Mensaje Navideño del Rey Felipe VI.

Hola, buenas tardes y buenas fiestas a todos, yo estas navidades las he pasado en EspaNa, con toda la familia, en la cena no se puso el mensaje de felizpin, por razones de sensatez, integridad y serenidad mental..... además que tuvimos la gran oportunidad de ponerlo verde, a él y a ella, así que muy a mi pesar le dedicamos unos minutos de nuestro tiempo, para criticarlo, eso sí. Lo menos que dijimos de él fué calzonazos y jelipóller :D acabamos con un "pero este tío inútil qué se creerá que es?"
 
La democracia madura del Rey en la que todos pueden hablar


El retroceso de libertades en España es un hecho y empieza a pesar la autocensura. Hemos vuelto a los tiempos de usar la ironía. Cuando no éramos una democracia madura.

Injurias a la Corona por la pitada al himno en el fútbol, miles de sancionados por la ley Mordaza, condenas a tuiteros, raperos o humoristas: la libertad para defender y contrastar las opiniones funciona mejor con las favorables a la tesis dominantes

Rosa María Artal
38 comentarios

26/12/2017 - 20:30h
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Felipe VI durante su mensaje de Navidad. EFE

Apagas el horno y vas a escuchar el discurso del rey en Nochebuena. Sonríe, ha apeado la dureza desplegada en octubre, tan decisiva en la forma con la que se afrontó la Cataluña del referéndum. Y le oyes decir: “ España es hoy una democracia madura, donde cualquier ciudadano puede pensar, defender y contrastar, libre y democráticamente, sus opiniones y sus ideas; pero no imponer las ideas propias frente a los derechos de los demás ". Y ya no se va de tu cabeza, ni prestas atención al rosario de bendiciones que constituyen el país de las maravillas del relato. Luego llegarán, por días ya, los encendidos elogios de la prensa cortesana y esa constante reverencial de especular sobre el sentido de las palabras del rey como si se tratara del oráculo de Delfos. Aquel santuario de la antigua Grecia se convirtió en centro de consulta a los dioses basándose en interpretaciones de signos, hace muchos siglos. En octubre no hizo falta, la alocución real se entendía con toda claridad.

No deja de ser curioso. España ha perdido libertades ostensiblemente desde que gobierna el PP. En particular desde que se aprobó la Ley Orgánica de Protección de la Seguridad Ciudadana, conocida con razón como Ley Mordaza. Un empeño del PP, no justificado en ningún estado de alarma, que sacó adelante con su mayoría absoluta y que entraría en vigor el 1 de Julio de 2015. Junto con las reformas del Código Penal y la ley llamada antiterrorista que abre paso a otros controles, han mermado con certeza la libertad de expresión, manifestación y reunión. Es un hecho cierto que palpamos en el vivir cotidiano al ver denunciados y hasta condenados a tuiteros, raperos, humoristas y todo aquél a quien le toque la diana. La daga de la censura y del castigo pesa ya a la hora de ejercer cualquier crítica al poder o a una serie de sentimientos que no entran en la racionalidad de la convivencia en el Siglo XXI.

Este martes, las crónicas palaciegas andan ya pasando lista de adhesiones y censuras al mensaje del rey, demostrando precisamente que la libertad para “defender y contrastar, libre y democráticamente, las opiniones” funciona mejor con las favorables a la tesis dominantes. Felipe VI, el conciliador; Felipe VI y el renacimiento de cataluña (en minúscula), La democracia madura del Rey, análisis de la coreografía en todos sus detalles, el lenguaje y hasta un “guiño del rey a Cataluña” por mostrar un trofeo de los premios Princesa de Gerona. “La nota discordante la pusieron Podemos y el PNV”, afirma El País, que en una edición anterior del artículo decía y destacaba: "Podemos y los secesionistas critican el discurso en el que el Rey llama a la convivencia." Suprema maldad criticar “una llamada a la convivencia”. Los matices, les sobran. Y no solo los matices. Algunos van más lejos, Zarzalejos, ex director de ABC, titula en El Confidencial: " Acoso y derribo al rey". Y es algo que conllevaría penas severas en el ordenamiento jurídico vigente. No para el autor, para los acusados.

Las consideradas como injurias y calumnias a la Corona, en concreto, están acarreando condenas en esa democracia madura en la que cualquier ciudadano puede hablar y expresarse. La más reciente, la multa impuesta por la pitada al himno de España en una final de la Copa del Rey, al que la justicia encontró promotor. Años y años de pitadas en los encuentros de fútbol han hallado soporte legal para la condena. Si parecía que los gritos en los estadios eran escapes de la ansiedad habrán de repensarse. Lean el Artículo 491 del Código Penal revisado en 2015. Hasta la utilización de la imagen del rey o la reina es punible, si la encuentran ofensiva.

La ley Mordaza tiene ya al menos 200.000 damnificados según el recuento que este verano hizo Amnistía Internacional y recogió el periodista Eduardo Bayona. Un tercio de ellas castiga delitos de manifestación, reunión u ofensas a la autoridad en distintas expresiones. Sin pasar por el juez, que fue la medida más alarmante de la Ley, en un conjunto temible. Amnistía destacaba que “sus efectos están siendo negativos para el ejercicio de los derechos de reunión pacífica, expresión e información”. Baste decir que 1.200 personas al mes son multadas por "falta de respeto" a los agentes. Con datos recogidos por eldiario.es en el propio Ministerio del Interior. Insistamos: según la opinión de los agentes y sin otro control. Se ha dado el caso también de multar con 600 euros por darle al "me gusta" en redes sociales porque aparecía un policía en un vídeo viral.

Censurada por el Consejo de Europa, calificada de “ ley ominosa de España” por la prensa internacional como The New York Times, la Ley Mordaza sigue en vigor más de un año después de perder Rajoy su mayoría absoluta. Hasta el Defensor del Pueblo la cuestionó al pedir la anulación de la condena a una periodista. Los trámites en el Congreso lleva ya cerca de un año de dilaciones. Se encuentran literalmente bloqueados. El PP con ayuda de Ciudadanos y algunos miembros del grupo mixto consiguen ampliar plazos para las enmiendas y retrasar el debate. El PSOE, que presentó la solicitud, no quiere derogar la ley sino reformarla y regresar, con algunos añadidos, a la que su partido articuló en 1992, conocida como Ley Corcuera. Un prodigio de libertades, se diría al compararla con la que rige. Unidos Podemos apuesta por una reforma drástica de la Ley y por anular condenas impuestas con ella. Las maniobras, rivalidades y protagonismos políticos siguen manteniendo vigente esta ley.

No hemos llegado al punto de Turquía, por supuesto. Todo no se persigue, pero el mecanismo existe y depende de quién y por qué lo utilice. En la España actual, cualquier juez dispone de base legal para abrir sumarios y condenar por delitos que no lo eran hasta el acceso del PP al poder. Ahora se puede llegar a admitir una denuncia -seleccionando entre miles y miles de tweets- solo contra personas que le caen mal al denunciante. Y quedar al albur de cómo funcione el procedimiento. Normalmente con arreglo a derecho, pero con la consiguiente perturbación durante el proceso. Sabemos que uno de los delitos más perseguidos en esta democracia madura son los tweets.

El retroceso de libertades en España es un hecho y empieza a pesar la autocensura. Hemos vuelto a los tiempos de usar la ironía, como ha hecho con brillantez Antón Losada en este “ Hay que volver a ver The Crown, Majestad”. Los tiempos que alumbraron a los Berlanga y Azcona para burlar y aliviar la realidad. Cuando no éramos una democracia madura a cuyos ciudadanos aún no se les permitía hablar de lo indebido, como ahora. Podemos hasta pensar lo que queramos.

Manel Fontdevila, cuya viñeta este martes resume a la perfección el estado de la libertad de expresión en España alabada por Felipe VI, dio con la explicación perfecta en esta jugosa conversación. Hablamos de la valentía que actualmente se precisa para ejercer la crítica y cuyos yugos él ha padecido y afrontado: “Hoy contagiar valentía es una cuestión de responsabilidad”, concluyó. Así de madura nos tienen la democracia.

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http://www.eldiario.es/zonacritica/democracia-madura-Rey-pueden-hablar_6_722737729.html
 
Felipe VI, aquejado de agujetas tras el discurso de Navidad
Los médicos le han recomendado reposo durante un año
PROSCOJONCIO

26 diciembre 2017


Dos días después del mensaje de Navidad del Jefe de Estado, la Casa Real ha notificado a los medios en un comunicado que es posible que Su Alteza Real Don Felipe de Borbón no realice ningún otro esfuerzo hasta pasado un año, ya que sufre agujetas.

"Desde el discurso de lo de Cataluña y el mensaje navideño su cuerpo no ha podido descansar lo suficiente. La fisionomía de un Borbón no está preparada para tales excesos".

Según el comunicado, Felipe VI se levantó la mañana del 25 de diciembre sintiendo dolores en los brazos. Tras una primera observación, se descartó que fuera debido a un posible mal estado del faisán de la cena del día anterior o de haber cogido frío por hacerse la foto felicitando las fiestas con su familia, y finalmente se descubrió que las punzadas en sus brazos estaban causadas por haberlos estado moviendo sin sujetar un palo de esquiar.

El monarca necesita realizar ahora una recuperación exhaustiva. Para ello requiere irse a Baqueira en invierno y a Mallorca en verano. Tiene totalmente prohibido volver a leer un discurso mirando a cámara hasta que se encuentre completamente repuesto.


De no estar al 100% para el 24 de diciembre de 2018, la Casa Real baraja nombres que le puedan sustituir para la ardua tarea de mandar un mensaje a los españoles. Froilán está descartado porque dice que ese día tiene bingo.
 
Gracias a la Porra....Gonzalo no ha olvidado de nada...
Que memoria...

Felipe VI: un rey para los corruptos, un amigo para los criminales
Publicado: 26 dic 2017 15:43 GMT

Luis Gonzalo Segura
Sí, ya saben, ese rollo macabeo que nos arrojan a la cara los Borbones, año tras año, desde que en 1976 Juan Carlos I nos recordara la humanidad, la bondad y las enormes cualidades del dictador que inundó nuestras tierras de cunetas y fosas, nuestras calles de sangre y nuestro país de cuarenta años de tinieblas y atraso.

Y aunque no lo veo ni lo escucho, porque ya he comentado antes que la cosa es más densa y asfixiante que cuatro polvorones en la boca, no me queda otra que leerlo. Momento en el que llega la peor de las indigestiones de estas fechas, la de volver a constatar que Felipe VI es el rey de los corruptos y el amigo de los criminales. Pensarán algunos, los que todavía siguen medicándose en este nuestro psiquiátrico con El País, El Mundo, Televisión Española, Antena 3 o Telecinco, que la cosa va de exagerar o de atizar al muñeco por divertimento. No es así. Sobre todo lo rumiarán porque los telepredicadores son unánimes, como siempre lo han sido, en lo acertado del discurso regio, pues la arenga patriótica goza de una infalibilidad que ya quisiera el Santo Padre para sus palabras. Muestra de ello serían las húmedas loas al aquelarre en el que Felipe VI vomitó gasolina al fuego en octubre de este año o los no menos aduladores mensajes ante las palabras de Juan Carlos I que en 1980 municionaron a los golpistas y traicionaron al entonces presidente electo.

Porque el asunto va siempre de lo mismo, de proteger al poder y a las élites y amenazar y sofocar cualquier intento de alcanzar la verdadera democracia. Si lo analizamos fríamente, el rey no lo es de los que pasan miseria y pobreza, pues nadie le vio defenderlos como merecen. Tampoco nadie le vio con los desempleados ni con los que huyen del país ante la falta de oportunidades y la precaria situación. Ni en broma apoyó a las víctimas de negligencias militares, aunque sean sus propios compañeros los fallecidos y afectados, ahí están los familiares y supervivientes siendo machacados en los juzgados e incluso condenados en costas. No lo es tampoco, ni por asomo, de los denunciantes de corrupción, pues nadie le vio junto a Ana Garrido, Roberto Macías u otros alertadores que hoy malviven en nuestro país con un estigma que seguramente nunca superen. Nada se sabe de él en los juzgados mientras la justicia resulta violada una y otra vez, entre fiscales que lo afinan y jueces que parecen más bien secretarios (solo hay que escuchar a Soraya jactarse de ello); ni en los cuarteles en los que la corrupción campa a sus anchas, de lo que doy fe. Ni el día de los Inocentes encontrarán los independistas un rey que, al menos, busque y proponga soluciones, ponga a disposición del país su puesto si ello supone un obstáculo a la convivencia o condene la brutalidad policial como hizo la mayoría del mundo civilizado.

El rey lo es, no cabe ya lugar a la duda, de los corruptos, las empresas, las élites, los bancos, los comisionistas y todos aquellos que saquean nuestro país, muchos de ellos familiares directos y amigotes suyos. Y ellos y los que todavía siguen bajo medicación mediática son los que siguen consumiendo su impúdica disertación navideña, porque para todos ellos sí tiene hueco en la agenda, con todos ellos hay fotos para enmarcar en los despachos y empresas que negociar. Es a ellos a los que se refiere cuando presume de libertad de expresión y respeto por las ideas, porque los denunciantes de corrupción y los críticos sufrimos aplastados por su reinado mediante despidos, censura, repudio y procesos judiciales.

No se engañen, pues, cuando oyeron a Felipe VI solicitar reformas en la Constitución o invocar la lucha contra la corrupción o el terrorismo. Cuando habla de modificar la Carta Magna se refiere a achicar el agua necesaria que impida el hundimiento de la muy mermada embarcación que se dirige directa contra el iceberg. Que nadie espere referéndum, federación o estado plurinacional, porque aquí se negocia todo menos el pisito que le dejó Franco a Juan Carlos y que terminó en sus manos por aquello del machismo azul de palacio.

Cuando el rey de España habla de batallar la corrupción, la situación empeora considerablemente pues a lo que se refiere es a que su hermana siga en libertad después de declararse inocente por estupidez, su amiguito y ‘compiyogui’ de su mujer salga de rositas de los berenjenales en los que se ha metido (con cuchilladas de por medio) y su padre siga disfrutando de una vida de millonario de lujo aunque sean muchos los medios internacionales (‘The New York Times’ incluido) que cuestionan su enorme fortuna o le sitúan en el centro de comisiones de petróleo o armas. Básicamente, por tanto, pues hay muchos más familiares y allegados suyos que han sido cazados en el arte de trincar lo ajeno y han salido impunes, lo que quería decir Felipe VI es que siga el expolio pero que la bacanal no sea tan pública. Y en eso están, en cerrar la boca a los críticos y cepillarse las redes sociales.

Semejante cinismo queda convertido en un juego de niños cuando pasamos a analizar las palabras regias en lo referente a luchar contra el terrorismo. Indudablemente, viniendo de un excelentísimo individuo que acude a vender armas a Arabia Saudí, país considerado por diversas y fiables fuentes como principal promotor del islamismo más radical que se encuentra en la génesis de los atentados terroristas en el mundo (incluyendo Europa y España), las palabras suenan a burla cósmica con peineta incluida. Pero cuando encima este país está violando repetidamente los Derechos Humanos al bombardear colegios, hospitales y mercados o rellenar el asueto decapitando aquí y allá a todo el que incumple su salvaje y radical doctrina, la cosa se convierte en un asunto de lo más nauseabundo. Y ya lamento el exceso verbal, pero fue lo más mesurado que pude encontrar para semejante infamia.

En definitiva, padecemos un monarca cínico que reina para las élites y para los déspotas, para los bancos y para las hidroeléctricas, para las grandes empresas y para el IBEX-35, para los políticos corruptos y para sus corrompidos familiares y amigos, para los delincuentes y para los criminales...

Por todo ello, ¡Viva el Rey! ¡Viva!
 
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OPINIÓN

Estimado Monarca, no interprete la realidad
El rey no tiene necesidad de interpretar la realidad política, social y económica de España. Al hacerlo, muchos españoles, y con razón, pensarán que es una pieza de engranaje del sistema.

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Estimado Monarca, no interprete la realidad.
JUAN LABORDA
28.12.2017 - 04:00

El mensaje navideño del rey Felipe estuvo sin duda alguna condicionado por su discurso del 3 de octubre. En aquellas fechas, ante la dejación de responsabilidades políticas del gobierno Rajoy, tuvo que ser el monarca quien cogiera la sartén por el mango. Pero, desde mi punto de vista, el inmiscuirse en los asuntos políticos de nuestra querida España no es el papel de un monarca constitucional. En otras latitudes con una larga tradición democrática, los monarcas en sus discursos a la nación se limitan a destacar elementos de cohesión, desde valores colectivos basados en la solidaridad, el sacrificio, la esperanza o el esfuerzo, hasta menciones especiales a grupos damnificados, como por ejemplo las víctimas de atentados terroristas.

Nunca he entendido esa aparente obligación de nuestros monarcas patrios de hacer referencia en sus discursos a la nación a cuestiones que implican una interpretación política

Nunca he entendido esa aparente obligación de nuestros monarcas patrios de hacer referencia en sus discursos a la nación a cuestiones que implican una interpretación política o incluso de valoración económicasobre la situación del país. No es su labor. La razón es obvia, multitud de españoles pueden no sentirse representados en absoluto por la interpretación que nuestro monarca, o quien le redacte el discurso, haga de la realidad. Y es en parte lo que sentí tras escuchar atentamente al rey Felipe en su discurso de Navidad.

Respecto al tema catalán, solo haré un breve comentario. Lo que dijo, tanto en la forma como en el fondo, sonó razonable, e incluso adecuado. Ha habido unas elecciones, limpias y con total garantía, y los catalanes han hablado. Volverá a gobernar el bloque independentista pero sabiendo que ya no podrá olvidarse de la otra mitad de los catalanes. Y dijo algo obvio, es hora de que se pongan a trabajar en los asuntos que afectan a la vida de todos los catalanes. Sin embargo, esta interpretación ya no es compartida por la mitad independentista catalana que siempre le reprochará el discurso del 3 de octubre. Y todo por la inacción de Mariano Rajoy.

No comparto su visión de la realidad patria
Pero lo que no comparto en absoluto son las referencias en su discurso a la situación política y económica de nuestro país. Y vuelvo a repetir, no tiene obligación de hacerlo. España no es una democracia madura estimado monarca. Medran los oportunistas, actúan a sus anchas los extractores de rentas, se destroza al disidente, no hay separación de poderes, unos pocos acumulan cada día más, y el cuarto poder no existe. Ya se lo explique en su momento, España es un ejemplo de libro deTotalitarismo Invertido. Y por favor deje de hablar del esfuerzo colectivo. Todo el peso de las recesiones recae en los de siempre, los trabajadores, los jóvenes, los más desfavorecidos. Mientras en la época de vino y rosas solo acumulan deudas.

¿Dónde estaban estos patriotas de hojalata cuando las grandes corporaciones no asumían su responsabilidad fiscal con la ciudadanía?

Permítame hablarle brevemente sobre las élites hispanas que, salvo muy honrosas excepciones, cual patriotas de hojalata, no aportan casi nada a este país, salvo desazón. Ni arrimaron el hombro en plena Gran Recesión, ni cedieron un ápice de su riqueza, obtenida en muchos casos de manera no lícita. Al revés, con la colaboración de los gobiernos de turno se dictaron leyes para mantener e incrementar lo amasado. Le sugiero, estimado monarca unas reflexiones a modo de preguntas. ¿Dónde estaban estos patriotas de hojalata cuando las grandes corporaciones no asumían su responsabilidad fiscal con la ciudadanía? ¿Dónde estaban estos patriotas de hojalata cuando era más necesario que nunca la búsqueda de un nuevo modelo productivo, asociado de manera ineludible a una profunda reforma y catarsis colectiva? ¿Dónde estaban estos patriotas de hojalata, cuando en un contexto de pérdida de derechos sociales, de pérdida de capital humano y productivo, de más deuda, de menos salarios, de más riqueza efímera asociada a las burbujas, España se convertía en la campeona de la pobreza en Europa?

La sociedad ha permitido con su voto que las élites de siempre, reunidas en el Ibex35, rentistas desde las épocas inmemorables de la Mesta, dirijan nuestro destino

España cada día que pasa, estimado monarca, pierde relevancia, influencia, y, sobre todo, prestigio en la esfera internacional. No pintamos nada. Somos una población endeudada hasta las cejas, envejecida, con empleos precarios, donde la desigualdad aumenta hasta límites insoportables. A ello unamos la pésima calidad de nuestra democracia, donde solo medran los adláteres, los oportunistas. Es cierto, que la culpa es nuestra. La sociedad ha permitido con su voto que las élites de siempre, reunidas en el Ibex35, rentistas desde las épocas inmemorables de la Mesta, dirijan nuestro destino. Y quienes podían cambiar las cosas, los jóvenes, hace tiempo que tiraron la toalla, de manera que aquellos formados han ido partiendo al exilio exterior.

Conclusión
Estimado monarca, vuelvo a repetirlo, no tiene necesidad de interpretar la realidad política, social y económica de España. Al hacerlo, muchos españoles, y con razón, pensarán que usted es una pieza de engranaje del sistema. Por eso le sugiero que simplemente exponga y reclame algo en lo que la mayoría de los españoles estarán de acuerdo. Exija para nuestro país esa libertad inseparable de la justicia. En España predominan los monopolios, los oligopolios, los rentistas del suelo, que acaban con los emprendedores, los productores, los trabajadores, fomentando una distribución injusta de la renta y riqueza, generando pobreza. Esa es la realidad de nuestro país. Por eso, estimado Felipe VI, si nos pinta un mundo irreal corre el riesgo de que al final muchos españoles no se sientan identificados por su figura. Y en vez de ser un elemento de cohesión, acabe siendo exactamente lo contrario, de disensión.
 
Un estudio demuestra que los Reyes Magos son Borbones
"Que trabajen un sólo día al año y su afición por las barbas raras, como el tito Leandro, son pruebas irrefutables", aseguran los autores.
ESCUIN

28 diciembre 2017


Existen unos genes más esparcidos por la faz de la tierra que los de Gengis Khan, los Borbónicos. Un factor provocado, seguramente, por la afición de sus portadores al fornicio y a la generación de los hijos ilegítimos como si fuesen Pokèmons de sangre azul. No es de extrañar que aparezcan parientes hasta en el Lejano Oriente.

Así lo demuestra un estudio de la Universidad de Westminsterbridge que indica que Sus Majestades Melchor, Gaspar y Baltasar estarían entre los posibles candidatos al trono de España.

“Que trabajen un solo día a la año es bastante peculiar, además, esto daría más sentido a las buenas relaciones de Juan Carlos I con los jeques de Arabia, pura camaradería entre hermanos de sangre. Y para todos los escépticos que sacan el tema de Baltasar, sólo hay que leer las crónicas de la época de Isabel II y su afición al mamporro para atar cabos.”


El estudio remarca la existencia de otros factores decisivos a la hora de relacionar a los Reyes Magos con la rama Borbónica: “La noche de Reyes llegan a cada casa, se beben nuestro mejor whisky, se comen nuestras galletas y todos los españoles les dan las gracias cuando en realidad no han hecho nada, ya que son los padres los que ponen los juguetes. ¡Si eso no es de Borbón, que me aspen!”, asegura en autor.
 
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OPINIÓN

Estimado Monarca, no interprete la realidad
El rey no tiene necesidad de interpretar la realidad política, social y económica de España. Al hacerlo, muchos españoles, y con razón, pensarán que es una pieza de engranaje del sistema.

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Estimado Monarca, no interprete la realidad.
JUAN LABORDA
28.12.2017 - 04:00

El mensaje navideño del rey Felipe estuvo sin duda alguna condicionado por su discurso del 3 de octubre. En aquellas fechas, ante la dejación de responsabilidades políticas del gobierno Rajoy, tuvo que ser el monarca quien cogiera la sartén por el mango. Pero, desde mi punto de vista, el inmiscuirse en los asuntos políticos de nuestra querida España no es el papel de un monarca constitucional. En otras latitudes con una larga tradición democrática, los monarcas en sus discursos a la nación se limitan a destacar elementos de cohesión, desde valores colectivos basados en la solidaridad, el sacrificio, la esperanza o el esfuerzo, hasta menciones especiales a grupos damnificados, como por ejemplo las víctimas de atentados terroristas.

Nunca he entendido esa aparente obligación de nuestros monarcas patrios de hacer referencia en sus discursos a la nación a cuestiones que implican una interpretación política

Nunca he entendido esa aparente obligación de nuestros monarcas patrios de hacer referencia en sus discursos a la nación a cuestiones que implican una interpretación política o incluso de valoración económicasobre la situación del país. No es su labor. La razón es obvia, multitud de españoles pueden no sentirse representados en absoluto por la interpretación que nuestro monarca, o quien le redacte el discurso, haga de la realidad. Y es en parte lo que sentí tras escuchar atentamente al rey Felipe en su discurso de Navidad.

Respecto al tema catalán, solo haré un breve comentario. Lo que dijo, tanto en la forma como en el fondo, sonó razonable, e incluso adecuado. Ha habido unas elecciones, limpias y con total garantía, y los catalanes han hablado. Volverá a gobernar el bloque independentista pero sabiendo que ya no podrá olvidarse de la otra mitad de los catalanes. Y dijo algo obvio, es hora de que se pongan a trabajar en los asuntos que afectan a la vida de todos los catalanes. Sin embargo, esta interpretación ya no es compartida por la mitad independentista catalana que siempre le reprochará el discurso del 3 de octubre. Y todo por la inacción de Mariano Rajoy.

No comparto su visión de la realidad patria
Pero lo que no comparto en absoluto son las referencias en su discurso a la situación política y económica de nuestro país. Y vuelvo a repetir, no tiene obligación de hacerlo. España no es una democracia madura estimado monarca. Medran los oportunistas, actúan a sus anchas los extractores de rentas, se destroza al disidente, no hay separación de poderes, unos pocos acumulan cada día más, y el cuarto poder no existe. Ya se lo explique en su momento, España es un ejemplo de libro deTotalitarismo Invertido. Y por favor deje de hablar del esfuerzo colectivo. Todo el peso de las recesiones recae en los de siempre, los trabajadores, los jóvenes, los más desfavorecidos. Mientras en la época de vino y rosas solo acumulan deudas.

¿Dónde estaban estos patriotas de hojalata cuando las grandes corporaciones no asumían su responsabilidad fiscal con la ciudadanía?

Permítame hablarle brevemente sobre las élites hispanas que, salvo muy honrosas excepciones, cual patriotas de hojalata, no aportan casi nada a este país, salvo desazón. Ni arrimaron el hombro en plena Gran Recesión, ni cedieron un ápice de su riqueza, obtenida en muchos casos de manera no lícita. Al revés, con la colaboración de los gobiernos de turno se dictaron leyes para mantener e incrementar lo amasado. Le sugiero, estimado monarca unas reflexiones a modo de preguntas. ¿Dónde estaban estos patriotas de hojalata cuando las grandes corporaciones no asumían su responsabilidad fiscal con la ciudadanía? ¿Dónde estaban estos patriotas de hojalata cuando era más necesario que nunca la búsqueda de un nuevo modelo productivo, asociado de manera ineludible a una profunda reforma y catarsis colectiva? ¿Dónde estaban estos patriotas de hojalata, cuando en un contexto de pérdida de derechos sociales, de pérdida de capital humano y productivo, de más deuda, de menos salarios, de más riqueza efímera asociada a las burbujas, España se convertía en la campeona de la pobreza en Europa?

La sociedad ha permitido con su voto que las élites de siempre, reunidas en el Ibex35, rentistas desde las épocas inmemorables de la Mesta, dirijan nuestro destino

España cada día que pasa, estimado monarca, pierde relevancia, influencia, y, sobre todo, prestigio en la esfera internacional. No pintamos nada. Somos una población endeudada hasta las cejas, envejecida, con empleos precarios, donde la desigualdad aumenta hasta límites insoportables. A ello unamos la pésima calidad de nuestra democracia, donde solo medran los adláteres, los oportunistas. Es cierto, que la culpa es nuestra. La sociedad ha permitido con su voto que las élites de siempre, reunidas en el Ibex35, rentistas desde las épocas inmemorables de la Mesta, dirijan nuestro destino. Y quienes podían cambiar las cosas, los jóvenes, hace tiempo que tiraron la toalla, de manera que aquellos formados han ido partiendo al exilio exterior.

Conclusión
Estimado monarca, vuelvo a repetirlo, no tiene necesidad de interpretar la realidad política, social y económica de España. Al hacerlo, muchos españoles, y con razón, pensarán que usted es una pieza de engranaje del sistema. Por eso le sugiero que simplemente exponga y reclame algo en lo que la mayoría de los españoles estarán de acuerdo. Exija para nuestro país esa libertad inseparable de la justicia. En España predominan los monopolios, los oligopolios, los rentistas del suelo, que acaban con los emprendedores, los productores, los trabajadores, fomentando una distribución injusta de la renta y riqueza, generando pobreza. Esa es la realidad de nuestro país. Por eso, estimado Felipe VI, si nos pinta un mundo irreal corre el riesgo de que al final muchos españoles no se sientan identificados por su figura. Y en vez de ser un elemento de cohesión, acabe siendo exactamente lo contrario, de disensión.
Gabriela, por favor ¿podrías pasar ésto al de Política en el hilo del Referendum?
Muy agradecida.
 
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