡Toma ya! Fue en ese momento cuando el Rey Juan Carlos le dijo a su amigo Miguel Primo de Rivera con quien se encontraba de cacería: “Mi hijo se va a cargar la Monarquía”.

El Palacio de La Zarzuela puso inmediatamente en marcha un efectivo tratamiento de choque, pidiendo a los directores y colaboradores de todos los programas prudencia en las informaciones sobre la vida de Letizia, minimizando lo del divorcio y mezclando churras con merinas: “La chica es estupenda, muy guapa e inteligente, una compañera respetada y el hecho de que esté divorciada no tiene la menor importancia”. El comunicado finalizaba con una advertencia que sonaba a amenaza: “No olvidéis que estáis hablando de la futura Reina de España”. Cuando estos días he visto a Letizia y a Camilla juntas en Buckingham con motivo de la visita oficial, no he podido evitar recordar los duros y difíciles caminos que ambas han tenido que recorrer para llegar a ser consortes reales, a pesar de sus respectivos pasados de mujeres divorciadas. En esto sus vidas respectivas son paralelas. Aunque una, Camilla, tenga 70 años y la otra, Letizia, 46. Pero ninguna de las dos serán ¡nunca! como Su Graciosa Majestad Británica -quien, a sus 91 años, sigue siendo la reina más reina del mundo–, por el hecho de ser sólo consortes. Hasta la propia Letizia ha sabido guardar, muy respetuosamente, la distancia no excediéndose en ningún momento, como sucedió con la emperatriz de Japón a quien le plantó dos besos, uno por cada mejilla, que diría Joaquín Sabina. A la tía Lillibeth se limitó a darle, respetuosamente, la mano. A diferencia de Michelle Obama que, contra todo protocolo, en su primera visita a Buckingham pasó la mano por el lomo de la soberana. En la segunda, advertida, se limitó a saludarla, como Letizia.

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15/07/2017

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El nepotismo más repugnante se ha producido esta mi semana con la hija de papá sentada entre los líderes más importantes del mundo. ¡Qué humillación para éstos! (...) Para la prensa británica, Letizia quedará como “la reina del boli”, al salvar la situación de su marido cuando a éste no le funcionó la estilográfica (...) Los Casiraghi, los Borromeo, los Santodomingo, los Hannover y los Mónaco, vaya panda de ociosos y malcriados hijos de papá (...) Me gustó ver al Rey emérito en primera fila, en la Plaza del Obradoiro de Santiago, escuchando, nada menos, que la Novena Sinfonía de Beethoven, interpretada por la Sinfónica de Galicia y el Orfeón Donostiarra, dirigida por el venezolano Gustavo Dudamel (...) Con ello quedó demostrado, una vez más, ser incierto que no le gustaba la música clásica. Lo que no soportaba era escucharla acompañado (...) Muy bueno lo tuyo, Boris: más sabe Letizia por Ortiz que por Borbón (...) Cuando Felipe VI todavía se encontraba en Londres, el gobierno británico le rectificaba declarando que la soberanía de Gibraltar no está en discusión (...) Querida, las bandas de las condecoraciones no se cortan. Por muy escote estilo ‘barco’ que lleves. Según el protocolo, éstas van desde el hombro a la cadera, menos los hombres británicos que lo hacen pasándola por la axila (...) Como diría Luis María Anson, esta semana no se ha hablado de otra cosa en Madrid que de la esposa de un famoso torero, internada no se sabe dónde ni no se sabe por qué. Seguiremos informando.

m
 
Comparar a Camila con KK es estar fuera de la realidad.
Camila y Carlos se han amado desde muy jóvenes por motivos conocidos no se pudieron casar, ha sido un amor verdadero. Ella no es plebeya y ha recibido una educación exquisita.
La vida de KK es otra historia, además todavía no conocidada en su totalidad. De Camila se conoce todo, la prensa inglesa lo ha contados sin censura.
 
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CAMILLA Y LETIZIA, VIDAS PARALELAS...
LOS WINDSOR, LOS BORBONES Y EL DIVORCIO
MINIMIZANDO LO DEL DIVORCIO...


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Hasta la propia Letizia ha sabido guardar, muy respetuosamente, la distancia no excediéndose en ningún momento, como sucedió con la emperatriz de Japón a quien le plantó dos besos, uno por cada mejilla, que diría Joaquín Sabina. A la tía Lillibeth se limitó a darle, respetuosamente, la mano. A diferencia de Michelle Obama que, contra todo protocolo, en su primera visita a Buckingham pasó la mano por el lomo de la soberana. En la segunda, advertida, se limitó a saludarla, como Letizia.

Llega tarde este pobre hombre. Se debió perder la despedida en la puerta de Buckingham, donde la mutante indebida le cascó los dos besos, uno por mejilla, a Elizabeth y le dio un sobo, igualmente totalmente fuera de lugar, a Felipe de Edimburgo.

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Gracias Amber :):):)
 
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...más o menos, aunque, en un momento determinado, lo fueron. Cierto es que la británica nada que ver en experiencias sentimentales con la española. Mientras que a Letizia Ortiz Rocasolano se le han conocido varios novietes ocasionales como Miguel González, según su amiga Sara Cuéllar, y uno apellidado Cepeda de su etapa mexicana en el periódico Siglo XXI, así como el periodista norteamericano Jim Rosso, en 1990, –Antonio Montero en Paparazzi confidencial (Foca 2015) dixit– y un noviazgo con el también periodista David Tejera, de CNN Plus, que pudo acabar en boda, a Camilla Rosemary Shand, tal es su nombre de soltera, sólo un hombre en su vida, antes que Carlos: el mayor Henry Parker Bowles, que se convirtió en su marido. Como el profesor Alonso Guerrero de Letizia. A las dos no les funcionó el matrimonio. Por lo que fuere. No es el motivo de esta crónica. Pero esta circunstancia las igualó: eran dos mujeres divorciadas. Estos divorcios supusieron un gran impacto en las familias reales británica y española cuando sus respectivos herederos se enamoran: el príncipe Carlos, de Camilla; el príncipe Felipe, de Letizia. De nuevo, el paralelismo de sus vidas. Si Camilla había sido, sucesivamente, Rosemary Shand Parker Bowles y Windsor, Letizia Ortiz Rocasolano, Guerrero y Borbón.

Cierto es que el divorcio no fue recibido de la misma manera en la familia real británica que en la española. En los Windsor el tema no era nuevo. No olvidemos que ya se habían producido varios rompimientos matrimoniales. El de la princesa Margarita, hermana de la reina, de Tony Armstrong-Jones; el de la princesa Ana, del capitán Mark Phillips; el del príncipe Andrés de Sarah Ferguson y el más sonado de todos, el del príncipe Carlos y Diana Spencer. En los borbones sólo se produciría, cuatro años más tarde, de que Letizia se casara, “el cese temporal de la convivencia” de la Infanta Elena con Jaime de Marichalar, que se materializaría en divorcio el 14 de noviembre de 2009. Supuso un duro y dramático golpe en la familia, pero no era la primera vez que una hija de rey rompía su matrimonio divorciándose. Había sucedido 109 años antes cuando la infanta Eulalia, hija menor de la reina IsabeI II, se separó de su primo hermano Antonio María de Orléans en 1900; el príncipe de Asturias, de la cubana, y Don Jaime (ambos hijos de Alfonso XIII) de la Dampierre. A pesar de ello, el divorcio era tabú en la familia real española. Todavía recuerdo los terribles y descalificadores comentarios de la prensa española, tan babosamente cortesana con algunas personas y tan crueles con otras. Cuando Carlos y Camilla anunciaron su boda, los “expertos” se apresuraron a pregonar en prensa que, aunque se casaran, Camilla nunca sería reina de Inglaterra porque era... ¡divorciada!

Y, miren ustedes por dónde, poco después de que el príncipe Carlos tomara la decisión de contraer matrimonio cuando las circunstancias lo permitieran, se anunciaba el 1 de noviembre de 2003, a la 19 horas, que el príncipe Felipe se casaba con una... divorciada. ¡Toma ya! Fue en ese momento cuando el Rey Juan Carlos le dijo a su amigo Miguel Primo de Rivera con quien se encontraba de cacería: “Mi hijo se va a cargar la Monarquía”.

El Palacio de La Zarzuela puso inmediatamente en marcha un efectivo tratamiento de choque, pidiendo a los directores y colaboradores de todos los programas prudencia en las informaciones sobre la vida de Letizia, minimizando lo del divorcio y mezclando churras con merinas: “La chica es estupenda, muy guapa e inteligente, una compañera respetada y el hecho de que esté divorciada no tiene la menor importancia”. El comunicado finalizaba con una advertencia que sonaba a amenaza: “No olvidéis que estáis hablando de la futura Reina de España”. Cuando estos días he visto a Letizia y a Camilla juntas en Buckingham con motivo de la visita oficial, no he podido evitar recordar los duros y difíciles caminos que ambas han tenido que recorrer para llegar a ser consortes reales, a pesar de sus respectivos pasados de mujeres divorciadas. En esto sus vidas respectivas son paralelas. Aunque una, Camilla, tenga 70 años y la otra, Letizia, 46. Pero ninguna de las dos serán ¡nunca! como Su Graciosa Majestad Británica -quien, a sus 91 años, sigue siendo la reina más reina del mundo–, por el hecho de ser sólo consortes. Hasta la propia Letizia ha sabido guardar, muy respetuosamente, la distancia no excediéndose en ningún momento, como sucedió con la emperatriz de Japón a quien le plantó dos besos, uno por cada mejilla, que diría Joaquín Sabina. A la tía Lillibeth se limitó a darle, respetuosamente, la mano. A diferencia de Michelle Obama que, contra todo protocolo, en su primera visita a Buckingham pasó la mano por el lomo de la soberana. En la segunda, advertida, se limitó a saludarla, como Letizia.

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Gracias por traerlo, como todas las semanas. Opino como @candela paz , que de respeto nada. Y menos aún lo de las vidas paralelas. ¡Por favor! A Camilla no la dejaron casarse en su momento con Carlos porque es (era) católica, y no se admitía una Princesa de Gales católica, y querían a alguien más joven e "inocente", que fuera dócil y se dejara manejar, y diese herederos al Reino. Igualito que la Letiz. Además de que los orígenes, educación y personalidades están a años luz. ¡Qué manía de comparar siempre a la trepa con todo bicho viviente! Cada uno es lo que es y sus circunstancias (y el karma le devuelve a cada uno lo suyo, esa es mi esperanza:sneaky:).
 
Gracias por traerlo, como todas las semanas. Opino como @candela paz , que de respeto nada. Y menos aún lo de las vidas paralelas. ¡Por favor! A Camilla no la dejaron casarse en su momento con Carlos porque es (era) católica, y no se admitía una Princesa de Gales católica, y querían a alguien más joven e "inocente", que fuera dócil y se dejara manejar, y diese herederos al Reino. Igualito que la Letiz. Además de que los orígenes, educación y personalidades están a años luz. ¡Qué manía de comparar siempre a la trepa con todo bicho viviente! Cada uno es lo que es y sus circunstancias (y el karma le devuelve a cada uno lo suyo, esa es mi esperanza:sneaky:).


A Camila no la dejaron casarse porque era católica y Carlos era el futuro Jefe de la Iglesia Anglicana y ademas por aquella época Camilla se tiraba a todo aquel que se le ponia por delante, vamos entre los amigos tenia fama de acostarse con cualquiera, decian era promiscua y a madre de Carlos le horrorizaba este comportamiento mas propio de comuna hippie que de una señorita normal y corriente que como mucho se acuesta con su novio o con sus novios si ha tenido mas de uno. Precisamente el que se acostara con muchos hombres es lo que gusto a Carlos .
 
Respecto a Camilla, yo creo que desde que fue presentada en sociedad tuvo la aspiración de llegar a ser como su abuela, Alice Keppler, señora casada amante del viejo Eduardo VII. Creo que se sentia orgullosa de eso respeto a su abuela. De hecho diciendole ese dato se acercó al Principe de Gales, pero sin aspiraciones de matrimonio, pues sabia que ella no daba la talla no solo por ser catolica sino por no ser virgen, sino de amante influyente. Para casarse le habia echado el ojo a otro gran conquistador de su círculo, Andrew Parker Bowles.

Realmente, la alta sociedad británica era y es tan promiscua que costaba encontrar a una mujer virgen hasta que dieron con la niña Diana. Y Camilla tuvo el placer de influir en Charles hasta en el tema de su matrimonio, antes y después. Tras el escándalo del divorcio, creo que Camilla se vió obligada a casarse con Carlos, divorciarse y entrar en la vida de los actos protocolarios, vida que odia, pues ella es de campo, pero hubiese dado el campanazo si al final hubiese rechazado casarse por eso. Digamos que se lo debia a Charles, que habia echado por la borda su matrimonio por ella, pero en esa pareja el enamorado fué él.
 
Última edición:
Respecto a Camilla, yo creo que desde que fue presentada en sociedad tuvo la aspiración de llegar a ser como su abuela, Alice Keppler, señora casada amante del viejo Eduardo VII. Creo que se sentia orgullosa de eso respeto a su abuela. De hecho diciendole ese dato se acercó al Principe de Gales, pero sin aspiraciones de matrimonio, pues sabia que ella no daba la talla no solo por ser catolica sino por no ser virgen, sino de amante influyente. Para casarse le habia echado el ojo a otro gran conquistador de su círculo, Andrew Parker Bowles.

Realmente, la alta sociedad británica era y es tan promiscua que costaba encontrar a una mujer virgen hasta que dieron con la niña Diana. Y Camilla tuvo el placer de influir en Charles hasta en el tema de su matrimonio, antes y después. Tras el escándalo del divorcio, creo que Camilla se vió obligada a casarse con Carlos, divorciarse y entrar en la vida de los actos protocolarios, vida que odia, pues ella es de campo, pero hubiese dado el campanazo si al final hubiese rechazado casarse por eso. Digamos que se lo debia a Charles, que habia echado por la borda su matrimonio por ella, pero en esa pareja el enamorado fué él.


Estoy de acuerdo, es mas el primer marido de Camilla siempre ha formado parte del grupo de amigos de Carlos, fueron amigos antes de que se casara con Camilla, mientras ambos estaban casados él con Camilla y Carlos con Diana y hasta hoy dia siguen formando parte del grupo de amigos de Carlos. Aun cuando en determinadas epocas de su vida se hayan publicamente distanciado para evitar aumentara la escandalera .
 
A ver si algún día nos explica la diferencia entre noviete y novio.

Siguiendo con el paralelismo de Camila y Letizia se le ha olvidado decir que de Leticia se ha hablado y rumoreado de abortos, pero de Camila no.
 
Hasta la propia Letizia ha sabido guardar, muy respetuosamente, la distancia no excediéndose en ningún momento, como sucedió con la emperatriz de Japón a quien le plantó dos besos, uno por cada mejilla, que diría Joaquín Sabina. A la tía Lillibeth se limitó a darle, respetuosamente, la mano. A diferencia de Michelle Obama que, contra todo protocolo, en su primera visita a Buckingham pasó la mano por el lomo de la soberana. En la segunda, advertida, se limitó a saludarla, como Letizia.

Se nota que escribió su artículo antes de la despedida donde cogio por el brazo a mi The Queen, y ha obviado que a su llegada ya le estaba indicando a Prince Phillip donde colocarse para La foto

Ya no digo nada de su complejo de correcaminos que sale siempre antes que El Segundo marido y en palacio antes que EII mientras se miraba al espejo

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15/07/2017

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El nepotismo más repugnante se ha producido esta mi semana con la hija de papá sentada entre los líderes más importantes del mundo. ¡Qué humillación para éstos! (...) Para la prensa británica, Letizia quedará como “la reina del boli”, al salvar la situación de su marido cuando a éste no le funcionó la estilográfica (...) Los Casiraghi, los Borromeo, los Santodomingo, los Hannover y los Mónaco, vaya panda de ociosos y malcriados hijos de papá (...) Me gustó ver al Rey emérito en primera fila, en la Plaza del Obradoiro de Santiago, escuchando, nada menos, que la Novena Sinfonía de Beethoven, interpretada por la Sinfónica de Galicia y el Orfeón Donostiarra, dirigida por el venezolano Gustavo Dudamel (...) Con ello quedó demostrado, una vez más, ser incierto que no le gustaba la música clásica. Lo que no soportaba era escucharla acompañado (...) Muy bueno lo tuyo, Boris: más sabe Letizia por Ortiz que por Borbón (...) Cuando Felipe VI todavía se encontraba en Londres, el gobierno británico le rectificaba declarando que la soberanía de Gibraltar no está en discusión (...) Querida, las bandas de las condecoraciones no se cortan. Por muy escote estilo ‘barco’ que lleves. Según el protocolo, éstas van desde el hombro a la cadera, menos los hombres británicos que lo hacen pasándola por la axila (...) Como diría Luis María Anson, esta semana no se ha hablado de otra cosa en Madrid que de la esposa de un famoso torero, internada no se sabe dónde ni no se sabe por qué. Seguiremos informando.

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1. Ivanka en el G20
2. En la Abadía
3. ¿Lo dice por la boda de Ernst Jr?
4. Ya lo ha dicho
5. Muy mala baba contra su Reina Dña Sofía
6. El Izaguirre
7. Después del discurso del parlamento
8. Con el carelazo rojo
9. ¿La campanario?
 
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