Lo cierto es que «alrededor de dos meses antes» de su muerte, María Luisa, que se encontraba en tratamiento por depresión, acudió al despacho del abogado vitoriano Xabier Añúa para conocer «en qué situación quedarían sus hijos y ella si decidía separarse de su esposo», según indicó el propio letrado. «Marisa estaba convencida de que su marido le era infiel y decía encontrarse en un 'pozo negro'. Quería separarse pero él le amenazaba con dejarle sin los niños, alegando que estaba loca», aseguró a DV una de sus hermanas.