Sí. A la vista están los estupendos resultado de la brocha fina.Ante todo, mi solidaridad con los policías y sus familias, y con toda la gente que ha pasado miedo en París, pero también quiero recordar a los que están en otros lugares del mundo, donde hoy mismo también han sido asesinados, heridos, amenazados o aterrorizados por esta gente malnacida y fanática.
Pero hay que tener mucho cuidado con que el odio que quieren sembrar penetre en nosotros, porque si consiguen que lo sintamos, entonces seremos igual que ellos.
Hay que luchar contra ellos, pero no como ellos. Es más complicado que simplemente emplear la fuerza bruta. En un mundo globalizado y multicultural, la brocha gorda no soluciona nada, al revés, lo empeora. Y habrán ganado.
No perdamos los nervios y dejemos trabajar a los profesionales.