No suelo responderte porque tocas temas con una libertad de lenguaje que ronda lo execrable, pero esta vez no me callo, la desagradable apreciación acerca de las fichas carcelarias me obliga anímicamente a recordarte los Derechos Humanos tan declarados.Lo peor no son los pelos que se gasta la mayoría. Es que pocas veces, fuera de las fotos de las fichas carcelarias, se ve a un grupo de tías tan torvas, hoscas y foscas.
La comida de Navidad (perdón, de la solsticia de invierna) de estas debe ser una juerga de aúpa, hasta con matasuegras. Y si hacen una toas juntas, como pa ir con chaleco de kevlar y hasta el culo de gintonic
Esa comparación con "tias torvas, hoscas y foscas" o sea, las que pueblan las cárceles te delata y no voy a decirte en que sentido, simplemente recordarte que si esas mujeres pudieran leerte herirías tanto su sensibilidad como la de sus familiares.
El encarcelamiento conlleva un impacto en las emociones, el encierro produce sensación de enclaustramiento llegando en multitud de casos a alterarse la salud mental que solo remedian con una excesiva medicalización. La desconfianza, la hostilidad del entorno no son las mejores armas para producir risas y festejos por lo que esas expresiones que tu comparas con el mismo afán de siempre, hacer gracia, no tienen cabida cuando se trata de personas en un mundo difícil, agresivo y falto de verdadero calor humano.
Te estoy dando motivo para que lances una de tus brillantes y permitidas respuestas, estás en tu ¿derecho?