Felipe acuerda un encuentro con don Juan Carlos en Madrid el próximo lunes, tras pasar por las regatas de Sanxenxo

COMUNICADO DE LA CASA DE S.M. EL REY


Su Majestad el Rey Don Juan Carlos ha trasladado esta tarde a la Casa de Su Majestad el Rey su deseo de que haga pública su decisión de desplazarse a España a partir de mañana día 19 hasta el próximo lunes día 23 de mayo.

Don Juan Carlos tiene previsto permanecer durante esas fechas en la localidad gallega de Sanxenxo, y el lunes 23 viajar a Madrid, para estar con Su Majestad el Rey, con Su Majestad la Reina Doña Sofía y demás miembros de su familia en el Palacio de La Zarzuela. Ese mismo día, Su Majestad el Rey Don Juan Carlos emprenderá viaje de regreso a Abu Dhabi, donde ha fijado su residencia de forma permanente y estable.

Esta visita se enmarca en el deseo de Su Majestad el Rey Don Juan Carlos de desplazarse con frecuencia a España para visitar a la familia y amigos, y organizar su vida personal y su lugar de residencia en ámbitos de carácter privado, tal y como expresa la carta que le dirigió a Su Majestad el Rey el pasado 5 de marzo.

Palacio de La Zarzuela, 18 de mayo de 2022

Añadido por SC.

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Felipe VI y Don Juan Carlos acuerdan por teléfono verse en Madrid tras el viaje del Rey a Abu Dabi​

  • MARINA PINA
    @marinapinau
Actualizado Domingo, 15 mayo 2022 - 12:41


El Rey ha viajado este domingo a la capital de Emiratos para trasladar el pésame por la muerte de Jalifa bin Zayed al Nahyan

El Rey da el pésame al jeque Mohamed bin Zayed Al Nahyan durante su visita a Abu Dabi.


Felipe VI se ha trasladado este domingo, 15 de mayo, hasta Abu Dabi para participar en la ceremonia de pésame tras la muerte del emir, Jalifa bin Zayed al Nahyan, que falleció el pasado 13 de mayo a los 73 años. Tal y como han confirmado fuentes de Zarzuela, el Monarca ha viajado hasta la capital de Emiratos Árabes en calidad de Jefe del Estado, en un viaje totalmente institucional.

Así, quedaba descartado que Don Felipe se reencontrara en el emirato con su padre, Juan Carlos I, residente en Abu Dhabi desde hace casi dos años. "Es un viaje del Jefe del Estado para trasladar sus condolencias", explican las citadas fuentes a EL MUNDO. Por ese motivo, el Monarca ya ha emprendido su viaje de regreso a Madrid. No obstante, el Rey ha hablado por teléfono con Don Juan Carlos, y han quedado en verse en Madrid cuando el Emérito venga a España.
 
Creo que no me has entendido. JuanCa cobraba a los empresarios españoles y se quedaba él con el dinero. Si no pagaban, no hacía nada por ellos.

Eso es falso. Pura invención.

El iba a gestionar los contratos. Y en algunos casos le daban una comisión, en muchos casos se la daban los de fuera. Véase las comisiones por barril de petróleo, las cobraba de los arabes.

Y no es cierto que si no le daban comisión no hacía nada, puesto que iba por orden del gobierno.

Hay muchísimos contratos en los que no ha cobrado comisión alguna.

Pero si se lo daban.....la cogió. Muy mal hecho.
 
Con tu permiso aprovecho para recordar al Publico en general, que uno de los mayores defectos del Pueblo Español es la ENVIDIA. Lo expone el Escritor Fernando Vizcaino Casas en su Libro, "LOS SIETE PECADOS CAPITALES".-

Ese libro lo escribió Fernando DÍAZ-PLAJA. El título exacto es El español y los siete pecados capitales
 


Me parece que están exagerando un montón. Un viaje a una regata que encima ha sido un éxito. Me parece que el problema está en que a Felipe le ha sentado mal que encima se le haya recibido como a una estrella.

Pues mira, yo desde aquí le digo a Juancar que haga lo que le de la gana, que de momento nadie puede prohibirte viajar por tu país. Si Flip le jode que se joda y que sea menos aburrido.
 
Última edición:
La visita del Yayo es privada. Luego que haya 200 periodistas además de algunos del pueblo...como el puerto y las regatas son públicas, se le ha podido ver. Pero no ha ido a nada oficial.

Si es privado es SIN PERIODISTAS. Como ya he puesto antes a Zarzuela en el momento de ser recibido por el hijo no hubo periodistas. Los periodistas acuden cuando se les permite la entrada.
 
Precisamente es mejor que viva aquí, y que tenga que explicar de donde salen sus ingresos. Al vivir en Abu Dhabi no tiene que explicar nada. No, si este no vuelve más que de visita,no piensa pagar a Hacienda. Tiene el fortunon en algún sitio. Igual ha venido a rellenar los maletines.

Nunca ha explicado viviendo aquí de donde proceden sus ingresos. Y lo de pagar a Hacienda dudo mucho de que lo haya hecho alguna vez, ni él ni su familia.
 

El padre, el hijo y el espíritu de Alfonso XIII​

Iñigo Sáenz de Ugarte
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Juan Carlos hace el signo de la victoria al dirigirse al club náutico de Sanxenxo el domingo.
Juan Carlos hace el signo de la victoria al dirigirse al club náutico de Sanxenxo el domingo. Lavandeira / EFE
23 de mayo de 2022 22:44h
Actualizado el 24/05/2022 05:30h
33
Juan Carlos de Borbón está dolido, dicen sus misteriosos portavoces, lo que viene a ser sus amigotes. Le parece que el reencuentro con su hijo tiene un carácter casi clandestino. La Casa Real está molesta, dicen las fuentes de Zarzuela, porque Juan Carlos no ha cumplido sus compromisos. Pretendían que se le viera lo menos posible en su regreso a España. Ante tal comunión de sentimientos, no es extraño que mucho de lo que rodea al exrey continúe adquiriendo rango de chapuza de la que nadie se hace del todo responsable. La Casa Real no sabe qué hacer con el anterior monarca, inesperado agente doble del republicanismo.

En el plano político, Moncloa se ha llevado un planchazo de proporciones considerables. A las numerosas preguntas sobre la situación legal de Juan Carlos –salvado de las consecuencias penales de sus actos gracias a la inviolabilidad–, respondía hasta ahora con una frase que sonaba vacua y no muy arrojada: el emérito debía dar “explicaciones” sobre su conducta, no se sabe muy bien de qué tipo. Una intervención corta y sentida valía. Quizá un comunicado de un folio o un simple canutazo ante los periodistas.

Este fin de semana, Juan Carlos desdeñó esa opción hasta con risas, “explicaciones de qué”, dijo. Ahora el campechano ha pasado a ser el sobrado. No piensa haber cometido algo punible o simplemente criticable. Acumuló decenas de millones en el extranjero que fueron ocultados a Hacienda. Incluyó a su hijo como beneficiario de una fundación radicada en Panamá. Será que opina que para eso es precisamente la inviolabilidad. Se considera intocable. Cuando dijo que “la justicia es igual para todos”, estaría pensando en su yerno, Iñaki Urdangarin. No en sí mismo, porque él sí que estaba por encima de los tribunales, como se ha podido comprobar.

Ante tal desconexión con la realidad, el Gobierno ha tenido que elevar el volumen de sus críticas. Un poco. Su portavoz, Isabel Rodríguez, dijo el lunes que Juan Carlos “ha perdido la oportunidad de dar la respuesta que esperan los españoles y merece la democracia”. Eso es bastante obvio. Tiene más peso que la portavoz haya hablado de comportamientos “nada éticos” y que los españoles “se han visto defraudados” al conocerlos. Más no se puede permitir si no quiere poner en evidencia a Felipe VI, que cada día aumenta su imagen de persona sobrepasada por los acontecimientos.

Si en otras casas reales europeas, los hijos han terminado por abochornar a sus padres por algunos incidentes –en eso, la monarquía británica se lleva las medallas de oro, plata y bronce–, en España lo que ha ocurrido es el fenómeno contrario. Es el padre el que está matando a disgustos al hijo y dejándolo en evidencia.

Y los que le quedan. Juan Carlos se parece cada día más a su abuelo por su gran capacidad de desprestigiar a la institución que le llevó a la jefatura del Estado y por creer que vive en una época anterior. Con su telegrama que mencionaba “los coj*nes” del general Silvestre, responsable del desastre de Annual de 1921, Alfonso XIII revelaba su ignorancia de la realidad militar de ese conflicto, su desconocimiento de la cadena de mando y su estupidez a la hora de primar una idea de valor que consiste en poner los coj*nes, y no el cerebro, encima de la mesa. Luego demostró un gran desinterés por el sufrimiento de miles de familias que habían perdido a sus maridos o hijos en una guerra dirigida por ineptos.

En el plano personal, Alfonso XIII desarrolló una intensa actividad en burdeles y casinos por los que paseó orgulloso su estandarte monárquico. El respeto que sentía por su mujer estaba a la altura de otros eximios representantes de la dinastía borbónica. Cinco hijos bastardos lo atestiguan.

Juan Carlos se comporta con parecida negligencia o desvergüenza moral. No cree que deba pedir perdón a nadie. Es más, parece que son los demás los que están en deuda con él.

Algunos medios informan de que la Casa Real está muy decepcionada con la visita a Sanxenxo. Ya estaban notificados. El emérito había avisado a sus amigos de que estaría en la localidad gallega coincidiendo con una competición de vela, aunque la idea de que una persona de 84 años con evidentes problemas de movilidad pueda participar en una regata es demasiado ridícula como para creérsela. Se trataba de cobrarse la venganza por los veinte meses de exilio dorado en los Emiratos. No querían que se le viera en Madrid, y mucho menos residiendo en la Zarzuela, así que tendrían que soportarlo en Galicia con una larga fila de cámaras detrás.


La Casa Real ha reaccionado ante todo esto de la misma forma que a lo largo de toda esta crisis. La información se retiene hasta el último momento y sólo se ofrece a cuentagotas. El secretismo es la marca de la casa. El encuentro de Felipe VI con su padre el lunes no tuvo cobertura gráfica, porque se consideró “privado”. Si no hay fotos, será como si no hubiera tenido lugar. Esa es la mentalidad en la que se mueve habitualmente la Casa Real, y no es aventurado decir que en la tercera década del siglo XXI está condenada al fracaso.

Ya por la noche se difundió un comunicado sobre las once horas que pasó el emérito en Zarzuela. No contaba nada que no se supiera ya ni incluía ningún reproche a Juan Carlos. El texto dice que padre e hijo hablaron “sobre cuestiones familiares, así como sobre distintos acontecimientos y sus consecuencias en la sociedad española”. Según señalan estas últimas palabras, podríamos decir que conversaron sobre el éxito de Chanel en Eurovisión y el fichaje frustrado de Mbappé.

Si Juan Carlos persiste en seguir con la vida loca que está a disposición de un hombre de su edad y de sus amigos millonarios y a negarse a admitir ningún error en público, la responsabilidad recaerá en su hijo, por poco que le guste. No puedes tener a un nuevo Alfonso XIII disfrutando de la fortuna escondida en el extranjero y de otras donaciones de origen desconocido y pensar que eso no va a afectar a la reputación de la monarquía.


Tanto Alfonso XIII como el demérito ha demostrado y demuestra que no tienen apego a nadie salvo AL DINERO.

Alfonso XIII incluso no asistió al funeral y entierro de uno de sus hijos al que sobrevivió, y al de ahora, al demérito le importa un comino el mal que puede hacer a su hijo como Jefe de Estado.

Así son los Borbones...
 
Última edición:
Si es privado es SIN PERIODISTAS. Como ya he puesto antes a Zarzuela en el momento de ser recibido por el hijo no hubo periodistas. Los periodistas acuden cuando se les permite la entrada.
Zarzuela puede impedir la entrada dentro del recinto privado. Fuera los había, y a montones. Periodistas y gente aclamandolo.

Donde se alojaba el emérito en Sanxenxo no es u n recinto privado y el exterior del Club Náutico tampoco. No se podía impedir los periodistas. Ni la gente vitoreandolo por mal que os siente. Ni tampoco es culpa suya.
 
Nunca ha explicado viviendo aquí de donde proceden sus ingresos. Y lo de pagar a Hacienda dudo mucho de que lo haya hecho alguna vez, ni él ni su familia.
Supuestamente, de su asignación como rey. Eso dirá el.

Lo explicará a la justicia si lo llaman. En teoría no tiene que dar explicaciones a nadie más puesto que no pesa sobre el investigación alguna.
 

El padre, el hijo y el espíritu de Alfonso XIII​

Iñigo Sáenz de Ugarte
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Juan Carlos hace el signo de la victoria al dirigirse al club náutico de Sanxenxo el domingo.
Juan Carlos hace el signo de la victoria al dirigirse al club náutico de Sanxenxo el domingo. Lavandeira / EFE
23 de mayo de 2022 22:44h
Actualizado el 24/05/2022 05:30h
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Juan Carlos de Borbón está dolido, dicen sus misteriosos portavoces, lo que viene a ser sus amigotes. Le parece que el reencuentro con su hijo tiene un carácter casi clandestino. La Casa Real está molesta, dicen las fuentes de Zarzuela, porque Juan Carlos no ha cumplido sus compromisos. Pretendían que se le viera lo menos posible en su regreso a España. Ante tal comunión de sentimientos, no es extraño que mucho de lo que rodea al exrey continúe adquiriendo rango de chapuza de la que nadie se hace del todo responsable. La Casa Real no sabe qué hacer con el anterior monarca, inesperado agente doble del republicanismo.

En el plano político, Moncloa se ha llevado un planchazo de proporciones considerables. A las numerosas preguntas sobre la situación legal de Juan Carlos –salvado de las consecuencias penales de sus actos gracias a la inviolabilidad–, respondía hasta ahora con una frase que sonaba vacua y no muy arrojada: el emérito debía dar “explicaciones” sobre su conducta, no se sabe muy bien de qué tipo. Una intervención corta y sentida valía. Quizá un comunicado de un folio o un simple canutazo ante los periodistas.

Este fin de semana, Juan Carlos desdeñó esa opción hasta con risas, “explicaciones de qué”, dijo. Ahora el campechano ha pasado a ser el sobrado. No piensa haber cometido algo punible o simplemente criticable. Acumuló decenas de millones en el extranjero que fueron ocultados a Hacienda. Incluyó a su hijo como beneficiario de una fundación radicada en Panamá. Será que opina que para eso es precisamente la inviolabilidad. Se considera intocable. Cuando dijo que “la justicia es igual para todos”, estaría pensando en su yerno, Iñaki Urdangarin. No en sí mismo, porque él sí que estaba por encima de los tribunales, como se ha podido comprobar.

Ante tal desconexión con la realidad, el Gobierno ha tenido que elevar el volumen de sus críticas. Un poco. Su portavoz, Isabel Rodríguez, dijo el lunes que Juan Carlos “ha perdido la oportunidad de dar la respuesta que esperan los españoles y merece la democracia”. Eso es bastante obvio. Tiene más peso que la portavoz haya hablado de comportamientos “nada éticos” y que los españoles “se han visto defraudados” al conocerlos. Más no se puede permitir si no quiere poner en evidencia a Felipe VI, que cada día aumenta su imagen de persona sobrepasada por los acontecimientos.

Si en otras casas reales europeas, los hijos han terminado por abochornar a sus padres por algunos incidentes –en eso, la monarquía británica se lleva las medallas de oro, plata y bronce–, en España lo que ha ocurrido es el fenómeno contrario. Es el padre el que está matando a disgustos al hijo y dejándolo en evidencia.

Y los que le quedan. Juan Carlos se parece cada día más a su abuelo por su gran capacidad de desprestigiar a la institución que le llevó a la jefatura del Estado y por creer que vive en una época anterior. Con su telegrama que mencionaba “los coj*nes” del general Silvestre, responsable del desastre de Annual de 1921, Alfonso XIII revelaba su ignorancia de la realidad militar de ese conflicto, su desconocimiento de la cadena de mando y su estupidez a la hora de primar una idea de valor que consiste en poner los coj*nes, y no el cerebro, encima de la mesa. Luego demostró un gran desinterés por el sufrimiento de miles de familias que habían perdido a sus maridos o hijos en una guerra dirigida por ineptos.

En el plano personal, Alfonso XIII desarrolló una intensa actividad en burdeles y casinos por los que paseó orgulloso su estandarte monárquico. El respeto que sentía por su mujer estaba a la altura de otros eximios representantes de la dinastía borbónica. Cinco hijos bastardos lo atestiguan.

Juan Carlos se comporta con parecida negligencia o desvergüenza moral. No cree que deba pedir perdón a nadie. Es más, parece que son los demás los que están en deuda con él.

Algunos medios informan de que la Casa Real está muy decepcionada con la visita a Sanxenxo. Ya estaban notificados. El emérito había avisado a sus amigos de que estaría en la localidad gallega coincidiendo con una competición de vela, aunque la idea de que una persona de 84 años con evidentes problemas de movilidad pueda participar en una regata es demasiado ridícula como para creérsela. Se trataba de cobrarse la venganza por los veinte meses de exilio dorado en los Emiratos. No querían que se le viera en Madrid, y mucho menos residiendo en la Zarzuela, así que tendrían que soportarlo en Galicia con una larga fila de cámaras detrás.


La Casa Real ha reaccionado ante todo esto de la misma forma que a lo largo de toda esta crisis. La información se retiene hasta el último momento y sólo se ofrece a cuentagotas. El secretismo es la marca de la casa. El encuentro de Felipe VI con su padre el lunes no tuvo cobertura gráfica, porque se consideró “privado”. Si no hay fotos, será como si no hubiera tenido lugar. Esa es la mentalidad en la que se mueve habitualmente la Casa Real, y no es aventurado decir que en la tercera década del siglo XXI está condenada al fracaso.

Ya por la noche se difundió un comunicado sobre las once horas que pasó el emérito en Zarzuela. No contaba nada que no se supiera ya ni incluía ningún reproche a Juan Carlos. El texto dice que padre e hijo hablaron “sobre cuestiones familiares, así como sobre distintos acontecimientos y sus consecuencias en la sociedad española”. Según señalan estas últimas palabras, podríamos decir que conversaron sobre el éxito de Chanel en Eurovisión y el fichaje frustrado de Mbappé.

Si Juan Carlos persiste en seguir con la vida loca que está a disposición de un hombre de su edad y de sus amigos millonarios y a negarse a admitir ningún error en público, la responsabilidad recaerá en su hijo, por poco que le guste. No puedes tener a un nuevo Alfonso XIII disfrutando de la fortuna escondida en el extranjero y de otras donaciones de origen desconocido y pensar que eso no va a afectar a la reputación de la monarquía.


Tanto Alfonso XIII como el demérito ha demostrado y demuestra que no tienen apego a nadie salvo AL DINERO.

Alfonso XIII incluso no asistió al funeral y entierro de uno de sus hijos al que sobrevivió, y al de ahora, al demérito le importa un comino el mal que puede hacer a su hijo como Jefe de Estado.

Así son los Borbones...
Puede pasear por donde le de la gana. Es un ciudadano libre.
 
Bueeeno, pue según el comunicado oficial, últimos párrafos:

(...) pasado 5 de marzo, don Juan Carlos manifestó en primer lugar, su voluntad de establecer su lugar de residencia de forma permanente y estable en Abu Dabi por razones personales; y en segundo lugar, su decisión de organizar su vida personal y su lugar de residencia en ámbitos de carácter privado, tanto en sus visitas como si en el futuro volviera a residir en España, para continuar disfrutando de la mayor privacidad posible."

AVISO A NAVEGANTES: Ya he venido, ya me habeis visto y punto. Desde ahora no solo seguiré haciendo lo q me dé la real gana con todos los recursos de los que sigo disponiendo si no que, queda avisado, no quiero ni un ápice de prensa en mi vida. He ganao (que diría él) JUANCAR +2000000000000000000000000 (millones de euros)y de rositas. ESPAÑA -2000000000000000000000 (millones de euros)
 
Conclusión, El sexto es un auténtico títere, en manos de Sánchez y Letizia.
El sexto parece un rey inerte, pasmado, apagado, hundido y lo peor de todo, incapaz de ostentar una Jefatura de Estado, como es debido.
Su deterioro físico , el del sexto, se lo carcome por dentro, sabiendo que nunca llegará a ser ni el 1 % de lo que su padre fue y es...
Cuántos más viajes haga JC por España, más deteriorado y consumido quedará el sexto....
 
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