Aquí una “adolescente” de 21 años, del 2000. Vengo a dar mi punto de vista. Es verdad que he pasado toda mi adolescencia con un smartphone, pero mientras lo llevaba en la mano también me sentaba a comer pipas con mis amigos y experimentaba los cambios propios de mi edad. Realmente no creo que la gente prefiera pasar tiempo pegados a una pantalla en vez de tener algo de contacto humano. Y esto nos lo ha demostrado el confinamiento. Yo, aunque use mucho las redes sociales, sigo prefiriendo ver a mis amigos cara a cara y no a través de una historia de instagram.
Creo que nuestra generación (y las que vienen espero que también) está desarrollando una conciencia nueva con respecto a ciertos temas, se está poniendo sobre la mesa la salud mental y la responsabilidad afectiva, la educación emocional ha saltado a la palestra. Desde luego, nuestros hijos se criarán (no quiere decir que todos) con mucho mimo y serán aceptados tal y como son.
¿Estamos más deprimidos? Quién sabe, yo he tenido la salud mental muy resentida, es verdad que algunas cosas en las redes sociales hacen daño, pero hemos nacido con el pan de la crisis bajo el brazo y no sabíamos hablar cuando ya se nos hablaba de un futuro negro. Y desde luego, con la pandemia, no es plato de buen gusto llegar a la adultez y encontrarte esta situación. Para mí ha sido un palo importante el haber empezado con 19 años todo esto y sentir que voy a cumplir 22 aún en estas.
También se ha mencionado por ahí el tema de normalizar el consumo de drogas y alcohol, y siento decir que creo que ese problema lleva existiendo más años que yo misma. Recuerdo tener unos siete años y escuchar en la tele casos de botellones y críos con comas etílicos, en algunos casos, incluso peores que los que yo misma haya podido presenciar. Mucha gente de 30, 35 años olvida que no era tan raro beber a los 13 años a principios de los 2000.
No tengo nada más que decir hasta ahora, solo quería aportar mi punto de vista porque a veces las cosas se ven muy distintas desde otro prisma, y no siempre cambian tanto las circunstancias y los problemas generacionales.
Creo que nuestra generación (y las que vienen espero que también) está desarrollando una conciencia nueva con respecto a ciertos temas, se está poniendo sobre la mesa la salud mental y la responsabilidad afectiva, la educación emocional ha saltado a la palestra. Desde luego, nuestros hijos se criarán (no quiere decir que todos) con mucho mimo y serán aceptados tal y como son.
¿Estamos más deprimidos? Quién sabe, yo he tenido la salud mental muy resentida, es verdad que algunas cosas en las redes sociales hacen daño, pero hemos nacido con el pan de la crisis bajo el brazo y no sabíamos hablar cuando ya se nos hablaba de un futuro negro. Y desde luego, con la pandemia, no es plato de buen gusto llegar a la adultez y encontrarte esta situación. Para mí ha sido un palo importante el haber empezado con 19 años todo esto y sentir que voy a cumplir 22 aún en estas.
También se ha mencionado por ahí el tema de normalizar el consumo de drogas y alcohol, y siento decir que creo que ese problema lleva existiendo más años que yo misma. Recuerdo tener unos siete años y escuchar en la tele casos de botellones y críos con comas etílicos, en algunos casos, incluso peores que los que yo misma haya podido presenciar. Mucha gente de 30, 35 años olvida que no era tan raro beber a los 13 años a principios de los 2000.
No tengo nada más que decir hasta ahora, solo quería aportar mi punto de vista porque a veces las cosas se ven muy distintas desde otro prisma, y no siempre cambian tanto las circunstancias y los problemas generacionales.