Adolfo Suárez no sometió a referéndum la monarquía porque las encuestas le dijeron que perdería

No, más que envidia es... otra cosa no se, descontento. Yo las noto que se ríen mucho del principe por no controlar ni a su mujer.. Y las de pasta de verdad, pero de mucha pasta, se mofan del príncipe (actual rey), tachan de corta a Sofía, consideran las bodas de todos los hijos de los reyes como muy mal hechas, suspiran por el modelo inglés o (cágate) de liechestein (o como sea). Ninguna habría permitido que sus hijas se casaran con Felipe, porque como dicen ellas, es muy sacrificado y sus niñas no necesitan el dinero de un marido. Yo sólo las veo de trimestre en trimestre (mis posibles pa peluquería no dan pa más) pero son una parroquía muy simpática, con la que te ríes mucho. En serio. Hay una muy maja, debe tener como ochenta tacos mínimo, por las manchas de las manos, que dice que desde la reina Ena no ha habido en España una reina decentemente vestida, que Sofía de joven, cuando llegó, daba pena verla y que todas pensaron que era una borde, hasta que se dieron cuenta de que lo que era era tonta.

Mi reina Ena merece el título de soberana. Lástima de horterez y mediocridad ambiental.

La familia de Sofía consideraban a Juanito de poco pedigrí para los griegos. Y sí que era antipática la Sofi, pero altiva y borde como ella sola. Vino con cuatro pingos y hubo que llevarla a las grandes casas de modistos para quitarle los trapos.
Sigue cayendo mal aunque ella de cara a las imágenes queda de maravilla con su sonrisa y educación. No se relaciona con nadie más que sus parientes. Por eso en una isla como Mallorca repleta de fotógrafos nunca aparece en crónicas sociales, solo con motivo de actos institucionales o paseos de compras.
 
Extraña manera de librase del Preparado hace dos años con mayoria absoluta. Presionando para que abdicase el viejo y coronándole pitando sin hacer referendum... El PP es el sostén de la monarquia, han hecho lo imposible por librar a Cristinita del banquillo, con Garcia Margallo diciendo que la monarquia es lo mejor de la "marca España" y que el juicio a la Cris hundia la marca España, para nada sus politicas económicas o su propia corrupción. Y para colmo, dando inviolabilidad al rey jubilado para que no le puedan caer demandas por sus chanchullos y esqueletos en el armario... Vamos, que si el PP quiere la República, lo disimula muy bien...

No conviene la inestabilidad.
 
Cómo Suarez no se puede defender, los periolistos lamecucus dijeron ayer
* Qué ya tenía principio de Alzheimer.
* Qué fue JC quién propuso a Suarez y no al revés.
* Qué no existían encuestas en el 76.
:vomit::vomit:
 
Cómo Suarez no se puede defender, los periolistos lamecucus dijeron ayer
* Qué ya tenía principio de Alzheimer.
* Qué fue JC quién propuso a Suarez y no al revés.
* Qué no existían encuestas en el 76.
:vomit::vomit:



lo de que fue el campechano quien propuso al memo de Suárez es verdad, cuando la palmó Franco siguió Arias Navarro de presidente del gobierno, pero como el mataelefantes estaba descontento con él hizo que en julio de 1976 eligieran presidente del gobierno al relamido Suárez (que por cierto, era ya ministro en el gobierno de Carlos Arias Navarro)
 
España no era monárquica en tiempos de Franco. Una encuesta realizada en el año 1970 desmonta una institución construida golpe a golpe.

Una conspiración de intereses por parte de un dictador que quería dejar todo atado y bien atado y los poderes fácticos nacionales e internacionales construyeron una imagen modélica de un Rey y de una monarquía infames.

Las encuestas que hacen ahora no me las creo, hacen encuestas para manipular el sentir de la población No me creo que un 75% de los españoles apoye al Calzonazos y menos que el 60% apoye la monarquía.

 
Jarcha son unos vendidos: "Libertad, libertad, sin ira libertad, guardate tu miedo y tu ira, porque hay libertad, sin ira libertad y si no la hay, sin duda la habrá" ¿ Pero estos no cantaban que hay libertad? ¿Por qué se contradicen después diciendo que si no la hay, sin duda la habrá? Esta es la libertad que hay en España después de 40 años. Cada vez vamos a peor.

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La canción de Jarcha es el perfecto ejemplo de lo que querían los franquistas que fuese la Transición (y a lo que Felipe González se plegó gustoso): os damos "libertad" pero a cambio os "guardáis vuestra ira", es decir, os tragáis todas las humillaciones que os hemos inflingido durante 40 años y transigís con lo que os ponemos en el plato (o sea, os quedáis quietos y callados, viva el papa, viva el rey, viva el orden y la ley) y si no, garrotazo y tentetieso (23F). Es una cancioncita muy tóxica que se publicitó mucho en su momento porque interesaba transmitir ese mensaje.
 
La canción de Jarcha es el perfecto ejemplo de lo que querían los franquistas que fuese la Transición (y a lo que Felipe González se plegó gustoso): os damos "libertad" pero a cambio os "guardáis vuestra ira", es decir, os tragáis todas las humillaciones que os hemos inflingido durante 40 años y transigís con lo que os ponemos en el plato (o sea, os quedáis quietos y callados, viva el papa, viva el rey, viva el orden y la ley) y si no, garrotazo y tentetieso (23F). Es una cancioncita muy tóxica que se publicitó mucho en su momento porque interesaba transmitir ese mensaje.

Todavía me acuerdo de la canción...
 
Luis Herrero
Matar al Rey

Al monarca se le puede ningunear, se le puede matar y, al parecer, también se le pudo apartar de la peripecia de la Transición. Naturalmente, las tres afirmaciones son falsas.

En las últimas 72 horas hemos sabido, consecutivamente, estas tres cosas distintas en relación a la figura del Rey: que el tercer partido del país, con aspiraciones a convertirse en el segundo, le da la espalda y se niega a saludarlo en el acto de apertura de la Legislatura, que un tipo le ha tenido varias veces en el punto de mira de su kalashnikov, y que en 1976 se estudió la posibilidad de someter a referéndum su aceptación por parte de la ciudadanía. Diríase que una extraña conjunción astral ha querido poner de manifiesto el carácter prescindible de la Forma de Estado que tenemos en España. Al monarca se le puede ningunear, se le puede matar y, al parecer, también se le pudo apartar de la peripecia de la Transición. Naturalmente, las tres afirmaciones son falsas.

El desplante de Podemos no hizo de menos a Felipe VI, sino a sus autores, que quedaron ante la opinión pública como lo que son: maleducados y numereros. El francotirador no tenía línea de fuga y sólo podría haber activado los mecanismos de sucesión en la Jefatura del Estado si hubiera estado dispuesto a inmolarse en una acción suicida. Y la Transición pacífica, sin derramamiento de sangre, hubiera sido total y absolutamente imposible sin el concurso del Rey.

Lo que Suárez le dijo a Victoria Prego en 1995 fue que el PSOE quería promover un referéndum sobre la Monarquía en 1976 y que el Gobierno sabía que ese referéndum, de haberse celebrado, hubiera podido perderse. Ambas cosas son ciertas. Pero hay que contextualizarlas.

El PSOE, en 1976, era partidario de la ruptura. No creía que fuera posible ir de la ley a la ley para pasar de la dictadura a la democracia. Jamás pensó que el franquismo se haría el haraquiri para permitir el referéndum de la Reforma Política, cuyo cuadragésimo aniversario celebraremos el próximo 15 de diciembre. Los socialistas estaban inicialmente convencidos de que había que partir de cero y de que un Rey cuya legitimidad se apoyaba en las leyes de Franco no pintaba nada en el diseño del futuro que ellos acariciaban. Y menos aún si se tiene en cuenta el acendrado republicanismo de sus señas de identidad.

Por lo tanto, es verdad: el PSOE buscó apoyos internacionales para conseguir que la Forma de Estado fuera sometida a referéndum en España. Felipe González se lo confesó sin tapujos a Adolfo Suárez en los dos primeros encuentros que ambos mantuvieron, el primero en casa de Rafael Ansón, y el segundo en casa de Joaquín Abril, en agosto de 1976. También es verdad que Suárez sabía de antemano cuál hubiera sido el resultado de ese referéndum que González reclamaba. En España había dos sectores mayoritarios, aunque uno más numeroso que el otro. El de menor cuantía, aunque mucho más poderoso porque aún ocupaba las atalayas del poder político, lo que quería era la continuidad del franquismo y la idea de un Rey que pudiera traer una democracia de corte occidental a España, mandando la obra del Caudillo a pudrir malvas, les producía una irresistible tentación de fletar fragatas en Cartagena. El sector social mayoritario quería el cambio y no se creía -como le pasaba al PSOE- que el sucesor del dictador estuviera en condiciones de conseguirlo. Así que, en efecto, por un lado y por otro, por razones antagónicas, por cerrilismo y por ambición democrática, al Rey se le hubieran puesto las cosas muy difíciles en un referéndum.

Lo que no es verdad en absoluto es que la posibilidad de ese referéndum se llegara a plantear en serio y, por lo tanto, que su no celebración se debiera a la negativa heroica de Suárez. Los socialistas y los comunistas miraban con un escepticismo cósmico la Ley para la Reforma Política que aprobaron las Cortes, ¡con el visto bueno del Consejo Nacional del Movimiento!, el 18 de noviembre de 1976, hace exactamente cuarenta años y dos días. Era la ley que, si pasaba el filtro del referéndum, debía permitir la inmediata convocatoria de las primeras elecciones libres desde la Segunda República. La izquierda jamás pensó -al principio- que ese plan fuera a funcionar. Pero le dio una oportunidad. Cada vez que Suárez evocaba aquel gesto solía subrayar el patriotismo que exhibieron Santiago Carrillo y Felipe González. Y, para asombro de ambos, el plan funcionó. Desde entonces no hicieron gran cosa para entorpecerlo.

Suárez sólo tardó cuatro meses en demostrar que era posible el tránsito a la democracia yendo de la ley a la ley, de acuerdo al guión de Fernández Miranda, y que, por lo tanto, la opción de la ruptura -una de cuyas consecuencias hubiera sido el referéndum sobre la Monarquía- era más temeraria que la de la reforma. En ese instante se vio claro que el Rey, que estaba en la sala de mandos de la Transición, y sin cuyo concurso todo el proceso hubiera saltado por los aires, se había ganado la confianza de la mayoría de los españoles. Pero no porque éstos se hubieran vuelto repentinamente monárquicos, sino porque se habían convencido de la utilidad de la Institución.

Le oí decir muchas veces a Adolfo Suárez que él no era monárquico y que no creía que los españoles lo fuéramos por convicción. Lo éramos porque habíamos descubierto la utilidad de la Monarquía y dejaríamos de serlo -vaticinaba- cuando esa utilidad desapareciera. Por eso fue tan duro con Juan Carlos cuando le sobrevino la fiebre campechana de hacer de su capa un sayo.

El Rey fue imprescindible en la Transición, utilísimo en el proceso de consolidación democrática y razonablemente útil durante el día a día a velocidad de crucero. De lo que se trata ahora es de que pueda demostrar que vuelve a ser una pieza clave para afrontar el período de incertidumbre en el que quiere sumirnos el populismo que aspira a volar por los aires el pacto constitucional del 78 y regresarnos al guerracivilismo cainita del periodo previo. Pero no podrá hacerlo si se le hurta su papel. El Rey es el símbolo de la unidad y la permanencia del Estado. Si no es eso, no es nada. Así que sin un Estado que quiera permanecer unido, la Monarquía carece de sentido.

Por eso no es congruente darle la espalda al Rey y decir que se defiende la unidad de España, como no lo era en 1976 defender su defenestración y aspirar a una Transición incruenta. Cuando la izquierda de entonces se dio cuenta, rectificó. La de ahora está por uvas. No sé si por ignorancia histórica o por afición a las trincheras. A lo peor, por las dos cosas a la vez.

http://www.libertaddigital.com/opinion/luis-herrero/matar-al-rey-80652/
 
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