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Bla bla bla. No compro el peor rescate de la historia. Lo unico me alegra que la UE impida los planes populistas de PableninDos mil veinte marca en muchos aspectos un fin de ciclo. En septiembre tendré tiempo para insistir en los porqués con el nuevo libro, La Distancia del presente, en sus consecuencias y conclusiones. Y hoy es uno de esos días, con el acuerdo de reconstrucción de la UE, que marcan un antes y un después desde 2008.
El plan de reconstrucción aprobado hoy se extiende de 2021 a 2027, seis años en los que, si lo hacemos bien, deberíamos poder cambiar elementos que han atenazado a este país como parte de su modelo productivo. Las ayudas totales que recibe España corresponden a un 11% de su PIB.
En total 140000 m/€ de los cuales más de la mitad son a fondo perdido. Se estima que los recortes en la etapa Rajoy fueron alrededor de unos 65000 m/€ y los de Zapatero unos 15000 m/€. ¿Qué cambia? Lo primero, lo evidente, estímulos en vez de tijera. Pero no sólo.
Lo fundamental es que será la UE en conjunto la que emita deuda para financiar el plan. No son los coronabonos, pero existe la mutualización. No será cada país el que financie con sus ahorros y su deuda. Y esto es importantísimo.
La UE se blinda así ante los ataques especulativos a su moneda y a nosotros nos evita en gran medida los ataques a nuestra deuda soberana. La prima de riesgo, que nos desangró entre 2010 y 2014, es hoy una amenaza menor. Mal día para los bancos especuladores de EEUU.
La pregunta, que ya se puso sobre la mesa en la anterior crisis, es cuándo va a dar la UE salida a su agencia de calificación de deuda para no depender de las tres grandes norteamericanas. Queda pendiente. Pero, aún así, es un gran paso respecto a 2008. El más noticiable.
Cuál es el otro cambio positivo. No habrá condicionalidad dura, hombres de negro. Las ayudas irán asociadas a planes de inversiones y reformas. No habrá tampoco derecho a veto. Sí condicionalidad blanda, al menos muy diferente que la comparada con el rescate de 2012.
El Consejo (la cumbre de países) toma fuerza sobre la Comisión (el Ejecutivo). Esto no es buena noticia para la construcción de un poder de la UE independiente. Será el Consejo el que decida a petición de un país si un tercero incumple las líneas generales de las ayudas.
Ahora, valdrá con una mayoría cualificada y los fondos sólo podrán paralizarse tres meses. La discusión será política, no numérica estricta como en 2012. Traducción: Holanda y su panda podrán molestar, pero no tener control sobre nuestras reformas ni presupuesto.
Estas ayudas estarán además condicionadas al respeto a los derechos civiles que consagra la UE. Aviso para el grupo de Visegrado, encabezado por Hungría y Polonia, de que no todo vale. Veremos en la práctica cómo funciona.
También como punto negativo baja la cuantía de las partidas para sanidad e investigación, algo incomprensible en este contexto. Se mantiene sin embargo un 25% para inclusión social.
En la política española esto sólo se puede leer como una notable victoria del Gobierno de PSOE y Unidas Podemos, que frente a los agoreros es partícipe de un cambio histórico en la inercia de las políticas europeas. Si lo hacen bien podrán aplicar su agenda reformista.
Habrá problemas con algunas políticas avanzadas con el Consejo. Las habrá. Pero sin derecho a veto y condicionalidad económica se podrá buscar una mayoría cualificada que lo apruebe. Hora de la política sobre los hombres de negro.
El hostiazo a Casado es descomunal. Queda otra vez fuera de juego, empequeñecido, inane. Le hubieran bastado unas palabras de apoyo estos días, sin condiciones, mera retórica, para apuntarse un tanto. La mano aznarista le perdió. Sale un tren y Casado se queda en el andén.
Cuando uno acaba de escribir 400 páginas sobre los últimos diez años de política en este país se da cuenta rápido de que esto es otra cosa. No exenta de riesgos. Pero tampoco de oportunidades. Hoy estamos mejor que ayer. Hoy tenemos más futuro.
Pd: Un aviso a la izquierda. Quien se quede fuera se queda para siempre. No estamos jugando a "qué pasaría sí", sino a cómo se aprovecha este contexto para remitir los últimos 40 años de neoliberalismo. A la audacia de cabalgar una nueva situación impensable hace diez años.
Impensable hace seis meses. El descreimiento hacia la UE, después de esta pasada década, se supone. Pero se supone también la capacidad de jugar la pelota en el campo de la realidad, no en el de los principios. Hoy mucho más favorable que ayer. Pobre del que no sepa verlo.
Queda por supuesto la posición frentista, la de seguir con un discurso gastado que en España nunca caló -y mira que nos dieron duro- anti UE. Aquí y ahora eso es jugarse la democracia a los dados, poner en una Moncloa autárquica a nuestro Boris Johnson.
La otra opción es preguntarse qué hacer con esto. Dar el golpe al ladrillazo. Hacer más patente el sector público. Equilibrar las terribles desigualdades de la década anterior. Hay seis años por delante para fiscalizar al Gobierno y meter presión. Ahora se puede y debe intentar.
Daniel Bernabé.