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Realeza
¿Adiós a Mallorca? El verano más extraño de los reyes: sin besos en la Almudaina ni en el pantalán
La celebración de la Copa del Rey está en el aire y el sector de las regatas augura pérdidas considerables. Su cancelación, además, implicaría un cambio de planes de Felipe y Letizia en la tradicional visita de la familia real a la isla balear.
E. V.
13 de mayo de 2020 · 10:08
Tiempo de lectura: 6 minutos
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“No hay cosa más desoladora que el día después a la Copa del Rey. El sábado, tras toda una semana de competición, está todo al 200 por ciento. Hay mucha emoción en el club náutico de Palma. ¡Imagínate si ganas! Te entrega el premio el rey, te tiran al agua, lo celebras, atiendes a la prensa... El domingo, hay que volver al club para recoger el barco y regresar a casa. Donde había un bullicio tremendo, encuentras un silencio increíble, una tranquilidad... ¡Eso choca mucho! No quiero ni pensar lo que sería este año con el distanciamiento social”, reflexiona Pedro Campos Calvo-Sotelo, 11 veces ganador de la Copa del Rey, 17 veces campeón del mundo y patrón del Bribón, la embarcación de cuyo equipo forma parte el monarca emérito Juan Carlos, gran amigo suyo.
No será hasta finales de junio o principio de julio cuando se permitan los desplazamientos entre provincias si los acontecimientos suceden sobre lo previsto y los planes de desescalada del Gobierno de Pedro Sánchez no cambian. Será entonces cuando la Familia Real, podrá viajar hasta su segunda residencia, el palacio de Marivent de Palma (Mallorca). Este edificio ubicado en la bahía de la capital balear se convierte todos los veranos en centro de la vida y política del país. Doña Sofía es tradicionalmente la primera en llegar. Se suele instalar con los primeros calores con su hermana, la princesa Irene, y su prima y buena amiga, Tatiana Radziwill, quien suele ir acompañada de su marido, el doctor Jean Henri Fruchaud. Allí, acude a actos benéficos, va al cine o sale de compras por las principales calles de la ciudad. Ya a finales de julio suele llegar su hijo, el rey Felipe. Sin embargo, este año, a consecuencia de la crisis sanitaria del COVID-19, los planes para la familia Borbón también son inciertos y hasta el último momento –“vamos semana a semana”, dicen desde Zarzuela– no se sabrá con seguridad si pasarán parte del verano en la isla balear.
Uno de las actividades más señaladas en la agenda estival de la Familia Real es la asistencia a la Copa del Rey de vela, en la que suele competir el propio monarca y que ahora mismo está en el aire. “No hemos suspendido todavía la celebración de las regatas. Trabajamos con la idea de poder celebrarla, pero hay que estar muy pendiente de cómo evoluciona la situación con respecto a la alerta sanitaria y el estado de alarma”, confiesan desde el Real Club Náutico de Palma. Allí, no pierden la esperanza de que este evento se celebre desde el 1 al 8 de agosto, a pesar de que han tenido que aplazar hasta octubre la Palma Vela, la competición que abre el circuito internacional y en la que participan cerca de 150 barcos. En total 2.000 regatistas que inician el favorable impacto en la economía local. “Se rumorea con que no se va a celebrar, pero no hay nada seguro. La copa del rey, al ser una competición anual, no se podría aplazar. O se celebra o se tendría que cancelar. Sería una decisión histórica”, explica Pedro Campos.
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Desde el Real Club Náutico de Palma destacan “como símbolo de normalidad” que, al menos, 40 embarcaciones se han preinscrito ya para participar. Entre esas personas se encuentra el empresario murciano José María Meseguer y su barco, Pez de abril, con el que fue campeón en 2018. Sea cual sea la decisión no será fácil de tomar para Emerico Fuster, el nuevo presidente del Real Club Náutico quien se enfrenta con incertidumbre a la que sería su primera Copa del Rey.
De celebrarse finalmente, este acontecimiento deportivo tendría que modificar algunas de sus particularidades. El año pasado, en la cena de Armadores, se reunieron 800 personas. Algo impensable en esta edición. Tampoco serán posibles los corrillos de periodistas esperando la llegada de la reina y sus hijas, la princesa Leonor y la infanta Sofía, para sorprender al monarca en el pantalán. O el estrechar de manos de los reyes e hijas a los curiosos. Prohibido los besos –el ósculo entre Letizia y Felipe es el que cotiza al alza entre las decenas de paparazzi– y las grandes concentraciones de gente. El tradicional posado para la prensa en Marivent también tendrá que adaptarse a la llamada nueva normalidad. Quizá nos deje una estampa que no se repite desde hace más de 50 años. En los años setenta era habitual que los entonces reyes estuvieran mucho más relajados ante la escasa presencia de periodistas e incluso permitían el acceso al interior del palacio.
Los Reyes de España, acompañados de sus hijos Felipe, Cristina y Elena, en su residencia veraniega del Palacio de Marivent, en agosto de 1976. EFE/lafototeca.com
También está en la cuerda floja otro de los grandes eventos de la Mallorca de los reyes: la tradicional recepción a la sociedad civil de las islas baleares en el Palacio de la Almudaina. Allí se podría sustituir el besamos por un encuentro sin contacto físico y se reduciría el número de asistentes. El año pasado disfrutaron del cóctel más de 1.000 personas. Y si las vacaciones en Palma están en duda, también lo están su tradicional escapada privada, tal y como sostiene Informalia. Lo que sí podrán, en cambio, es visitar Flanigan, el restaurante de Miguel Arias en Puerto Portals, donde desde este lunes tenían la terraza abierto al público respetando las medidas de seguridad. La sociedad espera que Felipe y Letizia se esfuercen más si cabe este año para promocionar el turismo en las Baleares, como en el pasado hicieron los reyes eméritos que promovieron la visita a Mallorca de personalidades como la reina Isabel de Inglaterra o el emperador de Japón.
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La industria de las regatas está muy preocupada por las pérdidas que podría suponer una temporada sin actividad. “La Copa del Rey de Palma es muy importante. Es un campeonato del mundo oficioso. Esta crisis perjudica a muchas personas. Hasta a los fabricantes de velas”, prosigue Campos, presidente del Real Club Náutico de Sanxenxo, que este año iba a acoger el campeonato europeo de la clase seis metros y lo han tenido que posponer.
Este verano mallorquín será a todas luces un año triste en lo social tras la muerte de Alfonso Cortina, uno de los visitantes más ilustres de la isla. A esto se suma la tristeza de Cristina Macaya, la gran embajadora de Mallorca, quien hace unos meses despedía a su expareja, el coleccionista y empresario Plácido Arango, que era otro visitante habitual. Se espera la llegada de grandes vecinos como el actor Michael Douglas –que ha retirado de la venta su residencia balear–, el productor Alexandre de Betak o la princesa Birgitta de Suecia, la hermana de Carlos Gustavo de Suecia. A pesar de ello, parece que este año nada será igual. El año cero de una nueva era.
La reina madre???? ese título no existe, madre sí, reina no.Marivent, ¿para qué?
Jaime Peñafiel 06/04/2015
Don Juan Carlos y doña Sofía llegaron a este paradisíaco enclave, ofrecido por la isla de Mallorca, hace ya 42 años, exactamente el 4 de agosto de 1973. Al ceder esta mansión la Diputación Provincial de Baleares, rompía el acuerdo al que había llegado con Anunciación Marconi Taffani, la viuda de Juan de Saridakis, su propietario, de cederla a cambio de hacerse un museo con el nombre de su marido, abierto al público. En 1973, los herederos de Saridakis denunciaron a las autoridades el incumplimiento del testamento, pero solo pudieron recuperar los muebles y los cuadros.
Desde entonces, el Palacio de Marivent , la única residencia utilizada por los Borbones que no pertenece a Patrimonio Nacional sino que corresponde a la Comunidad Autónoma Balear, con 33,000 m2, es la residencia de verano de ¿la Familia Real?
Letizia no parece dispuesta a continuar con la tradición de pasar las vacaciones estivales en “este trozo de cielo en la tierra” , como la definió Felipe el pasado año, aunque la consorte no lo considera el mejor lugar .
A pesar de que la pareja dispone de una residencia, construida en el interior del complejo Marivent, Son Vent, de 500 m2, edificación de dos plantas, con ocho habitaciones, una biblioteca, un gran salón, comedor, recibidor, cocina y cuatro cuartos de baño. Exclusivamente para ellos.
En el 2004, año en que se casaron Felipe y Letizia, el gobierno balear se gastó una millonada, en una serie de reformas para que la consorte encontrara Son Vent más cómoda. Se cambió toda la instalación eléctrica, se implantó un nuevo sistema de aire acondicionado, más moderno y silencioso , y también la cocina con nuevos electrodomésticos de última gama.
Aún así, la inefable Letizia no se ha sentido jamás feliz en Marivent. Lo más grave es que ni lo disimula. Para ella supone un gran sacrificio tener que viajar a Palma con el fin de participar , como este Domingo de Resurrección, en “la misma vieja parodia renovada” junto a los que quedan de la Familia, simulando ser muy feliz sonriendo a los fotógrafos.
Antaño, Marivent era el escenario de la estampa familiar más esperada, cuando eran… una familia. De un tiempo a esta parte, empezaron a llegar a cuentagotas, por separado, y cuando unos aterrizaban en la isla, otros se marchaban.
El palacio de dos plantas tiene diez habitaciones, cinco cuartos de baño, varios salones, entre ellos el comedor oficial, y varios despachos.
Todo esto fue supervisado personalmente por doña Sofía, que no escatimó gasto en elegir muebles, tanto para el interior como para las terrazas, cortinas, ropa de cama especialmente bordada… pagaba la Diputación.
Cierto es que con todo lo que ha sucedido en la Familia Real, ella es la única que lo disfruta junto a su hermana Irene. Para ello, el gobierno balear se ve obligado a desembolsar más de dos millones de euros al año en su mantenimiento y que siempre esté en condiciones para cuando Su Majestad la reina madre quiera refugiarse allí a llorar la soledad de su desamor como hacía su antecesora, la reina Victoria Eugenia.
La sufridora esposa de Alfonso XIII se encerraba en el gabinete que se había montado en el Palacio Real, donde se hartaba de llorar y maldecía la hora en que se había casado con el soberano que llenó de bastardos Madrid. Hoy, todavía, podemos disfrutar de la existencia de uno de ellos, Leandro Borbón Ruiz Moragas, a quien se le reconoció ser hijo de su real padre.
Ciudadanos de Palma piensan que es mucho, muchísimo, dinero público el que se gasta para que una señora, por muy reina madre que sea, lo utilice dos veces al año. Don Juan Carlos “ni está nunca ni se le espera”.
Primero, ya no tiene el Fortuna en el que navegar. Y segundo porque está la reina, con quien, visto lo visto, no le gusta coincidir.
Por todo esto y mucho más, a lo peor, Marivent tendrá que ser devuelto, un día, a la ciudad de Palma (como se ha hecho con el Fortuna) para ser utilizado con fines culturales y museísticos, como lo dejó dispuesto su propietario.
Con todo lo anteriormente expuesto y haciendo honor al título de esta columna, ¿para qué Marivent
https://www.republica.com/reino-de-corazones/2015/04/06/marivent-para-que/#
.....”debería abdicar!”Este año, debido a la situación y por respeto al pueblo español....