Resucita o equivocación

Gracias @SantaMedusa! , y perdoname por poner un poco de humor a esta tragedia, dices "pararía en seco", (refiriendote al forense), de acuerdo.
Pararía en seco en el supuesto de que no estuviese con la "resaca" del dia anterior, porque no debemos olvidar que eran dias festivos, y la actuación de los colegas que le enviaron allí el paquete parece indicar esto.-

Pues sí, que entre dos médicos, más el que levanta el cadáver, no sean capaces de ver que está vivo.... Pero el tema de la mesa de autopsias no debe ser de broma, acostumbrados a abrir cuerpos que no sangran, hacer la primera incisión y que empiece a sangrar...:nailbiting::nailbiting::nailbiting::nailbiting::nailbiting::nailbiting:... tiene que ser para hacerse pis de la misma:confused::confused::confused:
 
Para evitar sucesos como éste, habría que establecer, por ley, un protocolo para diagnosticar fallecimientos que incluyese la comprobación de muerte cerebral (Pérdida irreversible de todas las funciones del cerebro, expresada por la onda plana del encefalograma).

Todo apunta a que en este caso, los médicos diagnosticaron una muerte clínica (Se produce cuando los signos vitales cesan su actividad, es decir, deja de latir el corazón y desaparece la respiración pero aún siguen vivas las células cerebrales que se encargan de controlar esto, por lo que es posible la resucitación).

Hace bastantes años, en un hospital español de cuyo nombre sí me acuerdo pero no diré, sucedió algo parecido. Entró un paciente inconsciente en Urgencias y lo atendió un médico veterano. Lo auscultó, le tomó el pulso en la carótida y diagnosticó fallecimiento. Cuando iban a retirar el cadáver, el celador ¡El celador! dice: "Dr. X yo creo que no está muerto"... Y, efectivamente, no estaba muerto.
 
El preso 'resucitado' en Asturias: "Lo primero que recuerdo es estar en una bolsa negra"
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Gonzalo Montoya, el joven que fue dado por muerto en la prisión de Villabona (Asturias) E.M.
Descubren por sus ronquidos que estaba vivo poco antes de practicarle la autopsia

10 ENE. 2018 09:37
"Lo primero que recuerda es que estaba dentro de una bolsa negra. Como no podía hablar, empezó como a hacer rugidos. Entonces un médico comenzó como a notar los rugidos y abrió la bolsa cuando lo tenían ya para hacerle un autopsia y el médico se asustó mucho. Mi marido se puso a chillar y a sacar los brazos fuera de la bolsa y luego comenzaron a ponerle aparatos y medicamentos para recuperarlo".

Así ha contado Gonzalo Montoya a su esposa su increíble resurrección en el Instituto de Medicina Legal de Oviedo, el pasado domingo, cuando estaban a punto de realizarle una autopsia. El joven, de 29 años, amaneció aparentemente muerto en su celda del centro penitenciario de Villabona(Asturias) después de que se tomara un puñado de pastillas con la intención de quitarse la vida. Dos médicos de la prisión lo dieron por muerto y así lo certificó también el facultativo de la comisión judicial que acudió a Villabona para ordenar el levantamiento del supuesto cadáver.

"Hablando en plata, casi me matan a mi hijo, casi me lo asesinan, porque él estaba vivo. No sé cómo estos dos médicos que certificaron que él estaba muerto lo pudieron pasar por alto, más el juez que enviaron a la cárcel...", cuenta atropelladamente José Carlos Montoya, Pepe, padre del protagonista de esta increíble historia, aún aturdido por el shock de haber creído durante unas horas a su hijo muerto.

"Lo metieron en la bolsa, lo trasladaron en una funeraria hasta llevarlo a las autopsias, me lo metieron en la congeladora y, luego, cuando le iban a hacer la autopsia, ya marcado, al sacarlo de la bolsa para ponerlo encima de la camilla, mi hijo dio señales de que estaba vivo, se movió y roncó. E inmediatamente lo pasaron para el Hospital Central de Asturias. Y por eso ahora mi hijo tiene tocado un poquito el riñón, de meterlo en la nevera ha cogido la enfermedad esta del frío [neumonía] y le han sacado un montón de líquido de la espalda, está completamente desfigurado, muy hinchado...».

Situémonos un día antes de los hechos, el sábado 6 de enero, día de Reyes. La esposa de Gonzalo, Catia Tarancón, de 30 años, lo visita en prisión y le lleva, tal y como él le ha pedido, algunas fotografías de los cinco hijos de la pareja, de entre 15 y cuatro años. Al mayor, Marcos, lo tuvo Gonzalo cuando sólo tenía 14. "Yo lo vi triste, llorando por los críos, que tenía ganas de estar con los críos, 'ya te queda poco, estoy hay que pasarlo'... Lo vi triste, pero esto no me lo esperaba... Es que se murió y resucitó otra vez", cuenta la esposa, aún aturdida por lo sucedido. Pronunció también Gonzalo unas palabras en las que Catia entonces no reparó: "Mañaña [por el domingo] me sacan para afuera". "Y, efectivamente, salió, pero muerto", interviene Pepe, el padre.
Descubren por sus ronquidos que estaba vivo poco antes de practicarle la autopsia
Varios intentos de su***dio
A la familia no le sorprendió el estado de ánimo de Gonzalo, que arrastra, según explican los Montoya, un complicado historial psicológico y varios intentos de su***dio previos. "Esta vez se tomó un bote de pastillas de su medicación", explica Catia. "Allí en Villabona se las tomaba para los nervios, para dormir. Él tiene claustrofobia y ataques epilépticos, no puede estar encerrado en una celda, y hacía tres días que a su compañero le dieron la libertad y se agobió mucho... No sé que pasó que al día siguiente lo encontraron muerto".

La familia cuenta que Gonzalo ya había intentado suicidarse o lesionarse anteriormente al menos en dos ocasiones. Nada más entrar en prisión, aseguran, quiso colgarse con una cuerda pero un preso lo vio y se lo impidió. Otra vez se cortó en un brazo en presencia de varios funcionarios. Visto este historial, resulta sorprendente que manejara un bote de pastillas, según asegura la familia. "Cada vez que voy a comunicar con mi hijo me las enseña, seguramente le dan para 15 o 20 días. Las cogió y se las comió todas, muchísimas", dice el padre.

Preguntados por el manejo de la medicación que tenía Gonzalo y por la actuación de los médicos de prisión en el caso, Instituciones Penitenciarias sólo responde que, "como sucede con cualquier incidente en prisión, se ha abierto una investigación para el esclarecimiento de los hechos". Los Montoya, por su parte, han contratado los servicios de un despacho de abogados, que está estudiando el caso con vistas a emprender acciones legales. "Pido, como padre, ya que le queda muy poco para cumplir su condena y por lo que pasó, porque lo dieron por muerto, el indulto", dice Pepe.

A Gonzalo Montoya Jiménez, el pequeño de cuatro hermanos, todos chicas menos él, lo apodaron nada más nacer El Chino. "Tenía los ojos tan achinados que empezamos a decir 'este no es hijo de un gitano, es hijo de un chino'", cuenta su padre. La familia, perteneciente a un clan gitano muy arraigado en Asturias, se ha dedicado siempre a la venta de chatarra. Fue precisamente un robo de chatarra, "en Central Lechera Asturiana", según explica el progenitor, lo que lo llevó a prisión con una condena de tres años y seis meses de cárcel, de la que sólo le quedan seis meses por cumplir.

A decir de los Montoya, en este tiempo no ha disfrutado de ningún permiso penitenciario. "Secuelas le van a quedar y bastantes. Lo que quiero es que lo saquen para casa, para que no lo vuelva a repetir", pide su esposa. Tras varias horas en un refrigerador mortuorio y dos días en la UCI del HUCA (Hospital Universitario Central de Asturias), el martes por la tarde, Gonzalo Montoya fue trasladado a planta.
http://www.elmundo.es/espana/2018/01/10/5a55239346163fc44b8b4589.html?cid=MOTB27001
 
Bueno, pues ahí va la noticia. El amigo Montoya, apenas recuperado de sus múltiples dolencias, y que se recuperaba poco a poco en Hospitál Centrál, ha pedido el alta voluntaria para que lo reingresen en prisión cuanto antes.-
A mi esto me huele a que el "catering" de la Cárcel supera con creces a las raquíticas raciones hospitalarias, y que nuestro hombre con muy buen criterio, prefiere morir preso y con las tripas llenas a morir en libertad con ellas vacias.-
Esto dice mucho en favor de nuestro sistema carcelario, y os digo de verdad que yo estoy tentado de ver que puedo hacer para que me admitan, dudo entre pasearme con medio Kg de coca, o dar dos bofetadas a un guardia municipal.- Estoy en ello.-

PD/.- La noticia la teneis hoy en La Voz de Asturias.-
 
El preso "resucitado" "amenazó de muerte a las enfermeras", denuncian los sanitarios
Se hacía "el muerto" en la UCI, dicen quienes le atendieron en el HUCA

Gonzalo Montoya, en el centro de la imagen, el martes, al abandonar el HUCA y ser conducido de nuevo a la cárcel.



"Todas las noches fingía desmayos y crisis. Se hacía el muerto, se tiraba de la cama, se daba golpes contra la pata de la mesilla de noche. Hasta que se cansaba y paraba". La estancia en la UCI del Hospital Universitario Central de Asturias (HUCA) de Gonzalo Montoya Jiménez -el preso que fue dado por muerto por tres médicos y que más tarde revivió cuando iban a hacerle la autopsia- se convirtió en una experiencia traumática para algunas enfermeras. Las profesionales han denunciado el trato recibido ante el servicio de Riesgos Laborales del complejo sanitario ovetense.

El paciente, de 29 años, recibió el alta voluntaria anteayer, martes. Acto seguido, fue conducido de nuevo a la cárcel de Asturias, para seguir cumpliendo su condena. Dejaba atrás 17 días hospitalizado, de los que la mayor parte los transcurrió en la UCI, decisión que no se debió tanto a su estado de salud como a que se juzgó que era mejor sitio que la planta para controlar su comportamiento, muy conflictivo.

"Hubo humillaciones, expresiones obscenas e incluso amenazas de muerte al personal de enfermería. Una compañera que no es precisamente una persona apocada, terminó llorando porque le dijo que su familia se encargaría de castigarla", relató a este periódico una de las enfermeras de la UCI del HUCA. Esta versión ha sido corroborada por varias profesionales de enfermería del área de cuidados intensivos, y también por diversos representantes sindicales del HUCA. Éstos fueron precisamente los que les recomendaron emitir una queja por escrito al departamento de Prevención de Riesgos Laborales, encargado de velar por la salud y la seguridad de los trabajadores, frente a situaciones de estrés, agresiones, violencia... La denuncia fue firmada por las enfermeras de uno de los cinco turnos en los que está organizado el trabajo de cuidados intensivos.

Cuando fue reanimado después de su muerte aparente, los análisis realizados descubrieron en su organismo restos de heroína, cocaína, hachís, barbitúricos y metadona. De hecho, su caso devolvió al primer plano el problema de la droga en la cárcel de Asturias.

Una vez que fue llevado al HUCA y que se repuso, en la UCI hizo gala de un comportamiento muy criticado por los trabajadores sanitarios que tuvieron que atenderlo. "Al principio, nos asustaba, pero su conducta era tan repetitiva que acabamos dejándole hacer lo que quisiera", señala una enfermera. "Quería que por las noches lo sedasen a toda costa. Nos decía: 'Si me despierto y me encuentro atado os mato'. O también: 'O me sedáis o me meto todos estos sueros'. En realidad, eran sueros limpios, era imposible que le hicieran daño", explica una profesional.

La policía estaba a la puerta de la UCI observando lo que sucedía, pero no entraba ni intervenía salvo que los sanitarios así lo reclamasen. "Un día salimos a avisar a los agentes porque se salió de madre. Nos dijeron que si queríamos denunciar que podíamos hacerlo, y que ellos testificarían. En una ocasión, la policía intervino para levantarlo del suelo y meterlo en la cama. Acusaba a los agentes de agresión. Montaba comedias a diario", agrega otra profesional.

Gonzalo Montoya tiene la función renal deteriorada, y eso obligaba a un equipo de nefrología a acudir a la UCI a dializarlo. "Debería seguir una dieta muy estricta, pero su familia le traía a la UCI pinchos y botellas de refrescos", indican las enfermeras. En algunos casos, los médicos trataban de atemperar la situación "negociando" con él, pero los momentos de serenidad no eran demasiado prolongados.
 
Menos mal que este buen hombre se recuperó del coma y puede seguir aportando a la sociedad. Claramente se merece el indulto, se le ve totalmente rehabilitado. Un saludo.
 
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