Bueno, si conseguir pescar al parásito hereditario para compartir su vida millonaria a costa del pueblo no es como para que se te suba la vanidad, por el braguetazo que has conseguido y que no consiguieron otras, ya me dirás. Que no se trata de profesar monja con voto de pobreza para lograr demostrar humildad.
La propia Mary Donaldson es una engreída que va por las tiendas de lujo de New York como si fuese una diosa hecha carne. Ya me dirás si lleva el engreimiento de nacimiento en una familia de clase media o si se le subió a la cabeza cuando se casó.
Es posible que Mary sea una engreída pero hace su labor en público perfectísimamente. No se le ha visto ni un fallo, ni una grosería en su comportamiento externo. De puertas para dentro da igual como sea.