Victoria fue expuesta al resentimiento público y, peor porque el ridículo puede matar, a la sátira de la prensa. A través de panfletos cada vez más duros y caricaturas irreverentes, los reporteros se rieron de su sospechosa proximidad a John Brown., su sirviente escocés que nunca la abandonó.Ver el archivo adjunto 1819038Ver el archivo adjunto 1819039
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Gracias Malula ?