Pintura - Museos - Exposiciones

Rostros y torsos de Andy Warhol
El cierre de los museos ha dejado las grandes exposiciones de la temporada en suspenso. ‘Babelia’ propone una visita virtual de las más destacadas. Hoy: la exposición dedicada al artista pop en la Tate Modern de Londres




'Debbie Harry' (1980), retrato de la cantante de Blondie, de Andy Warhol.

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'Debbie Harry' (1980), retrato de la cantante de Blondie, de Andy Warhol. THE ANDY WARHOL FOUNDATION/DACS


ÁNGELA MOLINA

23 ABR 2020



Primer vistazo: Selección de obras de la exposición Andy Warhol, en la Tate Modern (Londres).


 
¿Qué planes culturales puedo hacer hoy en casa? Viernes 24


Arte

Unas horas con Gerhard Richter. Dado que la imposibilidad de acudir físicamente a las exposiciones empobrece el nivel de la experiencia sensorial, en el Met Breuer de Nueva York han querido paliar esa pérdida por medio de un documental que acompaña a las obras de su exposición sobre Gerhard Richter: Painting After All. Como indica el nombre de la muestra, pintura después de todo, se trata de una selección de cuadros del artista alemán en los que se reafirma la vigencia, quizá imperecedera, de un medio que se ha dado por muerto y resucitado varias veces en el último siglo. La película que se ofrece en su web, que data de 2009 y estará disponible para ver por streaming hasta el mes de julio, pone el foco en el estudio del artista en Colonia para seguir en primera fila sus “hipnóticos ciclos de pintura, visionado y juicio”. Un complemento perfecto a una exposición que intenta condensar un trabajo de seis décadas en el que la acción de pintar y la pintura en sí componen el principio y el fin de la misma idea y la misma vida. Como explica el propio pintor, se trata de buscar el sentido a través de la expresión artística: “El primer impulso hacia la pintura, o hacia el arte en general, surge de la necesidad de comunicar... Sin esto, todo trabajo carecería de sentido y sería injustificado, como el arte por el arte”.

 
Así es el museo Van Gogh visto desde casa

Por Natalia Sprenger y Noelia Núñez | 23-04-2020


Pocos pintores en la historia del arte han despertado la fascinación de Vicent Van Gogh. La búsqueda casi mística que siempre caracterizó su obra, su atormentada personalidad obsesionada con la pintura, la mutilación de su oreja izquierda (y la teoría de que en realidad fue su amigo el también artista Gauguin quien la cortó tras una discusión), sus ingresos en hospitales psiquiátricos, la hermosa relación con su hermano menor Theo y, por supuesto, el completo fracaso comercial de sus pinturas que le llevaron a vivir casi en la indigencia (“Para triunfar se necesita ambición, y la ambición me parece absurda” escribió a su hermano, con quien se escribía largas cartas, a través de las cuales se ha podido conocer gran parte de su vida). Un fracaso que contrasta con los precios que han alcanzado algunas de sus obras y la admiración generalizada que se le profesa hoy, ya que nadie discute el lugar de privilegio que ocupa en la historia del arte. Por supuesto, a configurar este mito de artista maldito, incomprendido y rebelde han contribuido algunas de las muchas películas que se han inspirado en el personaje. Tal vez más que en ningún otro pintor.

Sin embargo, la mejor forma de conocer a un artista no es por los avatares que rodean su existencia, sino por su obra. Y en el caso de Van Gogh esta es deslumbrante. Es imposible no contener la respiración ante el asombro de belleza que provocan sus noches estrelladas o no sucumbir ante la sinceridad de sus retratos. Van Gogh realizó toda su obra -más de 2.000 pinturas y dibujos- en una sola década, entre los 27 años en que decidió hacerse pintor y los 37 en que se suicidó. Una parte importante de esta producción se encuentra en el museo que lleva su nombre en la ciudad de Amsterdam. Y aunque ahora por motivos obvios no es posible acercarse a la ciudad neerlandesa para admirar las pinturas, se puede disfrutar de ellas desde casa y con todo lujo de detalles. Natalia Sprenger ha charlado con Peio H. Riaño, periodista e historiador del arte, para conocer todas las posibilidades de la web de este museo “complicado de disfrutar en vivo. En esa complementariedad de la web puedes llegar a consultar archivos y documentos que en otros museos parecen olvidados”. Una web que permite ver todas las obras en alta resolución e incluso hacerlo con rayos X para descubrir lo que habitualmente permanece oculto.

Entrevista: Natalia Sprenger / Noelia Núñez
Edición: Manu Díaz y Ben Gordon
Texto: José L. Álvarez Cedena






 
Muere José Luis Zumeta, el pintor que apelaba a los sentidos
El artista vasco falleció a los 81 años en su domicilio de San Sebastián, donde estuvo pintando hasta el último aliento

JOSÉ LUIS MERINO
Madrid -
24 ABR 2020


José Luis Zumeta, ante una de las obras de gran tamaño que expuso en Erandio.


José Luis Zumeta, ante una de las obras de gran tamaño que expuso en Erandio.



Ayer encontraron muerto en su casa de San Sebastián al pintor José Luis Zumeta. Al parecer había fallecido un día antes. El 19 de abril cumplió 81 años. Nacido en Usurbil (Guipúzcoa), desde muy joven se inició en el arte de la pintura. Fue miembro fundador del mítico Grupo Gaur, junto a los Jorge Oteiza, Eduardo Chillida, Amable Arias, Néstor Basterretxea, Remigio Mendiburu, José Antonio Sistiaga y Rafael Ruiz Balerdi.

Sus cuadros de gran formato se movían dentro de la llamada pintura de acción. Sus obras contenían una exorbitante energía. Trazos y gestos desparramados, maridados por una multiplicidad de colores puros, corrían por los lienzos. Esa energía desbordante lo acompañó durante muchos años de profesión.

De carácter discreto y sumamente generoso. Lo prueba el siguiente hecho. Cuando le propuse hacer una muestra de su obra en el Museo de Bellas Artes de Bilbao, en 1989, año en el que cumplía cincuenta años, me dijo que quien se merecía antes que él esa exposición era Rafael Ruiz Balerdi, “el mejor pintor de todos nosotros”. Me emocionó su gesto, y a quién no, mas seguí adelante con el proyecto. La exposición fue muy celebrada. Público y crítica coincidieron en elogiar aquel torrente de energía plástica. Las obras de gran formato allí expuestas (una de ellas de siete metros de largo por dos de alto), parecían recordarnos el aviso de Paul Gauguin: no es igual un centímetro de verde como un metro de verde. Diré que en la inauguración de la muestra me encontré con el pintor Rafael Ruiz Balerdi, el cual estaba henchido de entusiasmo con lo visto. Me tomó del brazo y fue dándome sus versiones de las obras. Me felicitó con toda el alma por haberlo comisariado.


Sus cuadros de gran formato se movían dentro de la llamada pintura de acción. Sus obras contenían una exorbitante energía. Trazos y gestos desparramados


Tras contar este pasaje de su vida personal, no puedo olvidarme de su valor como artista. Sucede que la pintura del pintor de Usurbil pierde al ser descrita con palabras. Una cosa es pensar y otra actuar. La pintura y la poesía son lo que son y no lo que dicen que son. El arte de Zumeta apela a los sentidos. Ponerse frente a sus cuadros es como ver pasar un pájaro azul o dejarse rozar por una ráfaga de aire marinero. Es sentir el gozo de estar vivo. Esa energía de la que tanto se habla y que habita en sus cuadros, es la marca de una persona que fue haciéndose hombre mientras pintaba. Lo demás está en el viento o para decirlo con un aliento metafísico: el Ser es su hacerse.

El año pasado, a propósito de cumplir 80 años, dos profesores de la Facultad de Bellas Artes solicitaron a la Universidad del País Vasco la concesión del Doctor Honoris Causa para Zumeta. No fue concedido. La merecida concesión se perdió como el agua en el agua. Por fortuna, quedan el sinnúmero de obras, repartidas por museos y colecciones particulares, más aquellas de orden público que aún siguen y seguirán regalando un enorme puñado de fiestas para los ojos.

El mejor Honoris Causa estuvo dentro del documental sobre él y su obra, presentado hace media docena de años en el Festival de Cine de San Sebastián. Allí aparecía él pintando cuadros en directo. Mientras lo filmaban pintando, los espectadores se sentían enfelizados e imantados por un amigo que les regalaba formas y colores como nadie antes lo había hecho con tanta sencillez y generosidad. Siempre el arte auténtico es de todos, como los pájaros, el mar y el aire. Más todavía. Si el dicho latino enseña que la vida de los muertos está en el recuerdo de los vivos, inventemos en lo que va de siglo, que hablar con los muertos imaginariamente los vivifica.

Por eso quiero saltarme los protocolos de la urbanidad, para hablar con el propio Zumeta. “Me acuerdo cómo, de entre las muchas entrevistas que te hice a lo largo de más de cincuenta años de nuestra amistad, una de tus respuestas me impresionó profundamente. Al enterarme ahora de tu muerte, se ha puesto a cuatro dedos de mi mente. Seguro que te acuerdas. Me dijiste: el día que dejes de pintar, te mueres. Al parecer, eso pasó. La tarde anterior de haberte encontrado muerto, habías dejado de pintar. ¿Sabes una cosa? Mientras te reúnes con los artistas que tanto nos gustan, como Picasso, de Kooning, Arshile Gorky, Francis Bacon, Balerdi, Bonifacio, Vicente Ameztoy y tantos otros, te paso el mejor abrazo”.

Somos muchos los conmovidos, con tus tres hijos y tu nieto, grumete del barco familiar, a la cabeza de todos.

 
¿Qué planes culturales puedo hacer hoy en casa? Domingo 26



Andy Warhol, fotografiado en Nueva York en 1976. / AP


Andy Warhol, fotografiado en Nueva York en 1976.



Arte
A la fama con Andy Warhol. La Tate Modern había puesto toda la carne en el asador con su exposición en torno a la figura de Andy Warhol, una de sus apuestas bomba para este año. Tras el cierre de puertas, desde la institución londinense se han propuesto que la situación no arruine sus planes y han añadido contenidos en forma de vídeos, textos e imágenes a su web para enriquecer la experiencia del recorrido online por sus instalaciones. De la mano de los comisarios de la muestra, Fiontán Morán y Gregor Muir, es posible realizar una visita guiada por el edificio de la antigua central de energía de Bankside que hoy alberga la colección de arte moderno de la Tate para aprender más sobre algunos de los conceptos en torno a los que gravita la obra del célebre artista pop: su origen inmigrante, su identidad queer, la muerte, la religión... Además, la página de la exposición ofrece información ampliada sobre una selección de piezas –desde un Autorretrato del artista a su archipopular Díptico de Marilyn–, con detalles sobre las técnicas, el contexto y el propósito con el que se realizaron. Sala a sala, ese ente único e indivisible en el que se fusionaron la vida y la obra de Warhol va revelando algunos de los secretos que marcaron las claves de su famosa fama: desde el Andy Warhola nacido en Pensilvania en el seno de una familia eslovaca hasta el nacimiento de una rutilante estrella global con sede en la Factory.


 
¿Qué planes culturales puedo hacer hoy en casa? Lunes 27


Arte
Confinados como personajes de Hopper. No resulta del todo exagerado decir que los solitarios personajes del artista estadounidense Edward Hopper se han convertido en iconos pictóricos del confinamiento. La mujer que mira abstraída desde su cama al otro lado de la ventana; la pareja melancólica sentada en un café semidesierto; el hombre que trabaja en una gasolinera aislada en medio del bosque al anochecer. A la llegada de la cuarentena, Hopper protagonizaba la exposición que la Fundación Beyeler tenía abierta en su sede, un recorrido por la obra del pintor de la escuela Ashcan a través de los paisajes representados en sus cuadros de entre 1910 y 1960. En la web de la institución suiza se puede recuperar parte de la esencia de la muestra a través de los textos, vídeos, visitas guiadas y retos en redes sociales que acompañan a las imágenes que han colgado en su sección de Programación digital. Con el campo y las ciudades americanas como leitmotiv, estos contenidos abundan en ideas como las influencias de Hopper (de Velázquez y Goya a Courbet y Manet); el uso de su propia esposa como modelo (en obras como Mañana en Cape Cod) y su maestría en el manejo de la composición para crear ambientes. Para conocer más sobre el trabajo del pintor realista, en el Museo Thyssen-Bornemisza de Madrid ofrecen diferentes cursos onlinesobre la intrincada relación entre su trabajo y el cine, con vídeos como Hopper. El cine de y la cultura americana de los años 30 y 40; Hopper y David Lynch y Hopper y lo cinemático.

 
Mujeres surrealistas contra el patriarcado
El cierre de los museos ha dejado las grandes exposiciones de la temporada en suspenso. ‘Babelia’ propone una visita virtual de las más destacadas. Hoy: la muestra sobre las artistas vinculadas al surrealismo en el Schirn de Fráncfort


PEIO H. RIAÑO
27 ABR 2020



'Autorretratro en el albergue del Caballo de Alba' (1937-38), de Leonora Carrington.

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'Autorretratro en el albergue del Caballo de Alba' (1937-38), de Leonora Carrington. © VG BILD-KUNST



Ningún otro movimiento vanguardista atrajo a tantas creadoras y pocos fueron más machistas y misóginos como el surrealismo. Las mujeres surrealistas sobrevivieron a los estereotipos masculinos que las habían convertido en diosas, demonios, muñecas, fetiches, criaturas oníricas… Eran la esencia de sus fantasías. Pero ellas construyeron su propia expresión y visión, crearon una iconografía en la que se reflejaban y que retrataba a la mujer moderna y soberana, sexualmente liberada de los convencionalismos e imposiciones patriarcales. Mujeres fantásticas: Los mundos surrealistas desde Meret Oppehheim a Frida Kahloes una exposición que traza ese recorrido vital y creativo. El Schirn Kunsthalle de Fráncfort inauguró la muestra el 13 de febrero y tuvo que cerrarla a los pocos días por la crisis sanitaria, sin saber si será prorrogada.

No es la primera vez que este amplio grupo de mujeres artistas que se sumaron al surrealismo ha sido atendido en exposiciones temporales, pero el museo alemán ha reunido un número muy amplio de obras y creadoras: 260 piezas de 34 artistas internacionales, que asumieron diferentes roles en busca de un nuevo modelo de identidad femenina y creativa. Ingrid Pfeiffer, comisaria de la exposición, subraya el hecho de que ellas desempeñaron un papel central en el movimiento a partir de 1940 —después del primer manifiesto del grupo, firmado por André Breton, en 1924— y lo dotaron de una sobresaliente diversidad e independencia. Demostraron que el arte tiene, al menos, dos sexos, parafraseando a Nicoïdski, femenino y masculino. “Después de todo, el surrealismo fue un estado mental más que un estilo”, comenta la comisaria.

A pesar de la pretensión de amplitud, entre las seleccionadas no están Maruja Mallo ni Ángeles Santos. La lista es larga e incluye a Remedios Varo, Eileen Agar, Lola Álvarez Bravo, Rachel Baes, Louise Bourgeois, Emmy Bridgwater, Claude Cahun, Leonora Carrington, Ithell Colquhoun, Maya Deren, Germaine Dulac, Nusch Éluard, Leonor Fini, Jane Graverol, Valentine Hugo, Frida Kahlo, Greta Knutson, Jacqueline Lamba, Sheila Legge, Dora Maar, Emila Medková, Lee Miller, Suzanne Muzard, Meret Oppenheim, Valentine Penrose, Alice Rahon, Edith Rimmington, Kay Sage, Sophie Taeuber-Arp, Jeannette Tanguy, Dorothea Tanning, Bridget Tichenor, Toyen y Unica Zürn.

La exposición arranca con Meret Oppenheim, una de las primeras en ganar reconocimiento, sobre todo después de que el MoMA de Nueva York adquiriese Fur cup para su colección. Hoy esta taza de té, plato y cuchara cubiertos de pelo se ha convertido en uno de los objetos surrealistas más populares. La comisaria de la muestra señala que saltaron al otro lado del lienzo para ocupar un espacio reservado a la masculinidad. Los hombres surrealistas estaban convencidos de que la mujer había nacido para ser descubierta (por ellos), pero ellas les descubrieron lo confundidos que estaban. De ahí que todas las versiones locales del surrealismo disfruten de una cosa en común: imaginaron mundos alternativos y a menudo cuestionaron críticamente —como pretende revelar la exposición— las estructuras tradicionales, como el modelo patriarcal. El potencial imaginativo y político del surrealismo fue una vía de escape al mundo que las ignoraba.

Primer vistazo: Recorrido por las salas de la exposición Mujeres fantásticas en la Schirn Kunsthalle (Fráncfort).

 
El museo del futuro se despide de las exposiciones de masas
La crisis sanitaria transformará la vida de las instituciones de arte, que tendrán que aprender a vivir con una drástica caída de ingresos por la venta de entradas



Decenas de visitantes se apiñan para observar la 'Gioconda' en el Louvre en 2015.


Decenas de visitantes se apiñan para observar la 'Gioconda' en el Louvre en 2015.RAPHAEL GAILLARDE / GAMMA-RAPHO VIA GETTY IMAGES



PEIO H. RIAÑO
Madrid - 14 ABR 2020


Nadie sabe cómo será la reapertura de los museos cuando pase la crisis sanitaria de la Covid-19, pero todos coinciden en que nada será como antes. En el futuro vaticinado por los responsables de estas instituciones no hay “taquillazos”. No habrá lugar para salas abarrotadas como la de El Bosco, en el Prado, Dalí, en el Reina Sofía, o Leonardo, en el Louvre. “En el mundo post-Covid los museos dejarán de ser objetivo del turismo masivo y los indicadores de éxito serán menos cuantitativos y más cualitativos”, apunta Ana Botella Diez del Corral, Responsable de Programas Publicos, en la Wellcome Trust del Reino Unido, que propone cerrar los museos al menos tres meses y reactivar de manera gradual.

La vuelta no va a ser fácil. Los hábitos de higiene han alterado las pautas sociales y disparado el miedo. “Es una crisis de salud, pero también una crisis existencial que va a provocar cambios fundamentales en nuestro estilo de vida. No tiene sentido seguir con las mismas prácticas museológicas (en las exposiciones, los programas públicos o la educación). Debemos replantearlo todo. No dejo de preguntarme cómo reabrir y contribuir de manera relevante a las necesidades sociales”, añade Botella.


Las alteraciones socioeconómicas van a transformar las condiciones materiales que han sustentado un modelo internacional colapsado. Será difícil volver a atraer público al museo: “Llevará un tiempo convencerlo de que acepte encerrarse durante dos horas en un espacio junto a gran número de gente”, sostiene María López-Fanjul, conservadora de los Museos Nacionales de Berlín. Para el día de la reapertura pide endurecer las exigencias sanitarias ante el contacto entre el público y el personal, y un aforo limitado (por higiene y por tranquilidad). “Seguramente estemos viviendo el fin de la tiranía de los récords de números de visitantes, a favor de una experiencia museística centrada en el bienestar del público”, cuenta la especialista.

Museos sin turistas
Es un cambio real, que obliga a reconsiderar las prioridades hacia el desarrollo de la comunicación virtual y de lo local. María López-Fanjul espera que se refuerce la idea de que la cultura no es ocio y los museos “lugares de esperanza, cuyas obras de arte cuentan infinitas historias de superación y supervivencia”. Miguel Zugaza, director del Museo de Bellas Artes de Bilbao, adelanta que habrá que esforzarse en “explicar una vez más por qué el arte es tan relevante y necesario para la sociedad, como terapia o tan solo para tratar de entender el mundo y sus crisis. Este debe ser el centro de la reflexión”, incide. Zugaza cree que “los museos turísticos se resentirán sin duda a corto plazo, pero seguramente les ayudará a reencontrarse con su alma más pura, alejada de los intereses mercantiles y materiales”.

La dirección del Museo del Prado explica que el 60% de sus visitantes son turistas internacionales y reconocen que es un colectivo que se va a reducir “dramáticamente”. Además, la situación española de incertidumbre y parón económico “va a suponer un tremendo problema de gestión, porque la venta de entradas es la primera fuente de ingresos del museo”. El gasto social cerrará el grifo y volverán a gestionar la escasez. Solo el Museo del Prado aplicó un plan de salvaguarda contra el Covid-19, un día antes del cierre: control de aforos ante los cuadros más populares y rebaja a 500 el número de entradas gratuitas, un recorte cercano a los 3.000 visitantes. Fue peor, porque el museo se vació, en una imagen inusual que podría repetirse en la reapertura. La merma de taquilla saldrá muy cara a los museos: el Prado recaudó 19,4 millones de euros, en 2018. Es el 75,5% del total de ingresos propios (25,6 millones de euros). Es decir, en tres meses de parón perdería más de 5 millones de euros solo en taquilla.

Debacle económica
La presidenta y directora ejecutiva de la American Alliance of Museums, Laura L. Lott, ha puesto cifra a la debacle económica: los museos de EE UU pierden al día 33 millones de dólares (30,6 millones de euros). La semana pasada, el MoMA de Nueva York, uno de los museos más ricos del mundo, notificó a sus educadores un mensaje demoledor: “Pasarán meses, si no años, antes de que podamos volver a los niveles de presupuesto y operaciones para requerir los servicios de los educadores”. La dirección ha despedido a todos.

“Quizá la ‘normalidad anormal’ que llegue será una oportunidad para ahondar en la sostenibilidad de los museos, para la mejor preservación de los bienes y mejor calidad de la experiencia de los ciudadanos”, cuenta a este periódico Pilar Fatás, directora del Museo Nacional de Altamira. “La sostenibilidad es un término contrario al consumismo cultural masificado de los últimos años”, añade Fatás. Cree que tardaremos en recuperar los hábitos, pero nada será como lo entendíamos antes de esta crisis. Los irremediables cambios sociales van a provocar “nuevos modelos de visitas”. “En el Museo de Altamira, por ejemplo, la necesidad de conservación de la cueva trasciende el hecho de visitarla”, añade. La directora de Altamira avanza que la nueva situación económica mermará “ostensiblemente” los presupuestos de las instituciones públicas. En el Ministerio de Cultura no han cuantificado las pérdidas a las que se enfrenta el sector y recuerdan que corresponderá a las autoridades sanitarias certificar la reapertura de la actividad y entonces será cuando estudien un plan de acción.

Nuevas exposiciones
El gerente del Museo Nacional Thyssen, Evelio Acevedo, prefiere no concretar cómo compensarán la pérdida de los ingresos en taquilla, pero cree que la organización de las exposiciones tradicionales implicará “algunas dificultades adicionales a la hora de conseguir préstamos y movilizar obras, pero no se puede esperar un cambio radical en el modelo expositivo”. Frente a esta opinión, Manuel Borja-Villel, director del Reina Sofía, cree que “habrá que reflexionar sobre nuevos modelos museísticos”. “Quizás haya que plantear las muestras de otro modo, pensar más en la investigación”, subraya. El intercambio de obra internacional, con España e Italia como capitales del patrimonio europeo y los países con más infecciones del continente, alterará la política de las exposiciones temporales.

“Habrá un cambio en la experiencia estética, ya que el tipo de relación con el público será distinta. También cambiarán nuestras prácticas artísticas, formas de producción y relación”, cuenta Borja-Villel. Cree que esta situación derivará, “al menos temporalmente”, en la desaparición del museo como objetivo turístico: “Pasará mucho tiempo hasta que el visitante vuelva a tener confianza y poco a poco comience a viajar o a moverse como hacía hace unas semanas”, añade.

Pepe Serra, director del Museo Nacional de Arte de Cataluña (MNAC), está convencido de que la pandemia acelerará la crisis de “la carrera absurda por las audiencias, con grandes exposiciones de muy alto coste y corta duración, pensadas para atraer al público de forma puntual”. Un modelo “claramente cuestionable”. “Se puede plantear un museo con otro tempo. Un lugar que es ante todo servicio público y debe servir a todas y todos. Esta crisis es una lección sobre la fragilidad de un modelo de capitalismo”, indica Serra, que señala cómo la potencia y la fortaleza ciudadana ha salido reforzada.


REAPERTURA SANA
El Museo Reina Sofía ha planteado medidas higiénico-sanitarias preventivas para garantizar la seguridad de los visitantes y de los trabajadores para la reapertura. Incluyen el control del aforo por cada sala y un metro entre los visitantes en la fila de las taquillas. Esto alterará el uso de espacios abarrotados como el Palacio de Cristal, en el Retiro. También señalan que se entregarán equipos de protección individual a los trabajadores del Museo Reina Sofía y se desinfectarán las instalaciones. Habrá líquido desinfectante en todos los aseos y se estudiará la posibilidad de reforzar el servicio de enfermería.

 
¿Qué planes culturales puedo hacer hoy en casa? Miércoles 29


Captura de pantalla del bosque de 'Catharis.live', en Serpentine Online.


Captura de pantalla del bosque de 'Catharis.live', en Serpentine Online


Arte
Darse un baño de bosque. ¿Quién, a lo largo de estas semanas de confinamiento, no ha sentido la necesidad de salir a pasear al bosque y escuchar el canto de los pájaros, las ramas que crujen bajo los pies, sentir el sol sobre la cara, la brisa que acaricia el cuerpo, la luz que calienta y brilla sobre los párpados...? Aún queda para poder disfrutar de esa experiencia en vivo pero al menos ahí están la tecnología, y el arte, para hacer la espera un poco más llevadera. En Serpentine Online, el proyecto en línea de las Serpentine Galleries londinenses, ofrecen la posibilidad de trasladarse por unos momentos a un espectacular paisaje norteamericano imaginario de la mano del artista danés Jakob Kudsk Steensen y la simulación virtual que ha creado como parte de Catharsis.live, un proyecto inmersivo donde no importa solo lo visual, sino también lo que llega a través del oído. Con música de Matt McCorkle, la propuesta remite a la idea del Shinrin-yoku (o baño de bosque), una práctica japonesa para curar cuerpo y mente que consiste en bucear entre los árboles y las montañas para “absorber el bosque a través de los cinco sentidos”. Otras propuestas de Serpentine Online incluyen I Magma, de Jenna Sutela, una app-oráculo que ofrece adivinaciones diarias, y The Escapist, de Suzanne Treister, una experiencia en realidad aumentada hacia el interior del espaciotiempo de un agujero negro.
 
‘La joven de la perla’ desvela sus misterios
La galería Mauritshuis, de La Haya, presenta un estudio que desentraña algunos secretos del cuadro de Vermeer: el pendiente es un efecto óptico y al fondo hay un cortinaje verde


ISABEL FERRER
La Haya -
28 ABR 2020


Composición de 'La joven de la perla' a partir de imágenes realizadas durante el proyecto 'Girl in the Spotlight'.


Composición de 'La joven de la perla' a partir de imágenes realizadas durante el proyecto 'Girl in the Spotlight




La identidad de La Gioconda, el famoso retrato firmado por Leonardo da Vinci en 1503, fue un enigma hasta que los expertos señalaron que podría tratarse de Lisa Gherardini, esposa del comerciante florentino Francesco del Giocondo. La filiación de La joven de la perla, pintada por Johannes Vermeer en 1665, no se ha podido averiguar aún, pero el estudio internacional presentado ayer online, debido a la covid-19, por la galería Mauritshuis, de La Haya, se ha acercado más que nunca a “Ella”. Así es como la llaman en la sala de arte de Países Bajos, aunque no se sabe si fue una modelo, o bien producto de la imaginación del artista. El nuevo análisis de los pigmentos, el descubrimiento de un cortinaje en la composición, pestañas en los ojos y el efecto óptico del pendiente perlado son algunos de los secretos desvelados en este nuevo estudio, que se inició en 2018 y que empleó la tecnología más avanzada.

El retrato, relativamente pequeño (44 centímetros por 39), llama la atención porque la chica parece girarse desde la oscuridad para observar luminosa al espectador. Joris Dik, especialista en materiales e historiador del Arte de la universidad Técnica de Delft, atribuye ese contraste a las distintas capas de pigmentos, gruesas, finas y traslúcidas, “que absorben la luz, unido a una superficie lisa y brochazos más consistentes para resaltar las partes blancas del cuadro”. Según las observaciones del equipo pluridisciplinar que ha participado en el proyecto, “Vermeer aplica un tono verde al fondo que realza la oscuridad general y la luz de la joven, cuyo rostro tiene rojo bermellón y lapislázuli en el tocado”, explica, en la presentación virtual brindada por la galería Mauritshuis.

Propiedades ópticas
El efecto conseguido por el artista no fue producto de la casualidad, sino que explotó las propiedades ópticas de los pigmentos. “Nuestra hipótesis es que la baja sensibilidad de la lente de la cámara oscura [instrumento óptico para obtener la proyección plana de una imagen externa sobre la zona interior de su superficie], que sabemos que ha influido en la pintura de Vermeer, pudo haber contribuido en su búsqueda del contraste de luz. Pero no sugiero que utilizara aquí la cámara”.

En 1994, La joven de la perla fue restaurada y estudiada en la propia Mauritshuis. En 2018, el cuadro se introdujo en una urna de cristal a la vista de la gente, para realizar un abordaje profundo en dos fases: primero, el apartado químico, con los fragmentos de pintura tomados en ambos periodos; a continuación, el estudio científico no invasivo con cámaras, escáneres y microscopio digital.

Abbie Vandivere, jefa del proyecto, señala que en los últimos 26 años han avanzado mucho estas técnicas. “Hemos descubierto que la perla es una ilusión óptica porque no tiene contorno ni tampoco engarce para la oreja de la chica”, explica. “La joya son solo unas cuantas pinceladas finas para sugerir el reflejo de la blusa blanca, y luego una capa más gruesa para mostrar la luz que cae desde la izquierda sobre su superficie. Por su parte, la piel del rostro apenas diferencia la luz de la sombra, y hay cerdas del pincel pegadas en la tela, algo que no se sabía”, sigue la experta. Y otra cosa, la muchacha parece no tener pestañas en el famoso retrato, pero el escaneado con macro rayos X fluorescentes, y el microscopio, revela que el artista las marcó en ambos ojos con colores marrones.



Detalles que se han descubierto gracias al escaneado con macro rayos X fluorescentes.


Detalles que se han descubierto gracias al escaneado con macro rayos X fluorescentes.



Como otros pintores, Vermeer hizo algunos cambios sobre la marcha, y gracias a la reflectografía infrarroja se ha visto que subió el tocado y cambio la forma de la oreja. La firma, IVMeer, apenas se ve, pero los macro rayos X fluorescentes la muestran en la parte superior izquierda. Rastrear la rúbrica es de rigor, pero el otro descubrimiento señalado es que Vermeer pintó un cortinaje verde oscuro en el fondo, y hay unos trazos en diagonal, con variación de colores, que sugieren los pliegues de una tela en la esquina superior derecha del cuadro. “La cortina desapareció con el tiempo a consecuencia de los cambios operados en la pintura verde”, según Vandivere.

Lapislázuli afgano
Como el azul ultramar sobresale en la obra de Vermeer, el trabajo se ha fijado en su uso en el adorno oriental de la cabeza. Se ha descubierto que el color procedía de un lapislázuli de gran calidad, originario del actual Afganistán. En el Laboratorio Europeo de Radiación Sincrotrón, de Grenoble (Francia), concluyeron que fue calentado a 600 grados centígrados antes de ser pulverizado. “Mi hallazgo favorito es que hay arcilla en la pintura azul del pañuelo, lo cual indica a su vez el uso de barniz amarillo, que es muy sensible a la luz y desaparece.
Las diversas capas aplicadas aquí muestran que el ultramar se mezcló con blanco de plomo para los tonos medios, y con arcilla para las sombras, lo cual produce un efecto de superficie sedosa”, según Annelies van Loon, investigadora pictórica. La joven de la perla, Ella, sigue siendo anónima, pero sus misterios son cada vez menos arcanos.


COLORES QUE LLEGABAN DE ULTRAMAR
Vermeer es conocido por su uso del azul ultramar, y el nuevo estudio internacional sobre 'La joven de la perla' ha constatado que calentaba el lapislázuli, una piedra semipreciosa, para lograr un tono más intenso. “Era un producto más valioso que el oro en el siglo XVII”, según Abbie Vandivere, la investigadora jefe, que ha dibujado con sus colegas el mapamundi de la mesa de mezclas del pintor. Así, han visto que añadía aceite de linaza caliente a los pigmentos, obteniendo una sustancia muy fluida para lograr sus sutiles efectos ópticos. También incorporaba cobre en busca de un secado rápido. “El blanco de plomo de la perla era de Inglaterra; el amarillo ocre de la chaqueta deriva de tierra europea rica en hierro; el rojo de los labios procede de la cochinilla, un insecto que vive en los cactus, en México y Sudamérica; su otro azul, índigo, pudo haber llegado de Asia o América", dice la experta. Debido al comercio mundial de especias de los Países Bajos en la época, el artista tenía a su disposición en Delft, su ciudad natal, incluso los materiales más exóticos.

 
Donald Judd, minimalismo virtual
El cierre de los museos ha dejado las grandes exposiciones de la temporada en suspenso. ‘Babelia’ propone una visita virtual de las más destacadas. Hoy: la retrospectiva del artista estadounidense en el MoMA de Nueva York


La obra 'Untitled' (1991), de Donald Judd.

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La obra 'Untitled' (1991), de Donald Judd. JUDD FOUNDATION/ARS/JOHN WRONN


ÁNGELA MOLINA
29 ABR 2020



Ahora que el mundo está patas arriba y nuestra existencia parece transcurrir en un sueño paradójico (REM), es buen momento para abordar la creación artística de la última mitad de siglo XX a partir de autores concretos y no de corrientes y movimientos, términos de por sí escurridizos porque el río no se está quieto y nunca llueva a gusto de todos. Sobre Donald Judd (1928-1994) han caído chuzos, gatos, perros y parte del animalario crítico, cuando en verdad él nunca se consideró un escultor –“mis obras no se esculpen”, dijo– ni un minimalista, y sí un artista-filósofo que quiso ocupar el espacio con objetos que expresaran certezas. Judd creía que el mundo no debía explicarse a partir de una lógica racionalista preexistente sino mediante algo más sencillo, poniendo una cosa detrás de otra, como un juego de niños, un objeto concreto al lado o encima de otro formando columnas de aire, hileras de cajas, adosadas a la pared o sobre el suelo. De la "existencia" de cada uno de esos objetos y de la regularidad de los intervalos se debía extraer el sentido del acto de colocarlas u ordenarlas. Para quien estaba considerado el cabecilla de la estación más fría del arte no hacía falta más que una pala quitanieve para borrar el simbolismo de toda creación artística.

Un momento: ¿qué tiene que ver un objeto duchampiano con la obra de Donald Judd? Pues que sirve para explicar una exposición que no se puede ver en el museo de arte más importante del mundo, además de provocar una reflexión que perturba apriorismos, como el de que Donald Judd era un minimalista. Se advierte al lector de que el objeto ready-made firmado por Marcel Duchamp en 1915 no aparece en los créditos de Judd, la muestra que se inauguró y clausuró casi a la vez el pasado marzo en el MoMA (aunque una versión digital de la misma se puede visitar en su página web hasta el 11 de julio), pero está implícito como algo lacaniano y tan absurdo como la invitación a “navegar” por una retrospectiva -–la más completa de los últimos treinta años en los Estados Unidos– que requeriría la presencia del espectador, pues si algo buscaba Judd no era visibilizar el espacio interior de una forma, sino el exterior, su ocupación en el espacio real.

Sobre el ready-made de la pala quitanieve, Judd poseía un ejemplar (el título de Duchamp era In Advance of the Broken Arm, o Anticipo de brazo roto) que habría instalado cuidadosamente en una esquina de su estudio en el número 101 de Spring Street, en el Soho. Judd fue el primer artista en mudarse al barrio medio abandonado que, décadas atrás, había sido un próspero distrito fabril, así que a fuerza de no querer ser minimalista, se convirtió en adalid de un movimiento sociourbanístico que comenzó en Nueva York y se ha extendido a escala mundial, la sohoización. En 1968, tras hacerse con un edificio de cinco plantas por 70.000 dólares, se instaló allí con su esposa, la coreógrafa y bailarina Julia Finch, y sus dos hijos, Flavin y Rainer. En su estudio, junto a la famosa quitanieves, colgaban unos tubos fluorescentes de su gran amigo Dan Flavin, arquitecto y diseñador como él y uno más de la desmembrada familia minimal.

Judd se licenció en Ingeniería y completó su formación en Filosofía, en la Universidad de Columbia, donde fue alumno de Meyer Schapiro. Publicó más de 600 reseñas como crítico de arte, fue ensayista, dibujante y, sobre todo, uno de los artistas más respetados en unos años en que América era un túrmix creativo, con el pop, el conceptual-feminismo, el postminimalismo, el land art, el accionismo. ¿Qué podía unir un ready-made y un tubo fluorescente que se podía comprar en cualquier comercio del ramo? Ambos son un dato abstracto, nada anecdótico (al contrario que las Brillo boxes o las latas Campbell de Warhol), trasmiten la idea de simple exterioridad, sin referencias formales a la figura humana, ideología o literatura (para entendernos, el arte no podía ser narrativo como el de Anselm Kiefer, pero sí como el de Yayoi Kusama, Lucas Samaras o John Chamberlain). Judd quería que su trabajo tuviera la claridad de pensamiento de las matemáticas y la física. No eran formas mudas que flotaban en el espacio sino investigaciones donde un objeto define el espacio que ocupa.

Su obra no se estructura a partir de lo psicológico sino de su naturaleza cultural. Los objetos específicos (como los llamó en su ensayo de 1964) de acero galvanizado o madera contrachapada están exentos de simbolismo, los volúmenes y vacíos de sus pilas y estructuras seriadas, de contornos y ángulos generalmente afilados, se proyectan y se multiplican, son la metáfora de la dependencia de la obra con respecto a las condiciones del espacio. La unidad básica de la pieza es su no manipulación (Judd dibujaba la obra con las instrucciones que daba a los fabricantes sobre el material y la forma) y su atención al color era la de un pintor, logrando una configuración única, desde una escala pequeña –un dibujo– al conjunto arquitectónico, como las que hizo para sus dos fundaciones, la Judd y la Chinati en Marfa, en el desierto de Chihuahuan. Nada menos minimalista que su voluntad de expandirse constantemente. Y la necesidad de explicar su obra en tiempos de encierro.

Primer vistazo: Recorrido por las salas de la exposición Judd en el MoMA (Nueva York).


 
La National Gallery de Londres rinde homenaje a los sanitarios a través de su colección
El museo invita a sus visitantes online a reconocer el trabajo de médicos, enfermeras y cuidadores que aparecen en sus pinturas



Detalle de «Retrato de Ludovicus Nonnius», de Rubens


Detalle de «Retrato de Ludovicus Nonnius», de Rubens




LONDRES Actualizado:01/05/2020

Con motivo del próximo Día Internacional de la Enfermera, que se celebra tradicionalmente el 12 de mayo, aniversario del nacimiento de la pionera en enfermería Florence Nightingale (este año se conmemora su bicentenario), la National Gallery de Londresinvita a sus visitantes online a homenajear a los médicos, enfermeras y cuidadores a través de las pinturas de su colección.

Como la actual crisis de salud está afectando la vida de tantas personas en todo el mundo y ha puesto de relieve el extraordinario trabajo que realizan los médicos, enfermeras y otros cuidadores, el museo británico quiere rendir homenaje a estas profesiones y reflexionar sobre el papel que las artes pueden tener en el bienestar de las personas en este momento. El arte tiene el poder de transformar vidas y puede ser una gran fuente de consuelo, esperanza y fortaleza. Estas pinturas presentan retratos de médicos y otros profesionales de la salud, y también destacan la interesante sinergia entre la sabiduría y el valor terapéutico de las artes y el conocimiento de las ciencias.

Caroline Campbell, responsable de Colecciones e Investigación de la pinacoteca londinense, comenta que «nuestro papel ahora, como siempre, es proporcionar acceso a algunas de las mejores obras de arte del mundo, para inspirar y consolar a las personas. Nuestras pinturas y nuestros programas están ayudando a las personas a mantener una buena salud mental, en un momento en que nunca ha sido más importante. En momentos como este, es clave alentar a las personas a encontrar bienestar y fortaleza en nuestra colección. Por muchas razones: debido a la belleza intrínseca de las obras y los problemas que abordan, o porque nos recuerdan que muchas personas en el pasado han enfrentado situaciones tan difíciles como la nuestra hoy. Personalmente, encuentro la atemporalidad de nuestra colección tremendamente reconfortante en estos tiempos difíciles. El gran arte nos conecta con nuestro pasado, nuestro presente y nuestro futuro».

«La National Gallery ha resistido muchas emergencias nacionales y ha brindado consuelo y alivio a las personas en Gran Bretaña y en todo el mundo durante casi dos siglos -prosigue Campbell-. Nuestras actividades online se inspiran en parte en la actividad del museo durante la última crisis nacional en el Reino Unido, la Segunda Guerra Mundial. Todos los días durante la guerra, este museo era uno de los pocos lugares en Londres donde se podía encontrar un programa cultural: conciertos, exhibiciones de arte contemporáneo y una 'imagen del mes', traída desde los almacenes en una mina galesa para deleitar al público. Por el momento no podemos abrir las puertas al público. Sin embargo, con los recursos digitales podemos ofrecer a las personas la oportunidad de atesorar un gran arte y hacerlo suyo, mirándolo y reflexionando sobre él en sus hogares, en sus teléfonos y otros dispositivos. Es inspirador ver que nuestras iniciativas digitales ya brindan una gran alegría a muchas personas y ayudan a fomentar un espíritu resistente en estos tiempos difíciles. Mis colegas del museoa y yo estamos totalmente comprometidos para hacer todo lo posible para ayudar a superar la crisis actual».





Detalle de «Tobías y el ángel», del taller de Andrea del Verrocchio


Detalle de «Tobías y el ángel», del taller de Andrea del Verrocchio - NATIONAL GALLERY, LONDRES



«Tobías y el ángel». Taller de Andrea del Verrocchio
Un viejo ciego, comerciante y judío devoto, envió a su hijo, Tobías, a un largo viaje para cobrar una deuda. Dios envió al arcángel Rafael, la figura alada a la izquierda de la escena, para acompañar a Tobías y su perro. Tobías lleva un pez que ha destripado. El arcángel sostiene sus órganos en una pequeña caja. Podrían usarse como ungüento para curar la ceguera. El pez está pintado como una pequeña naturaleza muerta: las escamas reflejan la luz como en una armadura brillante. Se ha sugerido Leonardo alumno de Verrocchio, pudo haber pintado el pez y el perro. Este tema fue muy popular a fines del siglo XV, cuando la devoción al arcángel fue promovida por varias cofradías dedicadas a él. La historia culmina con el regreso de Tobías a casa, donde utilizó los órganos de los peces para curar a su padre.




Detalle de «San Cosme, San Damián y la Virgen», del Maestro de Liesborn


Detalle de «San Cosme, San Damián y la Virgen», del Maestro de Liesborn - NATIONAL GALLERY, LONDRES«



San Cosme, San Damián y la Virgen». Maestro de Liesborn

Este es un fragmento de un retablo hecho para el altar mayor de la abadía benedictina de Liesborn. Proviene de la escena central, que representa la Crucifixión; un fragmento que muestra la cabeza de Cristo también se halla en la colección de la National Gallery de Londres. La tela ondeante en la esquina superior derecha es parte del paño de pureza de Cristo. Era común que las escenas de la Crucifixión incluyeran a la Virgen María llorando a su hijo debajo de la Cruz. Junto a ella hay dos santos del siglo III, los hermanos Cosme y Damián, ya que el retablo les fue dedicado a ellos, entre otros santos. Están ricamente vestidos y sostienen frascos de ungüento, una referencia a su experiencia médica. Según su leyenda, curaron a muchas personas, pero no aceptaron el pago de los tratamientos.




Detalle de «El médico Giovanni Agostino della Torre y su hijo», de Lorenzo Lotto


Detalle de «El médico Giovanni Agostino della Torre y su hijo», de Lorenzo Lotto - NATIONAL GALLERY, LONDRES



«El médico Giovanni Agostino della Torre y su hijo». Lorenzo Lotto

Giovanni Agostino della Torre fue un distinguido médico y ciudadano de Bérgamo. Había enseñado en la Universidad de Padua, y el traje que usa es el académico. En 1510 fue elegido jefe del Colegio de Médicos de Bérgamo, un cargo que mantuvo hasta su muerte. Los textos que aparecen en los dos trozos de papel cuadrados debajo del tintero son recetas. La etiqueta de papel en la contraportada del libro de Agostino dice "Galienus". Galeno fue la gran autoridad médica del mundo antiguo. En una de las hojas de papel en la mano derecha de Agostino hay una inscripción que hace referencia a Esculapio, el dios médico de los antiguos griegos y romanos. El retrato está firmado e incluye una fecha, que es ilegible hoy pero está registrada como 1515. El hombre detrás de Agostino es Niccolò, que tenía 33 años en 1516 cuando murió su padre. Parece que se agregó después. Originalmente se concibió solo como un retrato de Agostino, tal vez con motivo de su muerte.




Detalle de «Retrato de Girolamo Fracastoro», de Tiziano


Detalle de «Retrato de Girolamo Fracastoro», de Tiziano - NATIONAL GALLERY, LONDRES



«Retrato de Girolamo Fracastoro». Tiziano
Girolamo Fracastoro (1476-1553) fue un famoso médico, astrónomo, matemático y poeta. Su libro médico más importante, "De Contagione", en el que explica cómo y por qué se propagó la peste, se publicó en 1546.




Detalle de «Retrato de Ludovicus Nonnius», de Rubens


Detalle de «Retrato de Ludovicus Nonnius», de Rubens - NATIONAL GALLERY, LONDRES


«Retrato de Ludovicus Nonnius». Rubens
El viejo anticuario y doctor Ludovicus Nonnius aparece en este retrato con ojos llorosos. Porta un libro, posiblemente uno recién publicado, "Diaeteticon sive de recibaria, Libri IV". En él defiende la importancia de la dieta. Su investigación se basa en los hábitos alimenticios de los antiguos romanos. Nonnius era amigo de Rubens en Amberes. El artista muestra su respeto por el viejo erudito al pintarlo con un traje caro, sentado en una silla señorial y enmarcado por una gran arquitectura clásica. El busto se identifica como Hipócrates, fundador de la medicina y un antepasado respetado de Nonnius en términos de su aprendizaje médico y clásico. Los lazos de la cubierta que cuelgan en dos libros sugiere que los ha consultado recientemente.




Detalle de «Alejandro y su médico», de Eustache Le Sueur


Detalle de «Alejandro y su médico», de Eustache Le Sueur - NATIONAL GALLERY, LONDRES



«Alejandro y su médico». Eustache Le Sueur
Alejandro Magno (356-323 a.C.) yace en una cama bebiendo un medicamento que le dio Philip, su médico. Philip fue acusado de traición contra su líder en una carta que está leyendo en voz alta a Alejandro. Con las manos levantadas con horror, los ojos muy abiertos, sus compañeros esperan para descubrir la verdad. Alejandro mira a Philip para reconocer su inocencia y lealtad, lo que se demuestra aún más a medida que mejora la salud de Alejandro. Una figura masculina mira hacia nosotros como tratando de saber nuestra reacción.




Detalle de «Retrato de Cornelis van Someren», de Aelbert Cuyp


Detalle de «Retrato de Cornelis van Someren», de Aelbert Cuyp - NATIONAL GALLERY, LONDRES


«Retrato de Cornelis van Someren». Aelbert Cuyp
El pintor Aelbert Cuyp es famoso por sus paisajes, pero también pintó algunos retratos, de los cuales este es un raro ejemplo. Durante algún tiempo, se creía que el protagonista del cuadro podría ser el padre de Cuyp, Jacob, un retratista que le enseñó a su hijo a pintar. Sin embargo, ahora se cree que representa a Cornelis van Someren (1593-1649), un destacado médico de Dordrecht, que tenía 56 años en 1649. La edad y la fecha están inscritas en la imagen. Esta sugerencia parece ser confirmada por un retrato colgante a juego de una mujer cuya edad aparece en la imagen como de 49 años, la misma que la de la esposa de van Someren.




Detalle de «Tacto», de Gonzales Coques


Detalle de «Tacto», de Gonzales Coques - NATIONAL GALLERY, LONDRES



«Tacto». Gonzales Coques
Esta es una pintura que representa uno de los cicno sentidos, un tema picórico habitual en los Países Bajos en el siglo XVII. En cada una de estas pinturas, Gonzales Coques ha utilizado una actividad tradicional para representar cada uno de los sentidos. En este caso, el tacto se representa con un hombre con la manga enrollada hacia atrás dejando salir la sangre del brazo, un procedimiento que se creía que ayudaba a curar o prevenir algunas afecciones médicas. La sangre probablemente se asoció con el sentido del tacto porque, como el sentimiento, impregna todo el cuerpo. Por el contrario, los receptores para los otros cuatro sentidos se encuentran solo en la cabeza. Este también puede ser un retrato real. No sabemos quién es, pero como otras tres pinturas de la serie son artistas, el retratado también puede serlo. Probablemente fue diseñado como la imagen central de la serie, pues el personaje mira hacia adelante. De los cuatro restantes, dos miran a la izquierda y otros dos a la derecha.





Detalle de «Dr. Ralph Schomberg», de Thomas Gainsborough


Detalle de «Dr. Ralph Schomberg», de Thomas Gainsborough - NATIONAL GALLERY, LONDRES



«Dr. Ralph Schomberg». Thomas Gainsborough
En 1759 Gainsborough se mudó a la ciudad balneario de moda de Bath, donde estableció una práctica de pintura de retratos muy exitosa y permaneció allí durante 15 años. Pintó este retrato del Dr. Ralph Schomberg, de unos 56 años, en Bath alrededor de 1770. Gainsborough consultó a varios médicos durante sus años en Bath, tanto por sus propios problemas médicos como por la recurrente inestabilidad mental de su hija mayor, Mary. Este retrato puede haber sido pintado como intercambio por sus honorarios médicos.



 
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