¿Gobierno de Izquierdas?

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Pablo Iglesias pide la vicepresidencia en un Gobierno de coalición con el PSOE e IU
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Pablo Iglesias junto Victoria Rosell, Irene Montero, Xavi Domenech y Julio Rodríguez.
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Rivera critica que "lo primero" que Podemos pida sean "sillones de gobierno"

ACTUALIZADO 22/01/201614:35
El líder de Podemos, Pablo Iglesias, ha anunciado formalmente su ofrecimiento de pacto con el PSOE e Izquierda Unida para la formación de un Gobierno presidido por Pedro Sánchez y cuya vicepresidencia ha reivindicado para sí mismo. Un Gobierno, además, con un ministro de En Común Podem, la formación que ha ganado las elecciones generales en Cataluña, defendiendo el referéndum, y que lideraría la propuesta territorial.

El anuncio de un tripartito de izquierdas, proclamado en medio de la máxima expectación mediática en el Congreso de los Diputados, ha constituido un órdago al propio Sánchez, que se ha enterado a la vez que el resto de los españoles o, en todo caso, durante su propia audiencia con el Rey. Por su parte, el líder de Izquierda Unida, Alberto Garzón, ha sido luego telefoneado por el propio Iglesias. "Estamos de acuerdo en que tiene que haber cambio. Programa por delante, siempre", ha contestado Garzón a través de Twitter, en una favorable pero muy ambigua respuesta.

El pretendido tripartito no sumaría más de 161 votos, dos menos que la suma entre PP y Ciudadanos, por lo que requeriría de alguna suerte de acuerdo con ERC o PNV. Pero, pese a que así se lo han hecho notar los informadores durante la rueda de prensa, Iglesias se ha mostrado confiado en lograr su apoyo: "Hemos demostrado tener el talante necesario", ha dicho, que "las fuerzas del búnker no han demostrado tener".

El líder de Podemos, acompañado por la plana mayor de su partido, ha explicado que ésta es la propuesta que acababa de comunicar a Felipe VI, el "jefe del Estado", al que ha expresado la "lealtad" de su formación. Además, ha afirmado que su propuesta le ha parecido al Monarca "razonable".

"Hemos querido", ha declarado en la sala de prensa del Congreso, "que el jefe del Estado conociera nuestra voluntad de un Gobierno de progreso". Según su explicación Podemos ha tomado "la iniciativa" y dado "un paso adelante". "Si el PSOE quiere, puede haber un Gobierno de cambio", ha subrayado. "No caben medias tintas: o se está con el cambio, o con el inmovilismo. Estoy dispuesto a trabajar con Sánchez y con Garzón", ha insistido. "Hemos venido a gobernar", ha llegado a enfatizar el líder de Podemos.

"Sonrisa del destino"
Iglesias ha advertido a Sánchez que ahora tiene la oportunidad de demostrar quién "manda" en el PSOE, y si es capaz de imponerse a las "élites" del PSOE que le piden que no pacte con Podemos. Una advertencia envenenada, porque, además, ha venido acompañada por la ironía: "La posibilidad de que Sánchez sea presidente es una sonrisa del destino que podría agradecer". Y también, por la reivindicación política, dado que pese a las "líneas rojas" establecidas por los barones socialistas, Iglesias no ha renunciado al referéndum como solución para Cataluña.

Iglesias ha recordado a Sánchez que el PSOE y Podemos han tenido casi los mismos votos -cinco millones, con una diferencia de 300.000 en favor de la marca socialista- y que hay que contar con IU, que tuvo un millón el 20-D. Además, le ha esbozado las grandes líneas del Gobierno que el propio Sánchez presidiría. Ha afirmado que, en primer lugar, deberá establecer "medidas urgentes para los primeros 100 días" frente a los desahucios y en ayuda de "miles de desempleados sin prestación". En segundo lugar, Iglesias ha exigido "medidas de Estado para cambios constitucionales", según un "espíritu constituyente".

En este sentido, ha puntualizado que el tripartito de izquierdas no necesitaría el acuerdo del PP, y que le bastará con activar el artículo 92 de la Constitución, que faculta al Gobierno a convocar referendos. "Si los españoles dicen que hay que cambiar la Constitución, el PP no podría resistirse", ha afirmado desvelando por primera vez su estrategia.

También ha apuntado la necesidad urgente de una "RTVE pública independiente". Y ha apuntado, cartera por cartera, la labor que correspondería a cada nuevo ministro: al de Defensa, luchar contra los "lobbies"; al de Interior, que "nunca más reciba corruptos en su despacho"; o al de Asuntos Exteriores, que "España sea una potencia en Cooperación y Derechos Humanos; y al de Economía, al que desde luego, le encomienda acabar con "los recortes" y la "reforma laboral". Iglesias no ha rescatado del baúl de los recuerdos la renegociación de la deuda, pero sí la del déficit exigido por Bruselas. Ha anticipado que el nuevo Gobierno de izquierdas habrá incumplir, al igual que en el pasado hicieron Francia y Alemania, y en todo caso, renegociar, desde la fuerza de un país superior en fuerza a Greciao Portugal.

'Feeling' con el Rey
Sea cual sea el final del pretendido pacto, de lo que sí ha dejado constancia el líder de Podemos es de su buen feeling con el Rey en el primer encuentro de su carrera política. "He visto en el jefe del Estado, en la primera conversación no banal que he tenido, a una persona formada e informada, distendida", ha dicho. Según ha relatado, a lo largo de una hora y 25 minutos, "hemos hablado de política internacional, de economía, de España, de las conversaciones con otros líderes, como Domenech... y de cine, pero hemos quedado en que esto quedaba entre nosotros".

"La conversación muy cordial", ha insistido, para expresar su "excelente impresión de la capacidad del jefe del Estado para ejercer las capacidades simbólicas que le otorga la Constitución". Iglesias ha asegurado, en nombre de Felipe VI, que "los dos estamos de acuerdo en que un escenario de nuevas elecciones no es deseable".

A lo largo de su puesta en escena se ha molestado por la pregunta de una informadora, a la que se ha permitido replicar con un ataque personal sobre su vestimenta: "Muchas gracias por su pregunta. Por cierto, precioso el abrigo de pieles que trae usted".

http://www.elmundo.es/espana/2016/0...us_lineas_rojas_para_investir_a_pedro_sanchez
 
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Sánchez: "Los votantes no entenderían que Pablo y yo no nos pusiéramos de acuerdo"
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Pedro Sánchez, en rueda de prensa tras ser recibido por Felipe VI.
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Se muestra dispuesto a hablar con Podemos pero también con C's, y sólo después de que "fracase" la investidura de Rajoy

Iglesias pide la vicepresidencia en un Gobierno de coalición con el PSOE e IU

ACTUALIZADO 22/01/201616:01
El líder del PSOE, Pedro Sánchez, ha emplazado a Pablo Iglesias a negociar un Gobierno conjunto sólo a partir del momento en que Mariano Rajoy"fracase" en la primera investidura. Tras conversar durante una hora y media con el Rey en La Zarzuela, el líder socialista ha comparecido en la sala de prensa del Congreso de los Diputados para reivindicar su propio liderazgo en el ámbito de la izquierda y, sin contestar expresamente a Iglesias, pero aludiendo de manera tácita a Ciudadanos, ha afirmado que el PSOE "está dispuesto a tender la mano a izquierda y derecha, para construir los consensos necesarios".

Sobre la propuesta de Pablo Iglesias, Sánchez ha lanzado un mensaje en clave de futuro también dirigida a las voces discordantes de su partido: "Los votantes no entenderían que Pablo y yo no nos pusiéramos de acuerdo".

Así, y tras enfatizar que el PSOE "no votará ni al PP ni a Rajoy, a ninguno de los dos", ha asegurado que "la democracia tiene sus plazos, no hay atajos, y hoy en el turno de Mariano Rajoy".





Sánchez ha "agradecido" la oferta a Iglesias, pero, además de pedirle que respete los tiempos, le ha advertido, en relación con su eventual vicepresidencia, de que hay que hablar antes de políticas que de nombres. Además, ha ironizado con la mediática manera en que el líder de Podemos ha hecho dicha oferta.

"Entré en Zarzuela sin Gobierno y por lo que he visto, ya tengo a los ministros y ministras nombrados", ha dicho, confirmando que se ha enterado cuando estaba con el Rey. Debemos ser muy escrupulosos con los tiempos de la democracia", ha insistido, para subrayar, abriendo la mano, también hacia Ciudadanos: "No duden, si Rajoy fracasa, el PSOE hará todo lo posible por un Gobierno reformista que tienda la mano a la izquierda ya la derecha para los consensos en el país".

http://www.elmundo.es/espana/2016/0..._a_la_investidura_sin_contar_con_ningun_apoyo
 
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Mariano Rajoy ha declinado ser candidato para la investidura presidencial
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Felipe VI, con Rajoy esta tarde en La Zarzuela. Andrés BallesterosREUTERS
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Pablo Iglesias pide la vicepresidencia en un Gobierno de coalición con el PSOE e IU

Rajoy acudirá a la investidura sin contar con ningún apoyo

ACTUALIZADO 22/01/201619:57
Mariano Rajoy ha declinado ser candidato para la investidura presidencial, según informa la Casa del Rey en un comunicado. Felipe VI se ha reunido esta tarde con el presidente del Gobierno en funciones y le ha ofrecido ser candidato a la investidura, invitación que Rajoy ha declinado.

MARIANO RAJOY
 
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Si Pedro se quita de encima el lastre de caspa que arrastra el PS, puede que lleguen a un acuerdo.
Ya veremos si la CASTA de su partido se lo permite.
Si Pedro se quita de encima el lastre de caspa que arrastra el PS, puede que lleguen a un acuerdo.
Ya veremos si la CASTA de su partido se lo permite.


es un chiste?

ya no es casta? ahora casta son los barones que defienden la igualdad de todos los españoles? ya no importa que estuviera en bankia cuando las preferentes?

jajajajajaja
 
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¿Por qué no se callan?


Estamos en un momento político inédito en los casi cuarenta años de democracia posfranquista. Los electores han decidido formar una situación compleja y novedosa que para resolverla se requiere talento político, prudencia y un difícil equilibrio entre los programas que cada partido se comprometió a cumplir y la necesidad de encontrar puntos de entendimiento. Una situación sumamente delicada que es contemplada por la ciudadanía con el máximo interés y donde los gestos y las declaraciones se analizan exhaustivamente para intentar averiguar por dónde se encamina el futuro. Eso sin contar la presión que pone la situación en Cataluña.

Los medios de comunicación y la miríada de comentaristas y tertulianos, opinan sin descanso con el objetivo de influir para que la solución sea acorde con sus intereses, por no hablar de los poderes económicos que nos aterran con las posibles alianzas contrarias a sus intereses. Todo el mundo presiona sin descanso. Y sin duda el más presionado es el PSOE y su secretario general Pedro Sánchez porque todos hemos entendido que la solución está en manos de los socialistas. Sin duda los pasos que han dado hasta ahora indican, sin ningún género de dudas, que las ideas están claras y han sido expresadas de forma reiterada: en ninguna circunstancia apoyar al Partido Popular; propuestas para reparar lo que el Gobierno de Rajoy ha destrozado; postura firme en contra del independentismo catalán; mano tendida para dialogar con la izquierda y con Ciudadanos, si se aviene, para formar un Gobierno estable. Es decir, una postura razonable cuyo éxito dependerá de que los demás también se pronuncien y muevan ficha.

En estas circunstancias, es incomprensible la actitud de algunos dirigentes regionales del PSOE que discuten ante todos los micrófonos que les ponen por delante, sus discrepancias con el secretario general, como si sus planteamientos fueran distintos de los que se fijaron por su Comité Federal. Lo último, por ahora, ha sido la ayuda prestada para que los partidos catalanes puedan formar grupo parlamentario en el Senado. ¿Acaso no estamos hablando de la necesidad de favorecer el diálogo? ¿No ha expresado el PSOE su discrepancia con la actitud cerrada del PP, negándose a dialogar con los responsables políticos catalanes? ¿No se ha defendido hasta la saciedad que es necesario tender puentes y no abrir zanjas? Eso ha sido un gesto que supongo tendente a propiciar un clima en el que sea posible empezar a hablar, que no condiciona nada y que marca un cambio de rumbo absolutamente necesario y que ha sido defendido por el PSOE. Causa una profunda preocupación que estos dirigentes lenguaraces demuestren tanta miopía política y no hayan entendido la gravedad de la situación y la enorme dificultad que entraña resolverla. Para justificar esta actitud se argumenta que en el PSOE, y en la izquierda en general, se discute y confrontan distintas opiniones, y que eso es bueno porque resalta la pluralidad y la libertad de expresarlas. De acuerdo, pero todo tiene su espacio y su momento, en el máximo órgano de dirección se fijaron las líneas maestras que deben definir la estrategia política y es ahí donde se exponen las discrepancias, se argumentan y al final se acuerda democráticamente el camino a seguir, pero las circunstancias que van surgiendo las interpreta la dirección, que para eso está. Y que se sepa no se ha salido del guión aprobado. El momento de discrepar públicamente no es ahora, cuando comienza una etapa dónde se precisa de todo el margen de confianza y todo el apoyo posible. Se supone que, después de haber celebrado unas primarias, hace unos meses, se ha elegido a la persona más capacitada en la que depositar la confianza en su buen hacer, ahora le corresponde al secretario general y a la dirección resolver. Estoy convencido de que serán consultadas todas las baronías antes de dar pasos importantes, pero no en todos los casos, que se sepa el PSOE no es un partido asambleario ¿Qué se pretende cuando se manifiesta públicamente la discrepancia con algunas decisiones que se han tomado? ¿Acaso no se es consciente de la perplejidad y el desafecto que provocan en el electorado? O lo que es realmente grave ¿Se pretende impedir que Pedro Sánchez pueda formar Gobierno? La lealtad dicta que esas discrepancias se deben manifestar utilizando la línea directa que todos tienen con la dirección federal. Ya llegará el tiempo de los micrófonos, pero ahora toca estar públicamente callados y pensar que el futuro del Estado depende de la prudencia y del buen hacer de los socialistas
 
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es un chiste?

ya no es casta? ahora casta son los barones que defienden la igualdad de todos los españoles? ya no importa que estuviera en bankia cuando las preferentes?

jajajajajaja
los barones???????????????

defienden la igualdad????

es decir que no haya pagas privilegiadas para el sur de españa, o que hayan los mismos impuestos y se pague igual por todo en todas las autonomias? ah no la igualdad segun estos barones es tener lo mismo que las autonomias mas ricas sin hacer nada para que sus autonomias sean rentables piorque "todos los españoles somos iguales"! y ara eso unos pagan y otros reciben... enga ya... yo compro esa igualdad, exijo que mi bario de la periferia barcelonesa tenga lo mismo que Pedralbes, lo mismo... que para eso todos los barceloneses somos iguales... a ver una cosa es ayudar a las autonomias con mas dificultades y otra la poltrona que se han montado a costa de las subvenciones los politicos de esas comunidades que han descubierto que no tienen qe hacer absolutamente nada para mejorar las condiciones de sus comunidades salvo abrir la mano y recibir

en lo de las preferenetes y bankia, mira ahi te doy tooooda la razón ;)
 
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CARTA DEL DIRECTOR
Rajoy o el estorbo nacional
Pedro J. Ramírez@pedroj_ramirez24.01.2016



¿Se puede caer más bajo? Rajoy lo ha demostrado al engañar al Jefe del Estado, anunciando el jueves por la noche que concurriría a la investidura, provocando que le hiciera el encargo y declinando acto seguido acometerlo. La excusa de su voltereta no puede ser más pueril e inconsistente pues la oferta que, en un golpe de audacia pasado de revoluciones, dirigió Iglesias a Sánchez no pasa de ser una propuesta envenenada, falta de apoyos y con escasas posibilidades de prosperar, a la vista de la reacción en el PSOE.

Ilustracion-Javier-Munoz_96750408_470142_1280x1706.jpg

Ilustración: Javier Muñoz

Que algo en el fondo tan nimio le haya servido de coartada para escurrir el bulto revela su nivel de cobardía. Pero aún mayor es su egoísmo al empecinarse en bloquear cualquier combinación que incluya al PP y no pase por hacerle presidente. Mi "proposición muy decente" ha saltado así por los aires: ni Rajoy consume su turno ni se aparta a un lado para que lo intente otro. Esto es lo peor que está sucediendo ahora.

Reconozco que lo que venimos proponiendo para España desde EL ESPAÑOL no parece español. Estamos convencidos de que, en las actuales circunstancias, sólo un pacto de Gobierno entre el PP y el PSOE, con la soldadura de Ciudadanos, permitiría afrontar el desafío separatista catalán, evitar su contagio de ida y vuelta al País Vasco, estabilizar la economía, regenerar la democracia y emprender la reforma constitucional. La necesidad de esa gran coalición ha quedado aún más patente después del vodevil del viernes. Pero supondría que una parte importante de la izquierda y la derecha se fundieran en un abrazo político que hiciera, al menos durante un par de años, de las dos Españas una sola; y esto, como digo, no está en nuestra naturaleza ni a primera vista tiene precedente en nuestra Historia. ¿O si lo tiene?

No estamos hablando sólo de otro consenso constitucional u otros pactos de la Moncloa -que ya sería mucho- sino de un gobierno a la alemana con ministros del PP, ministros del PSOE y ministros de Ciudadanos. Esto no ha sucedido nunca ni durante la transición porque siempre ha habido un claro vencedor en las urnas, capaz de completar su mayoría; ni durante la República porque sólo se pactaba entre afines, hasta llegar al frentismo de las elecciones de hace 80 años que Iglesias sueña reeditar; ni durante la Restauración alfonsina porque el pacto entorno al trono requería el turnismo de Cánovas a Sagasta y de Sagasta a Cánovas, con la alternancia de sus estructuras caciquiles.

No estamos hablando sólo de otro consenso constitucional sino de un gobierno a la alemana con ministros del PP, ministros del PSOE y ministros de Ciudadanos

Pero aunque tantos compatriotas ignoren todo sobre ese periodo, en el siglo XIX ocurrieron algunas cosas entre el final de la Guerra de la Independencia (1814) y la reposición de los borbones en el trono (1874). Fue la etapa de la desventura de la libertad primero y del triunfo del parlamentarismo luego, pletórica en pronunciamientos, revoluciones y constituciones. Y ahí, en plena era isabelina, es cuando ese primer vistazo sobre la falta de precedente de lo que se requiere ahora queda desmentido y rectificado.

Es el 29 de julio de 1854 y hemos acudido como tantos madrileños, recién salidos de detrás de las barricadas, a la Puerta del Sol. La muchedumbre se apiña ante la Casa de Correos. Todas las miradas están pendientes del balcón principal. Mientras dura la espera se alternan los cánticos y chistes soeces contra la corrupción del inmovilista partido derrocado, con los cánticos y chistes soeces contra la corrupción de una parte de la familia real: el conde de San Luis y sus ministros "polacos" también tenían su Gurtel, su Púnica y sus Bárcenas; y el único negocio que dejaron de hacer la reina madre María Cristina de Nápoles y su consorte Fernando Muñoz fue el del fondo Hispano-Saudí de Juan Carlos y Corinna.

De repente se abre el gran ventanal y a la terraza salen dos figuras de uniforme. El uno es el general Espartero, líder histórico del partido progresista. La Reina ha tenido que sacarle de su huerta logroñesa junto al Ebro para encauzar la revolución. El otro es el general O'Donnell, líder del partido moderado que, al alzarse en Vicálvaro contra la insoportable podredumbre de la situación, ha precipitado los acontecimientos. La chispa de la vicalvarada ha prendido la mecha de la sublevación popular y media España está en manos de juntas revolucionarias, dominadas por radicales de inquietantes intenciones que ríete de los de Podemos.

Sólo los grandes remedios pueden atajar los grandes males. La multitud sabe que Espartero y O'Donnell no sólo son rivales políticos, sino enemigos personales. Unos creen que se odian, otros que simplemente se detestan. Pero ambos tienen un adversario común execrado por el pueblo: el reaccionario rey consorte Francisco de Asis, alias "Paco Natillas", que creyéndose gracioso ha bautizado a Espartero como "Perdigón" -ay, "siempre tan negro y tan feo"- y a O'Donnell como "Fieramosca" -ay, "muy alarmado y muy malo a mi modo de ver"- y ya se sabe que en España el enemigo de mi enemigo se convierte fácilmente en mi amigo. Por eso cuando uno y otro se funden en un público abrazo, el júbilo estalla entre el pueblo.

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ODonnell y Espartero aclamados en Madrid en julio de 1854.

Las gorras proletarias y los sombreros burgueses vuelan por el aire mientras sus propietarios, unos con blusa gris, otros con levita parda, remedan el ejemplo de los dos militares. Es imposible resistirse a la tentación de abrazar al vecino. Todos creen que el trono está salvado, que la Constitución será reformada y que la gran familia liberal podrá hacer frente al mismo tiempo a la involución carlista, de la que proceden los Puigdemont, Urkullu y compañía, y a la subversión revolucionaria.

Así, a la vista de todos, nace el gobierno de la Unión Liberal -hoy lo llamaríamos de unidad constitucional- con Espartero como presidente y O'Donnell como Ministro de la Guerra. Pero hay una tercera figura clave, probablemente oculta entre los visillos: el gran jurista Joaquín Francisco Pacheco, cabeza de los moderados "puros" que ocupa, como Albert Rivera, el centro del espectro y que, según Urquijo y Goitia, antecede al líder de Ciudadanos en dos de sus obsesiones: "necesidad del respeto de la legalidad, práctica del juego limpio". Pacheco ha sido el gran muñidor del acuerdo y su presencia en el gabinete como ministro de Estado es su mejor rúbrica.

"¿Será una utopía, un sueño del buen deseo, esta anhelada fusión?", se pregunta enseguida el dirigente progresista e historiador de los hechos Cristino Martos. "Las circunstancias, dueñas y señoras de la política, se imponen a los propósitos de los hombres y obligan a perdonar los agravios", sentenciaría Romanones en su estudio sobre Espartero, admitiendo que la singular combinación dio lugar a "una lucha sorda" desde el primer día.

Aquello duró los dos años del "bienio progresista", tras los que Espartero se volvió cual Cincinato a su huerta y O'Donnell subió el último peldaño hacia el poder. Ahora tampoco haría falta más tiempo, media legislatura, para dar estabilidad a la política, crecimiento a la economía e impulso a las reformas, incluida la constitucional. Y elecciones en 2018. El problema es que ni Sánchez tiene la envergadura de "Perdigón" ni Rajoy la flexibilidad de "Fieramosca".

El líder del PP ha terminado convirtiéndose en ese "estorbo nacional" que veía Ortega en quienes encarnaban la vieja política. Escuchándole decir que "no renuncia a nada" porque esa es la "voluntad de la gente" queda claro que ya sólo "aspira a sustentarse con vocablos como san Francisco de Asis se alimentaba del canto de la cigarra". Al mismo tiempo las tres cuartas partes de los dirigentes del PSOE tienen los pelos como escarpias ante la prepotencia perdonavidas de Iglesias y la amalgama, en la que los separatistas tendrían la llave, sobre la que pretende encaramarse Sánchez. El Comité Federal del sábado lo pondrá de manifiesto, veremos en qué términos.

Ni Sánchez tiene la envergadura de "Perdigón" Espartero ni Rajoy la flexibilidad de "Fieramosca" O'Donnell

De hecho el único propósito del estatuario de Rajoy es estimular el conflicto interno en el PSOE para que los barones bloqueen a Sánchez y todo fluya turbulentamente hacia unas nuevas elecciones que vuelvan a aplazar la democratización del PP y le permitan a él atornillarse en la que sería su quinta candidatura a la Moncloa.

Pero tener que ir otra vez a las urnas sería un fracaso de tal envergadura para el espíritu de negociación y compromiso que da sentido al sistema parlamentario, que desde ahora mismo habría que arrancar a los 350 electos la promesa de no volver a presentarse si eso sucediera. No es broma: ustedes son, de uno en uno y sin mandato imperativo de ninguna clase, los representantes de todos los españoles; ustedes tienen la obligación de configurar una mayoría de la que emane un Gobierno; y si no lo consiguen se van todos a su casa con unas inmensas orejas de burro y sin emolumento alguno. Sería el equivalente a la amenaza de quitarles el tejado o racionarles la comida que pesaba sobre los cardenales cuando en los cónclaves medievales remoloneaban a la hora de elegir Papa.

El campo estará mucho más abierto de lo que parece, siempre que desde el entorno social de los dos grandes partidos se trabaje en favor del equivalente a aquella Unión Liberal. Lo único positivo de lo ocurrido el viernes es que el reloj de los dos meses a partir de la primera votación de investidura no se va a poner aun en marcha. Lo adecuado sería seguir la hoja de ruta de Rivera y formar una comisión negociadora tripartita que sólo hablara de nombres y cuotas de poder una vez que hubiera acuerdo en el programa. Como ponemos de relieve hoy, en Europa hay 24 gobiernos de coalición y el presidente de 6 de ellos no pertenece al partido más votado.

Lo único positivo de lo ocurrido el viernes es que el reloj de los dos meses a partir de la primera votación de investidura no se va a poner aun en marcha

A nada que tome impulso la búsqueda del gran acuerdo, Rajoy comprenderá que su único papel es facilitarlo, quitándose de en medio. Y si se empeña en seguir ahí, plantado como un mueble inservible que ocupa el espacio e impide redecorar la habitación, llegarán los idus de marzo o en último caso tocará manifestarse ante Génova hasta que los pretorianos lo arrojen por la ventana. Sánchez tendrá entonces la oportunidad de reconvertirse, pivotando sobre Rivera para virar 180 grados y entenderse con otro dirigente del PP, siempre y cuando no haya llegado ya el AVE de Sevilla. ¿Será él o Susana Díaz quien desempeñe el papel de "Perdigón"? ¿Podría irrumpir un Feijoo o una Cristina Cifuentes en el papel de "Fieramosca"?

Tan importante como quien aparezca en el balcón es quien trabaje tras los visillos. En una circunstancia así el rol de los ex presidentes González, Aznar y Zapatero o de figuras con predicamento transversal como Bono o Gallardón puede ser coadyuvante. Pero también los intelectuales o los empresarios tienen mucho que decir. Pocos conocen el papel decisivo que el industrial de origen catalán Matheu, muy amigo de Espartero, desempeñó en su acuerdo con O'Donnell.

Y en último extremo queda la opinión pública. Puesto que la mayoría de los españoles prefiere los pactos a la repetición de elecciones, es hora de redoblar el activismo social para que el mensaje llegue nítido a la clase política. Y el papel de los medios de comunicación vuelve a ser crucial a ese respecto. La mayoría siguen prisioneros del tradicional frentismo pero la viralidad de internet provoca huracanes que derriban los cercados. Eso era lo que parecía augurar aquel "mal poema", en justa evaluación de Jorge Vilches, que el progresista Pedro Matas dedicó "Al pueblo de Madrid" tras la revolución de 1854: "¡Ya despertó el león!... a sus rugidos/ de hondo pavor se estremeció la tierra". El león español, sí, queridos leones de EL ESPAÑOL.


http://www.elespanol.com/tag/opinion/1375/
http://www.elespanol.com/carta_del_director/20160116/95190482_20.html
 
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Rajoy o el estorbo nacional
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¿Se puede caer más bajo? Rajoy lo ha demostrado al engañar al Jefe del Estado, anunciando el jueves por la noche que concurriría a la investidura, provocando que le hiciera el encargo y declinando acto seguido acometerlo. La excusa de su voltereta no puede ser más pueril e inconsistente pues la oferta que, en un golpe de audacia pasado de revoluciones, dirigió Iglesias a Sánchez no pasa de ser una propuesta envenenada, falta de apoyos y con escasas posibilidades de prosperar, a la vista de la reacción en el PSOE.

Ilustracion-Javier-Munoz_96750408_470142_1280x1706.jpg

Ilustración: Javier Muñoz

Que algo en el fondo tan nimio le haya servido de coartada para escurrir el bulto revela su nivel de cobardía. Pero aún mayor es su egoísmo al empecinarse en bloquear cualquier combinación que incluya al PP y no pase por hacerle presidente. Mi "proposición muy decente" ha saltado así por los aires: ni Rajoy consume su turno ni se aparta a un lado para que lo intente otro. Esto es lo peor que está sucediendo ahora.

Reconozco que lo que venimos proponiendo para España desde EL ESPAÑOL no parece español. Estamos convencidos de que, en las actuales circunstancias, sólo un pacto de Gobierno entre el PP y el PSOE, con la soldadura de Ciudadanos, permitiría afrontar el desafío separatista catalán, evitar su contagio de ida y vuelta al País Vasco, estabilizar la economía, regenerar la democracia y emprender la reforma constitucional. La necesidad de esa gran coalición ha quedado aún más patente después del vodevil del viernes. Pero supondría que una parte importante de la izquierda y la derecha se fundieran en un abrazo político que hiciera, al menos durante un par de años, de las dos Españas una sola; y esto, como digo, no está en nuestra naturaleza ni a primera vista tiene precedente en nuestra Historia. ¿O si lo tiene?

No estamos hablando sólo de otro consenso constitucional u otros pactos de la Moncloa -que ya sería mucho- sino de un gobierno a la alemana con ministros del PP, ministros del PSOE y ministros de Ciudadanos. Esto no ha sucedido nunca ni durante la transición porque siempre ha habido un claro vencedor en las urnas, capaz de completar su mayoría; ni durante la República porque sólo se pactaba entre afines, hasta llegar al frentismo de las elecciones de hace 80 años que Iglesias sueña reeditar; ni durante la Restauración alfonsina porque el pacto entorno al trono requería el turnismo de Cánovas a Sagasta y de Sagasta a Cánovas, con la alternancia de sus estructuras caciquiles.

No estamos hablando sólo de otro consenso constitucional sino de un gobierno a la alemana con ministros del PP, ministros del PSOE y ministros de Ciudadanos

Pero aunque tantos compatriotas ignoren todo sobre ese periodo, en el siglo XIX ocurrieron algunas cosas entre el final de la Guerra de la Independencia (1814) y la reposición de los borbones en el trono (1874). Fue la etapa de la desventura de la libertad primero y del triunfo del parlamentarismo luego, pletórica en pronunciamientos, revoluciones y constituciones. Y ahí, en plena era isabelina, es cuando ese primer vistazo sobre la falta de precedente de lo que se requiere ahora queda desmentido y rectificado.

Es el 29 de julio de 1854 y hemos acudido como tantos madrileños, recién salidos de detrás de las barricadas, a la Puerta del Sol. La muchedumbre se apiña ante la Casa de Correos. Todas las miradas están pendientes del balcón principal. Mientras dura la espera se alternan los cánticos y chistes soeces contra la corrupción del inmovilista partido derrocado, con los cánticos y chistes soeces contra la corrupción de una parte de la familia real: el conde de San Luis y sus ministros "polacos" también tenían su Gurtel, su Púnica y sus Bárcenas; y el único negocio que dejaron de hacer la reina madre María Cristina de Nápoles y su consorte Fernando Muñoz fue el del fondo Hispano-Saudí de Juan Carlos y Corinna.

De repente se abre el gran ventanal y a la terraza salen dos figuras de uniforme. El uno es el general Espartero, líder histórico del partido progresista. La Reina ha tenido que sacarle de su huerta logroñesa junto al Ebro para encauzar la revolución. El otro es el general O'Donnell, líder del partido moderado que, al alzarse en Vicálvaro contra la insoportable podredumbre de la situación, ha precipitado los acontecimientos. La chispa de la vicalvarada ha prendido la mecha de la sublevación popular y media España está en manos de juntas revolucionarias, dominadas por radicales de inquietantes intenciones que ríete de los de Podemos.

Sólo los grandes remedios pueden atajar los grandes males. La multitud sabe que Espartero y O'Donnell no sólo son rivales políticos, sino enemigos personales. Unos creen que se odian, otros que simplemente se detestan. Pero ambos tienen un adversario común execrado por el pueblo: el reaccionario rey consorte Francisco de Asis, alias "Paco Natillas", que creyéndose gracioso ha bautizado a Espartero como "Perdigón" -ay, "siempre tan negro y tan feo"- y a O'Donnell como "Fieramosca" -ay, "muy alarmado y muy malo a mi modo de ver"- y ya se sabe que en España el enemigo de mi enemigo se convierte fácilmente en mi amigo. Por eso cuando uno y otro se funden en un público abrazo, el júbilo estalla entre el pueblo.

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ODonnell y Espartero aclamados en Madrid en julio de 1854.

Las gorras proletarias y los sombreros burgueses vuelan por el aire mientras sus propietarios, unos con blusa gris, otros con levita parda, remedan el ejemplo de los dos militares. Es imposible resistirse a la tentación de abrazar al vecino. Todos creen que el trono está salvado, que la Constitución será reformada y que la gran familia liberal podrá hacer frente al mismo tiempo a la involución carlista, de la que proceden los Puigdemont, Urkullu y compañía, y a la subversión revolucionaria.

Así, a la vista de todos, nace el gobierno de la Unión Liberal -hoy lo llamaríamos de unidad constitucional- con Espartero como presidente y O'Donnell como Ministro de la Guerra. Pero hay una tercera figura clave, probablemente oculta entre los visillos: el gran jurista Joaquín Francisco Pacheco, cabeza de los moderados "puros" que ocupa, como Albert Rivera, el centro del espectro y que, según Urquijo y Goitia, antecede al líder de Ciudadanos en dos de sus obsesiones: "necesidad del respeto de la legalidad, práctica del juego limpio". Pacheco ha sido el gran muñidor del acuerdo y su presencia en el gabinete como ministro de Estado es su mejor rúbrica.

"¿Será una utopía, un sueño del buen deseo, esta anhelada fusión?", se pregunta enseguida el dirigente progresista e historiador de los hechos Cristino Martos. "Las circunstancias, dueñas y señoras de la política, se imponen a los propósitos de los hombres y obligan a perdonar los agravios", sentenciaría Romanones en su estudio sobre Espartero, admitiendo que la singular combinación dio lugar a "una lucha sorda" desde el primer día.

Aquello duró los dos años del "bienio progresista", tras los que Espartero se volvió cual Cincinato a su huerta y O'Donnell subió el último peldaño hacia el poder. Ahora tampoco haría falta más tiempo, media legislatura, para dar estabilidad a la política, crecimiento a la economía e impulso a las reformas, incluida la constitucional. Y elecciones en 2018. El problema es que ni Sánchez tiene la envergadura de "Perdigón" ni Rajoy la flexibilidad de "Fieramosca".

El líder del PP ha terminado convirtiéndose en ese "estorbo nacional" que veía Ortega en quienes encarnaban la vieja política. Escuchándole decir que "no renuncia a nada" porque esa es la "voluntad de la gente" queda claro que ya sólo "aspira a sustentarse con vocablos como san Francisco de Asis se alimentaba del canto de la cigarra". Al mismo tiempo las tres cuartas partes de los dirigentes del PSOE tienen los pelos como escarpias ante la prepotencia perdonavidas de Iglesias y la amalgama, en la que los separatistas tendrían la llave, sobre la que pretende encaramarse Sánchez. El Comité Federal del sábado lo pondrá de manifiesto, veremos en qué términos.

Ni Sánchez tiene la envergadura de "Perdigón" Espartero ni Rajoy la flexibilidad de "Fieramosca" O'Donnell

De hecho el único propósito del estatuario de Rajoy es estimular el conflicto interno en el PSOE para que los barones bloqueen a Sánchez y todo fluya turbulentamente hacia unas nuevas elecciones que vuelvan a aplazar la democratización del PP y le permitan a él atornillarse en la que sería su quinta candidatura a la Moncloa.

Pero tener que ir otra vez a las urnas sería un fracaso de tal envergadura para el espíritu de negociación y compromiso que da sentido al sistema parlamentario, que desde ahora mismo habría que arrancar a los 350 electos la promesa de no volver a presentarse si eso sucediera. No es broma: ustedes son, de uno en uno y sin mandato imperativo de ninguna clase, los representantes de todos los españoles; ustedes tienen la obligación de configurar una mayoría de la que emane un Gobierno; y si no lo consiguen se van todos a su casa con unas inmensas orejas de burro y sin emolumento alguno. Sería el equivalente a la amenaza de quitarles el tejado o racionarles la comida que pesaba sobre los cardenales cuando en los cónclaves medievales remoloneaban a la hora de elegir Papa.

El campo estará mucho más abierto de lo que parece, siempre que desde el entorno social de los dos grandes partidos se trabaje en favor del equivalente a aquella Unión Liberal. Lo único positivo de lo ocurrido el viernes es que el reloj de los dos meses a partir de la primera votación de investidura no se va a poner aun en marcha. Lo adecuado sería seguir la hoja de ruta de Rivera y formar una comisión negociadora tripartita que sólo hablara de nombres y cuotas de poder una vez que hubiera acuerdo en el programa. Como ponemos de relieve hoy, en Europa hay 24 gobiernos de coalición y el presidente de 6 de ellos no pertenece al partido más votado.

Lo único positivo de lo ocurrido el viernes es que el reloj de los dos meses a partir de la primera votación de investidura no se va a poner aun en marcha

A nada que tome impulso la búsqueda del gran acuerdo, Rajoy comprenderá que su único papel es facilitarlo, quitándose de en medio. Y si se empeña en seguir ahí, plantado como un mueble inservible que ocupa el espacio e impide redecorar la habitación, llegarán los idus de marzo o en último caso tocará manifestarse ante Génova hasta que los pretorianos lo arrojen por la ventana. Sánchez tendrá entonces la oportunidad de reconvertirse, pivotando sobre Rivera para virar 180 grados y entenderse con otro dirigente del PP, siempre y cuando no haya llegado ya el AVE de Sevilla. ¿Será él o Susana Díaz quien desempeñe el papel de "Perdigón"? ¿Podría irrumpir un Feijoo o una Cristina Cifuentes en el papel de "Fieramosca"?

Tan importante como quien aparezca en el balcón es quien trabaje tras los visillos. En una circunstancia así el rol de los ex presidentes González, Aznar y Zapatero o de figuras con predicamento transversal como Bono o Gallardón puede ser coadyuvante. Pero también los intelectuales o los empresarios tienen mucho que decir. Pocos conocen el papel decisivo que el industrial de origen catalán Matheu, muy amigo de Espartero, desempeñó en su acuerdo con O'Donnell.

Y en último extremo queda la opinión pública. Puesto que la mayoría de los españoles prefiere los pactos a la repetición de elecciones, es hora de redoblar el activismo social para que el mensaje llegue nítido a la clase política. Y el papel de los medios de comunicación vuelve a ser crucial a ese respecto. La mayoría siguen prisioneros del tradicional frentismo pero la viralidad de internet provoca huracanes que derriban los cercados. Eso era lo que parecía augurar aquel "mal poema", en justa evaluación de Jorge Vilches, que el progresista Pedro Matas dedicó "Al pueblo de Madrid" tras la revolución de 1854: "¡Ya despertó el león!... a sus rugidos/ de hondo pavor se estremeció la tierra". El león español, sí, queridos leones de EL ESPAÑOL.

Vaya con PJ.Gobierno de PP,PSOE y El hermano pequeño,Naranjito.Podemos con más diputados,no.IU con un millón de votantes, que además les han robado escaños de representación, tampoco.Que hacemos entonces con más de 6 millones de españoles???.Nos quedamos con el TTIP,TISA,CETA,con más recortes y la corrupción galopante???si es que se les trasluce a través de sus opiniones lo poco que les importa la gente que está sufriendo estás políticas agresivas.Eso es lo que quiere JP,y van a hacer algo por la gente???Anda y que te den PJ.