Perdoname @Ouroboros , no he pretendido ofenderte aunque no he sabido transmitir bien mis pensamientos al respecto. Por supuesto que es una falta total de ética, de moral o de principios. Pero nunca he culpado a un tercero del fracaso de una pareja. Uno no es infiel si no quiere, por más que ese tercer@ lo intente. Que este chico y muchos otros son así, pero bajo mi perspectiva, si la persona casada, por la iglesia además, con lo cual además de un contrato es un sacramento, decide dejar entrar a ese tercero, la culpa, para mí la tiene la persona casada. La culpa en el matrimonio, ante Dios y ante su marido. Si no eres capaz de decir “no” , la culpa de destrozar el matrimonio es tuya.
Pero en todo caso, solo es mi opinión.
Yo considero que la responsabilidad moral es de los dos: de quien traiciona a su cónyuge y de quien juega a seducir a personas comprometidas. Y en el mismo grado, como por cierto siempre ha sostenido la moral cristiana. Para mí romper un vínculo firme es una cosa muy seria y sólo tiene justificación cuando aparece uno de esos amores oceánicos, absolutos, de entrega completa, que ahora casi nadie tiene y que son, en cualquier caso, una minoría de casos siempre.
En el mismo mundo taurino hay un caso sonado: el de Curro Romero y Carmen Tello, entonces marquesa consorte de Valenciana. Todo empezó como una pasión adulterina, pero era algo absolutamente serio para los amantes, al punto de que para conseguir ser esposos tuvieron que enfrentarse a no pocos obstáculos y hacer no pequeñas renuncias. Comprendo perfectamente esos casos. Pero no comprendo andar engañando a espos@s ni seduciendo a personas casadas por juego o por frivolidad. Yo soy así de poco actual.