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Entre el 19 y el 24 de octubre de 1940, el jerarca y genocida nazi Heinrich Himmler recorrió la España fascista.
El principal objetivo de la visita era inspeccionar los dispositivos de seguridad españoles, con el represor José Finat y Escrivá de Romaní, director general de Seguridad, la cooperación policial hispano-alemana y preparar la mítica reunión de Hitler y Franco en Hendaya.
Franco y los suyos le organizaron una corrida de toros. Tras la reunión en el Pardo, de la que según las crónicas el jerarca nazi sacó una pobre impresión de Francisco Franco, Himmler y un séquito de autoridades del régimen se dirigieron a la Plaza de Las Ventas. El espectáculo provocó un profundo malestar en el sanguinario Himmler, llegando a "provocarle mareos".
"Defensor" de los animales, le llegó a a decir a su masajista: “¿Cómo puedes tú, doctor Kersten, disfrutar disparando desde un escondite a criaturas indefensas que vagan por el bosque, incapaces de protegerse ? Es un auténtico delito. La naturaleza es tremendamente hermosa y todos los animales tienen derecho a vivir”.
Se había incluso creado un cartel especial para la corrida de toros, usándose el él, como guiño descarado, los colores de la bandera nazi y hasta la cruz gamada. El cartel, por cierto, indicaba que las mujeres debían acudir al evento ataviadas con el clásico mantón y la peineta española.
Cabe decir que se colocaron en las calles madrileñas banderas nazis y falangistas por todas partes, y que la plaza, decorada con ellas, casi parecía más un mercado de Munich que las Ventas.
El principal objetivo de la visita era inspeccionar los dispositivos de seguridad españoles, con el represor José Finat y Escrivá de Romaní, director general de Seguridad, la cooperación policial hispano-alemana y preparar la mítica reunión de Hitler y Franco en Hendaya.
Franco y los suyos le organizaron una corrida de toros. Tras la reunión en el Pardo, de la que según las crónicas el jerarca nazi sacó una pobre impresión de Francisco Franco, Himmler y un séquito de autoridades del régimen se dirigieron a la Plaza de Las Ventas. El espectáculo provocó un profundo malestar en el sanguinario Himmler, llegando a "provocarle mareos".
"Defensor" de los animales, le llegó a a decir a su masajista: “¿Cómo puedes tú, doctor Kersten, disfrutar disparando desde un escondite a criaturas indefensas que vagan por el bosque, incapaces de protegerse ? Es un auténtico delito. La naturaleza es tremendamente hermosa y todos los animales tienen derecho a vivir”.
Se había incluso creado un cartel especial para la corrida de toros, usándose el él, como guiño descarado, los colores de la bandera nazi y hasta la cruz gamada. El cartel, por cierto, indicaba que las mujeres debían acudir al evento ataviadas con el clásico mantón y la peineta española.
Cabe decir que se colocaron en las calles madrileñas banderas nazis y falangistas por todas partes, y que la plaza, decorada con ellas, casi parecía más un mercado de Munich que las Ventas.