Celebración del Día de la Fiesta Nacional. Octubre 12, 2018

Pobres "niñas", ya son preadolescentes y las han vestido como de 5 o 7 años y además de un modelo de tela horrible, duele mirarlas. La mamá va de quinceañera, con un moño que más feo no puede ser y el cabello sucio. No hay arrego, todo va en picada.
Cuán bien te hace escoger una buena pareja para formar una familia, uno crece como persona y luce, aquí todo lo contrario.
 
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Pedro Sánchez, despedido con un monumental abucheo tras el desfile del 12 de octubre
Miles de asistentes a la Fiesta Nacional reclaman al presidente del Gobierno que convoque elecciones


Parece que los abucheos cuando ha llegado los han tratado de tapar en la Televisión pública, que ahora es la tele del "Régimen".

TVE no ha emitido en directo la llegada del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, al desfile con motivo de la celebración del Día de la Fiesta Nacional.

La televisión pública ha evitado así tener que emitir en directo los abucheos y gritos-entre otros de “okupa” y “plagiador”-que le han proferido los asistentes.

En su lugar, el ente emitía una entrevista, también grabada, con la ministra de Defensa, Margarita Robles. A su término, el presentador del programa especial con motivo del 12 de octubre, Xabier Fortes, conectó con un periodista en el Paseo de la Castellana, que le informó de la llegada del presidente unos minutos antes. En ese momento, la cadena pasó a emitir las imágenes, aunque muy breves, y con los pitidos y gritos prácticamente inaudibles.
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Pedro Sánchez ha sido la comidilla de hoy.

Un cateto en la corte del rey Felipe
(Bueno, tres: la Lizta, Kent y la mujercita de Kent)

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Pedro Sánchez y Begoña Gómez acercándose a los Reyes. | EFE

El vídeo que muestra al doctor Sánchez y a su esposa quedándose al lado de los Reyes para compartir con ellos el besamanos evidencia la tosquedad de quien nos gobierna. Como asinus in cathedra que es, cree saber tanto como ignora y, teniéndose en tan alta estima, se ha colocado junto a los Reyes para que los invitados le hicieran la reverencia y besaran la pálida mano de su esposa, como si virreyes fueran. La presidenta del Congreso, que era quien le seguía conforme al protocolo, no se ha atrevido a negarles el saludo, pero lo ha hecho con gesto mezcla de guasa y sorpresa, que ya debió de servirles de aviso de que algo estaban haciendo mal.

Cuenta Tony Blair en sus memorias la infinidad de instrucciones que recibió cuando fue a visitar a la Reina para que le encargara formar Gobierno tras haber ganado las elecciones. El ex primer ministro lo cuenta con mezcla de sorna y admiración. Por un lado, le pareció algo impropio de estos tiempos y, por otro, sintió el comprensible orgullo de ser ciudadano de una nación donde las tradiciones importan. Aquí es diferente. Nuestra Monarquía apenas está sometida a protocolo. Pablo Iglesias visita al Rey vestido como si fuera de acampada con sus colegas. Y en cambio en la gala de los Goya se enfunda un esmoquin alquilado que le queda como la seda a la mona. Y nadie dice nada. Casi cualquier cosa está tolerada, desde hablarle de tú al Rey hasta soltar algún taco en su presencia, y son muchos los que le estrechan la mano como si saludaran al simpático maitre de un restaurante de moda.

Ahora, el desparpajo no puede llegar a que un invitado se crea, como el cafre de nuestro presidente, que es coanfitrión en una recepción de los Reyes. Y no deja de ser chocante que su expertísima consorte, disputada por las grandes empresas y los más notables headhunters, asombro de eficacia gestora y un regalo para cualquier ONG que consiga ficharla, no se haya dado cuenta de que estaban metiendo la pata hasta el corvejón.


No menos reveladora es la mirada centelleante de odio que el iletrado doctor le ha dedicado al probo funcionario que se ha apresurado a advertirles de que no podían quedarse allí porque quienes recibían eran los Reyes y no ellos. Tanto rencor y tanto encono dedicado a quien les ha salvado de prolongar el ridículo en vez de agradecer la cortesía con una sonrisa de disculpa completa el cuadro del personaje: necio, zafio, vulgar y rencoroso. Además de indocto, que nunca mejor dicho. Al menos nos cabe el consuelo de saber que no somos nosotros quienes lo hemos elegido, como nos pasó con Zapatero, otro que tal baila, sino que su desgraciada ascensión es obra de quienes quieren destruir España. No podían haber elegido mejor.

Un cateto en la corte del rey Felipe https://www.libertaddigital.com/opinion/emilio-campmany/un-cateto-en-la-corte-del-rey-felipe-86237/ vía @libertaddigital
 
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