Isabel Díaz Ayuso presidenta de la CCAA Madrileña

Se

Se os va muchísimo la cabeza. El odio os puede. Luego vais berreando que son los demás quienes están enfermas de odio. Desear a nadie la muerte por el simple hecho de no tener tus mismas ideas. Porque ni violentos ni leches, en las imágenes se ve claramente lo que sucedió pero repito, es tal vuestro odio que ya ni razonáis. No me extraña que cada vez menos gente escriba por aquí y os quedéis las 4 de siempre soltando las más mismas burradas.

Yo, apenas opino ya en los hilos de política, los leo, sobre todo a ciert@s foreros y punto, paso de salir apaleada, tengo mi opinión, firme y meditada, y punto.

Respeto todas las opiniones, aunque no las comparta, me gustaría que todo el mundo, hiciese lo mismo.
 
Sitio prohibido en Madrid
Por twd, 24 Sep 2020, 12:49
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Los escudos humanos de Ayuso
  • Ayuso está dejando que la situación se gangrene en Madrid en las zonas más pobres con un doble sentido: primero, privilegiar a las zonas ricas, que es donde está su granero de votos; segundo, condenar y castigar a las zonas más vapuleadas que, además de ser las más pobres, tienen un voto cautivo progresista
Antonio Maestre
@AntonioMaestre


La presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso
26 de septiembre de 2020 23:01h
45

Apuntar con una lupa a las hormigas y sonreír mientras los pequeños insectos se retuercen de dolor cuando el sol se convierte a través de la lente en un instrumento de tortura siempre se ha considerado un identificador de alerta temprana de la sociopatía. Un modo de experimentar el placer propio con el sufrimiento ajeno, de jugar a ser dios con elementos prescindibles de nuestra naturaleza. Puedes regalarle una lupa a un niño para comprobar si esa pulsión existe u otorgarle una presidencia de una comunidad autónoma de adulto. Una semana lleva Ayuso apuntando a los barrios más humildes con la lupa para experimentar hasta cuándo soportarán el dolor. Y duele. Lo admitimos, presidenta.

Lo simbólico es importante cuando lo concreto no te está mordiendo los pies. Resulta desconcertante ver cómo en el día de ayer, cuando Isabel Díaz Ayuso entró en desobediencia con el Gobierno tomando como rehenes a los ciudadanos de los barrios humildes y usando la vida de la clase trabajadora de los barrios confinados como escudo humano para sus juegos de guerra, toda la clase política comenzó a poner como tema central de la agenda una llamada del rey a Carlos Lesmes. En otras condiciones, cuando las clases populares no estuvieran ahogadas por la incertidumbre, temiendo por su vida y su subsistencia, todos hubiéramos dedicado horas de nuestro tiempo al juego de los relatos, la comunicación, las quiebras institucionales y el régimen del 78. Pero lo urgente nos empaña los ojos y al borboneo ya le pasaremos factura.
Mientras, en la calle, en los barrios, en las miradas perdidas dentro de un vagón de metro, cunde el desasosiego. Una extraña alianza se está tejiendo en los barrios que han sido confinados y se está consolidando con una grotesca sensación de agravio y abandono. La clase trabajadora esta vez está siendo igual de agraviada que los pequeños comerciantes, autónomos y el tejido empresarial minoritario de las localidades y barrios que han sido castigados por la Comunidad de Madrid. Un caldo de cultivo que hace aflorar la conciencia de barrio pero que además elimina el sello de distinción de la clase media aspiracional y la pequeña burguesía empresarial que se creía en un escalafón superior, pero que ha visto que aquellos a los que votaban y estaban en un club en el que esperaban entrar los han despreciado por su lugar de origen y desempeño comercial.
Más que una conciencia de clase se está armando una conciencia de desamparo tejida por lo local. Un sentimiento de desafección profundo, de incomprensión y orfandad. Un caldo de cultivo desideologizado, con un intenso cabreo con la clase política sin un extenso conocimiento sobre la responsabilidad competencial de quien toma las medidas, y facilitado, además, por la imagen de colaboración del día de las banderas y las cargas policiales que implican directamente en esa corresponsabilidad al Gobierno de la nación.

Ayuso está dejando que la situación se gangrene en Madrid en las zonas más pobres con un doble sentido. Primero, privilegiar a las zonas ricas que es donde está su granero de votos para aparecer ante ellos como la valedora de sus intereses. La que hasta en las peores condiciones siempre tomará medidas que perjudiquen a los que menos tienen y proteja a los privilegiados. Segundo, condenar y castigar a las zonas más vapuleadas que, además de ser las más pobres, tienen un voto cautivo progresista. La trampa es endiablada, porque mientras la situación se sigue deteriorando en los barrios del sur se está produciendo un incendio perpetuo, de los que se nutren con el combustible bajo la superficie, y cuando estalle se llevará por delante a todos, no solo a los responsables de la Comunidad de Madrid. Ayuso consolida a su votante y lleva a los del adversario a la desesperación, la desafección y el abstencionismo. O aún peor, hacia el único partido que no gobierna ni en Madrid ni en España. El lobo silente.
La estrategia de Ayuso está integrada en su fanatismo ideológico. Un ultraliberalismo obcecado acostumbrado a privatizar los beneficios y socializar los costes. En economía, pero ahora también en política y con la crisis sanitaria mediante. La presión de Ayuso para una desescalada precipitada y el desgasta al que estaba siendo sometido el Gobierno facilitaron el desastre. El Gobierno de Ayuso y Aguado buscaba que el coste político de las medidas tomadas fuera para Pedro Sánchez pero el éxito de una recuperación económica rápida en Madrid durante el verano hubiera sido patrimonio propio. El fracaso absoluto de la gestión de la presidenta de Madrid voló esa estrategia, por eso ahora busca una intervención directa del Estado para poder victimizarse usando a los ciudadanos madrileños de los barrios humildes como rehenes de intercambio; socializar con el Gobierno central el coste político de su gestión negligente.
Intervenir Madrid es imprescindible. Pero paradójicamente será lo que lleva buscando Ayuso desde que fue consciente de que no es capaz de detener la pandemia sin tomar decisiones que suponen reducir al absurdo su discurso durante el estado de alarma. Su última bala para sobrevivir es utilizar a la clase obrera madrileña como escudos humanos. Carne de cañón para su juego político.
 
CRISIS DEL CORONAVIRUSLa Comunidad de Madrid oculta el desglose de las inversiones realizadas con el fondo covid del Gobierno
  • El primer tramo de ayudas no reembolsables, de finales del mes de julio, destinó casi 1.500 millones a la Comunidad presidida por Ayuso

  • La finalidad era que cubriera gasto sanitario

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Yolanda González
ygonzalez@infolibre.es @yolanda_glez
Publicada el 28/09/2020 a las 06:00
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La presidenta madrileña, Isabel Díaz Ayuso, ofrece una rueda de prensa para anunciar las restricciones de movilidad para hacer frente al coronavirus.

La presidenta madrileña, Isabel Díaz Ayuso, en una imagen de archivo.
EFE
La Comunidad de Madrid no concreta las partidas de gasto a las que ha destinado el primer tramo del Fondo covid-19 del Gobierno central, previsto para inversiones en materia sanitaria. Este diario lleva desde el lunes 21 de septiembre demandando sin éxito la información a las consejerías de Sanidad y Hacienda.

El Boletín Oficial del Estado (BOE) publicó a finales de julio la orden del Ministerio de Hacienda que fijaba el reparto a las comunidades autónomas del primer tramo de ese fondo no reembolsable. En total, 16.000 millones de euros destinados a que las comunidades sufraguen gastos relacionados con la pandemia. La primera tanda de este fondo fue de 6.000 millones y gran parte de esta cantidad fue a parar a Madrid y a Cataluña. En concreto, Madrid se ha embolsado 1.495.476.470 euros y Cataluña 1.246.525.380.



Desde Hacienda, departamento en manos de Javier Fernández-Lasquetty (Partido Popular), aseguran no disponer del desglose específico. Fuentes de esta consejería añaden, no obstante, que del primer tramo que llegó en julio se transfirieron a la Consejería Sanidad 700 millones de euros y se le van a transferir otros 300 millones para "la parte de personal". El resto, precisan, se le transfirió a otras consejerías, fundamentalmente a la de Políticas Sociales, para la parte sociosanitaria.

El 22 de julio, cuando el BOE publicó la orden del Ministerio de Hacienda con el reparto, coincidió con una reunión del Consejo de Gobierno de la Comunidad de Madrid. A su término, el vicepresidente regional, Ignacio Aguado (Ciudadanos), saliéndose del casi habitual tono de confrontación entre el Ejecutivo regional y el central, destacó que se trataba de un fondo "necesario y urgente" y añadió que se iba a utilizar de la manera "más rápida, ágil y diligente posible para ir tapando esas necesidades de capital que hacían falta y que evidentemente estaban tensionando la liquidez de la Comunidad".


Por aquellas fechas, tal y como avanzó infoLibre, esos casi 1.500 millones del primer tramo superaban el gasto sanitario total que la crisis podía generar a las arcas de la Comunidad de Madrid en el conjunto de 2020 según los propios cálculos del Ejecutivo regional.
De acuerdo con los datos facilitados por el consejero de Hacienda y Función Pública el 25 de junio en la Asamblea de Madrid, hasta ese momento el impacto económico para hacer frente a la emergencia sanitaria derivada de los efectos de la pandemia había sido de 712 millones en lo que tenía que ver con el "gasto sanitario", una cantidad que, según los cálculos de esta consejería, podría alcanzar los 1.261 millones en el conjunto del año. Este primer tramo, pues, destinado a sufragar los gastos en materia sanitaria, superaba en 234,7 millones las previsiones del Gobierno regional para todo el año.


Más allá de lo sanitario, pero sin descontar el impacto previsto por este concepto, el consejero de Hacienda de Isabel Díaz Ayuso, que también fue uno de los hombres fuertes de los gobiernos de Esperanza Aguirre, defendió en sede parlamentaria que el impacto global del covid-19 en las arcas públicas madrileñas ascenderá a 3.400 millones cuando acabe 2020. Una cantidad, no obstante, que Fernández-Lasquetty puso en cuarentena por el "riesgo" que supone hacer previsiones en una situación de "incertidumbre" como la que vivimos.
Para llegar a esos más de 3.000 millones, el Gobierno regional sumaba a los 1.261 que calcula de gasto sanitario para todo 2020, 1.080 millones por las distintas medidas de carácter económico, social y en materia de transporte y más de 1.000 correspondientes a la "caída de ingresos" desde que comenzó la pandemia.

Sin rastreadores

Las demandas de un refuerzo en la atención primaria y de rastreadores para contener la expansión del virus en la Comunidad de Madrid han sido constantes a lo largo de todo el verano. Sanitarios y epidemiólogos han venido advirtiendo de que la región se acercaba a una situación peligrosa al tiempo que la capacidad hospitalaria volvía a dar señales de alarma. ¿Ha destinado Ayuso parte de ese fondo covid-19 a contratar rastreadores? ¿A contratar médicos? ¿Qué porcentaje de ese dinero ha ido a parar a la construcción del bautizado como "hospital de pandemias"? Estas preguntas seguirán sin respuesta mientras el desglose de los gastos sea un misterio.
En una entrevista con la agenciua Efe recogida por El Economista a comienzos de agosto, Lasquetty mantuvo que en Sanidad parte de los recursos se estaba dedicando a la adquisición de material de protección, para habilitar circuitos covid-19 y no covid-19 en los centros sanitarios, para la construcción del hospital Isabel Zendal y para contratar sanitarios.

Cuatro tramos

El primer tramo, el de los 6.000 millones, se distribuyó teniendo en cuenta el impacto del covid-19 en las comunidades. Así, el 35% se repartió según la población protegida equivalente, el 30% en función de los ingresos en UCI, el 25% por los pacientes hospitalizados y el 10% de acuerdo con el número de pruebas PCR realizadas. Se tomaron como referencia las variables registradas hasta el 30 de abril.
Además de este de los 6.000 millones, el Fondo covid-19 está integrado por otros tres tramos más. El segundo, también destinado a Sanidad, incluye 3.000 millones más y se abonará en el mes de noviembre. El tercero, destinado a educación, está dotado con 2.000 millones y su distribución se corresponde con este mes de septiembre, coincidiendo con el comienzo del curso escolar. Y el cuarto, 5.000 millones, tiene el objeto de compensar la reducción de ingresos que han tenido las autonomías como consecuencia del descenso de la actividad económica.

Sin respuesta

infoLibre hizo por primera vez esta consulta a la Consejería de Sanidad el lunes 21 de septiembre, por correo electrónico. El martes, 22 de septiembre, desde el departamento del consejero Enrique Ruiz Escudero se instó a este medio a ponerse en contacto con la consejería de Hacienda, que, a su vez, respondió el jueves, 24 de septiembre, que la documentación no obraba en su poder e instaba a reclamar de nuevo la información a Sanidad . Ese mismo día, se volvió a contactar con Sanidad. Al cierre de esta información, todavía no había respuesta con el desglose de esos datos.



¡A quien se lo va a dar! A curas, a toreros, etc etc etc.
 
Navarra adelanta a Madrid en peligrosidad. A ver si cierra Fraudez Madrid, Navarra, Cataluña y las que cumplan criterio de peligrosidad. A ver si tiene eggs
 
Navarra adelanta a Madrid en peligrosidad. A ver si cierra Fraudez Madrid, Navarra, Cataluña y las que cumplan criterio de peligrosidad. A ver si tiene eggs



No se puede comparta la situación catalana cobM la madrileñas ni de lejos.

Luego no se puede contaras el nivel de expansión del virus desde Navarra que desde Madrid. Hay cosas como densidad de población y movilidad.
 



No se puede comparta la situación catalana cobM la madrileñas ni de lejos.

Luego no se puede contaras el nivel de expansión del virus desde Navarra que desde Madrid. Hay cosas como densidad de población y movilidad.

Lo que tu digas. Pero los criterios han de ser, científicos y epidemiológicos, y NO políticos.
 
Los escudos humanos de Ayuso
  • Ayuso está dejando que la situación se gangrene en Madrid en las zonas más pobres con un doble sentido: primero, privilegiar a las zonas ricas, que es donde está su granero de votos; segundo, condenar y castigar a las zonas más vapuleadas que, además de ser las más pobres, tienen un voto cautivo progresista
Antonio Maestre
@AntonioMaestre


La presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso
26 de septiembre de 2020 23:01h
45

Apuntar con una lupa a las hormigas y sonreír mientras los pequeños insectos se retuercen de dolor cuando el sol se convierte a través de la lente en un instrumento de tortura siempre se ha considerado un identificador de alerta temprana de la sociopatía. Un modo de experimentar el placer propio con el sufrimiento ajeno, de jugar a ser dios con elementos prescindibles de nuestra naturaleza. Puedes regalarle una lupa a un niño para comprobar si esa pulsión existe u otorgarle una presidencia de una comunidad autónoma de adulto. Una semana lleva Ayuso apuntando a los barrios más humildes con la lupa para experimentar hasta cuándo soportarán el dolor. Y duele. Lo admitimos, presidenta.

Lo simbólico es importante cuando lo concreto no te está mordiendo los pies. Resulta desconcertante ver cómo en el día de ayer, cuando Isabel Díaz Ayuso entró en desobediencia con el Gobierno tomando como rehenes a los ciudadanos de los barrios humildes y usando la vida de la clase trabajadora de los barrios confinados como escudo humano para sus juegos de guerra, toda la clase política comenzó a poner como tema central de la agenda una llamada del rey a Carlos Lesmes. En otras condiciones, cuando las clases populares no estuvieran ahogadas por la incertidumbre, temiendo por su vida y su subsistencia, todos hubiéramos dedicado horas de nuestro tiempo al juego de los relatos, la comunicación, las quiebras institucionales y el régimen del 78. Pero lo urgente nos empaña los ojos y al borboneo ya le pasaremos factura.
Mientras, en la calle, en los barrios, en las miradas perdidas dentro de un vagón de metro, cunde el desasosiego. Una extraña alianza se está tejiendo en los barrios que han sido confinados y se está consolidando con una grotesca sensación de agravio y abandono. La clase trabajadora esta vez está siendo igual de agraviada que los pequeños comerciantes, autónomos y el tejido empresarial minoritario de las localidades y barrios que han sido castigados por la Comunidad de Madrid. Un caldo de cultivo que hace aflorar la conciencia de barrio pero que además elimina el sello de distinción de la clase media aspiracional y la pequeña burguesía empresarial que se creía en un escalafón superior, pero que ha visto que aquellos a los que votaban y estaban en un club en el que esperaban entrar los han despreciado por su lugar de origen y desempeño comercial.
Más que una conciencia de clase se está armando una conciencia de desamparo tejida por lo local. Un sentimiento de desafección profundo, de incomprensión y orfandad. Un caldo de cultivo desideologizado, con un intenso cabreo con la clase política sin un extenso conocimiento sobre la responsabilidad competencial de quien toma las medidas, y facilitado, además, por la imagen de colaboración del día de las banderas y las cargas policiales que implican directamente en esa corresponsabilidad al Gobierno de la nación.

Ayuso está dejando que la situación se gangrene en Madrid en las zonas más pobres con un doble sentido. Primero, privilegiar a las zonas ricas que es donde está su granero de votos para aparecer ante ellos como la valedora de sus intereses. La que hasta en las peores condiciones siempre tomará medidas que perjudiquen a los que menos tienen y proteja a los privilegiados. Segundo, condenar y castigar a las zonas más vapuleadas que, además de ser las más pobres, tienen un voto cautivo progresista. La trampa es endiablada, porque mientras la situación se sigue deteriorando en los barrios del sur se está produciendo un incendio perpetuo, de los que se nutren con el combustible bajo la superficie, y cuando estalle se llevará por delante a todos, no solo a los responsables de la Comunidad de Madrid. Ayuso consolida a su votante y lleva a los del adversario a la desesperación, la desafección y el abstencionismo. O aún peor, hacia el único partido que no gobierna ni en Madrid ni en España. El lobo silente.
La estrategia de Ayuso está integrada en su fanatismo ideológico. Un ultraliberalismo obcecado acostumbrado a privatizar los beneficios y socializar los costes. En economía, pero ahora también en política y con la crisis sanitaria mediante. La presión de Ayuso para una desescalada precipitada y el desgasta al que estaba siendo sometido el Gobierno facilitaron el desastre. El Gobierno de Ayuso y Aguado buscaba que el coste político de las medidas tomadas fuera para Pedro Sánchez pero el éxito de una recuperación económica rápida en Madrid durante el verano hubiera sido patrimonio propio. El fracaso absoluto de la gestión de la presidenta de Madrid voló esa estrategia, por eso ahora busca una intervención directa del Estado para poder victimizarse usando a los ciudadanos madrileños de los barrios humildes como rehenes de intercambio; socializar con el Gobierno central el coste político de su gestión negligente.
Intervenir Madrid es imprescindible. Pero paradójicamente será lo que lleva buscando Ayuso desde que fue consciente de que no es capaz de detener la pandemia sin tomar decisiones que suponen reducir al absurdo su discurso durante el estado de alarma. Su última bala para sobrevivir es utilizar a la clase obrera madrileña como escudos humanos. Carne de cañón para su juego político.

Por favor si ponéis artículos que no sean de Antonio Maestre que ese "periodista" da vergüenza ajena, mirad en su Twitter los zascas que se lleva.

Por no hablar de las intervenciones que hace en los debates de la sexta, sobre todo cuando le rebaten datos oficiales que da porque miente hasta dando estadísticas y jamás dice de donde las saca ?????
 
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