Los Alba se fueron desde Madrid a sus fincas de Andalucía (al Sur) y a las de Salamanca también (Noreste)con la excusa de ir a trabajar....( que no creo que cogieran la azada ni el tractor..)
Siempre se ha dicho que la juventud es osada. Cuando eres joven te crees que te vas a comer el mundo, al igual que te crees que las cosas malas a ti no te van a pasar tú eres más lista que la otra, etc, etc. Si a eso le unimos las amiguitas que le estarán dando jabón, Ponce que la tendrá como a una muñeca, los papis que su niña por lo que se ve aunque se tire en plancha esta bien hecho. Con todos estos mimbres ¿qué os esperais? pues claro que tiene una osadía que raya en la temeridad y la falta de muchas cosas.
Quién es vaga??
Ostia !
Narcolepsia en vena. La sarta de clichés de Cavewoman es tan larga que no hay ni que entrevistarla. Te la escribe el asistente de Google él solito.
Estoy de acuerdo contigo salvo que yo quizás por la experiencia que he vivido de mi amiga, también añadiré que pensaría que se le pasaría y que después de 20 años de vivir de cara al escaparate que esto no iba a tener recorrido. Y como a amiga un buen día llegó una que además dinamitó el tema para que el tuviera que sacarlo a la luz, es una estrategia ya muy vista. Y entonces la de cara a la galería se ha quedado con dos palmos de narices.
En realidad a las hijas no les corresponde nada más que los cuidados de sus padres. Si ellos, una vez criadas, se lo quieren fundir en francachelas, bien estará (y que yo lo vea en TeleCirco).
Ya...pero aunque estés en un casoplon y no lo veas... es la propia dignidad como mujer. Yo no tengo claro que el matrimonio estuviera roto. Yo creo que este se calentó y aprovechó que el Pisuerga pasa por Valladolid. No dudo de que estuvieran pasando una mala racha...tal vez eso sí... pero creo que Paloma se llevó la sorpresa del siglo.
Vaya declaraciones de subnormal. No sé cómo no se le cae la cara de vergüenza al decir tales chorradas.
Joyitas que se encuentran por ahí.....
CAFÉ CANALLA Con la esposa del torero Enrique Ponce
Paloma Cuevas: 'Enrique y yo rezamos todos los días con las niñas'
- 'Nunca he visto torear a mi marido, aunque él me pide que vaya antes de que se retire'
- 'Ser madre de un torero sería lo peor de mi vida. Me toca eso y ya me habría muerto'
Enrique Ponce y Paloma Cuevas, en una imagen reciente. GTRES
LUIS NEMOLATO
Actualizado: 21/07/2014 07:14 horas
El secreto de su amor es, como no podría ser de otra manera, quererse. Quererse mucho. Aunque, fíjate, ella siempre esté a vueltas con que deje su profesión. Dice que no hay día en que no se lo pida. Para cualquier pareja eso sería motivo de ruptura seguro. Pero sin embargo, son una de las parejas más consolidadas del cuché. Y él lleva 25 temporadas seguidas sin parar... A ella le toca rezar... Y no se sabe la cantidad de Padrenuestros que habrá elevado a las alturas para que su chico vuelva a casa cada tarde sano y salvo.
Bueno leer ahora esa entrevista y sus respuestas es demoledor, pero lo que me impacto fue eso de que el estaba al tanto de la moda (femenina, se entiende) y que le gustaba ir a los desfiles y comocia las temde cias de los diseñadores...... que tal?
Porque Enrique Ponce es torero y ser mujer de torero debe de ser muy heavy. Ser matador de toros es algo que trasciende a la profesión, es una forma de vida y eso, Paloma, hija predilecta del muro del toreo -su padre es Victoriano Valencia, una institución-, lo sabe perfectamente. No por eso deja de sufrir, claro, y darle un nieto al ganadero que siga con la estirpe para ella sería morirse. Ni se lo plantea. Lo de un tercer hijo, sí. Dice que Enrique es el mejor padre del mundo, que ni en sueños habría esperado unas cotas de paternidad tan altas y que por eso, porque ellos están fascinados con sus hijas y las niñas tienen 'papitis', no teme al futuro sin toros de por medio. Que Enrique tiene muchísimas inquietudes y una sobre todo que les une. Teniendo en cuenta que Paloma lidera todos los años los 'rankings' de las mujeres mejor vestidas de España, no podía ser otra que, la moda.
Hace poco hubo una muestra en el Tendido 11 de Las Ventas en la que se hacía un recorrido por la carrera de tu marido a través de sus trajes de luces.
Fue muy emotivo. Ver todos los vestidos uno tras otro... Es que yo conozco a Enrique desde hace más de 20 años, hemos compartido nuestras vidas durante 20 años, o sea, que conozco todos y cada uno de sus vestidos, menos los que tenía cuando era niño, todos, así que era muy increíble, verlos todos juntos. Con varios salió a hombros de Las Ventas.
25 temporadas como torero. Eso como mujer de torero, ¿qué significa?
Significa muchísimo sufrimiento porque la vida de torero es muy sacrificada. En la Plaza se ve el momento final, la puesta en escena, pero antes, antes hay muchísimos días de entrenamiento. De sacrificio. De entrega absoluta a la profesión. Una profesión que es más una forma de vida. El torero vive como torero siempre. Y eso implica entrenar todos los días, cuidarte todos los días... En el caso de Enrique estamos hablando de 25 años consecutivos toreando en España y en América. Y por si fuera poco, Enrique es el único torero que durante 10 años consecutivos toreó más de 100 corridas anuales en España y luego se iba a América ininterrumpidamente.
Vamos, que te habría encantado que lo hubiera dejado.
Me habría encantado obviamente. Siempre he sufrido muchísimo, pero después de ser madre, más. Porque Enrique, además de ser el amor de mi vida, es el padre de mis hijas, y se juega la vida todos los días.
Y pese a esas más de cien corridas anuales, tú nunca has ido a verle ¿no?
Nunca le he visto torear. Jamás he ido ni a una plaza a una corrida ni a un festival taurino benéfico.
Y, ¿él no te lo ha pedido?
Me ha dicho, pobre, que antes de que se retirara le haría ilusión.
Mientras él está en la Plaza ¿tú qué has hecho?
He estado o en la Iglesia o en mi casa. No sé vivirlo de otra manera. La tensión con la que él vive es tremenda. Pero ¿yo? ¿Más de 2000 tardes de toros? ¿Más de 400 festivales?
No me quiero ni imaginar la cantidad de Padresnuestros que te habrás rezado.
(risas) Creo que me he ganado el cielo.
Pero Enrique es una gran figura del torero...
Sí, sí... Si además el éxito profesional de Enrique ha dejado aún más al descubierto la excelente calidad humana que atesora. Es un hombre excepcional. Yo no he conocido a nadie que atesore la bondad que el tiene. Es impresionante. Y es un padre soñado. Ni en mis mejores sueños habría soñado un padre como el. Las niñas le adoran, tienen debilidad por él. Le quieren... Vamos, cómo le quieren... Paloma le dice unas cosas de bonitas todos los días... Y él está como loco con ellas.
Son las niñas de sus ojos.
Paloma son seis años los que tiene, y ya mantiene diálogos con su padre que no veas. Bianca es más pequeña y es distinto, claro.. Pero Paloma, todos los días le dice: Ay, Papá cuánto te quiero. Eres el mejor papá del mundo. Eso, todos los días (risas).
Ay, ¿pero porque sabe a lo que se dedica su padre?
Lo sabe, claro. Pero intentamos protegerlas mucho. Es imposible que no se enteren. Van al colegio, sus compañeras, es inevitable... pero intentamos que no sean muy conscientes del peligro que entraña. No obstante, fíjate qué cosas, que Bianca, con dos años y medio, cuando vio a su padre, el primer día que tentó en el campo y cogió un capote después de la cogida de Valencia, le salió un. Ay por Dios mamá, que papá va a torear (risas). Que parece que no, pero con dos años ya se da cuenta de lo que tenemos ellas y yo.
¿Cuál es el secreto de vuestra pareja?
Quererse muchísimo. No hay más secreto. Cuando se quiere de verdad te entregas en cuerpo y alma.
Por cierto, de la cogida, ¿bien no?
Gracias a Dios, sí. Le dijeron que iba a ser para dos o tres meses y en cinco semanas ya estaba toreando.
Después de un percance así, la vuelta te tiene que dar un miedo...
Uy, yo lo he llevado siempre fatal. Soy muy consciente del riesgo, demasiado, y ser tan consciente te hace sufrir más. Tras una cogida, el momento que se va a acercando de que vuelva a torear yo lo llevo muy mal.
¿Le pides que lo deje?
Todos los días (risas). Hijo, es que mi padre se retiró cuando mi madre se quedó embarazada de mí y yo espero y espero y nada.
A ver si con la familia numerosa se anima...
(risas) Estaría bien.
¿Te gustaría un tercer hijo?
Si Dios quiere, fenomenal.
¿Y si fuera niño y quisiera ser torero?
Sería lo peor de mi vida. Ser madre de torero. Yo, me toca eso, y ya me habría muerto.
Su abuelo a lo mejor querría que un nieto siguiera la estirpe...
Si piensa en mi, no. Diría "pobrecita mi hija". Así estamos fenomenal.
Imagínate que un día te dice Enrique, mañana lo dejo.
Lo veo difícil. Lleva toreando desde los 8 años y es difícil decirle adiós a una profesión así. Él, además, si lo dejara, lo haría para siempre.
¿Te preocupa el momento ese en que él ya no sea torero y digas, bueno, pues aquí estamos?
(risas) No me preocupa nada porque Enrique tiene muchísimas inquietudes. Le gusta todo. Tiene sus empresas de las que tendrá que encargarse cuando se retire y tenemos dos niñas de las que hay que ocuparse. Nosotros ejercemos mucho de padres. Les llevamos todos los días al cole, las bañamos, rezamos con ellas, les leemos un cuento.. A mi no se me ocurre mejor plan que estar con mis hijas el resto de mi vida.
¿Y te imaginas que no tuviérais tema del qué hablar?
Siempre tenemos tema.
¿De ropa?
Uy, le gusta muchísimo.
¿De verdad?
De verdad. Desde siempre le ha encantado la moda. Te sabe decir quién es cada diseñador, te sabe diferenciar colecciones... Le encanta ir a los desfiles. Enrique es que se adapta fenomenal a todo. No hay persona más fácil para convivir en el mundo. Es un regalo del cielo.
Paloma Cuevas: 'Enrique y yo rezamos todos los días con las niñas'
El secreto de su amor es, como no podría ser de otra manera, quererse. Quererse mucho. Aunque, fíjate, ella siempre esté a vueltas con que deje su profesión. Dice que no hay día enwww.elmundo.es
