Me repelen los grupos de viajes organizados, alguna vez he hecho un viaje colectivo y me he sentido como una oveja en un rebaño, así que me gusta viajar por libre, ya sea sola o acompañada de alguien. El caso es que aún así me toca padecer a esos grupos y sus repelentes guías.
Por ejemplo, llegas a una iglesia, monasterio, museo o la plaza de un pueblo y te topas con el correspondiente grupo dirigido por un/a guía que va dando explicaciones. Los guías llegan abriendo paso entre la gente, colocándose ellos y su grupo en el lugar más privilegiado, ocupando los lugares con mejor visibilidad y empiezan a dar su charla, y si estás allí presente, te dicen que te apartes porque su charla no va dirigida a ti, que no perteneces al grupo y no has pagado por escuchar la chapa.
Me dan ganas de decirle "Oiga, váyase usted y su grupo o cállese, que yo he venido a ver esto sin que me molesten"
Por ejemplo, llegas a una iglesia, monasterio, museo o la plaza de un pueblo y te topas con el correspondiente grupo dirigido por un/a guía que va dando explicaciones. Los guías llegan abriendo paso entre la gente, colocándose ellos y su grupo en el lugar más privilegiado, ocupando los lugares con mejor visibilidad y empiezan a dar su charla, y si estás allí presente, te dicen que te apartes porque su charla no va dirigida a ti, que no perteneces al grupo y no has pagado por escuchar la chapa.
Me dan ganas de decirle "Oiga, váyase usted y su grupo o cállese, que yo he venido a ver esto sin que me molesten"