La atrocidad sexual del derecho de pernada, ¿algo más que un mito medieval?

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La atrocidad sexual del derecho de pernada, ¿algo más que un mito medieval?
El derecho de pernada o «ius primae noctis» era el privilegio feudal por el que los nobles tenían potestad de pasar la noche de bodas con la mujer de sus vasallos, esto es, de desvirgarla

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Bajo el prisma de la Ilustración surgieron una serie de mitos sobre la Edad Media que redujeron este periodo a la mayor pestilencia moral de la historia. Los cinturones de castidad, que nunca existieron; la quema de brujas, más bien del siglo XVI; y otra serie de abusos como el derecho de pernada se exageraron y deformaron para desprestigiar a la nobleza y a la Iglesia. Pero, ¿existió realmente el «ius primae noctis»? Sí, lo que no está documentado es que fuera algo frecuente más allá del plano teórico.


El derecho de pernada o «ius primae noctis» era el privilegio feudal por el que los nobles tenían potestad de pasar la noche de bodas con la mujer de sus vasallos, esto es, de desvirgarla. Se estimaba uno de los muchos abusos que sufrían los vasallos, que en la práctica pertenecían al señor de la región tanto como la tierra o las cosechas.


Un origen germánico
El origen de esta práctica resulta incierto, si bien ya Heródoto hizo referencia a la costumbre de una tribu líbica por la que se «presentaba al rey todas las doncellas que están para casarse, y si alguna le agrada, él es el primero en conocerla».

En la Edad Media, el Derecho de Pernada podría tener su antecedente directo en la costumbre germánica llamada «Beilager», por la que el señor de cada pueblo se reservaba la primera cópula con la novia. Una práctica que derivaba de las propiedades mágicas que se le achacaban a la sangre del desfloramiento. En sentido estricto, el Beilager germánico consistía en el derecho del señor de compartir la cama con la recién casada, derecho que éste perdería a cambio de un pago en metálico. El concepto del privilegio sobre la primera noche se perpetuó en la época feudal, aunque siempre asociado a impuestos o tributos que recibieron nombres locales, como «el merchet», «el cullagium» o «el vadimonium», entre otros.

La mayoría de historiadores reducen la incidencia del derecho de pernada a casos y lugares muy concretos, aunque recuerdan que este privilegio feudal se ejercía de forma indirecta mediante el pago de un impuesto al señor por haber autorizado el enlace de sus vasallos. Es más, era tradicional en muchos lugares que el señor simulara el acto sexual o saltara encima de la novia en las celebraciones que seguían a la boda, a modo de recordatorio del poder del noble sobre sus vasallos y como remanente de lo que algún día fue el derecho de pernada.

Quienes defienden que nunca existió se aferran a la escasa documentación y los pocos textos legales en los que hay referencia al este abuso, pero obvian que, en el caso medieval, la tradición escrita es endeble y poco resistente al tiempo. Así y todo, la Sentencia arbitral de Guadalupe (1486) por la que Fernando El Católico puso fin a muchos de los abusos de la nobleza contra los vasallos catalanes se menciona que «ni tampoco puedan [los señores] la primera noche quel payés prende mujer dormir con ella o en señal de senyoria». Una frase que demuestra que el derecho de pernada había sido algo al menos teórico en otro tiempo.

«Ni tampoco puedan [los señores] la primera noche quel payés prende mujer dormir con ella o en señal de senyoria»
La Iglesia protege los matrimonios
Incluso los reyes habían tratado de combatir este tipo de abusos durante siglos y eran la consecuencia de un poder central demasiado débil. Los reyes apenas contaban con territorios y soldados propiamente suyos y su poder dependía de la lealtad de los nobles. Alfonso X El Sabio, Fernando El Católico y otros monarcas con auténtico poder estipularon leyes contra los abusos de la aristocracia y prohibiendo explícitamente el derecho de pernada.

Además, la creciente autoridad de la Iglesia también fue ganando fortaleza con el paso de los siglos y permitió que el matrimonio fuera amparado por la institución eclesial. Al consolidarse el matrimonio religioso, quedaba claro que el derecho canónico estaba por encima de cualquier uso o fuero ancestral y que, si Dios y la Iglesia bendecían la unión, sobraba la intervención de la nobleza.

A partir de que la Iglesia monopolizara los matrimonios, los abusos sexuales pasaron de ser un pseudoderecho a ser los caprichos de un señor descontrolado incapaz de respetar la dignidad de las personas a su cargo. El matrimonio era algo sagrado que ni siquiera los señores feudales podían mancillar.
http://www.abc.es/historia/abci-atr...o-mas-mito-medieval-201704270112_noticia.html
 
Bueno, es un mito propio de los ilustrados del siglo XVIII, que tenían una imagen de la Edad Media muy distorsionada.

Que los señores feudales impresentables podían hacerlo, pues sí, pero igual que como robaban las cosechas enteras a los campesinos, o les inflingían castigos físicos brutales, pero no porque la ley les amparase, excepto quizás en sociedades como la rusa. En general, el pueblo contaba legalmente con la protección del rey y, para asegurarse, las ciudades empezaron a fundarse para dar refugio a campesinos descontentos. En la Alta Edad Media, con la sociedad apenas organizada y muy feudalista, los abusos eran mayores pero a medida que las monarquias se afianzaron y surgió una sociedad urbana comerciante y artesanal, todos los "malos usos" contra los campesinos empezaron a extinguirse.

De ello no hay que sacar la conclusión de que no existiesen los abusos como tales, no como derechos, y hasta el pasado siglo e incluso en otras culturas hoy dia: Blasco Ibañez, en "Entre naranjos", muestra al cacique padre del protagonista como un explotador que desprecia a los campesinos y que deja embarazadas a las niñas que empiezan a desarrollarse, como si fuesen muñecas hinchables, ante la indiferencia de su mujer, para quien el dinero y su hijo lo son todo.

Pero en la Baja Edad Media y fechas posteriores, el derecho de pernada se solía concebir más como un derecho de un vencedor ante los vencidos. Por ejemplo, Fernando el Católico dejó embarazada a la hija del rey Boabdil de Granada, tras caer en sus manos tras la derrota, y, después, la metieron monja, como a la hija. No se limitó a saltarse todo el tratado de rendición.

En resumen, que es dificil encontrar el derecho de pernada en estado puro, en el sentido de que, por norma, fuese un derecho señorial que todos se cobraban sí o sí... Era más bien un abuso contra el que el rey poco podía hacer si necesitaba las tropas de ese vasallo y su apoyo político, nadie se ponía a malas con el poderoso por unos campesinos que eran considerados de su propiedad o casi. Pero no era una práctica corriente, al menos es lo que he leido en los historiadores del medievo, como Georges Duby.

Tampoco existió realmente el cinturón de castidad. No era posible tener a una mujer durante años con esa fuente de infecciones que podrían haberle costado la vida.
 
Bueno, es un mito propio de los ilustrados del siglo XVIII, que tenían una imagen de la Edad Media muy distorsionada.

Que los señores feudales impresentables podían hacerlo, pues sí, pero igual que como robaban las cosechas enteras a los campesinos, o les inflingían castigos físicos brutales, pero no porque la ley les amparase, excepto quizás en sociedades como la rusa. En general, el pueblo contaba legalmente con la protección del rey y, para asegurarse, las ciudades empezaron a fundarse para dar refugio a campesinos descontentos. En la Alta Edad Media, con la sociedad apenas organizada y muy feudalista, los abusos eran mayores pero a medida que las monarquias se afianzaron y surgió una sociedad urbana comerciante y artesanal, todos los "malos usos" contra los campesinos empezaron a extinguirse.

De ello no hay que sacar la conclusión de que no existiesen los abusos como tales, no como derechos, y hasta el pasado siglo e incluso en otras culturas hoy dia: Blasco Ibañez, en "Entre naranjos", muestra al cacique padre del protagonista como un explotador que desprecia a los campesinos y que deja embarazadas a las niñas que empiezan a desarrollarse, como si fuesen muñecas hinchables, ante la indiferencia de su mujer, para quien el dinero y su hijo lo son todo.

Pero en la Baja Edad Media y fechas posteriores, el derecho de pernada se solía concebir más como un derecho de un vencedor ante los vencidos. Por ejemplo, Fernando el Católico dejó embarazada a la hija del rey Boabdil de Granada, tras caer en sus manos tras la derrota, y, después, la metieron monja, como a la hija. No se limitó a saltarse todo el tratado de rendición.

En resumen, que es dificil encontrar el derecho de pernada en estado puro, en el sentido de que, por norma, fuese un derecho señorial que todos se cobraban sí o sí... Era más bien un abuso contra el que el rey poco podía hacer si necesitaba las tropas de ese vasallo y su apoyo político, nadie se ponía a malas con el poderoso por unos campesinos que eran considerados de su propiedad o casi. Pero no era una práctica corriente, al menos es lo que he leido en los historiadores del medievo, como Georges Duby.

Tampoco existió realmente el cinturón de castidad. No era posible tener a una mujer durante años con esa fuente de infecciones que podrían haberle costado la vida.
De acuerdo; Pero sin olvidarse que todo esto se deriva del famoso "Código de Partidas", de JUSTINIANO, estudiado sobradamente en el Derecho Romano, Derecho en que se basa el nuestro.- Un saludo cordial.-
 

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