Albert Rivera y Ciudadanos

Albert Rivera cayó en su propia trampa
Una de las cosas más positivas que ha tenido la sentencia del Caso Gürtel es que se va a desenmascarar la verdadera estrategia de Albert Rivera y de Ciudadanos: buscar el poder a costa de lo que sea y de quien sea para poder aplicar el programa que solo beneficiará a las élites financieras, empresariales y dictadores privados mayoritariamente corruptos que le apoyan

Por
Manuel Domínguez Moreno (Diario 16)
-
26/05/2018


Lo volvemos a repetir: la sentencia de la Gürtel ha tenido, entre sus aspectos más positivos, además de certificar la trama corrupta por la que el Partido Popular se financió ilegalmente, quitar la máscara a Albert Rivera. Tal vez el presidente de Ciudadanos pensara cuando se leyeron las penas condenatorias que todos los partidos con representación parlamentaria iban a pedir en masa la dimisión de M. Rajoy. Sin embargo, no tuvo en cuenta que el PSOE tenía la posibilidad de presentar una moción de censura y que, con el apoyo de los partidos progresistas y los que, aun no siéndolo, están en contra de las políticas del PP. Por esta razón, Ciudadanos ha tenido que forzar la estrategia intentando llevar a todo el mundo a una especie de chantaje por el que apoyará o no la moción de censura si a quien benefician sus escaños se somete a sus pretensiones. Como se puede comprobar, un comportamiento «absolutamente democrático».

Albert Rivera se ha presentado ante los españoles del mismo modo en que se presentó Aznar en los años 90, como el único ariete válido para luchar contra la corrupción. Los resultados de esa «lucha» durante los tiempos de Aznar ya la hemos podido comprobar: un 86% de sus ministros implicados en tramas corruptas y la creación de una red de clientelismo que derivó en el Caso Gürtel y en otros muchos. Rivera, por su parte, ya tiene contactos con personas y/o implicadas/imputadas/condenadas por corrupción. M. Rajoy podrá estar al frente de un partido condenado por lucrarse de la peor de las lacras de nuestra política. Sin embargo, Rivera representa una presunta doble corrupción al estar defendiendo los intereses empresariales de quienes se han lucrado o se lucran a través de redes clientelares o de quienes siguen al pie de la letra la máxima del presidente de Odebrecht según la cual la corrupción es un nuevo modo de hacer negocio. Son precisamente estos empresarios, representantes de las élites financieras que son enemigas del pueblo, las que le han encumbrado en las encuestas de los medios de comunicación que controlan generando una inercia que ha trascendido, incluso, al CIS.

Rivera representa una presunta doble corrupción al estar defendiendo los intereses empresariales de quienes se han lucrado o se lucran a través de redes clientelares o de quienes siguen al pie de la letra la máxima del presidente de Odebrecht según la cual la corrupción es un nuevo modo de hacer negocio

Albert Rivera, al apoyar la necesaria moción de censura del PSOE, o al rechazarla, ha demostrado que el pueblo español que tanto alaba le importa muy poco. Él verá españoles por todos los lados por donde mira, pero sólo a quienes se sometan a sus preceptos. Condicionar su apoyo a Pedro Sánchez o a M. Rajoy a la convocatoria inmediata de elecciones muestra la catadura ética y moral del líder de Ciudadanos, algo que sólo puede hacer quien no tiene una ideología sobre la que asentar su acción política, quien no tiene una vocación de servicio al pueblo o quien pretende alcanzar el poder para entregárselo de inmediato a las élites financieras y empresariales que le apoyan.

El impulso logrado gracias a sus posturas ultranacionalistas en referencia al Procés catalán le ha disparado en las encuestas, pero, ¿se traducirá en votos? Como ya le ha ocurrido en anteriores comicios Ciudadanos y Rivera tiene un problema con el voto rural. A pesar de todo el apoyo mediático que está recibiendo no cala fuera del ámbito urbano. Allí están los trabajadores, los obreros, los campesinos, los ganaderos, los explotados por el capital. El pueblo del rural es el que posee la sabiduría ancestral que no se deja engatusar por los cantos de sirena, la inteligencia que sabe discernir entre lo que va a ser bueno o malo y que, por cierto, han sabido descubrir y rechazar las puertas giratorias y las conductas inapropiadas de muchos de los líderes socialistas, en algunos casos coincidentes con altos cargos del PP. Rivera no convence a esas mentes porque son las que realmente saben pensar.

En el rural están los trabajadores, los obreros, los campesinos, los ganaderos, los explotados por el capital. El pueblo del rural es el que posee la sabiduría ancestral que no se deja engatusar

En el rural es donde está el voto de los verdaderos socialistas que siguen pensando, más allá de análisis politológicos, que el socialismo es la verdadera solución para el pueblo. Podrán haberse radicalizado en el nacionalismo patriotero del que Rivera ha hecho bandera porque el bombardeo de desinformación y manipulación de los escaños mediáticos que le apoyan sigue siendo intensísimo. El pueblo del rural ama a España pero no comparte el mensaje de odio que transmite Ciudadanos. Para entender esta reflexión no hay que mirar la figura de Alfonso Guerra quien podrá hacer análisis acertados o desacertados en el tema catalán pero jamás los realiza desde la perspectiva del odio, de la miseria o del oportunismo político.

Ciudadanos no cala fuera de las ciudades porque allí sobrevive un socialismo unido, allí no se va a encontrar socialistas de salón o que se han amparado en la generación de amistades y en la ingenuidad limpia de la gente. Allí se encontrará con los socialistas que han gobernado siempre sin demagogia, llevando al pueblo lo que por derecho le corresponde al pueblo.

Antes incluso de que se llegue al debate de la moción de censura Pedro Sánchez ya ha logrado quitarle la primera máscara a Albert Rivera. Tiene otras y, no lo duden, las descubriremos en Diario16.
 
Vídeo: La similitud de discurso entre Albert Rivera y José Antonio Primo de Rivera



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    1. Cristina‏ @celestrellat 21h21 hours ago


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      Aquesta gent son uns dements. Tanta pols no es bona per la salud!

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El ventajismo de Rivera
Escritor
Paco Rodríguez de Lecea

26 de Mayo de 2018(17:19 h.)
  • 2018052617174027926.jpg
La posición de Rivera es, como siempre, clara y tajantemente ventajista. Está en contra de la moción, de modo que exige su retirada, primero, y la convocatoria inmediata de elecciones generales después

Lo diré sin tapujos: Albert Rivera no tiene ni los saberes ni los redaños ni el carisma necesarios para ser alguien en la política. No es un líder auténtico, es fake news.

¿Qué tiene, entonces, para estar donde está? Sustancialmente, dos cosas.

La primera, su sorprendente parecido con San Pancracio, en esas estatuillas en las que aparece asido con una mano a la palma, y un dedo de la otra alzado hacia el cielo. San Pancracio tiene fama de milagrero, y en tiempos se le encajaba en el dedo una de aquellas monedas de dos reales (ahora sin curso legal) que tenían un agujero en el centro. Era creencia popular que el óbolo destinado al santo atraía la buena suerte en mil formas inesperadas, de modo que los sanpancracios se multiplicaron en las repisas de las viviendas y de los talleres en los que la gente humilde suspiraba por un golpe de fortuna que le cambiase para siempre el destino.

No hay ninguna prueba consistente de que la carita sonrosada y el dedito alzado del santo fueran origen en alguna ocasión de una mejoría significada para algún devoto. Tampoco hay pruebas tangibles de que los votos a las listas de Ciudadanos, emitidos como suspiros de aire que van al aire, hayan servido para nada concreto, como no sea incrementar la desfachatez de los representantes electos de la formación.

Ahí entra en juego el segundo punto fuerte de Rivera, su ventajismo. Desde la posición preeminente que le conceden pronósticos electorales más o menos cocinados, Rivera se ha elevado a sí mismo a la condición de líder supremo de las feministas, de los jubilados, de la transparencia, de la lucha contra la corrupción, de la defensa de la Constitución y, ahora mismo, del patriotismo. Es bonito verlo al frente de tantas cosas, pero si nos fijamos un poco más lo único que aporta a tantas justas reivindicaciones son sus mejillas de arrebol y su dedito alzado.

Así está ocurriendo, una vez más, con la moción de censura al gobierno sustanciada después de la sentencia del caso Gürtel. Cabe recordar que va encabezada por Pedro Sánchez, secundado por los líderes en cuarentena de Podemos. Cabe recordar también que está causando fuertes debates en los ámbitos de los nacionalismos de derechas (JxCat, PNV) incapaces de decidir, en la ocasión, si son más nacionalistas que de derechas, o a la inversa.

La posición de Rivera es, como siempre, clara y tajantemente ventajista. Está en contra de la moción (no le reporta ninguna ventaja personal), de modo que exige: su retirada, primero, y la convocatoria inmediata de elecciones generales después.

Un observador benévolo sacará la conclusión de que lo que desea Rivera es gobernar. Falso. Lo que desea es: a) que siga gobernando un PP llegado a estas alturas a un grado insoportable de putrefacción, y en consecuencia infinitamente maleable a las presiones desde retaguardia; b) contener un previsible crecimiento de las izquierdas plurales, y evitar acuerdos potenciales de conllevancia entre esas izquierdas y las opciones nacionalistas más sensatas, que puedan variar las coordenadas generales de la situación política en el país; y c) seguir indefinidamente en el candelero como deus ex machina, o pepito grillo, o sanpancracio del sistema así acartonado, evitando que nada cambie porque cualquier cambio podría arruinar el momio que le ha llegado por intercesión del Ibex divinal.

https://www.nuevatribuna.es/opinion...entajismo-de-rivera/20180526135749152331.html
 
Albert Rivera cayó en su propia trampa
Una de las cosas más positivas que ha tenido la sentencia del Caso Gürtel es que se va a desenmascarar la verdadera estrategia de Albert Rivera y de Ciudadanos: buscar el poder a costa de lo que sea y de quien sea para poder aplicar el programa que solo beneficiará a las élites financieras, empresariales y dictadores privados mayoritariamente corruptos que le apoyan

Por
Manuel Domínguez Moreno (Diario 16)
-
26/05/2018


Lo volvemos a repetir: la sentencia de la Gürtel ha tenido, entre sus aspectos más positivos, además de certificar la trama corrupta por la que el Partido Popular se financió ilegalmente, quitar la máscara a Albert Rivera. Tal vez el presidente de Ciudadanos pensara cuando se leyeron las penas condenatorias que todos los partidos con representación parlamentaria iban a pedir en masa la dimisión de M. Rajoy. Sin embargo, no tuvo en cuenta que el PSOE tenía la posibilidad de presentar una moción de censura y que, con el apoyo de los partidos progresistas y los que, aun no siéndolo, están en contra de las políticas del PP. Por esta razón, Ciudadanos ha tenido que forzar la estrategia intentando llevar a todo el mundo a una especie de chantaje por el que apoyará o no la moción de censura si a quien benefician sus escaños se somete a sus pretensiones. Como se puede comprobar, un comportamiento «absolutamente democrático».

Albert Rivera se ha presentado ante los españoles del mismo modo en que se presentó Aznar en los años 90, como el único ariete válido para luchar contra la corrupción. Los resultados de esa «lucha» durante los tiempos de Aznar ya la hemos podido comprobar: un 86% de sus ministros implicados en tramas corruptas y la creación de una red de clientelismo que derivó en el Caso Gürtel y en otros muchos. Rivera, por su parte, ya tiene contactos con personas y/o implicadas/imputadas/condenadas por corrupción. M. Rajoy podrá estar al frente de un partido condenado por lucrarse de la peor de las lacras de nuestra política. Sin embargo, Rivera representa una presunta doble corrupción al estar defendiendo los intereses empresariales de quienes se han lucrado o se lucran a través de redes clientelares o de quienes siguen al pie de la letra la máxima del presidente de Odebrecht según la cual la corrupción es un nuevo modo de hacer negocio. Son precisamente estos empresarios, representantes de las élites financieras que son enemigas del pueblo, las que le han encumbrado en las encuestas de los medios de comunicación que controlan generando una inercia que ha trascendido, incluso, al CIS.

Rivera representa una presunta doble corrupción al estar defendiendo los intereses empresariales de quienes se han lucrado o se lucran a través de redes clientelares o de quienes siguen al pie de la letra la máxima del presidente de Odebrecht según la cual la corrupción es un nuevo modo de hacer negocio

Albert Rivera, al apoyar la necesaria moción de censura del PSOE, o al rechazarla, ha demostrado que el pueblo español que tanto alaba le importa muy poco. Él verá españoles por todos los lados por donde mira, pero sólo a quienes se sometan a sus preceptos. Condicionar su apoyo a Pedro Sánchez o a M. Rajoy a la convocatoria inmediata de elecciones muestra la catadura ética y moral del líder de Ciudadanos, algo que sólo puede hacer quien no tiene una ideología sobre la que asentar su acción política, quien no tiene una vocación de servicio al pueblo o quien pretende alcanzar el poder para entregárselo de inmediato a las élites financieras y empresariales que le apoyan.

El impulso logrado gracias a sus posturas ultranacionalistas en referencia al Procés catalán le ha disparado en las encuestas, pero, ¿se traducirá en votos? Como ya le ha ocurrido en anteriores comicios Ciudadanos y Rivera tiene un problema con el voto rural. A pesar de todo el apoyo mediático que está recibiendo no cala fuera del ámbito urbano. Allí están los trabajadores, los obreros, los campesinos, los ganaderos, los explotados por el capital. El pueblo del rural es el que posee la sabiduría ancestral que no se deja engatusar por los cantos de sirena, la inteligencia que sabe discernir entre lo que va a ser bueno o malo y que, por cierto, han sabido descubrir y rechazar las puertas giratorias y las conductas inapropiadas de muchos de los líderes socialistas, en algunos casos coincidentes con altos cargos del PP. Rivera no convence a esas mentes porque son las que realmente saben pensar.

En el rural están los trabajadores, los obreros, los campesinos, los ganaderos, los explotados por el capital. El pueblo del rural es el que posee la sabiduría ancestral que no se deja engatusar

En el rural es donde está el voto de los verdaderos socialistas que siguen pensando, más allá de análisis politológicos, que el socialismo es la verdadera solución para el pueblo. Podrán haberse radicalizado en el nacionalismo patriotero del que Rivera ha hecho bandera porque el bombardeo de desinformación y manipulación de los escaños mediáticos que le apoyan sigue siendo intensísimo. El pueblo del rural ama a España pero no comparte el mensaje de odio que transmite Ciudadanos. Para entender esta reflexión no hay que mirar la figura de Alfonso Guerra quien podrá hacer análisis acertados o desacertados en el tema catalán pero jamás los realiza desde la perspectiva del odio, de la miseria o del oportunismo político.

Ciudadanos no cala fuera de las ciudades porque allí sobrevive un socialismo unido, allí no se va a encontrar socialistas de salón o que se han amparado en la generación de amistades y en la ingenuidad limpia de la gente. Allí se encontrará con los socialistas que han gobernado siempre sin demagogia, llevando al pueblo lo que por derecho le corresponde al pueblo.

Antes incluso de que se llegue al debate de la moción de censura Pedro Sánchez ya ha logrado quitarle la primera máscara a Albert Rivera. Tiene otras y, no lo duden, las descubriremos en Diario16.
Desenmascarado está Pedrito que quiere ser presidente aunque sea solo unos meses.
 
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