https://www.abc.es/20100819/internacional/espanoles-muertos-irak-201008191302.htmlNo hablamos acusaciones de temas de corrupción, sino de RESPONSABILIDAD POLÍTICA DE HECHOS DURANTE SU MANDATO que no quiere afrontar.
En cuanto a los soldados de Irak y Aznar hubo bajas y no por poner tiritas. Si no los llevó ¿Porque hubo tanta polémica cuando al poco tiempo de entrar Zapatero en el Gobierno se le criticó por retirar las tropas.
Las bajas....Sólo un enlace como muestra.
Y sobre gustos de presidentes cada cual tiene los suyos. A mi ninguno me ha satisfecho hasta ahora.
IDOLO, no entiendo mucho de coaliciones internacionales de las que formaba parte España en esos momentos, pero si se, que si se firman unos acuerdos hay que cumplirlos, cosa que que no hizo Zapatero y fue un descrédito para España, al ver lo poco serios que éramos en nuestros compromisos. Que cacarearan a nuestras tropas cuando abandonaban Irak, por el resto de los demás países, fue muy triste.
Pongo un artículo de El País, que en esa época iba a degüello contra Aznar y ahí se ve claro, como NUNCA, NUNCA, Aznar, mando soldados a la guerra, como los manipuladores con Zapatero, Iñaki y a la cabeza Antonio García Ferreras y los periodistas de la Ser, nos querían hacer creer.
Antonio García Ferreras y su mujer a los que tanto le han agradecido los socialistas su apoyo; Antonio García Ferreras, el de las tres capas de calzoncillos de los terroristas, que ya lo sabía el por informes de no se sabe quien, antes que el presidente Aznar, me refiero el atentado todavía oscuro del 11 m en Madrid.
Lo triste es que escucho a jóvenes que no habían nacido y siguen diciendo que el culpable fue Aznar, por enviar tropas para atacar a Irak. Cuanto daño han hecho esos grupos de manipulación con sus mensajes repetitivos, a personas poco formadas. Otra cosa que me hace daño es que hay personas formadas y si saben la verdad pero no la dicen por intereses partidistas.
EL PAÍS
ESPAÑA
AMENAZA DE GUERRA | PLENO PARLAMENTARIO EN VÍSPERAS DEL ATAQUE
Aznar envía tres buques y 900 soldados para dar "apoyo humanitario" en la guerra contra Irak
Zapatero exige al presidente del Gobierno que asuma responsabilidades ante "la decisión definitiva"
CAMILO VALDECANTOS
Madrid 19 MAR 2003
No habrá bayonetas españolas en Irak, sino jeringuillas y bisturíes. No habrá "tropas de combate españolas en el teatro de operaciones", sino médicos y enfermeros en el buque Galicia, acondicionado como hospital. Lo anunció ayer el presidente del Gobierno, José María Aznar, en su cuarta comparecencia ante el pleno del Congreso por la crisis iraquí, como pilar de las resoluciones que por la mañana había adoptado el Ejecutivo. Dos horas y media después introdujo una curiosa novedad: al responder al portavoz de CiU, Xavier Trias, aseguró que "parte" de esas decisiones del Gobierno se tomaron reflexionando y con "atención profunda" al sentimiento de la opinión pública. El líder de la oposición, José Luis Rodríguez Zapatero, le exigió que asuma responsabilidades.
El parqué político de la carrera de San Jerónimo ya había descontado la guerra al abrir la sesión a las cuatro de la tarde. De manera tan clara que Aznar aprovechó para jugar con el factor sorpresa y anunciar las medidas que por la mañana había adoptado el Gabinete de Crisis. El Ejecutivo "no ha adquirido ningún compromiso previo de carácter militar" y nada se había decidido "con anterioridad". Así lo aseguró el presidente que, en medio del silencio de la Cámara, anunció que "España no participará en misiones de ataque o de carácter ofensivo" y "en consecuencia, no habrá tropas de combate españolas en el teatro de operaciones".
Luego echó cuentas de los soldados que se va a enviar a la zona del conflicto, todos de carácter humanitario: el buque Galicia con quirófanos, zona de cuidados intensivos y camas para hospitalización, protegido por una unidad de 120 infantes de Marina. Habrá también unidades de tierra especializadas en defensa nuclear, bacteriológica y química, equipos de reconocimiento químico y radiológico, una estación de descontaminación, acompañados, también, por "un escalón médico avanzado". A todo ello se sumará una fragata de la Armada para tareas de escolta, seguridad y apoyo. Unos 900 militares en total.
Aznar había desgranado la gran novedad de la jornada, además de reafirmarse en que la resolución 1.441 autoriza el ataque y en que "estamos en el sitio adecuado con la compañía adecuada". El silencio de Zapatero en su respuesta tuvo algo de clamoroso; ni la más leve alusión a la aportación española en la guerra. Más tarde, en los pasillos explicó que no quiso abordar el asunto porque la próxima semana presentarán una iniciativa parlamentaria con el resto de la oposición. Antes de esa explicación, Aznar le reprochó que no manifestara ni siquiera su opinión.
En cambio a Trias, portavoz nacionalista catalán, le agradeció que, en medio de su desacuerdo, se hubiese mostrado conforme con los preparativos médico-militares del Ejecutivo. Y en un momento posterior Aznar aceptó por primera vez el envite que insistentemente le ha venido haciendo la oposición en las últimas semanas y admitió que su Gobierno ha tenido en cuenta a la opinión pública.
Lo hizo con sintaxis muy enrevesada: "Cuando se produjo el conflicto del Golfo, como cuando se produjo la intervención en Kosovo, la opinión pública tuvo unas reacciones especiales. Hay que comprender y entender esos sentimientos. Y créame", le dijo a Trias, "que el Gobierno ha reflexionado mucho sobre ello y que, naturalmente, también tienen que ver parte de las decisiones que el Gobierno ha adoptado con lo que significa el entendimiento de una reflexión y de atención profunda a lo que es un sentimiento, como no podía ser menos de la opinión pública".
Dicho más o menos correctamente: el Gobierno ha escuchado el clamor de la calle. No se extendió en explicar si ese clamor es el que ha impedido que soldados españoles combatan en Irak y que, tal y como parece, sólo actúen en misiones fundamentalmente humanitarias.
La respuesta a Trias fue muy fructífera, políticamente, porque también respondió a Aznar a las reiteradas advertencias de la oposición sobre las consecuencias que puede tener el conflicto: "Las instituciones de nuestro país gozan de buena salud y ya verá cómo no existen brechas grandes. Tendremos ocasión de comprobarlo cuando vengan procesos electorales, cuando volvamos a los tiempos en los que no vivamos bajo lo que significa la impresión, la sensación o la angustia de tener que contemplar una intervención". Parece claro que Aznar confía en que el efecto guerra esté amortizado cuando se abran las urnas.
Zapatero, en su primera intervención, también deslizó contenidos políticos, aunque en ningún momento dio pie para pensar que esté preparando alguna ofensiva de las que contempla la Constitución, como la moción de censura. Le dijo que no sólo quería pedirle una rectificación, sino que había venido a hablar de la "responsabilidad" del presidente del Gobierno.
Lo acusó de subvertir la política exterior española, de violentar el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, de infringir la legalidad internacional, de ignorar a la opinión pública, de ocultar al Parlamento y a los ciudadanos sus verdaderas intenciones y de romper el consenso.
Por todo ello, para Zapatero Aznar se encuentra "al final de la escapada" y ante él "se abre la decisión definitiva". En ese momento le planteó una alternativa: "Puede usted pasar a la historia como un dirigente democrático que se equivocó, pero que decidió a tiempo rectificar a fondo y asumir sus responsabilidades -y tiene varias maneras de hacerlo- o puede quedar como un presidente que convirtió su mayoría absoluta en un ejercicio desquiciado de absolutismo enfrentado y divorciado a la mayoría de la población". El final tuvo tono conminatorio: "Llegado este momento, apelo a sus convicciones democráticas. En sus manos está la elección".
La tarde había comenzado con pancarta. La desplegaron los diputados de Izquierda Unida nada más llegar Aznar a la tribuna: "Guerra no. Aznar dimisión". Luego Gaspar Llamazares, líder del grupo, se la exigió formalmente. Las seis horas de debate estuvieron salpicadas de incidentes, sobre todo durante las dos primeras, en las que se enfrentaron Aznar y Zapatero. Hubo voces, gritos, pateos y ovaciones alternativas de uno al otro lado del hemiciclo. La diputada por Soria del PP María Jesús Ruiz Ruiz exhibió en varias ocasiones un folio en el que había escrito con letra roja: "GAL". Aunque lo más insólito aconteció sobre las siete y media de la tarde, cuando al iniciar Aznar su réplica a Llamazares, el director del Ateneo Cultural 1º de Mayo, de CC OO, se levantó en la tribuna de invitados y gritó: "Vive la France". A su alrededor varias personas comenzaron a tararear La Marsellesa y la presidenta ordenó su desalojo. Entre los cantores estaba Emilio Gastón, que fue Justicia de Aragón (el Defensor del Pueblo de aquella comunidad). En la calle confesó que sólo había ido para escuchar a José Antonio Labordeta, pero que le emocionó la circunstancia y no pudo sustraerse al tarareo.