Absolutamente admirable la entrega de la tripulación del Ángeles Alvariño a una causa para la que nunca pensarían tener que trabajar. Y un éxito el de su trabajo, que no dábamos nadie un duro porque fueran a conseguir encontar algo. Encontraron nada menos que a una de las niñas, indicios suficientes de lo que pasó con la otra nena, así como de lo que pasó con T. Ya les resulta imposible seguir y se merecen un aplauso unánime de toda la sociedad. Habría sido bonito despedirles la gente desde el puerto pero efectivamente quizá para ellos es mejor marchar cuanto antes porque la pena que deben llevar encima después de haber vivido todo esto puede ser tremenda