A mí me llama la atención que una Infanta de once primaveras - que además en estos tiempos modernos son mucho más espabiladas - se le tenga que estar indicando mediante se@as, gestos y empujones dónde debe colocarse o sentarse. Quizá la madre no sea tan dominante y controladora como creemos, sino que la criatura lo necesite.
Yo creo que cuando a una niña o niño les falta reflejos es porque han tenido una madre muy dominante.